…, me dice no pares ahora o te mato…, sigue… junto con los estremecimientos del coito bien realizado cayó en un fatigado desfallecimiento entregándome su cuerpo a mis exagerados arrebatos eróticos, abrí sus dos piernas sentándola sobre mis caderas en el sillón que nos apoyábamos e incrustaba con firmeza su abertura sexual, la penetraba brutalmente, era mía, deseaba atravesar a esa mujer, mi profesora, partirla en dos y ella gritaba como loca, no parábamos hasta que con suspiros de placer mi semen se desparramaba en su matriz, rebalsándose por su entrepiernas. Hasta que caímos agotados.
Relato
Macarena es nuestra profesora de actividades físicas, es una morenaza de 33 años tiene un trasero deseado por todos los hombres del curso, unas deliciosas y largas piernas un poco entradas en carne, pero agradables a la vista, sus senos eran admirables, no por el tamaño eran normales sino por lo parados y duros que se veían.
Casada con otro profesor bastante mayor para ella ya que don Ernesto tenía unos 55 años. Bien en una competencia entre los colegios del sector ganamos la competencia de deportes, danzas aeróbicas y folklore, los compañeros me decían que el gran merito de esto era mío pues a mis 17 años me había encargado de que todo fuera bien logrado y resultó a pesar de haber participado solo en la competencia de folklore como integrante lo demás lo organicé…, nuestra profesora fue felicitada por nuestro director y cuerpo docente, ella me miraba y no cabía en sí de orgullo, cuando pudo me dice esto es gracia a ti, luego conversaremos y te lo pagaré no se como.
Organizó esta profesora en su casa una reopción para todos los participantes que éramos como veinte, fue una convivencia bien entusiasta y en un momento don Ernesto se entusiasmo demasiado sacando botellas de cerveza que comenzamos a beber, claro que el profesor n calculo sus cervezas y pronto estaba bien borracho hablando privaciones de su vida familiar, Macarena me solicita la ayuda para subirlo al segundo piso y recostarlo en una cama para que duerma.
Subirlo fue una odisea por lo antipático que se puso, además faltaba el respeto a su mujer sometiéndola en el traslado a manoseos de su cuerpo estando yo presente, le metió en un momento las manos por sus piernas subiéndolas y sacándole sus calzones los cuales llegaron al suelo, las recogí para no dejar huellas del humillación que este la había sometido.
Llegamos al dormitorio y lo dejamos recostado en la cama adormecido por el alcohol y pronto roncaba con gran ruido. Tropieza Macarena con una de sus piernas y para que no caiga la cojo entre mis brazos
Le digo… Que lástima, comente que una mujer como Ud. se pierda en este mundo pensando que por ser profesora debe ser prudente, cuando todavía tiene mucho que…me callo…, sigue me dice…, mirándome con unos ojos de expectativas excitadas, …, sigue…, parándose del piso donde había casi caído arrodillada y con tan poco cuidado que al levantarse abre sus piernas y me muestra sus codiciados muslos y al final de ellos su rajita, esa vagina noblemente rasurada para deleite de mis ojos, me excita y mi pene ya elevado se endurece aún más, rápidamente la atrapo con mis brazos por la cintura para que no caiga, ella se afirma de mis hombros y me dice, ¿Qué decías?, sigue…, me muerdo los labios y sigo…, "Ud. Macarena es una doña hembra, no debería ser ignorada, sino cortejada y galanteada, además debería tenerla, como mujer casada, carnalmente satisfecha y no así, sin macho que la monte compensando a ese hermoso cuerpo y estos senos los cuales lo único que piden es oprímanme, bésenme, acarícienme, chúpenme"… al tiempo que pellizco uno de sus pezones, brinca y se estremece, mirándome a los ojos dice, que haces…, soy casada, no la suelto de su cintura y la aprieto contra mi cuerpo, con una mano y la otra oprime uno de sus pechos, … oye suéltame …, Durante unos segundos