Salgo a la calle, mi esposo me espera en su auto como siempre a la hora de la salida, me dice que va por un refresco, lo espero tratando de ocultar mi nerviosismo y más al ver salir a Lalo y juntarse con la bola de borrachos y vagos que siempre están fuera del plantel, ríen y voltean a verme, ¡muero por saber que es lo que comentan! a pesar de sus gafas oscuras siento que me observa, eso me causa un poco de vergüenza y a la vez excitación,
_ ¿estará contándoles lo que pasó? me pregunto, mi esposo regresa y salimos de ese lugar, el platica de algo, pero mis pensamientos están en otra parte, el estar ahí, contemplar lo sucedido y pensar ¿qué podía ocurrir al día siguiente? la gente, mi esposo….
_ Ese Lalo...cuenta cada cosa... me dice mi esposo
_ ¿Perdón?.. Si, te digo que Lalo cuenta es muy graciosos, me confirma.... A pesar de su problema
_¿que problema? pregunto
no me responde, contesta su teléfono y yo por no querer sonar obvia ya no pregunto.
Decidida llego a la conclusión de que aclararía las cosas con el, ofrecerle disculpas y que todo fue simplemente un error de mi parte,
Además a mis 27 años. Me siento muy bien y segura conmigo misma, físicamente, mi piel es blanca, soy rubia natural y mi madre me heredó un bonito par de ojos de color verde aceitunados, voy al gimnasio regularmente, así que cuento con una figura más que satisfactoria…
Siempre he vestido con faldas cortas quizá eso me ha ganado el enojo de mis compañeras y la atención de los compañeros, en especial del director por eso me deja coordinar casi todo, en fin, no hay cosa que no haya resuelto con anterioridad, respiro tranquila.
Es Martes y de nuevo me abro paso entre la gente y los alumnos para poder llegar al plantel donde siempre me deja mi esposo, voy con un trajecito corte sastre de minifalda a cuadros grises y rosa claro a medio muslo, mis zapatillas altas color rosa, una blusa blanca de manga larga y botones al frente, con un saco a cuadros grises y rosas igual, brasier y tanga rosas, mi cabello es corto poco debajo del cuello, de inmediato acaparo las miradas de los hombres que con respeto solo me miran de reojo.
como siempre, me quedo en la entrada principal a organizar el ingreso de los alumnos.
Instintivamente volteo hacia la conserjeria una y otra vez, mi idea es arreglar las cosas con el conserje, pero de repente mis pensamientos se borran y dan paso a una extraña sensación que me invade al verlo parado en la esquina, se que me mira a través de sus gafas, esta quieto, recargado en un poste de luz, trato de no ponerle atención, pero es inútil, mi instinto me hace voltear hacia donde el esta, aunque desvío la mirada y atiendo a la gente que se atiborra en la entrada, termino siempre volteando hacia donde el esta.
así transcurre el día, a pesar de estar dando la clase, abro las cortinas de vez en vez tratando de encontrarlo y no me siento bien hasta que lo veo aunque sea un instante, quizá por la misma causa me quedo hasta el final de la jornada, esperando a que llegue a limpiar el salón de clase, mi corazón casi da un vuelco al verlo entrar con sus implementos de trabajo, su mamá entra detrás de el
_ Pensé que ya se había ido Laurita, me dice, ¿podemos limpiar?.. Si, por supuesto, afirmo
_ Ándale! Apúrate! le dice a su hijo, el obedece, discretamente desabrocho un par de botones de mi blusa y me la acomodo de tal forma que se ve el borde de mi bra, el lo nota y lo delata la pequeña carpa que se va formando en su pantalón, me pongo de pie y hago que busco algo en mi estante mostrándole mis redonditas y firmes caderas enfundadas en mi pequeña faldita....
_ Lalo...podrías ayudarme a bajar esas cajas? le digo
_ Ándale, ayúdale a la maestra le dice Anita, su mamá
El accede con una mezcla de pena y obediencia, se acerca, huele mi perfume, la pequeña carpa que se mostraba en su pantalón ahora es un bulto que amenaza romper la tela, nuestras miradas chocan de nuevo por unos instantes...
Su mamá nos observa, como mudo cómplice, intento quitarle las gafas pero un alumno del turno vespertino rompe con la magia al entrar a dejar su mochila.
Contrariada y molesta recojo mis cosas y salgo del salón, mi marido esta en la asta bandera frente a la dirección platicando con el director, me dirijo hacia donde están y me uno a la plática, entre risas y conos de helado que compra mi marido lo miro salir de mi salón de clase, intuyo su mirada detrás de sus gafas y se que me observa porque es ese tipo de cosas que como mujer deseas sentir inconscientemente, algo que te hace estremecer, poniendo tus sentidos en alerta......
me quedo estática sosteniéndole la mirada, pasándole la lengua a mi helado lamiéndolo lentamente sin prisas despacito poco a poco, pasan minutos o quizás tan sólo unos segundos que se vuelven eternos sosteniendo nuestras miradas, mi esposo absorto en la plática con el director mientras su esposa se dedica a sostenerle la mirada a un extraño que de alguna forma se ha hecho objeto de su atención.
Ambos iniciamos a besarnos con toda pasión, con aun más pasión que la primera vez, mientras nos besamos Armando comenzó a tocarme mi zona intima debajo la falda de mi vestido y como consecuencia a esto de inmediato me moje toda, ¡Quiero hacerte el amor! Me dijo suavemente al oído, -Lo sé y también quiero- le conteste.
Relato erótico enviado por putita golosa el 29 de August de 2010 a las 23:31:22 - Relato porno leído 513554 veces