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Los placeres del dinero… Virginidad comprada

comandante-r92 Relato enviado por : comandante-r92 el 30/11/2016. Lecturas: 6745

etiquetas relato Los placeres del dinero… Virginidad comprada   Primera vez .
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Resumen
-¡Hola mamasita, que rico se te ve la concha con esa falda, quiero metértela aquí mismo!- Esta era mi forma de ligar ¿Nada tradicional verdad? Pero mi dinero me daba mucha seguridad y sabía que más de una aflojarían no importa como las tratara.


Relato
Tengo múltiples gustes de mujeres, pero se llevan mi preferencia aquellas putitas que usan minifaldas o vestidos cortos. A ellas no las respeto jamás y me las como al instante. Solía ir a bares y antros cada fin de semana para ver que nuevas putas podía culearme esa noche. Soy tan adicto al sexo que no estaba feliz sino me culeaba al menos dos putas en una noche, ellas hacían lo que fuera por un poco de dinero. Eso si yo jamás gaste más de la cuenta por follarmelas, al ver a una buenota en el bar me acercaba a ella y sin pelos en la lengua le decía mis intenciones.
-¡Hola mamasita, que rico se te ve la concha con esa falda, quiero metértela aquí mismo!- Esta era mi forma de ligar ¿Nada tradicional verdad? Pero mi dinero me daba mucha seguridad y sabía que más de una aflojarían no importa como las tratara. Haciendo esto yo en toda mi vida me folle morenas, rubias, gorditas y a mi no me importaba como eran porque mientras tuvieran vagina y ano en donde meterles mi verga yo estaba complacido.
Al tenerlas conmigo les hacia de todo en el bar, me las besaba, las manoseaba y cuando al fin ya estaba muy caliente la llevaba en mi auto rumbo a un motel barato, ahí me las follaba por todos sus hoyos de mujer y las dejaba con la concha escurriendo de mi leche y unos billetitos bien acomodados entre sus nalgas. Como dije yo jamás gasté más de la cuenta en mujeres pues para mi eran “golfas baratas” que no merecían nada muy glamuroso. A veces cuando no quedaba satisfecho con una regresaba al bar y volvía a ligarme otra. Una ocasión al volver al bar encontré a la misma que una hora atrás le había hecho el amor, ella me vio llevarme a otra y eso me enalteció mi ego como no tienen idea.
Claro de admitir que no todas eran fáciles pues hubo muchas que me bateaban, me abofetearon. Esto sólo me sucedía muy pocas noches, pero no me preocupaba. Al llegar a casa para quitarme la calentura llamaba una agencia de putas, me enviaban una zorrita a casa y ¡Puum! No pasaba mi noche sin coger.
La mayoría de mujeres que me había cogido eran treintañeras, algunas casi de mi edad. Eran las más ambiciosas y pervertidas en la cama, pero ninguna en mi vida me satisfacía.
Hasta que llego a mi vida Sarahí la única niña que de alguna manera se entrego a mi por placer y no por dinero fue Sarita, la que tuve el privilegio de estrenar, esta experiencia sin duda la llevare atesorada en mi memoria hasta mi tumba.
Aunque ella era muy chica para mí, yo tengo 42 años y Sarita tiene tan solo 23 años. Es toda una princesa que goce como no tienen idea. Ella es de estatura 1.65, delgada, cabello largo muy seductor pero lo que me calentó de ella fue su riquísimo culo, el que tuve la dicha de gozarme esa noche. Sus piernas son hermosas y las luce muy bien con falda o vestido. Una chica como ella era lo único que no había poseído en mi vida y ¡Vean! La fortuna esta de mi lado.
A Sarita la conocí en un banco. Aquella mañana estaba formado para hacer un depósito de negocios cuando ella me hablo.