siguió forcejeando pero llegó un punto en ella dejó de luchar.... vuelvo a pellizcar su pezón y suspira…, eres muy niño, además mi alumno me dice…, le contaré que no soy virgen, dije…, es ¿verdad? …no mientas, no miento comente, al tiempo que la recorría su cuerpo, su boca se abrió a mi lengua y mis brazos rodearon su espalda, mientras ella se afanaba en explorar mis testículos, mi trasero, mi pene... mi mano se metió debajo de su bata hábilmente, llegando a su sexualidad, que para entonces estaba mojada, me di cuenta enseguida de que estaba excitada y mis manos tomaron sus nalgas, acaricie su sexo con una mano…Mm., estaba extasiado, mis labios besaban su cuello, sus hombros, llegaron a sus senos los succioné, los chupé… Mm. que delicia…, recuerda que eres mi alumno debes tratarme con delicadeza, me recuerda…
Tomé entonces por detrás a Macarena con mis manos en la cintura haciéndole fuerza a su hermoso trasero, ella trataba de soltarse, enrojecido por el esfuerzo y transpirados envueltos en la oscuridad de la noche, estaba sin sus calzones, me deshice de mis pantalones y calzoncillos… dámelo ya, me exigía ella alborotada... y empezó a gemir y gritar con mis últimos vaivenes... ahora era yo el que empujaba sus caderas como un poseído, intentando saturarla más con mi pene y ella apretaba sus piernas sobre el pene para sentirlo aun más adentro... y comencé a inundar su vagina, de manera terrible, espectacular, mientras notaba mi espeso líquido rebosándola, bañándola toda, Macarena gemía y gritaba cada vez que la penetraba, apoyada contra un sofá vecino al dormitorio donde dormía su marido, algunos de sus aullidos sofocados por sus dedos en la boca, salían escupidos de su garganta con mucha fuerza, alcanzando un nivel profundo hasta morir ahogado con otra penetración. Nunca la habían penetrado cerca de su marido, sus ojos y su boca bien abierta contenía la respiración mientras la meneaban al ser embutida en su claustro sexual, la ardiente escena excitaba un cosquilleo extra que recorría mi cuerpo por todas partes, especialmente en mi entrepierna como nunca antes me había ocurrido. Y debo confesar que me gustó mucho, sudábamos la gota gorda mientras hacíamos el amor ella con sus dedos dentro de su boca para apagar sus gemidos y expresiones de placer… pronto llegó su orgasmo y olvido su silencio, clamando mas, muévete mas…, me dice no pares ahora o te mato…, sigue… junto con los estremecimientos del coito bien realizado cayó en un fatigado desfallecimiento entregándome su cuerpo a mis exagerados arrebatos eróticos, abrí sus dos piernas sentándola sobre mis caderas en el sillón que nos apoyábamos e incrustaba con firmeza su abertura sexual, la penetraba brutalmente, era mía, deseaba atravesar a esa mujer, mi profesora, partirla en dos y ella gritaba como loca, no parábamos hasta que con suspiros de placer mi semen se desparramaba en su matriz, rebalsándose por su entrepiernas. Hasta que caímos agotados.
Macarena mi profesora, ahora mi amante, recompuso su vestido y su peinado.... volviendo ambos a la realidad, cada vez que cruzaba mi mirada con ella me decía, salvaje estoy adolorida ¿y si hubiese despertado?… Luego de ese momento otros tres días más fue mi mujer en los siguientes dos meses; hasta que me anunció que quería dejarme porque iba acarrearle un lío. No deseaba ser pillada en sus infelidades.
...-“Espera”.-Le dije. Me terminé de quitar la blusa, me desabroché el sujetador y liberé mis senos.
Él ni corto ni perezoso acercó los labios y me los empezó a chupar uno a uno. Yo ya no daba, mi vagina se humedecía anhelando tener su erección dentro. Sergio me acariciaba y me chupaba las tetas y pronto puso su mano por encima del pantalón en mi vagina, lo que me hizo soltar un gemido de excitación...
Relato erótico enviado por charly_bo el 19 de February de 2013 a las 00:00:03 - Relato porno leído 150900 veces