Hola mi nombre es Mario, y desde bien jovencito, me ha gustado que otros chicos me lo metan, si así como suena. Pero algo que aprendí rápidamente, es que a la mayoría de los chicos, no les agrada que se sepa, que ellos se lo están metiendo a otro chico, como era mi caso. En ocasiones hasta se pueden tornar muy violentos, y en ocasiones hasta llegaba a salir mal golpeado, por no saber aguantarme las ganas de que me dieran por el culo. Por lo que fui desarrollando diferentes estrategias, para lograr mi objetivo y no salir golpeado. Una de ellas fue la lucha olímpica, realmente jamás me había llamado la atención los deportes, hasta que al colegio llegó un grupo de exhibición de dicha disciplina olímpica.
Relato
Me quedé extasiado viendo como se agarraban mutuamente, sus musculosos cuerpos, como en cierto momento uno se le encamaraba al otro sobre la espalda, daba la impresión en ciertos momentos que el que estaba arriba le daba por el culo al que estaba abajo. Lo que me dejó con una idea en mi cabeza, por lo que apenas pude me inscribí en el equipo de lucha del colegio, únicamente para aprender lo básico, movimientos posiciones agarres, y reglas, como para saber algo realmente del tema. De esa manera mi plan sería perfecto, aunque desde el principio procuré aprender, y lo hice. No podía ganarle a ninguno de mis compañeros, aunque me lo propusiera seriamente, sencillamente ellos eran más fuertes y ágiles que yo, pero eso no me desanimó. Por lo menos ya tenía una excusa real para revolcarme con ellos sobre la colchoneta. Aunque no llegase a nada, al principio. Para esa época terminaron las clases, y me tocó irme de vacaciones a casa de mis primos. Donde yo era el mayor de todos, para esos momentos tendría unos 18 años más o menos,
Un día mientras mis primos y yo nos encontrábamos en la piscina algo aburridos, les propuse que nos pusiéramos a luchar, estilo greco romano. Al principio como que la idea nos les agradó, más que todo por que no conocían la disciplina, por lo que comencé a darles unas cortas clases, de reglas y agarres. De la piscina, pasamos a lo que ellos llamaban su cuarto de juego, una vieja casa abandonada que había en el terreno de mi tío. Fue una de las pocas ocasiones en que gane un encuentro, en buena lid. Después de estar practicando, un buen rato. Dos de mis primos querían ir al cine, mientras que el tercero, al parecer le agradó mucho lo de la lucha, por lo que él y yo, nos quedamos solos practicando. Una vez que los otros dos se fueron, comencé a poner en práctica mi plan, una de las cosas que le comenté era que los antiguos luchadores, luchaban completamente desnudos, al parecer la idea no lo impresionó, por lo que seguimos luchando en calzones. Pero en cierto momento me las arreglé para que él me los bajase de manera bien seguida. Hasta que yo mismo con la excusa de lo incómodo que me sentía, me los terminé de quitar. A Pedro, mi primo, como que eso no le incomodó para nada, y fui yo quien de manera intencionada, pero sin que así lo pareciera, le bajaba los de él. Le expliqué que el uniforme de lucha por eso llevaban un par de gruesos tirantes, con el fin de evitar tales situaciones. Y ante la explicación que le di, Pedro sencillamente se quitó sus calzones. Ya ambos completamente desnudos comenzamos a luchar, yo le di unos cuantos buenos agarres, y de inmediato le pedí a él que me los hiciera a mí.
Al principio, los realizó con demasiado cuidado de no pegar su cuerpo al mío del todo. Pero poco a poco fue ganando confianza, y de momento sentí su miembro muy pegado a mis nalgas, no dije nada y seguimos, mientras que yo le decía como hacerlo mejor, Pedro continuaba siguiendo mis directrices. Hasta que de momento comienzo a sentir como su pene se fue poniendo duro al contacto con mis nalgas. Como una de las directrices que le di era que no me soltase, hasta que yo le indicase que me rendía, él la seguía al pie de la letra. Por lo que en cierto momento me tenía agarrado por la espalda, podía sentir su miembro chocando contra mis nalgas, y lo escuché preguntarme si me rendía a lo que le respondí que no, pero le pedí al mismo tiempo que me soltase, y con mayor fuerza me apretó contra su cuerpo. Ya en esos momentos me encontraba parcialmente en el piso, con mi culo bien levantado, boca abajo, con Pedro sobre mi cuerpo, mis piernas bien abiertas, supuestamente para mantener el equilibrio, nuevamente me preguntó si me rendía a lo que le respondí que no, pero de inmediato le pedí que me soltase, mientras restregaba mis nalgas contra su verga, supuestamente tratando de soltarme. Pero Pedro me apretaba con mayor fuerza, de momento en su voz noté un ligero cambio, al tiempo que con una de sus manos dirigía su verga contra mi culo. Yo actuando lo mejor que pude le preguntaba supuestamente, bastante asustado que era lo que estaba haciendo, mientras que Pedro, sin responderme continuaba algo nerviosos tratando de penetrarme con su verga.
No fue hasta que la sentí sobre mi esfínter que en tono lastimero le pedí que me soltase, que no me hiciera eso. Es como se le hubiera dicho, adelante continúa follándome. De inmediato sentí como bruscamente, su miembro me penetraba divinamente. Yo continué actuando, pidiendo que me lo sacase, que me dolía mucho, pero al contrario Pedro seguía metiendo y sacando su verga de mi culo salvajemente. Ya a los pocos segundos, yo dejé de actuar y comencé a mover mis nalgas buscando disfrutar más y más de la verga de mi primo. Sus manos ya me tenían tomado por las caderas, y me apretaban salvajemente contra su cuerpo. Sus embates fueron en aumento hasta que finalmente se vino dentro de mí. Cuando finalmente me la sacó, casi sonó como cuando descorchan una botella de champaña. De inmediato volví a tomar mi papel de víctima, que también me había quedado. Cuando me soltó finalmente, de inmediato casi llorando le pregunté que me había hecho, y de inmediato se la puse bien fácil al decirle, por lo que más quieras, no se lo digas a nadie, haré lo que tú quieras pero no se lo digas a tus hermanos.
