Lucía y los pescadores

Hace unos años atrás, me encontré con mi primo Lucho, al cual no veía hace años. Él era de profesión periodista y estaba casado con una mujer muy hermosa, Lucía.
Años atrás, cuando aún eran enamorados tuve la suerte de darle unas buena cogida a su mujer, en la época en que mi primo vivía en casa de mi abuela y ella se quedaba a dormir. Pero esa es otra historia y no quiero confundirlos.
Retomando la historia de Lucho, éste me contó que ella también se interesó por el periodismo y ambos consiguieron terminar la carrera y dedicarse con esmero a su profesión. De acá en adelante relataré exactamente como me conto mi primo:
En el verano del 2002 viajamos a Piura y mientras veraneábamos en sus hermosas playas escuchamos el comentario de un pescador que al pasar a nuestro lado le decía a otro: Esos patas están locos, me daría miedo que me muerdan la pinga esos peces. El otro le decía: una vez intenté pero me dio miedo. Como yo estaba cerca, me acerqué y le pregunté si hubo algún ataque de tiburón o algo así en la playa, pero me sacaron de mi error cuando me explicaron que se referían a que habían 2 hermanos que salían muy temprano a pescar desnudos y que habían hecho noticia entre los pescadores por la efectividad al capturar peces usando su pene como anzuelo. Se me ocurrió entonces que ésta podía ser la historia que necesitábamos y le dije a Lucía que debíamos entrevistarlos. Fuimos al rato a buscarlos pero nos dijeron que los hermanos ya se habían retirado a sus casa, que estaba al lado del muelle, y nos dieron su dirección. Como el calor era agobiante decidimos seguir en la playa e ir de noche.
Llegamos a la casa, era bastante precaria y alejada del resto de casas. Toqué la puerta y me abrió un hombre alto y fornido que se presentó como Arturo. Me identifiqué como un periodista limeño y le expuse lo que pensaba hacer. Le pedí también si podía tomar algunas fotos del momento en que pescaba. Al parecer poco me escuchó pues no despegaba la vista en Lucía, sus ojos se clavaron en sus tetas. Luego de salir de ese estado llamó a su hermano, Marcelo, que se encontraba en el interior de la casa. Al rato vino a nuestro encuentro el tal Marcelo, otro gigante que era algo más bajo y moreno, y que al salir ni me miró, extasiado también por mi mujer. Luego de repetirles mi pedido me dijeron que les avergonzaba que les tomen fotos, que ellos lo hacían por "amor al arte" y no por hacerse famosos.
Esa noche regresé derrotado al hotel, muy preocupado pues no tenía un informe que presentar, cuando Lucía se me acercó y me dijo: Amorcito, solo tenemos hasta esta semana para conseguir la nota y aún no tenemos nada. Te acuerdas de la vez que te conté mi fantasía de verte con otra y te dejé cumplirla?. No me acuerdo el nombre de la chica que fue a la casa. Pero fui testigo de lo que hicieron y también lo disfruté. Entonces le dije sonriendo: acaso quieres cobrarte la revancha? te confieso que no me agrada la idea pero, por otro lado, sería excelente conseguir esa maldita nota que nos falta. Esto quedará entre nosotros mi amor, me dijo. Y luego de unos besos apasionados le di una memorable cogida.
Al día siguiente en la noche ya habíamos planeado todo. Se arregló el pelo y perfumó entera y salimos a casa de los pescadores. Era bastante tarde, cerca a la medianoche, y la zona estaba desierta de gente. Me escondí detrás de unas rocas al costado de la casa y desde ahí dirigí mi cámara para ver el desenlace. Mientras tanto Lucía tocó la puerta. Salieron los 2 esta vez. Otra vez usted, señorita?, dijo Marcelo, el moreno. Astutamente Lucía les dijo: lo que pasa es que mi marido tuvo que regresar a Lima y a mí no se me va la curiosidad de verlos pescar. El otro replico, pero ya le dijimos que no nos gusta eso de salir en la prensa. Lo sé, les dijo ella. Es por eso que vine sola, sin cámaras. Se quedaron pensando y conversando en voz baja. Mientras tanto Lucía aprovechó su plática para dirigirse hacia el mar. Ellos voltearon al ver a donde iba y no se imaginaron lo que vendría. Lucía poco a poco fue quitándose la ropa hasta quedar totalmente desnuda, y ya a orillas del mar les dijo: chicos, no me acompañan? No hubo que responder. Los hombres se quitaron la ropa con la velocidad de un rayo y corrieron a darle alcance. Mientras corrían pude ver que eran unos superdotados. Parecían 2 caballos al correr pues sus vergas les colgaban como 2 mangueras. Cuando llegaron Lucía ya estaba en el mar. Se le acercaron y trataron de pegársele. Ella les dijo que quería verlos en acción y que si lo hacían los iba a recompensar. Por unos minutos los hombres estuvieron con el agua hasta la cintura, totalmente quietos, mientras esperaban que se acerquen los peces. Al cabo de rato Marcelo sacó del agua un pez que se retorcía en sus manos, y luego de unos segundos Arturo hizo lo mismo. Ahora… ¿cuál es nuestra recompensa?, dijeron al unísono. Sin chistar Lucía caminó hacia la arena, balanceando las nalgas de una manera que los hombres tiraron los peces capturados al mar y corrieron a darle alcance.