-¿Disculpe, se le ha caído un papel?-
¡Voltee a verla! No me habían engañado los ojos, era una niña angelical. Traía puesta una coqueta faldita negra combinada con una blusa blanca muy sensual. Aun después de ser un cabron con las mujeres en ese momento ante ella no pude decir nada, solo se me escapó un simple “gracias”. Ella me sonrió con su tierna mirada y se dispuso a volver a su lugar, ella estaba tres personas atrás de mí. Yo no sabía qué hacer, estaba como un adolecente intimidado ante algo que no está a su alcance.
Lo mejor que se me ocurrió: Le cedi mi lugar en la fila, mi verga creció al instante a verla delante de mí. ¡Ho Mierda, esas piernas, ese culo! Mi ritmo cardiaco estaba desenfrenado y creo más de una persona noto la perversa mirada que discretamente le daba a ella, como deseaba que llegara una brisa de cualquier lado que levantara esa faldita y pudiera ver más. Era el panorama más sexual de toda mi vida, el tiempo siguió pasando, ella paso y no demoro nada en su depósito, en menos de dos minutos la vi irse del lugar
Yo no podía dejar que ella se fuera y que jamás la volviera a ver. Me valió madres mi depósito de negocios.
Tan pronto salió yo corrí como lobo hambriento tras ella, claro que con ella no iba a ser tan vulgar como con las putas que me follo en los bares. Tendría que ser educado. Ella no era nada cortante, se abrió a mí como yo lo esperaba, esa mañana tuvimos una larga plática, primero a las afueras del banco y luego le invite a desayunar a uno de los mejores restaurantes de mi ciudad. Pude notar que ella no era de familia solvente por la forma en que se comportaba, pero no era nada corriente, era muy educada. Comimos y disfrutamos de una plática tan amena como si nos conociéramos desde hace mucho, supe su nombre, su edad. Supe que aun estudia la universidad y ¡lo más importante! No tenía novio en esos momentos gracias a que su familia le restringía eso.
Mi placer fue enorme al tenerla a mi lado, aunque aquel día no paso lo que yo desee desde el primer momento. Ella gentilmente me dio su número y pasamos casi una semana hablando por las redes. Sin pensarlo robe de su perfil varias fotos de ella con las que goce al máximo durante casi un par de semanas.
Pero aquel viernes ya no fue necesario. Ese día al fin fue mía, enteramente mía y ¡lo mejor! Yo fui el primer hombre en su vida, ella se hizo mujer en mis brazos. Como el primer día la invite a cenar, eran poco más de las 5:00 pm cuando llego a la cita. ¡Carajo! Como me la paro al verla con ese sexual vestido rojo, muy bien ajustado y la falda le llegaba arriba de las rodillas. Sus hermosas piernas que en pensamiento me las comí al instante, más yo tenía que estar lo más natural posible. Nos saludamos de beso y nos sentamos a comer, fue un momento tan ameno, ella es muy conversadora y abierta.
No dude que al fin ese día iba ser totalmente mía, aunque aún desconocía lo de su virginidad. El primer momento sexual sin duda marco todo lo de esa tarde. Por descuido ¡Y ojo que no lo hice intencional! A mí se me cayó un tenedor al piso, de inmediato me incline a recogerlo y ¡Puum! No se imaginan como disfrute ver como ella separo un poco las piernas y pude ver su antójale partecita de mujer bajo su vestido, apenas cubierta por unos pantis rosas muy sensuales. Para este momento ya tenía la verga a reventar, no podía pararme pues se me veía al instante. En fin… Seguimos platicando un momento más hasta que la convencí de tomar unas copas, a como dé lugar tenía que ser mía.