Al momento de soltarme el rostro de Pedro reflejaba algo de arrepentimiento, pero al escuchar la manera en que yo le hablaba, cambió del todo, se sentía todo poderoso sobre mi persona, y de inmediato me dijo, bueno si no quieres que se lo diga a mis hermanos, mámame la verga ahora mismo. Nuevamente me puse a actuar, negándome a hacerlo, fue cuando me dijo, si no lo haces le digo a mis hermanos que te comí el culo. De inmediato con aire de resignación, como quien no puede cambiar las cosas, tomé su miembro entre mis dedos y se lo limpié con mi propio calzón de baño, y con algo de agua que busqué en lo que fue la cocina de esa casa. Luego comencé a manosearlo entre mis dedos, al tiempo que pasaba la punta de mi lengua por sobre su glande, en cosa de segundos, volvió a tonificarse, se le puso duro y bien parado. Lentamente fui introduciendo su miembro dentro de mi boca, poco a poco comencé a succionárselo, al punto que me encontraba mamando divinamente su verga. El rostro de mi primo me dejaba saber, que él disfrutaba completamente lo que yo le hacía a su miembro, de cuando en cuando Pedro observaba como entraba y salía su verga de mi boca. En cierto momento, colocó sus manos sobre mi cabeza, dirigiendo la frecuencia de las chupadas que yo le daba a su verga.
Hasta que nuevamente se vino, pero dentro de mi boca al principio, y luego siguió tirando gran cantidad de su semen sobre mi rostro. A partir de ese momento, Pedro se convirtió en mi esclavo, sin que él lo supiera. Durante unos cuantos días me llamaba aparte, con la excusa de ponernos a practicar lucha, pero apenas llegábamos a la casa abandonada, me ordenaba que me desnudase completamente, por unos instantes me tocaba las nalgas o me indicaba que se lo mamase, para luego darme por el culo, mientras que yo me hacía el mártir, disfrutando todas y cada una de las veces que me penetraba. Pero mi plan seguía en funciones, otro de mis primos, Reinaldo me pidió que me pusiera a luchar con él, y con toda la intención me negué hacerlo pero frente a Pedro. Pedro en ese instante como para demostrarme el poder que tenía sobre mi persona, dijo. Déjate de tonterías vamos al cuarto de juego, de inmediato me quedé en silencio y obedecí a mi primo. Apenas llegamos, como sí él supiera mucho de la lucha le comenzó a explicar a su hermano, lo que debía hacer. Inclusive que si yo no me rendía no me debía soltar. En medio de las primeras de cambio, por un agarre que me hizo Reinaldo, se me bajó el traje de baño que estaba usando, y de inmediato Pedro indicó que lo mejor era que me lo quitase. Cosa que también le recomendó a su hermano, y al poco rato ya Reinaldo también se aprovechaba de mi debilidad y me daba sabrosamente por el culo mientras que yo se lo mamaba a Pedro.
Para mi sorpresa, mi otro primo Ignacio nos estuvo espiando por la ventana, y de inmediato nos dijo que él iría con mis tíos a contarle lo que sus hermanos y yo estábamos haciendo en la casa abandonada. De más está decir, que tanto sus hermanos y yo le rogamos que no dijera nada. A cambio de que yo también se lo mamase a él, desde luego. A partir de ese día mis tres primos se la pasaron dándome sabrosamente por el culo, cuando no era que yo se los mamaba a ellos. Claro todo era para que no le fueran con el cuento a más nadie. En medio de las orgías que montábamos los cuatro, a los pocos días me ordenaban que me vistiera de chica, y yo claro para que no se lo fueran contar a más nadie, en contra de mi voluntad lo hice, o por lo menos eso era lo que ellos pensaban. Pero mis primos no estaban contentos únicamente con que yo me vistiese de chica para ellos aparte de darme por el culo y que se los mamase.
Como a la semana de estar manteniendo relaciones con ellos. Los tres me ordenaron que me vistiera de chica con la ropa de mi prima mayor que se encontraba de vacaciones fuera del país. La idea era que me sentase en el auto, mientras que ellos paseaban por toda la urbanización, tras lo cual regresábamos a la casa de juego, donde entre los tres hacían de la suya con mi cuerpo. Al final lamenté mucho que terminasen las vacaciones, pero al regresar a mi casa, de inmediato puse en práctica las estrategias, que aprendí con mis primos.
Entramos al cuarto y empezó todo, él me tomó por detrás y empezó a tocar mis nalgas y me susurraba cosas al oído: ¡eres una puta q aprenderá de mí!, ¡eres mi perra! Y yo se lo confirmaba le dije q seria su perra, el me volteo y quedamos frente a frente, y acercó su boca a la mía, pero mas q besarme su lengua paseaba por mi boca.
Relato erótico enviado por Putitacachonda el 29 de December de 2009 a las 23:34:17 - Relato porno leído 140390 veces
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Relato erótico enviado por mena55 el 24 de August de 2008 a las 13:55:00 - Relato porno leído 114054 veces
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Comentarios enviados para este relato
katebrown
(18 de October de 2022 a las 20:23) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF
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