Lucia bella amazona

Marcos era un hombre de cuarenta años muy autoritario y de ideas fijas, su hija Lucia, una joven de dieciséis años era una gran estudiante, pero Marcos nunca estaba satisfecho con los resultados, quería que se esforzase más y más.

Lucia era una chica de largos cabellos rubios, cara alargada, labios finos, tenía un busto pequeño, pero no plano y unas marcadas caderas, tenia una figura flexible y elástica.

Ella deseaba salir más de fiesta, ir a conciertos, pero su padre siempre quería que se dedicase al estudio para hacerse una mujer de provecho, ella sentía que sus amistades se alejaban de ella debido al tiempo que dedicaba a la biblioteca, lo cual la entristecía sumamente, las pocas veces que salía, era gracias a su madre, que era la única que podía razonar con su padre, cuando salía, se desmelenaba disfrutaba como si esa fiesta fuera la ultima, sobretodo con los conciertos de un nuevo cantante llamado Dani Amazonas, siempre soñaba con estar cerca de el, le bastaría con olerle para que la vida valiera la pena.

Un día, un sobre dirigido a Marcos llegó a casa, se trataba del premio de un concurso que participó para ganar el segundo premio, un televisor de plasma.

Pero ganó el primero.

Una cena con Dani Amazonas.

Marcos llamó para ver si podían cambiarle el premio, pero según la empresa que hacia el concurso era imposible ya que los premios estaban dados.

Bueno, era una cena en el mejor restaurante de la ciudad, de modo que podía comer bien y gratis, iba a guardar el premio cuando de repente lo vio en las manos de Lucia, la cual miraba el premio con ojos encendidos de júbilo.

-¡una cena con Dani Amazonas! ¡g-gracias papa! – decía Lucia ilusionada.

Pero Marcos le arrebató el premio y le dijo rudamente.

-¿crees que te lo mereces después de ese notable alto? – decía Marcos.

Lucia lo miró sorprendida y dijo suplicante.

-¡porfa papa! ¡Estudiare más! ¡Incluso en mi tiempo libre! ¡No te pediré para salir más! ¡Pero déjame ir a esa cena!

-¡no! ¡Así aprenderás a sacar bajas notas! – decía Marcos con convicción.

Los ojos de Lucia se llenaron de lagrimas y se fue corriendo a su habitación a llorar, Gloria, la madre de Lucia, lo oyó todo, se acercó a Marcos y le preguntó amablemente.

-¿qué se te ha perdido en esa cena? Que yo sepa no te gusta nada ese cantante – decía Gloria.

-por eso preparo mis tuppers, para llevarme bogavante, caviar, ostras, cangrejo ¿tienes alguna preferencia? – decía Marcos con una sonrisa.

-si, que le des el premio a nuestra hija, ella lo aprovechará mejor que tu – decía Gloria.

-¡pero si ella solo babeara al verlo y no traerá comida a casa! Mejor voy yo – decía Marcos.

-¡hablas como si no tuviéramos para comer! – decía Gloria indignada.

-¡me refiero a comida de calidad! – decía Marcos.

-perdona, ¡¿me estas diciendo que la comida que preparan mis manos es basura?! – decía Gloria en un tono de voz que aterraría a un soldado veterano.

-no no, claro que no, solo es ahorrar, ya sabes, aprovechar cada céntimo – decía Marcos asustado.

-bien "cariñito" o le das el premio a Lucia o las noches de cama van a ser frías, muy frías ¿capishi? – decía Gloria con rabia contenida.

-¿es un chantaje? Lo siento Gloria, no cedo a los chantajes – decía Marcos de forma tajante.

Gloria se fue a la habitación de Lucia, la cual lloraba desconsoladamente, su madre se acomodó al lado de ella y la acariciaba los cabellos mientras Lucia maldecía una y otra vez a su padre.

-tranquila hija, va a darte el premio – decía Gloria sonriente.

-no, el nunca me lo dará, nunca le basta lo que hago, nunca esta contento – decía llorando Lucia.

-claro que te lo dará, solo que el aún no lo sabe, solo hay que "guiarle" la cena es dentro de una semana, de modo que, le daremos que pensar – decía Gloria sonriendo.

En la comida, Marcos se sentaba en la mesa junto a su hija, la cual, le rehuía la mirada.

Gloria colocó un plato de delicioso filete en el plato de Lucia y en el suyo.

En el de Marcos ¿¿?? ¿Nada?

-oye Gloria, que no me has puesto nada – decía Marcos.

-prepáratelo tu, ya que cocino tan mal – decía Gloria mirando a otro lado.

Marcos, no era un cocinero competente, admitámoslo, ni llega a incompetente, tenia que comer unas galletas que había en la despensa.

La noche Marcos tenía ganas de sexo, acarició el muslo de su esposa pero la mirada de esta, llena de rencor lo detuvo.

-vamos cariño, que estoy caliente – decía Marcos.

-Lucia – solo decía su esposa.

-ya lo he dicho, ella solo tiene que traer sobresalientes altos, nada más – decía Marcos.