El sol a estaba cayendo. Eran poco más de las 7:00 pm cuando iniciamos a brindar. Ordene una botella de Brandi añejo solo para los dos, entre copas ella se estaba volviendo más extrovertida, nuestras miradas eran de coqueteo y ella se sonrojaba al verme mirarla con deseo, casi se lo hago ahí mismo, era mi sueño hecho realidad. Aunque si fuimos objeto de habladurías de la gente, ella podría ser mi hija y estaba conmigo; lo que paso después sin duda es historia digna de ser contada, no sé si Sara sabía a qué acto estaba arriesgándose al subirse a mi auto pero lo hizo sin mucho esfuerzo. Después de habernos acabado casi media botella ella estaba muy ebria, durante todo el camino fui disfrutando del panorama tan sexual que me daba al verla sentada a mi lado, su vestido se había levantado y dejaba ver muy bien su entrepierna. Ella noto mi mirada, me sonrió maliciosamente y abrió las piernas de par en par. Mi verga estaba por reventar.
Al entrar a mi departamento, ella estaba aún cohibida, le serví unas copas más y prepare el ambiente poniendo un incienso aromático, puse música instrumental y apague las luces del departamento solo dejando una lámpara en la sala. Sarita estaba muy nerviosa, por un momento temí que se me fuera, pero no lo hizo.
Ella estaba sentada en el sofá, yo llegue delante de ella y me arrodille ante ella.
-¡Abre las piernitas princesa, quiero verte!- Pensé que no lo haría pero me admire al verla ponerse de pie. Ella misma levanto su vestido y dejo caer sus pantis en mi cabeza ¡Al chingazo! Como me calentó verle esa riquísima vaginita rosada, apenas cubierta con un ligero bello. Yo enloquecí, perdí mi cabeza bajo su vestido buscando con ansiedad su rajita. ¡Le olía delicioso! Sarita separo más sus piernas permitiéndome maniobrar a mi antojo en ella. Debo decir que ella fue una de las pocas mujeres que les como la concha, nunca lo hago por seguridad ante cualquier infección que tenga esas putas de la calle. Pero con Sarita no lo dude ni un segundo.
A pesar que no podía verla si la escuchaba gemir despacio, esa voz sensual me calentó mucho más. Ella desabrocho su vestido y lo dejo caer, al momento yo la tomé en mis brazos y la acosté sobre mi alfombra. De nuevo me perdí entre sus piernas continuando mi trabajo oral, como loco le mordía, besaba sus muslos, su entrepierna. Estaba desquiciado de lujuria. No se imaginan como me embriague bebiéndome cada gota de sus néctares vaginales, Sarita estaba lista para entregarse a mí.
Me puse de pie y con prisa me quité el traje, la camisa, corbata. Ella solo me contemplaba ahí acostada. Cuando al fin me quite el pantalón ella vio mi verga ante ella, nunca olvidare su mirada tímida, pero al mismo tiempo reflejaba ganas, ganas de tenerla dentro de ella. La miré perversamente y le dije sin pensar -Amor ¿Quieres probarla? Ella se incorporó ante mí, tomo torpemente mi pene en sus virginales manos y comenzó a darme un muy suave masaje. Tuve que aguantarme al máximo para no vaciarme en su cara, ella no tenía experiencia, pero me encantaba como improvisaba las cosas. Yo tenía los ojos cerrados, disfrutando del momento cuando sentí sus labios recorrérmela, al fin la tenía bien metida en su boca.
Mientras me comía la verga yo busque su intimidad e intente meterle dedos. Ahí por fin supe la clase de niña que estaba a punto de comerme, no me lo dijo, pero supe de su virginidad al ver su cara de dolor al sentir mis dedos dentro su raja muy mojada.
- ¿Eres virgen? Verdad princesa- Ella me sonrió sin decirme nada. Yo no espere un segundo más, tome un condón y me lo puse de inmediato, ella se volvió acostar sobre la alfombra y separo sus piernas dándome total libertad con ella. Me posé encima de ella pero aún sin penetrar, la bese dulcemente en la boca, aún estábamos prendidos en los besos cuando sentí su mano tomar mi verga. Al fin llegó el momento… Sara llevó mi verga directo a su entradita vaginal.
