Mafalda

Mafalda la mamá de mi compañera de curso.



Mafalda es una chica muy especial normalmente me desprecia, será por que ella tiene 18 años y yo solo 16, pero vamos en el mismo curso, último curso de la educación media listos para el salto a la educación universitaria, hoy me invita a su casa a estudiar Matemáticas, un ramo que ella no domina y en la cual me va bastante bien. Esa misma tarde conozco a su madre una mujer atractiva de unos 35 años y se viste muy juvenil con una corta faldita plisada que muestran unas exquisitas piernas, hacia arriba una blusa que clama por tener un número mas pues apresa unos senos que desean que la blusa los deje libres y no los opriman más. No son grandes, pero si redondos como unos meloncitos. Pelo negro de unos grandes ojos claros y una boca que solicita bésenme, bésenme…es una hembra que pide a grito que los hombres la halaguen y aplaudan.

Estudiamos esa tarde y quedamos de seguir los estudios en dos días después, llego esa tarde toco el timbre para entrar en su casa me atiende su madre, que se recuesta sobre un sofá recogiendo una de sus piernas, me dice que la niña salió con el papá y el hermano a almorzar donde su abuela y no vuelven hasta el atardecer, seguro que se olvidó de ti ríe. Pero no te enojes dice, ven recuéstate a mi lado, veamos esta película que parece que es entretenida, no es mía es del papá y a este le gustan películas morbosas, veamos que tan morbosa es. Me recuesto a sus pies apoyándome en sus piernas desnudas, una de mis manos la recuesto sobre su rodilla recogida y al mirarla a ella veo por debajo de la corta falda, donde esta recogida la pierna su calzón de color rojo, que asoma la punta. Mi miembro ante el espectáculo sufrió un estremecimiento y comenzó a crecer. Como podía lo tapaba, mientras la película subía de tono y la pareja de la cinta no solo se acariciaba sino que se mimaban recorriendo sus cuerpos.

Guau, esto está bueno dice ella, mientras mi duro miembro se acomoda en mi pantalón notándose en este una protuberancia que no podía ocultar. Apoyado una de mis manos en una de sus rodillas a medida que ella se acomodaba para seducirse mejor con la película, comienzo suavemente a acariciarla en su rodilla. Poco a poco comencé a acariciar la parte interna del muslo. Mafalda me miró, y me dice ¿qué haces?... te estoy acariciando, respondo,… me estas poniendo nerviosa me dice, además si alguien nos ve,… y deja inconclusa la frase. Subo la mano acariciándola mas arriba en su muslo cerca de su entrepiernas…, eres muy atrevido, me dice, me están excitando tú y la película…, mi mano había llegado al monte de Venus y la acariciaba sobre su tanga…, su respiración era agitada y echando su cabeza para tras cerro sus ojos, me estas volviendo loca, dice, déjame…, miro la televisión y en ella el hombre está bajando la tanga de la muchacha, me envalentono y realizo la misma operación a la madre de mi compañera de curso, como en la Tv. Sumergí mi boca en su vagina…, sentí su humedad y succione su clítoris, bebí con mi lengua sus aromáticos efluvios…, maldito, déjame…, me dice mientras se retuerce de placer. Luego mete su mano en mis pantalones y se encuentra con mi pene que estaba con una erección colosal. Mafalda comenzó a bajarme los pantalones, y una vez que lo hizo junto con mi ropa interior, surgió mi erecto miembro, tieso mirando al cielo, el que trataba torpemente de ocultar con una de mis manos. Déjalo me dice ella, manoseándomelo y luego se arrodilla en el suelo agarró mi miembro, y como si fuera algo de lo más normal, comenzó a manoseármela, a los pocos segundos se la llevó a su boca, para comenzar a mamármela, mi pobre pene se robustece mas aún engordando hasta hacerme doler de lo duro que estaba, gemí por el dolor, ella me mira vio mi cara, se llevó mi miembro desesperada a su entrepiernas, mientras se recostaba sobre la alfombra clavándoselo en su vagina, por un buen rato nos revolcamos sobre la alfombra, la tomaba de sus muslos mientras mi caliente y dura verga entraba enérgicamente en su húmedo y bien lubricado sexo. Sentía ella, deliciosamente como mi caliente pedazo de carne comenzaba a penetrarla, su rostro cambió, su manera de mirarme fue otra, sentí en ese instante como sus brazos rodearon mi cuerpo, y como su boca se prendió de mi oreja mientras la mía se prendaba a uno de sus pezones, mientras cerraba sus ojos, vibraba su cuerpo y sollozaba desesperada diciéndome eres un niño, pero que rico lo haces, sigueee, no pares, movía sus caderas buscando sentir un mayor placer, mi miembro entraba y salía de su peluda y caliente vagina disfrutaba de un orgasmo de verdad como hacia años que no lo disfrutaba finalmente ambos disfrutamos de un tremendo éxtasis, caímos agotados sobre la alfombra tirados en el suelo, luego de unos diez minutos, ella me dice de esto ni una palabra a Mafalda mi hija, ella ni nadie tiene que saber que me entregué a ti. Luego pregunta deseas una segunda ración yo estoy caliente y tú me satisfaces a plenitud ya dejaste de ser un niño ahora eres un hombre y mi amante particular solo mío y yo solo tuya. En medio de su excitación le pregunté si quería tenerlo a lo perrito dentro de su vagina en nuestro apareamiento, ella colocándose en cuatro patas nuevamente recibe mi buen pedazo de carne que tanto le había gustado, entraba en su vientre sin decirle nada metía y sacaba de su conducto sexual, hasta que en cosa de minutos mi verga se fortaleció, sin pensarlo mas coloqué mis espermios en su útero. Por dos veces me has llenado de tu leche sin protección, he gozado y disfrutado como años que no lo sentía espero que no pase nada y no me dejes preñada, dice. Ahora debes irte no quiero que te vean aquí cuando llegue mi familia.

Repetimos la sesión una nueva tarde, cuando ella queda a cargo de la casa de su prima mientras esta está de vacaciones, estuvimos cuatro horas deleitándonos en esa casa, era la segunda vez en el mes. Al mes siguiente me invita a la casa de una amiga Jessica, que salió cuando llegamos y no volvió hasta en tres horas más, luego tomamos jugos con pasteles los tres y Jessica comentaba… ¿no crees que es muy joven tu amante?..., si lo probaras dirías otra cosa es dominante en la cama y me complace como años no me reconfortaban, fue la respuesta de Mafalda.

A los veinte días me cita en un parque y me dice que esta embarazada de mi, pero que ella le va a decir a su marido que él es el culpable, solo me pide silencio y que seguirá siendo mía, pero que debo ayudarla no abandonándola nunca. Me necesita y ahora que me encontró no quiere perderme. Prometo mi lealtad a ella, pero algunas veces seré infiel porque deseo poseer a otras mujeres, necesito experimentarme como macho. Me mira y me dice, bueno, pero sin abandonarme si puedo te ayudaré con otras hembras.