-pues si me vuelves a tocar, te denuncio por violación, buenas noches – decía Gloria girándose a dormir dejando a Marcos boquiabierto.

Estaba terminando la semana, Lucia tenia los ánimos por los suelos y ya no rendía tanto en los estudios, lo cual, hacia que Marcos endureciera aún más su posición, esta vez Gloria preparó el plato favorito de Marcos, Lucia solo toqueteaba la comida, pero Gloria se disculpó para irse al baño.

Marcos no hacia caso a la mirada de odio de Lucia, devoró la comida con ansia sin importar el sabor del purgante que Gloria le puso, en un instante sintió una punzada en el estomago, se fue corriendo al baño pero estaba cerrado.

-¡Gloria! ¡Por tu madre! ¡Déjame entrar! – decía Marcos desesperado.

-no se, esto de pintarme las uñas y secármelas y dar mas capas, no se, tardare cuatro horas – decía Gloria.

-¡NI TENGO CUATRO MINUTOS! ¡DEJAME PASAR! – decía Marcos desesperado.

-no, a no ser.... – decía Gloria.

-no, no pienso malcriar a nuestra hija – decía Marcos.

-he visto las notas en tu cajón de recuerdos, ¿cómo llegaste a ser como eres con cuatro suspensos? – decía Gloria.

Marcos sentía que se le escapaba le cargamento, se dirigió a Lucia y le dio el premio.

-¡toma! ¡Pero no te olvides de los tuppers! – decía Marcos furioso ante una Lucia sorprendida.

Lucia iba a abrazarle, pero Marcos se fue corriendo al baño y golpeo la puerta diciendo.

-¡VALE! ¡HAS GANADO! ¡DEJAME PASAR!

Gloria abrió la puerta y Marcos entró con ganas, se dirigió a su hija y le dijo.

-¡te dije que te dejaría ir! Ahora prepárate para tu gran noche, tesoro – decía Gloria.

Lucia abrazó a su madre con ganas y se aseo, se peino, se perfumó y se vistió como mejor pudo, al verse al espejo se sentía como una princesa, frente a su casa, había una limusina blanca como si un caballo blanco con el príncipe la esperada, la chofer, una mujer corpulenta, muy alta pero elegante, abrió la puerta y allí estaba.

Dani Amazonas, un hombre moreno de veinte años con una sonrisa radiante y su pelo largo suelto, Lucia sentía que se iba a desmayar, temblando, entró dentro de la limusina, Dani le invitó a un zumo de naranja, ella le dedicó una mirada dulce y después de beberse el zumo se guardó la botella.

Llegaron al restaurante, muy lujoso muy elegante.

-bueno señorita.... – decía Dani Amazona.

-Lucia – decía ella sonrojada.

-hermoso nombre ¿qué te apetece cenar? – decía Dani amablemente.

A ti, pensaba Lucia, pero miraba la carta.

Ella era alérgica al marisco, las ostras le daban asco, el caviar tenia un sabor viscoso que le desagradaba y los otros platos no la convencían, no quería ofender a su ídolo.

-veras, yo... ¿no podríamos ir a una pizzería? - preguntaba Lucia temerosa.

Dani la miró sorprendido y luego embozó una sonrisa, la cogió de la mano y la llevó a la limusina, una vez allí, dijo suspirando de alivio.

-no sabes cuanto te lo agradezco, esas comidas tan lujosas me dan dolor de estomago y me muero por una pizza grande con mucho queso y anchoas – decía Dani.

-conozco una que esta muy bien – decía Lucia sonriendo.

Ambos fueron a la pizzería de los padres de una amiga suya, los dueños y su juvenil clientela quedaron boquiabiertos al ver a Dani Amazonas entrando, los dueños llamaron por teléfono a su hija que estaba fuera bailando hip hop en una calle céntrica.

Lucia y Dani pidieron el mismo tipo de pizza, una grande, la gente le pedía autógrafos que el no dudaba en firmar bajo los amorosos ojos de Lucia, varios minutos después apareció la amiga de Lucia con su traje de hip hopera que traía la pizza.

-¡dios mío! ¡Es cierto! ¡No puedo creerlo! – decía la chica histérica.

Dani le firmó en la servilleta y se la dio, la chica se lo guardó como un tesoro y luego se dirigió a Lucia diciéndole.

-mañana me lo cuentas todo, sobretodo como es en la cama.

Lucia se sonrojó pero ambos comieron porciones de pizza bajo la atenta mirada de los objetivos de las cámaras del lugar.

Cuando terminaron de cenar, Dani le ofreció llevarla a casa, Lucia entró, ambos se miraron con ternura, Lucia deseaba que ese momento no acabase jamás, el, sentía que si se separaba de ella, no la volvería a ver, tenia algo que le gustaba.

-señor ¿no debería llevarla a ver el hotel donde se aloja? – decía la chofer con un guiño que Dani captó.

Esas palabras sorprendieron a Lucia, pero Dani dijo que se dirigiera al hotel.

