Luego del primer masaje volví a más sesiones. Lo hacía cada tres meses, más o menos.
Las sesiones eran extremadamente excitantes, y me dejaban muy relajado, pero no sentía necesidad de hacerlo con mayor frecuencia. Además de lo sexual, las sesiones consistían realmente en masajes.
Las tres sesiones siguientes a la primera fueron similares a la de mi primer relato. Pero en la quinta sesión la cosa pasó a mayores.
Estaba acostado desnudo sobre la camilla, boca abajo; cerré los ojos para disfrutar de lo que ya sabía que se avecinaba.
Empezó con mis piernas, subiendo a los muslos, primero la parte posterior pasando lentamente a la parte interior y llegando hasta mis nalgas. Desplazaba sus manos por ambos muslos, con bastante aceite, y ejerciendo la presión adecuada, desde abajo hasta arriba.
Cuando lo hacía por la parte interna, seguía con las manos por mis nalgas, abriéndolas con los pulgares y acercándose cada vez más a mi ano. Hasta que lo acariciaba cada vez que pasaba por allí.
En un momento se detuvo en mi culo, dejando una mano allí. Con el pulgar de esa mano frotaba la entrada de mi culo, y con la otra mano se dedicaba a masajearme los testículos; la sensación era muy excitante. Su dedo pulgar por momentos describía círculos por mi ano, y por momentos lo frotaba de abajo a arriba, ejerciendo una leve presión pero sin introducirlo.
Retiró su dedo pulgar, y pasó a utilizar el índice, esta vez para introducirlo en mi culo. Me follaba muy rico con el indice, mientras no dejaba de masajearme los testículos con la otra mano.
Pero no duró mucho. A pesar mío retiró su dedo de mi culo, las sesiones anteriores se había dedicado más tiempo a esa tarea.
Pude sentir que se paró frente a la cabecera de la camilla, frente a mi cara; yo estaba todo el tiempo con los ojos cerrados. Entonces empezó a masajearme los hombros y el cuello, con bastante aceite; se sentía relajante. Apenas empezó con mis hombros pude sentir algo rozar mi cara, por lo que abrí los ojos. Se había desnudado, era la primera sesión en que el masajista se desnudaba completamente, y pude ver su verga morcillona frotar por mi cara. Sonreí y volví a cerrar los ojos.
Al frotarla por mi cara pude notar que estaba buscando mi boca, por lo que decidí a unirme al juego. Cuando la verga se acercaba a mi boca movía mi cara, buscando su verga con la boca y separando levemente los labios, pero sin dejar que entre. En uno de los roces puede sentir que estaba largando jugos, y me tentó a sentir el sabor. Al sentir su verga acercarse a mis labios, saqué mi lengua para sentir el sabor de los jugos, y me gustó. Él lo notó, porque ahora frotaba su verga solamente por mis labios; separé los labios y dejé que la verga ingrese a mi boca.
Estaba morcillona, largando jugos. Continuaba masajeándome los hombros, pero ahora además me follaba la boca con movimientos lentos. Podía sentir como su verga se ponía dura dentro de mi boca.
Extendió la mano por sobre mi espalda y con un dedo me acariciaba el culo.
Al poco tiempo de que su verga esta dura, la quitó de mi boca, dejándome la boca llena de mi saliva y sus jugos; el sabor no era desagradable y lo tragué.
Su verga era delgada y no tenía más de diez centímetros.
Se puso detrás mío, haciéndome bajar una pierna de la camilla, y frotó varias veces su verga por mi culo, luego intentó meterla, pero la posición era incómoda.
Me tomó por la cintura, sentándose él en el banco de madera que estaba a un lado, y haciendo que me siente sobre él, dándole la espalda. Su verga entró en mi culo, y cuando la tenía toda adentro él me hacía subir y bajar, tomándome por la cintura. Luego soltó mi cintura, yo hacía el movimiento, y pasó sus manos hasta alcanzar mis pezones para acariciarlos.
