Me apasiona tanto el boxeo, que…. ( CON fotos)

La verdad es que al principio, lo complací ya que él es quien paga las cuentas. Pero una vez que entramos al lugar donde se realizarían los encuentros, quedé maravillada. Era tal la excitación entre los asistentes, que pienso que me contagié con eso. Y ya al poco rato, yo también le estaba gritando a los boxeadores, que se dieran más duro, sin tener la menor idea de lo que les decía.
Mientras que mi marido, muy orgulloso, me presentaba a un sin números de vividores iguales a él. En una de esas me presentó a uno de sus muchachos, que esa noche tenía un encuentro, y por lo que escuché su rival, era tremendamente bueno. Tanto que se referían a él como el nuevo Mano de Piedra. Nuestro chico, subió al rin, se preparó y apenas tocó la campana salió a pelear. Su rival habrá tenido las manos de piedra, pero de seguro su quijada era de cristal, ya que nuestro chico apenas le dio un derechazo, lo lanzó a la lona, de donde lo tuvieron que ayudar a ponerse de pie, después de que le contaron hasta diez.

Mi marido estaba sumamente feliz, subió al rin, lo felicitó, de seguro le dijo que llegaría a campeón, que ya le estaba cuadrando su próxima pelea. Pero apenas regresó a mi lado, le dije que iba al baño, que por estar bebiendo cerveza, me dieron unas fuertes ganas de orinar, lo que en realidad era cierto. Como él estaba tan entusiasmado, lo dejé charlando con otros promotores. Yo por mi parte como el único baño limpio que conocía en todo eso, era el del vestidor de nuestro boxeador, me dirigí a ese.

Yo ignoraba que él, se encontraba todavía en el vestidor, y justamente entré cuando se estaba quitando el interior, por lo que asombrada me quedé viendo su miembro, ya que lo tenía completamente erecto. Al verme, algo avergonzado, me dijo. Es que aún estoy sumamente excitado por la pelea. Yo la verdad es que no sé qué me sucedió, pero al verlo en esas condiciones, lo que yo hice sin decir una sola palabra fue, arrodillarme ante él, agarrar su erecto miembro y llevármelo bien gustosa a la boca. Yo por lo general, no me gusta ponerme a mamar, pero en ese instante, me pareció el premio adecuado para nuestro campeón.
Sin pérdida de tiempo se dedicó acariciar todo mi cuerpo, sacando su verga de mi boca, y diciéndome que deseaba el premio mayor. Así que en el piso del mismo baño del vestidor, me penetró. No podía creer que yo estuviera haciendo una locura como esa, ya que en cualquier momento podía entrar mi marido, o cualquiera de sus ayudantes, y encontrarme follando con su pupilo favorito. Pero a la vez, como el mismo chico dijo, él deseaba el premio mayor, y quien era yo para negárselo. Así que abrí mis piernas, mientras él me penetraba divinamente. Su olor a hombre sudado me impregnó toda, pero la verdad es que no me importó. Yo chillaba de placer a medida que sentía su miembro entrando y saliendo de mi coño, una y otra vez, mientras sus grandes y fuertes manos, me acariciaban toda. Yo movía mis caderas, al tiempo que gemía y chillaba a todo pulmón. Disfrutando del gran placer que él me proporcionaba. Era tal mi excitación, que disfruté de un salvaje orgasmo, a medida que cabalgaba sobre su verga, mientras que él se encontraba recostado en el piso.

Apenas ambos disfrutamos de un intenso clímax, yo como pude me asee, y rápidamente me puse mi ropa, pero antes de marcharme, le prometí, que si volvía a ganar su próxima pelea yo estaría ahí para premiarlo nuevamente. Cuando regresé a nuestro palco, creo que mi marido, de lo feliz que estaba, ni cuenta se dio de que yo me había marchado…..