La mire a los ojos y comencé a intentar entrar, ella estaba muy lubricada pero no era suficiente. Pude ver sus gestos de dolor en ese momento pero se mantuvo firme hasta el final. Nuevamente di otro golpe más fuerte y entro soló la punta. Una felicidad inmensa se apoderó de mi al sentirme dentro de ella, ahí me quede quieto unos segundos y por fin di el golpe final. Sarita grito y bajaron de sus ojos unas tenues lágrimas. Mi verga estaba hasta el fondo de su apretado coño, un placer infernal se apodero de mi mientras gozaba sentir su vagina apretarme la verga muy fuerte, casi no podía moverme.
La carita de dolor de Sara pronto se tornó de placer, yo incremente mi movimiento poco a poco. Ella gemía despacio y muy rico, la volví a besar mientras estaba dentro de ella, era un momento celestial para los dos, mi princesa me apretó fuerte la espada y me clavo las uñas como gata salvaje, esto me calentó un chingo. Mi verga entraba y salía de su conchita a toda velocidad. Sarita gritaba a cada embestida que le daba.
Paso un momento donde ella gritaba más de lo normal.
-¿Qué pasa corazón, te duele otra vez, quieres que pare?-
-¡No, hazme el amor, házmelo! Estoy sintiendo muy rico-
Esto me puso más loco, inicié a cogérmela con más fuerza hasta que tuvo el primer orgasmo de su vida. Claro sentí toda esa agua salir de su raja y mojarme la verga, todos mis huevos. Sara se convulsiono al sentir su orgasmo y gimió muy pervertidamente sabroso.
Antes de volver a iniciar pensé en cambiar el ambiente, retire mi verga de su raja. Al momento pude ver como mi verga y su entrepierna estaba manchados de pequeñas gotas de sangre. Ella no se dio cuenta de esto, yo la cargue llevándola hasta mi recamara donde le hice el amor nuevamente. Estaba vez Sara se subió encima de mí y comenzó a cabalgar sobre mi verga, esta segunda vez gracias a la lubricación de su orgasmo no costo nada la penetración, al instante entre dentro de ella. Continuamos haciendo el amor hasta que gozamos de un orgasmo mutuo, ella se sacó mi verga de su coño. Los dos estábamos exhaustos de placer. Mi pequeña amante se acostó sobre mi pecho y los dos nos quedamos dormidos totalmente desnudos, cuerpo a cuerpo.
A la mañana siguiente desperté un tanto confundido. Mire a mi lado y no vi a Sara, por un momento pensé que ella se había marchado mientras dormía pero al notar que su bolso y su vestido seguían en la sala supe que no. Ella estaba dándose un baño, por alguna razón mi hogar lo hizo su hogar, había tomado lo que se le antojo mientras dormía y supe que esto iba a costarle un riquísimo mañanero.
Ella estaba con el cuerpo lleno de espuma. Desnudo me acerque a ella, al instante noto mi presencia. Sara me tomo la verga, nuevamente la tenía lista para todo.
Estaba vez sin condón, la voltee contra la pared, le di una ligera nalgada y clave mi verga en su raja vaginal cubierta de espuma. Era la tercera vez que la hacía mía en menos de 24 horas. Ella pujo al sentirme dentro de ella, el miedo y los nervios se habían marchado, ahora iba a descubrir a toda una mujer desinhibida y pervertida.
-¡Así, métemela más, más amor!-
Inicie a culearla con todas mis fuerzas, ella gritaba y decía cosas sucias, le gustaba como se lo hacía. No demore en correrme dentro de ella, deje salir dentro su raja cada gota de mi leche, fue tanta que se le escurrió por las piernas mezclándose con el agua. Los dos nos bañamos muy juntitos y volví a hacerla mía durante el desayuno, desde aquel día se volvió mi “Amante favorita” Aunque no es la única, con ella disfruto momentos riquísimos en la intimidad y ¡claro! Como todo buen servicio yo le recompenso el placer con muy generosos “Donativos” en efectivo.

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Comentarios enviados para este relato
katebrown (18 de October de 2022 a las 20:52) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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