los masajes a mi hermanita

Seguido mi hermana menor sufría de contracturas en su cuello y espalda. Ella era una nena de 17 añitos y de un cuerpo atlético, alta y morena, de piernas largas, estilizadas por el deporte, pero con ese problema crónico en su cuello. Sabía pedirme que le haga masajes, a lo que yo a regañadientes aceptaba. No siempre tuvo ese cuerpo. Hasta no hace mucho, era una flaca patas largas. Me dí cuenta de su transformación un día en que se aprestaba a salir a una fiesta y se vestía en mi habitación. Ella no tenía espejo en la suya por lo que usaba la mía. Yo justo entré sin saber que estaba ella allí, y la encontré vestida solo con su tanguita, mostrando unos senos hermosos, no muy grandes, pero proporcionales a su cuerpo. Al verme trató de taparse pero en el intento resvaló en sus tacos altos y cayó sobre mis brazos, y que al tratar de levantarla, toque uno de sus pechos. En el momento fue horrible, pero después reaccioné y no podía creer que mi hermanita estuviera tan buena. Los mese pasaron y no podía dejar de pensar en ella como mujer y ya no como hermanita. Hasta evitaba darle masajes por razones obvias. Hasta que un día de verano, mientras ella veía tele en el sillón de la sala de entretenimientos, vestida solo con su pijamita, me pidio si le podía hacer esos masajes maravillosos que le solía hacer, que hacía mucho que no se los hacía. Yo estaba de espaldas usando la computadora, por lo que no vió mi cara de terror y perversión a la vez. Respiré y sin pensarlo mucho me paré, y sabiendo que no tenía ninguna excusa preparada me dirijí hacia ella, diciendole que estaba bien, pero un ratito. Me dije que le masajeaba un poco y me iba al baño a masturbarme, para enfriar la situación. Al llegar a ella, se dió vuelta en la cama, quedando de espalda, dejando ver por debajo de sus axilas, su pecho sin corpiño alguno, aplastado por su propio peso. Me mató. Trate de no pensar en eso, para empezar mis tareas, pero las redondeces de su culito me ponían como loco. El pijamita que tenía era bien de verano, casi transparente, por lo que su tanguita se adivinaba por debajo, y me traía recuerdos de esa tarde que la ví como mujer por primera vez. Comencé mis masajes titubeante, lentamente acariciaba su piel suave y tostada por el sol de verano. Unos vellos rubios se adivinaban en sus hombros. Sentado en el borde del sillón podia ver su cara relajada, sus ojos cerrados y esa expresión de placer y relajación. Me pidió que le hiciera en los hombros. Le dije que la posición en que estaba me era medio dificil. Me dijo que ella estaba cómoda, que no se iba a mover, que porque no me ponia detrás de ella para estar en una mejor posición. Acepté, sin tener en cuenta que quedaría entre sus piernas, levemente entreabiertas, como para permitir mi ubicación. Comencé a masajear sus hombros y espalda, por sobre su musculosita. Sin querer, mi cintura se acerco a su cola, quedando casi pegados, y cuando hacía el movimiento de masajear, mi pene rozaba su cola y parte de conchita. Me di cuenta y mi pene se comenzo a parar. Esperaba su mala reacción, pero no pasó nada. Seguí con lo mío, y mi pene seguía creciendo. Ella ya lo debía sentir!!! No decía nada. Entonces le pregunté si todo estaba bien, y me dijo que sí, más que bien que siguiera todo igual, todo me recalcó. Yo ya no más. Se sentía un infierno ahí abajo. Yo solo vestía un short, por lo que mi pene se salia en cualquier momento. De pronto ella empezó a gemir, discimuladamente, pero se notaba que era de placer. Ahí se me terminaron de abrir los pocos prejuicios que me quedaban sobre esa situacion, y mis manos dejaron de masajear hombros para una de ellas ir a sus pechos hermosos, y la otra directo a su conchita, que para ese entonces estaba totalmente mojada. Apretaba su cola en mi pija, moviendose lentamente, mientras la penetraba con mis dedos. Se dió vuelta y me pidió que la besara, que hacía rato que me deseaba y que quería que sea yo quien la haga mujer. La besé, mientras quitaba su remera, dejando sus pechos al aire. Comencé a besarlos y mordía sus pezones, haciendola gritar de placer. La sente sobre mi para seguir con sus pechos, mientras metía mi mano en culito, y le introducía un dedo, lo que la hizo calentarse aún más. Me dijo que el lugar era incomodo, que fueramos a la cama de los viejos. Ni lo pensé. La alcé tomandola de su culo hermoso y la llevé a la habitación. La deposité en la cama y mientras caía en ella quite su pantaloncito del pijama, junto con su bombachita. Ella velluda, pero en este momento estaba totalmente depilada, algo que me excito se sobremanera. Me agaché y comencé a besarle la chochita lentamente, con delicadeza. Quería que su primera vez fuera espectacular y especial. Creo que tuvo multi orgasmos, por la forma en que se movía y contorcionaba. Entonces, me pidio con vos entrecortada que la penetrara. Me paré y al quedar a altura le introduje mi pene, lentamente. Ella me rodeó con sus piernas y me trajo hacia ella, entrando mi pija de una. Gritó como loca, e inmediatamente despues comenzo a moverse, al mismo ritmo que me movia yo, dejando que mi pene entre y salga, gimiendo y gritando más!!!!. En el medio tuvo un orgasmo, antes de acabar los dos juntos, con toda mi leche adentro de ella. Al terminar me tiro en la cama, se paro frente a mi, me miro, se sonrió y se agacho metiendo todo mi pene en su boca. Hizo que volviera en guardia, me lo chupo como toda una prostituta, y al estar tieso como vidrio, se tiro en la cama y me pidio que le hiciera la cola. Se metió dos dedos para dilatar el ano y eso me volvio loco. Despues me confesaría que se habia metido varias veces ya un consolador en el culo, así que lo tenia roto ya. La penetré y ella chillo y grito como loca. Acabé dentro de ella mientras ella se masturbaba viendome fija a los ojos, en conexión total. Al terminar nos besamos y de la mano fuimos al baño a bañarnos juntos. Continuamos a los besos y manoseos. Así fue como desvirgué a mi hermanita, y como comenzó una historia de amor que todavia tiene sus capítulos por contar