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Magda y Juan 2

Relato enviado por : jagredmancha el 28/10/2011. Lecturas: 3403

etiquetas relato Magda y Juan 2   Intercambios .
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Resumen
Magda y Olga, reinas del gangbang en el Eros, junto a sus parejas Alberto y Juan iniciaron una gran amistad


Relato
Tras su experiencia en el Eros la vida de Magda y de Juan mejoró radicalmente y no sólo sexualmente. El grado de intimidad, compenetración y mutua confianza alcanzados les convirtieron en una pareja completamente feliz.
Decidieron volver 15 días, dos viernes, después. Esperaban coincidir con Olga y Alberto, Juan quería volver a verlos y que Magda los conociese, Magda también quería conocerlos pero, sobre todo, deseaba poder hablar con Olga, intercambiar opiniones y que ella le contase sus experiencias.
Como esta vez ya sabía dónde iba y lo que pensaba hacer Magda se vistió con toda la intención. Directamente decidió no llevar bragas, sabía que serían un estorbo antes y, sobre todo, después. Una minifalda cómoda, plisada de amplios vuelos, le permitía lucir sus piernas y gran parte de sus muslos al mismo tiempo que facilitaba el acceso sin problemas a su cuerpo más íntimo o bien tapaba fácilmente lo que el decoro exigiese tapar. Por arriba un top ajustado, pegado al cuerpo, sin mangas ni tirantes (lo que se conoce como escote palabra de honor), le hacía las veces de vestido y sujetador, llegándole justo por encima del ombligo que quedaba al aire. Era verano, hacía calor, no necesitaba ninguna prenda más, sólo unos zapatos de tacón alto, su melena al viento y un bolso en el que sólo llevaba preservativos y toallitas.
Llegaron al Eros abrazados como lo que eran, dos novios enamorados, el portero les abrió la puerta y pasaron cogidos de la mano. Efectivamente, allí estaban ya, charlando animosamente con varios colegas, Olga y Alberto. Juan se los señaló y se dirigió hacia ellos para presentárselos a Magda.
Magda quedó petrificada, sin aliento, al ver la cara de Olga. Magda es profesora en un instituto de Secundaria y Olga es su Jefa de Estudios, efectivamente casada con Alberto hace 15 años y padres de tres hijos. Fue la experta Olga la que, tirando de galones, al darse cuenta de la situación, rompió el hielo con jovialidad y desenfado, saludando efusivamente y con sendos besos en la boca tanto a Magda como a Juan
- ¡ Vaya Vaya con Doña Magdalena ! ¡Con que éste es el famoso Juan del que tantas maravillas cuentas en el Insti! … la verdad es que es un bombón de tío … ¿me dejarás probarlo esta noche? … Mi marido también estaba deseando conocerte, le han contado maravillas de ti … si hubiese sabido que eras tu ya habríamos quedado antes.
Magda sólo había coincidido con Alberto alguna vez en el Instituto o por la calle, sólo había habido entre ellos saludos protocolarios, pero ahora que se fijaba la verdad es que es un cuarentón que resulta bastante interesante, por eso no le importó nada cuando él acompañó las palabras de su mujer con otro beso directamente en la boca y metiendo la mano, sin preámbulos, bajo su falda, comprobando la ausencia de ropa interior.
La camarera observó con alivio la presencia de sus dos clientas favoritas, estaba con la regla y la verdad es que no le apetecía demasiado su trabajo extra. Se alegró más al comprobar la amistad entre las dos clientas … ellas solas se organizarían para dejar más que satisfechos al resto de la clientela.
Olga es una Jefa de Estudios extremadamente competente, cumplidora a tope en su trabajo y que se encarga de que los demás también hagan el suyo eficazmente, sin concesiones a ningún tipo de irresponsabilidad. Magda es también muy responsable en su trabajo, docente vocacional, siente una gran admiración profesional y respeto por Olga, nunca habría imaginado encontrársela en el Eros y, al verla, sintió un irracional pánico de qué pensaría de ella. Magda es una excelente profesora, mucho más implicada en procurar la mejor educación de sus alumnos que lo general en estos tiempos, Olga ya se había fijado en ella hace tiempo y está planteándose darle más responsabilidades en el Instituido el curso próximo, pero no imaginaba que pudiese encontrársela nunca en el Eros y mucho menos un viernes de gangbang, se la imaginaba la típica jovenzuela enamoradita de un Juan del que siempre habla con cariño, pero se alegró de verla y de que fuese ella la famosa Magda de la que le habían contado que podía llegar a ser más puta aún que ella. La verdad es que la moza está buena, además de ser buena, sintió que aquello sería el comienzo de una gran amistad.
