Más moscas se agarran con miel que con vinagre… ( CON fotos)

La verdad es que no fue nada fácil, pero a medida que yo poco a poco, fui derrumbando sus defensas, sin que se diera cuenta. También poco a poco, me fui metiendo en su casa. Ganándome con más facilidad, la amistad de Yashira su bella esposa. Al punto que la confianza de Ernesto en mi, era tal, que en ocasiones me pedía de favor que recogiera a su esposa, o la llevase de compras. Hasta que antes del año, Ernesto me confío en secreto que su mujer tenía muy mala bebida, razón por la cual, en ocasiones evitaba ir a las diferentes fiestas que los invitaban.

Yo como de costumbre me mostré comprensivo de su situación, y de una manera u otra la daba la razón por su manera de actuar. Bueno cierto día Ernesto salió de viaje, pero antes de marcharse por cuestiones de trabajo, me pidió encarecidamente, que vigilase a Yashira, yo desde luego que le dije que sí. Y no había pasado 12 horas de que él se había marchado, cuando me llamó para pedirme encarecidamente, que por favor que si podía acompañar a su mujer a una fiesta.

Aunque me hice de rogar, finalmente acepté. Y ya antes de las diez de la noche, de ese mismo día Yashira se comunicó con migo, algo avergonzada. Pero su interés era saber si yo realmente la acompañaría a esa fiesta. Cuando le dije que si, su rostro se alegró. No es que estuviera contenta de que yo fuera acompañarla. Al parecer Ernesto le dijo que si yo no podía ir, ella se debía quedar en casa.

Bueno llegamos a la fiesta, Yashira me presentó como su amigo, y no faltó entre sus amigas, quien le preguntase por su marido. Y se sorprendían al escucharla decirles, que fue idea de Ernesto que yo la acompañase. Bueno la verdad es que la fiesta era la mar de aburrida, Si bien es cierto que Yashira bebió algo, la verdad es que en todo momento se comportó digamos que bien.

Por lo que cuando ya íbamos de regreso a casa, se me ocurrió invitarla, a tomarnos un trago en un local que me conoce desde hace años. Yashira aceptó, y apenas llegamos me sorprendió ver como rápidamente se bajó de forma corrida varios tragos, luego a medida que nos pusimos a bailar, al yo ver que ella no le molestaba en nada que yo la apretase contra mi cuerpo, mis manos comenzaron a explorar su cuerpo, a medida que seguimos bailando, sin que ella se molestase o incomodase en lo más mínimo, así que cuando busqué con mis labios, los de ella. Yashira se dejó no tan solo besar de manera ardiente, sino que a medida que bailábamos, y nos besábamos, mi lengua fue jugando con la suya, hasta que regresamos a nuestras sillas, donde ella volvió a beber, como si fuera una cosaca.

Ya en esos momentos mi vecina se encontraba bastante borracha, tanto que cuando comencé a chupar sus pezones, frente a otras personas, ella no se incomodó, ni se molestó porque yo lo hiciera. De eso a meter mi mano dentro del corto pantalón que estaba usando, fue casi lo mismo, al grado que en cierto momento, ella misma se quitó el pequeño pantalón permitiendo así que frente a otras personas yo le agarrase libremente su coño.

Tanto ella como yo seguimos besándonos, sin importarnos quien estuviera a nuestro lado, o quien nos viera. De momento y de manera voluntaria Yashira se dedicó a mamar mi verga, como yo también le mamé su sabroso coño a ella.

Sus gemidos se escuchaban por todo el local, luego de eso, la coloqué sobre uno de los sillones, y sin pensar en la cantidad de personas que nos rodeaba, ambos ya casi del todo desnudos, disfrutamos de un sexo sumamente salvaje. Lo sabroso del coño de Yashira es que le aprieta a uno la verga, de forma y manera tal que no dan ganas de soltarla.

Bueno regresamos a su casa ya a eso de las cinco de la madrugada, yo la tuve que llevar hasta su cama, donde aproveché y por no dejar le di sabrosamente por el culo. Ya al medio día, la veo que se había levantado, y ella algo asustada me preguntó, que habíamos hecho la noche anterior. Yo sonriendo, solo le respondí. Nada, pero a medida que regresaba a su casa se fue sobando las nalgas, y de momento volteó a verme, y me dijo. A entonces lo de anoche fue un sueño, a lo que le respondí, seguramente.

No pasaron dos horas cuando recibí la llamada de su esposo, y cuando me preguntó cómo se había portado su esposa, le dije que bien, que ella no hizo nada que de seguro ni hubiera hecho, si él hubiera estado presente. Al rato Yashira me llamó a su casa, me recibió con una corta bata transparente, de esas que no dejan nada a la imaginación, y en un tono serio me dijo. Anoche te aprovechaste de mi, yo únicamente le respondí que si lo hice en la medida que ella me lo permitió, fue cuando frente a mi dejó caer su pequeña bata, quedando del todo desnuda. Bueno lo demás no se los cuentos, porque entiendo que no hace falta. En cuanto a mi buen amigo Ernesto, él está encantado de que yo acompañe a su mujer ocasionalmente. Aun cuando él se encuentre en la ciudad.