Una vez allí, subieron a la habitación de Dani, era muy lujosa, muy espaciosa, había un escritorio donde Dani componía sus melodías.

El y ella, solos en un hotel, Lucia estaba nerviosa, sentía calor.

-¿estas incomoda? – preguntaba Dani.

-n-no ¿puedo usar tu ducha? – decía Lucia.

-claro – decía el músico.

Fue hacia la ducha, pero paró en seco y temblando le preguntó.

-¿p-puedes ducharte conmigo?

Dani sonrió, ambos se desnudaron y entraron en la ducha, el agua cálida caía sobre sus cuerpos, ambos jóvenes se miraron.

Ella nerviosa y fascinada.

El con dulzura.

Dani cogió las manos de la joven temblorosa y las puso sobre su poderoso torso, en ese instante las manos de Lucia se movieron solas, acariciando ese poderoso cuerpo, tocando los pezones, bajando hacia su abdomen de tableta de chocolate, pero cuando sus manos fueron más abajo, tocaron algo grande, duro ¿su pierna? Dani se sonrojó un poco.

Lucia bajó la mirada y vio que tocaba su miembro viril, se llevó sus manos a la cara, era algo enorme, de cinco centímetros de diámetro por veintisiete de largo, estaba asustada.

Dani miró los azules ojos de Lucia y besó sus labios, ella recibió el beso con ternura, se asustó un poco al notar como la verga de Dani acariciaba su cuevita, en ese momento la joven se puso de rodillas y empezó a masajear y a lamer esa descomunal verga, sus manos dulces y suaves como nubes de azúcar, trataban de dar el máximo placer.

Los labios de Lucia engulleron aquel titán sexual, engullía y engullía, pero no podía meterla toda en la boca, le daba arcadas, de modo que la parte que no pudo meterla la masajeaba con las manos.

Dani miraba a esa chica arrodillada, miraba esos ojos, unos ojos llenos de amor de deseo de dar placer, el acaricio sus cabellos a medida que ella succionaba.

Los movimientos de Lucia eran más y más rápidos, Dani no podía resistirlo más y eyaculó en su boca, Lucia bebió la simiente del cantante sin dudar, en ese momento lo miró agradecida.

-ven a la cama, me toca a mi – decía Dani mientras la acompañaba.

Tumbó a Lucia boca arriba y abrió sus piernas, notaba la excitada respiración de Dani en la entrada de su vagina, notó como la lengua que cantaba tantas canciones, se metía dentro de ella.

Dani paró para preguntarle.

-he notado tu himen ¿segura que quieres hacerlo?

Lucia tenia miedo del falo de Dani, pero si no lo hacia, se arrepentiría el resto de su vida.

Movió la cabeza suavemente diciendo que si.

Dani hundió su lengua nuevamente dentro de ella, la joven nunca tuvo éxito con los chicos debido a las exigencias de su padre y a su complejo de pecho pequeño.

Las manos de Lucia se agarraban con fuerza en las sabanas de seda, anunciando un orgasmo intenso, el cuerpo de la joven temblaba y se doblaba sometido a los certeros lametones de Dani.

El cuerpo de Lucia estaba bañado en sudor, notó como Dani se ponía encima y le puso un dedo en su boca que ella lamia con ganas.

Algo grande envuelto en látex entraba en ella, algo grande que apenas cabía, ella quería apretar sus dientes, pero no quería hacer daño a Dani.

-¿te duele? – preguntaba Dani.

-sigue, por favor – decía Lucia.

Dani poco a poco se hundía en ella, la sangre virginal de la joven mojaba la sabana de seda escarlata.

Dani bombeaba despacio, sintiéndose culpable por el dolor de Lucia, ella lloraba feliz, tenia a Dani dentro de ella.

Las manos de la joven abrazaron al cantante que se hundió completamente dentro de ella.

-esta toda dentro – decía Dani sonriente.

Lucia se sorprendió al palpar, era cierto ¿todo esto dentro de ella? Dani bombeó más rápido, el calor de su útero era más y más intenso, sus ojos se perdían en los de Dani que se movía más y más rápido, hasta que por fin eyaculo.

Ambos recobraron el aliento, Lucia tocaba ese miembro ahora flácido, pero el roce de su mano le devolvió su vigor.

-vaya, veo que le gustas – decía Dani.

Lucia miraba esa verga y pidió otro preservativo, Dani se lo dio.

Colocó el preservativo en la punta del pene y lo deslizó usando sus muslos, mientras sentía como esa monstruosidad entraba nuevamente en ella.

Agarró las manos de Dani y las puso en sus pechos, acto seguido, comenzó a cabalgar.

Dani miraba aquella amazona que cabalgaba con los ojos llenos de éxtasis, acariciaba sus pechos con dulzura y erotismo y en esa mágica noche, ambos alcanzaron el clímax.

Al mes siguiente, Lucia y sus amigas vieron la noticia, Dani Amazonas había compuesto una nueva canción, una canción cuyo nombre lleno la cara de lucia de rojo vergonzoso Lucia.

Lucia bella amazona.