ME ACOSTE CON MI CUÑADA

Hola, Soy Felipe, la historia que les relataré es real, totalmente real.

Estoy felizmente casado 10 años, y de novio estuve una cantidad similar de años, conocí a mi cuñada hace 20 años, hermana mayo de mi esposa, nunca le vi con ojos diferentes a los de lo que es, mi cuñada.

Mi cuñada Jessica, madre de dos hijos, nunca se caso, y ha sido como una hermana para mi y una segunda madre para mi hija.

Al pasar los años, se ha ido poniendo buena mi cuñada, al que fui notando, pero jamás paso por mi cabeza, acostarme con ella, ni en sueños.

Todo comenzó como hace un año, llegué a casa de mis suegros una tarde y ella estaba ahí, sola, mirando televisión, saludamos y pregunte por la familia, y me responde que todos incluyendo mi esposa y mi hija, han ido a visitar a una cuñada que había dado a luz a su sobrino.

Sentado en el sofá, distante de ella. noto que se toca la cabeza y el cuello, y le pregunto que le sucede, y me comenta que le duele la espalda, el cuello y la cabeza; cabe anotar que soy entrenador deportivo, por lo que tengo noción de masajes y estiramientos quiroprácticos. A lo que le propongo hacer un masaje y descontracturar el cuello, y me responde bueno.

inicié la rutina para realizar el masaje en el cuello, y mientras lo hacía, percibo su olor corporal que me invade por la nariz y ataca mis sentidos, sacudo mi cabeza y me digo que me pasa, pero prosigo de manera profesional, le hago ponerse de pie para iniciar ejercicios de quiropraxia y la abrazo y siento sus nalgas sobre mi pene y percibo mucho más su aroma, aroma de mujer madura; luego le hago acostarse y continúo con el masaje, toco sus nalgas y me parecen una delicia, sus entrepiernas, su pecho, me excité, pero me mantengo en mi dinámica profesional.

Pero noté que ella también sintió lo mismo que yo, se éxito, cabe anotar que ya hace buen tiempo no conozco de novio alguno en su vida.

Pasó el tiempo y al cabo de unas cuantas semanas, caminando en la calle se dobla el pie, yo estaba en su casa aquella tarde, cuando llega adolorida, y nos cuenta lo que paso, de inmediato le realizo unos ajustes al pie para evitar que se ponga morado y controlar la inflamación, ella estaba con una falda larga que le cubría toda la pierna, le hago acostarse en su cama, y realizo masajes, y vuelvo a percibir ese olor a mujer madura y sexy, proseguí con el masaje y volví a sentir excitado, a hora no desaprovecho la ocasión para pasarle la mano por sus nalgas, y ahora bajo la falda, sentir su cachetero, realicé unos estiramiento en la pierna y en un movimiento de ella, considero involuntario por el dolor, paso mi mano cerca de su vagina, por encima del cachetero, y siento húmedo y mojado, me di cuenta que se había excitado.

Esta molestia le trajo algunos inconvenientes, y para mitigar su dolor hablé con un amigo fisioterapista, quedamos en que la llevaría a su consulta un sábado por la mañana, me puse de acuerdo con mi cuñada para ir, y así lo hicimos; pero tremenda sorpresa nos llevamos al llegar, mi amigo no estaba, le llamo y me responde que tuvo una emergencia y no pudo ir, que le disculpe por no avisarme antes, y me explicó que terapia pensaba aplicarle a mi cuñada.

Le conté a mi cuñada lo que pasaba y lo que me sugirió mi amigo, y le propuse que yo le hago el masaje, aceptó y fuimos para un motel, que contara con jacuzzi, para hacer la terapia. Cuando entramos ella se sorprendió, la verdad yo tan solo quería ayudarle con su dolencia, lo que pasó nunca estuvo en mi planes.

Lo primero que hice fue preparar el jacuzzi, mientras tanto ella se quitó la ropa en el baño, salió envuelta en la toalla, me puse detrás de ella y le retiré la toalla, vi su espalda completamente desnuda, su cabello negro ensortijado suelto, terminé de sacarle la toalla y vi sus nalgas redondas y sus piernas bien torneadas, piel blanca, con la luz del sol que entraba por la ventana, parecía un ángel, el corazón me latía a mil por hora; me puse por delante y pude admirar sus senos blancos, en los que resaltaban sus pezones café claro, su vientre plano y un hermoso y abultado vello púbico, bien recortado y cuidado ( cabe señalar que mi cuñada es estilista), me vio directamente a mis ojos por unos instantes, bajó su mirada y se cubrió los senos con sus manos, le tomé su mano derecha y le ayudé a sumergir su delicado cuerpo en el jacuzzi. Me separé de ella unos minutos, fui a mi auto a fumar un cigarrillo, la ansiedad me comía.