En ese momento me fijé en mi pantalón y pude ver el bulto que se formaba. Estaba excitado pero hambriento de ver lo que iba a pasar.
Rápidamente los pescadores la alcanzaron. Ella se acercó a Arturo y le acarició el pecho, jugaba con sus vellos e iba bajando a su ingle. Llegó a su pene y empezó a estrujarlo y masturbarlo. Se le puso duro al instante. Mientras tanto, Marcelo vino por detrás y le puso el pene en el culo. Aún lo tenía flácido, pero no demoro mucho en estar como fierro. Ella se agachó y empezó a mamársela a Arturo. Tenía tan descomunal verga que por un momento ella se detuvo solo para mirarle el pito. Mientras tanto, el otro le pasaba la lengua por el culo y luego de agacharse un poco, para estar a su altura, le dio una tremenda cogida. Mi mujer tenía la boca y la vagina totalmente llenas. Podía observarla como se ahogaba con la verga de Arturo y al mismo tiempo gozaba con la de Marcelo en su coño. Luego de unos minutos. Arturo se echó en la arena y la sentó sobre él. El otro ya se había venido y estaba con la verga chorreando de leche. Hizo que se la mame y ella no dejó una sola gota. Al fin el hombre se tiró a la arena cansado.
Luego de unos minutos sentándose sin parar en la verga de Arturo, pude escuchar un sonoro OOHHHHHH!!!! al momento de su orgasmo. El tipo aún no se vino, por lo que se tiró a su lado en la arena y de costado empezó a penetrarla por detrás con furia, levantando una de sus piernas. De pronto retiró su pene un momento, solo para colocárselo en el culo y metérselo por el recto. Los gritos de mi mujer eran terribles. Ese tipo le estaba partiendo el culo en 2 con tremenda verga que tenía. Pero yo no podía dejar de filmar la escena. Sabía que los gritos eran de dolor. Ese hombre tenía un brazo por verga, pero más pudo mis ganas de filmar las escena.
Luego de unos interminables minutos al fin el tipo se vino dentro de ella. Se levantó y junto a su hermano la manosearon como quisieron. Ella seguía tendida de costado con el culo más abierto que una zanja, cansada y con lágrimas en los ojos. Pensé que ya era suficiente y estaba por salir a ayudarla cuando escuché que les dijo: Ahora sé porque atraen a los peces, y esbozó una sonrisa. La muy puta había disfrutado todo!!. Pasaron unos minutos de un manoseo terrible, mientras sus vergas recuperaban vigor. Por mientras le mamaron las tetas como los bebés más voraces que jamás vi. En poco tiempo estaban listos de nuevo así que se colocaron uno debajo de ella y el otro detrás y le dieron una doble penetración. Nunca vi su rostro con tal muestra de dolor y satisfacción al mismo tiempo. En cierto momento ambos juntaron sus vergas y las metieron en su golosa vagina. Intentaron los malditos meterle al mismo tiempo sus vergas por el culo pero era imposible. Solo Arturo tenía una verga de casi 8 cm de diámetro y no cabía más espacio. Marcelo se contentó entonces con que le den una buena mamada hasta que acabó en su boca. El otro, a los minutos también acabó, la sacó un momento y le llenó de leche las nalgas.
Al fin, cansados, entraron a la casa y le prestaron el baño a mi mujer para que se dé un baño. No pude ver que sucedió dentro, pero de seguro estos pendejos la volvieron a coger porque escuché sus gemidos nuevamente. Salió al cabo de 15 minutos, trastabillando al caminar, de seguro con el ano totalmente desgarrado. Pasaron un par de minutos, le di alcance y nos fuimos para el hotel. Al llegar cayó desplomada en la cama sin ganas de hablar. Cuando despertó me agradeció por permitir que cumpla esa fantasía. Luego de unos días volvimos a Lima con material de primera y una fantasía sexual de mi mujer más que cumplida.