Llegados a este punto debo confesar que era la primera vez que me metían una verga real en mi culo, pero no la primera vez que me follaban por el culo. Tenía una pareja (mujer) que varias veces me había follado el culo con un arnés...
Mi verga se había puesto muy dura, y la sensación de ser follado era fantástica. No sentía dolor, posiblemente porque su verga no era grande, y trataba de moverme lo mejor posible, recordando las veces que practicamos pegging con mi pareja.
Pero el masajista aguantó apenas unos minutos. Estaba disfrutándolo al máximo, cuando pude sentir cómo descargaba su leche dentro de mi culo; la sensación fue muy rica.
Me tomó nuevamente de la cintura, levantándome y sacándome su verga del culo. Sentía su leche salir de mi, deslizándose por mis piernas, pero él me limpió enseguida con servilletas.
Me indicó que me acueste en la camilla, boca arriba. Mi verga, que antes estaba muy dura, ahora estaba morcillona.
El masajista empezó a masturbarme, mi verga no tardó en volver a estar dura. Largaba mucho jugo, creo que más de lo normal, y esos jugos actuaban de lubricante mientras me masturbaba.
Cuando mi verga estaba dura, el masajista hizo un anillo en la base de mi pene con los dedos, ejerciendo presión.
Se introdujo la verga en la boca, esta vez la mamada fue mejor que las veces anteriores. En un determinado momento quitó mi verga de su boca, ejerciendo cierta presión con los labios al retirar la boca lentamente, y luego se acercó a mi cara. No me agradó en absoluto la idea de besarme con otro hombre, pero de entre sus labios empezaron a brotar mis jugos cayendo sobre mis labios. Entendí la intensión, así que abrí la boca y dejó que mis jugos caigan de su boca a la mía. Me gustó el sabor, más aún que el sabor de sus jugos, y me lo tragué.
Volvió a meterse mi verga en la boca, y un par de veces volvió a hacerme tragar mis jugos.
La mamada cada vez era más intensa, hasta que liberó la presión de los dedos en la base de mi pene. Eyaculé intensamente dentro de su boca.
Mantenía mi verga dentro de su boca, ejerciendo presión con los labios; gran cantidad de semen se deslizaba de sus labios y bajaban por mi entrepierna. Entonces empezó a quitar la boca de mi verga, sin soltar la presión de los labios. Se acercó nuevamente a mi boca y descargó gran cantidad de mi semen en mi boca; encontré el sabor delicioso.
Luego regresó a mi verga, para lamerla y tragarse todo el semen. Mi verga, mis testículos, la entrepierna... me dejó limpio. Terminó la limpieza cuidadosamente con servilletas.
La sesión había terminado.
Me fui muy relajado, más que las veces anteriores, pero con algo de culpa por haber sido cogido por otro hombre.
Sin embrago pesaban más las sensaciones vividas, por lo que no descarté acudir a más sesiones, aunque decidí que lo haría con menor frecuencia.
Entramos al cuarto y empezó todo, él me tomó por detrás y empezó a tocar mis nalgas y me susurraba cosas al oído: ¡eres una puta q aprenderá de mí!, ¡eres mi perra! Y yo se lo confirmaba le dije q seria su perra, el me volteo y quedamos frente a frente, y acercó su boca a la mía, pero mas q besarme su lengua paseaba por mi boca.
Relato erótico enviado por Putitacachonda el 29 de December de 2009 a las 23:34:17 - Relato porno leído 141775 veces
Aventuras en Paris
Jesús y Pablo marcharon a Paris para poder vender el video. Dejaron a sus tres amigos en una casa que habían alquilado en un pueblo muy pequeño en Huesca. Los dos habían quedado con Pierre, un ejecutivo muy interesado en esta clase de material.
Relato erótico enviado por mena55 el 24 de August de 2008 a las 13:55:00 - Relato porno leído 115101 veces
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morbi69
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