Al cabo de 20 minutos, los más largos de mi vida, regresé hacia ella, le preguntaba si todo estaba bien, y con voz tímida y nerviosa me dijo si, todo está bien, aproveche que la habitación tenía sala de vapor, preparé todo para que salga del agua y pase al vapor, fue impresionante la imagen que tengo de ella grabada en mi mente, salir del agua, con el cabello mojado y colgado sobre sus hombros, su piel blanca llena de gotas de agua, la hice pasar a la sala de vapor por 10 minutos, mientras tanto volví a mi auto a fumar otro cigarrillo, las sienes me latían a mil, parecía que me iba a dar un colapso.

Al terminar la etapa del vapor, la ayude a salir, venía la tercera etapa, el masaje en todo el cuerpo, volví a sentir mi corazón latir a mil por hora. La hice acostar en la cama, boca abajo, cubrí sus nalgas con la toalla, tenía que seguir siendo decente... o al menos intentarlo, porque quién podía serlo con semejante mujer recostada en la cama, en una habitación, solos, ella y yo.

Inicié el trabajo, primero la planta de los pies, subí a sus pantorrillas, un masaje un tanto fuerte, ella gemía de dolor, la verdad las tenía bien contracturadas, llegó la hora de sus muslos, separaré un poco sus piernas, por el filo de la toalla pude ver la línea que separa sus nalgas, seguí en lo mío, masajeando sus piernas aplicando una buena presión, subí a sus redondas y blancas nalgas, por fin las podía tocar piel a piel, subí a su espalda, seguí apretando el masaje, se notaba que le gustaba.

La hice poner boca arriba, inicié por la cabeza, su rostro, tenía sus labios rojos, carnosos, tomé aire, apreté los dientes y me armé de valor, me atreví a besar sus labios, fue un rápido roce, como decimos por acá, un piquito, que ella respondió. Seguí bajando hasta su pecho, sentir sus senos entre mis manos, piel suave, delicada, noté que sus pezones se pusieron duros, erectos, resaltando su areola café, provocativos.

Seguía bajando, llegué a su vientre y rozaba con mis dedos sus vellos púbicos, moví la toalla de tal manera que me dejó una vista espectacular de su vagina, rosada, una vulva y labios rosados un poco gruesos, y vi una ligera capa de brillo transparente sobre esa carne, pasé mis manos por su cintura, se sonrío, noté que estaba excitada, le separé las piernas para masajear sus muslos, pude ver como su vagina se abrió y me di cuenta que estaba completamente mojada, acomodé sus piernas de tal manera que su vagina quedó al filo de la cama.

Me atreví, le puse mi mano en su vagina, comencé a acariciar su clítoris, estaba hinchado, le metí un dedo, ella gimió y se estremeció, mi dedo se empapó en sus jugos, le metí dos dedos y se estremeció, comenzó a temblar, estaba muy caliente, mientras tanto mi pene estaba a punto de estallar, parecía que tenía vida propia, se movía queriendo salirse de mi bóxer; tal como acomodé sus piernas, su vagina quedó al filo de la cama, tomé aire, me repetía en mi cabeza que hago, tenía una lucha intensa entre mi moral, mis valores en contra de la tentación, del incesto, la lucha entre mi instinto, mi pene listo para penetrarla, esa vagina abierta, que hago Dios mío me repetía.

Volví a acariciarla con mi mano izquierda, mientras con mi mano derecha me bajé el short y el bóxer que estaba puesto, dejé que mi pene salga, que tome aire, en ese momento me decidí, acerqué mi pene hasta su vagina, y fue como cuando un imán atrae al metal, lo metí, hasta el fondo, ella abrió los ojos, levantó la cabeza me miró directo a los ojos, me esperé que me diga que no, que lo saque, sin embargo, ella recostó su cabeza y apretó las sábanas entre sus manos, me di cuenta que aceptó que mi pené la penetre, así que controlé mis emociones e inicié la penetración constante, mete y saca, ella comenzó a gemir, decía que rico... que rico.... que rico... comencé a besar su cuerpo, en un momento nos encontramos cara a cara, nos miramos a los ojos, y nos fundimos en un beso apasionado e interminable, nos abrazamos, mientras tanto yo seguía penetrando fuertemente su vagina, ella temblaba de placer, gemía y me decía dame más, quiero más, quiero todo, le metía mi pene completamente hasta el fondo, mis testículos golpeaban contra sus nalgas, en un momento mágico, los dos comenzamos a temblar, ella gritaba ¡¡¡ no aguanto más!!!! y sentí como su vagina explotaba y soltaba una gran cantidad de líquido, ella estaba terminando, al momento comencé a sentir que mi pene explotaba, una eyaculación que hace rato no había sentido, era gran cantidad de semen que se regaba por entre mi pene y su vagina.