Juan y Alberto se sentaron en una mesa apartada a saborear unos cubatas contemplando el espectáculo de sus mujeres mientras charlaban relajadamente, a pesar del poco tiempo que se conocían los dos hombres se sentían como los mejores amigos del mundo y estaban dispuestos a serlo mucho más.
Esta vez Magda no necesitó aferrarse a Juan para dar rienda suelta a sus instintos más básicos, unas veces con Olga, otras sola, folló y se dejó follar con todo bicho con poya que se le puso al alcance, por delante, por detrás, por la boca, por dos o por los tres sitios a la vez. Igual hacía Olga, varias veces cuando coincidían se limpiaban el semen, cada una chupaba el de la otra y luego lo compartían tragándoselo en un morreo.
Esta noche la camarera striper tiene poco trabajo, Olga y Magda tienen muy bien entretenida a toda la clientela y la petición de copas ya es cada vez menor, sus compañeros se bastan para atender la barra de sobra, así que decide sentarse con Juan y Alberto, los únicos que siguen vestidos y sin participar en la orgía, sólo charlan animosamente y beben, aunque sin presentar ningún síntoma de embriaguez.
- ¿Qué pasa amigos, esta noche decidieron dejar solas a sus mujercitas o es que les ha comido la poya el gato?
Los hombres ríen la ocurrencia de la camarera y la invitan sentarse y tomarse lo que quiera. Ella les cuenta que está con la regla y que así no le gusta que la penetren pero que tiene sed y que le gustaría tomarse unos chupitos de leche de ellos y poniendo sin ningún pudor la manos sobre sus pantalones les pregunta si la dejan hacerles unas mamadas. La contestación de los hombres es bajarse las cremalleras y desabotonarse los pantalones, ella termina de desnudarlos y se arrodilla entre ellos. Con cada una de sus manos coge los testículos de cada uno de ellos, masajeándolos y estirando los dedos para tocar y masajearles también los culos, la boca y la lengua las dedica con pasión a las poyas, alternándolas o metiéndoselas las dos al mismo tiempo cuando puede.
Ellos la dejan hacer acariciándole los pechos, la cabeza, el pelo, la cara. La experiencia y la habilidad de la camarera son extraordinarias, quiere que los dos hombres se corran al mismo tiempo y lo consigue, con las puntas de sus dos poyas dentro de su boca y la punta un dedo de ella en cada uno de anos. No tiene más remedio que tragarse algo de su lefa aunque no quiere, quiere saborearla y retenerla en su boca para llevársela a las mujeres que parece que olvidaron que son sus parejas. Se acerca a ellas, sin palabras les muestra lo que tiene en la boca, ellas juntan las suyas y se ponen debajo, las tres comparten aquel elixir de la vida. Cuando sus bocas ya están vacías, la camarera acerca la suya al oído de ellas y señalándoles a sus hombres les dice
- Esto era de aquellos dos caballeros, que todavía no han hecho nada con Vds. esta noche. Les informo que se que no son gays y ya ven Vds. que están bastante buenos.
Un enorme remordimiento asalta súbitamente a Magda. Olga, más veterana, ve las cosas con otra perspectiva
- Ahora se van a enterar los “cabrones” estos, que se querían escaquear, vamos a dejarlos secos nena.
Magda sigue a Olga sin saber muy bien qué pretende hacer. Olga se para delante de los dos hombres y volviéndose hace el resto de presentes, en voz alta para ser oída dice:
- Señores, se acabó la fiesta, todos Vds. ya han podido disfrutar bastante y deben estar más que satisfechos, ahora empieza el espectáculo, quien quiera puede quedarse a presenciarlo, pero los protagonistas son estos dos individuos. El guión es muy sencillo, mi amiga y yo vamos a follarlos hasta que nos supliquen que los dejemos en paz. Si quieren, se admiten apuestas de cuantos polvos serán capaces de aguantar, pueden hacer juego señores.
Antes de que Olga terminase de hablar Magda ya se empleaba con sus manos y su boca en los penes de ellos que decidieron acomodarse para aguantar lo que se les venía encima.
Olga se fue directamente sobre el pene de Juan, montándose sobre él y metiéndoselo en el coño
- Con las ganas que tenía yo de comerme este bombón …
