Me arreglaron mi auto de gratis en el taller… ( CON fotos)

Eduardo mi esposo aparte de que es sumamente tacaño, es también sumamente abusador. Y para no gastar la gasolina de su auto, recientemente usó el mío, pero encima de eso me lo daño. Así que cuando le pedí que me diera el dinero para la reparación, lo que me dijo fue. Ok, yo lo voy a pagar, pero el mes que viene. Por lo que me iba a quedar sin auto prácticamente más de veinte días.

Así que fui al taller, donde me lo estaban reparando, y pedí hablar con el encargado. Nada más de ver la manera en que me veía, sentí que me desnudaba con su mirada, al igual que el resto de sus compañeros. Pero a pesar de eso, procuré explicarle mi situación, diciéndole, lo que el amargado de mi marido me había dicho. Antonio me escuchó detenidamente, poniéndome mucha atención, aunque pienso que en lo que su mirada estaba fija era en mis tetas. Pero aun y así proseguí.

Al terminar, él de manera muy cortes me dijo. Señora la entiendo, pero espero que usted me entienda a mí, la única forma en que yo le puedo entregar su auto, y que mis muchachos, no se molesten por no pagarles, sería si usted acepta acostarse con todos nosotros. Yo sé que es toda una falta de respeto, un abuso de nuestra parte, que somos una partida de enfermos sexuales, pero es eso o esperamos al mes entrante que su marido nos quiera pagar.

Yo la verdad es que me encontraba entre la espada y la pared, por una parte no tenía un centavo encima, y por otra necesitó mi auto con urgencia, ya que si no seguramente perdía mi trabajo. Que era lo que Ernesto quería, para así ponerme a trabajar con él, lo malo de eso es que como soy su esposa, no me paga, con el cuento de que el negocio es nuestro.

Ya estaba a punto de marcharme, cuando escuché a uno de los chicos comentarle a su jefe. De la que nos perdimos, se ve que esa mami es un tremendo polvo. No sé qué fue lo que me sucedió, pero escuchar a ese atorrante, expresarse así de mi, como que me excitó de tal forma y manera, que dando media vuelta, me dirigí donde el tal Antonio, y le pregunté, Si es que lo hacemos, como dices, hoy mismo me puedo llevar mi auto. A lo que Antonio me respondió, ya está listo, mamacita.

Eran más o menos cinco o seis hombres morenos, que al ver que yo frente a su jefe, comencé a quitarme la ropa, de inmediato todos sonrieron, y así mientras uno fue y cerró la puerta del taller, los demás también comenzaron a desvestirse. No es que yo sea una puta, pero cuando se presenta una crisis, una debe saber cómo resolverlas. Y a única manera que se me ocurrió fue esa. Por lo que cuando entre los cinco me rodearon, de inmediato el Antonio les dijo, vamos por orden de antigüedad, dentro del taller, así que yo soy el primero.

En efecto Antonio fue el primero en enterrarme sabrosamente su verga dentro de mi coño. Yo por mi parte, cuando vi frente a mi boca otra de esas grandes vergas, no dudé ni un segundo en metérmela en la boca, y así el resto de la tarde esos cinco negros, me fueron clavando sus respectivas vergas, ya fuera en el culo, en mi coño, o mi boca. Lo bueno de todo eso es que a medida que ellos me fueron penetrando, me imaginaba la cara de mi esposo si se llegase a enterar de lo sucedido. Yo movía mis caderas, al tiempo que ellos no dejaban de meter y sacar ya fuera de mi coño, de mi culo o de mi boca, sus poderosas vergas.

Cuando finalmente terminamos, y pude asearme en un pequeño baño, al salir ya vestida, Antonio me entregó las llaves de mi auto, diciéndome, que estaba a la orden para cualquier otra reparación. El resto del personal, sonriendo también se despidieron de mi. Al llegar a casa, le dije a Ernesto que una amiga me había prestado el dinero, pero que sin falta debía pagarle a ella, ya que su esposo es uno de los campeones de la lucha libre. Eso último se lo dije para asegurarme de que me dé el dinero completo.