Caímos rendidos, abrazados, mientras nos besábamos, ya con un poco de calma le dije que me perdonara, que no sabía lo que me pasó y no me pude contener, ella me dijo lo mismo, nos miramos a los ojos y nos volvimos a besar; yo acaricié sus senos y pezones que seguían duros, en ese momento me dijo:

- hace mucho tiempo que ningún hombre me tocaba, creo que ya me había olvidado de lo que es sentir que me acaricien, que me penetren.

- yo puse para de susto... y proseguí - como puede una mujer tan guapa estar sola y abandonada

- y me dijo - porque no he querido nada de nada, hasta hoy

Y bajando su mano, agarró mi pene y me dijo, vaya y todo esto se come mi hermana???

- a lo que tartamudeando le dije - pues si, aunque no diría que se lo come, eso suena a usar la boca y a tu hermana no le gusta mucho el sexo oral (mi pene mide 19 cm, creo que eso es normal) nunca me he considerado un dotado, sino un simple normal.

En ese momento se levantó y mirándome a los ojos me dijo - no puede ser - pero ella lo disfruta, y le respondí - pues si, eso me ha dicho ella, hasta ahora no se ha quejado- a lo que ella dijo - pues no deberías quejarse, lo tienes bien puesto.

Y mirándome fijamente a los ojos, sonrió y apretó con su mano mi pene, y me dio un beso largo y profundo, me mordió la lengua y abriendo su boca se lanzó sobre mi pene, me dio una mamada fenomenal, mi pene se perdía en su boca, so lo tragaba todo, era espectacular lo que mis ojos miraban.

Le di un par de nalgadas, que se le puso roja la piel y para evitar que le siga castigando, me puso su vagina en mi boca, entendí el mensaje, y comencé a chuparla y morder el clítoris, empezó a gemir y sentí en mi lengua como su vagina volvía a chorrear un líquido transparente y de buen sabor, su vagina sabía delicioso.

Se subió encima de mi pene, y se lo clavó hasta el fondo, vi como sus ojos brillaban de felicidad, sonreía y me decía maliciosamente - te comiste a dos hermanas-

Yo seguía en lo mío, disfrutando de penetrar a esta mujer indomable, ella movía como licuadora las caderas, exprimía mi pene con tal fuerza, que llegué a pensar que me lo iba a arrancar, así que cambié de posición, la puse en cuatro, le daba de nalgadas hasta que me dijo, méteme todo tu pene, por quiero sentirme tu mujer, quiero que seas mi hombre, a lo que obedecí y le penetré con fuerza mientras con una mano le seguían dando nalgadas, con la otra le cojí el cabello, empezó a gritar y a moverse fuertemente, mi pene entraba y salía sin parar de su vagina, ahí ocurrió algo sorpresivo, en un movimiento de mete y saca sin darme cuenta mi pene se había puesto detrás de su ano, y al empujarlo en lugar de entrar a su vagina, le rompí el ano.

Grito como cuando atropellan a un perro, me quedé estático con mi pene clavado en su ano, y ella me dijo - no lo muevas, me duele mucho, por ahí no era-

le dije calma ya lo saco no quise hacerlo, fue sin querer, debo decir que nunca había probado el sexo anal, y ella había sido virgen de ano.

Fue cuando dijo - ya lo metiste, no lo saques, dale por ahí, ya pasará-

Y le dí con todo, hasta el fondo, mientras ella se metía dos dedos en la vagina, fue una locura, hasta que terminamos otra vez, de una forma bestial.

Ella grita de dolor cuando le saque mi pene, lo cogió con su mano, lo apretó y vimos que mi pene estaba con sangre, me dijo -le rompiste la vagina a mi hermana, pero a mi me haz roto el culo- y me apretó con fuerza los testículos.

Luego nos duchamos y fuimos hasta cerca de su casa, dos despedimos dándonos un par de besos largos y profundos, me dijo -gracias por lo de hoy, le envidio a mi hermana; gracias pero esto no debe ocurrir más, lo entiendes- a lo que yo le dije que si, no debe volver a pasar-

me fui a dar un par de vueltas y regrese a casa, ya estaba mi esposa y mi hija con mis suegros y mi cuñada, llegué y saludé con todos buscando no levantar sospechas.

Mi cuñada me sonrió, dándome el beso en la mejilla y pícaramente me dijo -hola cuñadito, ya era hora que llegues-

Esta historia es real, y créanme cuando digo, ojalá pudiera repetir el día con Jessica.