Magda terminó de poner a tono la poya de Alberto e hizo ademán de coger un condón pero entonces Olga, que controlaba la situación a pesar de estar cabalgando sobre Juan, le dijo:
- No nena, a pelo, estamos los cuatro sanos, mi marido tiene hecha la vasectomía, no te va a dejar preñada y seguro que te gusta sentir unos buenos chorros de lecha calentita dentro del coño … y tu Juan, seguro que controla y no se me va a correr dentro del coño, ¿verdad?
Magda se da cuenta de que Juan está follando con Olga sin preservativo, le mira un momento a los ojos y confirma
- No te preocupes, por supuesto que mi Juan controla.
La vista y la mente de Magda se concentran inmediatamente en el hermoso pene que tiene delante de sus narices, a dos centímetros de su boca, lo palpa, lo saborea, quiere sentir su piel, su tacto. Magda no había follado nunca sin condón, ya sabemos que es una chica muy responsable y cuidadosa, pero ahora moriría por sentir esa poya y todos sus líquidos, libres, dentro de ella. Se tumba hacia atrás, abre las piernas y le pide a Alberto
- A tope y no pares hasta que te corras, quiero tu leche en mis entrañas
De un solo empujón Alberto la penetra hasta el fondo, levanta sus piernas sobre sus hombros y comienza a bombear con todas sus fuerzas. Olga y Juan contemplan la escena sentados, ella sobre él, con su pene dentro de su culo y moviéndose rítmicamente mientras él aplica sus manos con pasión, una en su coño, con especial dedicación al clítoris y otra en las tetas. Cuando Magda siente la corrida de Alberto no puede evitar lanzar un grito largo y agudo que sólo es callado por la boca de Juan que también se ha corrido ya en el culo de Olga y se lanza al suelo para besarla y abrazarla. Olga y Alberto también están fundidos en otro abrazo e intenso beso arrodillados en el suelo. Olga no tarda en tomar de nuevo el dominio de la situación para decir:
- Bueno señores, ya nos han aguantado un polvo, pero nos tendrán que durar por lo menos otros dos … ¿o tenemos que pedir ayuda?
- Uno no, dos, -replicó Alberto- que el de la camarera también cuenta, pero yo puedo con otro, si queréis más habrá que pedir ayuda.
El portero y un camarero no tardaron en ofrecerse voluntarios “para lo que fuese menester”. Los cuatro aceptaron la ayuda y la mujeres lanzaron sus bocas a volver a poner a tono las herramientas de sus hombres mientras que los “ayudantes” se desnudaban. Las herramientas de los ayudantes no necesitaron ninguna preparación, ya estaban más que listas para la faena. Juan se tumbó de espaldas y atrajo sobre él a Magda que se metió su poya, a pelo, en el culo, abriéndose de piernas y ofreciendo un preservativo a quien lo quisiese coger, fue el portero, un cincuentón alto y recio, más bien algo gordote y con un poyón tremendo el que se lo puso y se la clavó en el coño de Magda. Para Olga quedó el camarero un veinteañero muy delgado con un pene también delgado pero muy muy largo. Olga se clavó la poya de Alberto en el coño ofreciendo el culo en pompa su joven ayudante que rápidamente se acopló y comenzó un mete-saca con toda la fuerza de su juventud.
El primero en correrse fue el camarero que, sin sacársela del culo, quedó inmóvil jadeando apoyado en la espalda de Olga, lo que aprovechó Alberto para acelerar sus movimientos hasta vaciarse también dentro de su mujer que, exhausta, se derrumbó apoyándose sobre su pecho al mismo tiempo que sentía el peso del joven camarero desde su cuello, por toda su espalda, hasta sus piernas.
El portero acompañó los resoplidos de su orgasmo succionando un pezón de Magda mientras Juan arreciaba sus embestidas para terminar de vaciarse en el culo de su amada. Cuando Magda notó el semen de Juan chorreando de su ano se sintió desfallecer y se dejo caer sobre él totalmente rendida.
El espectáculo había terminado, todos los presentes irrumpieron en una gran ovación. Cuando Magda, Olga, Alberto y Juan salieron del Eros empezaba a amanecer, decidieron ir a desayunar chocolate con churros. Este era el principio de una gran amistad.

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Si te ha gustado Magda y Juan 2 vótalo y deja tus comentarios ya que esto anima a los escritores a seguir publicando sus obras.

Por eso dedica 30 segundos a valorar Magda y Juan 2. jagredmancha te lo agradecerá.


Comentarios enviados para este relato
katebrown (18 de October de 2022 a las 21:35) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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