Siendo el discípulo favorito de mi profe, tenía acceso a su casa donde fui víctima de los encantos de su esposa
Relato
Mi profesor de antropología tiene fama de ser alguien que los estudios e investigaciones que hace lo distraen mucho:A mi me encantan sus clases y le pongo mucho empeño en leer siempre más de la cuenta por lo que me he ganado la confianza y el reconociemiento de mi profe. Muchas veces he debido sustituirlo en clases para dirigir discusiones, y, a veces debo consultarlo sobre asuntos académicos por lo que he tenido que ir a su casa y a veces me ha invitado a cenar y yo me he ofrecido a hacerle algún que otro favor para darle oportunidad a que no se distraiga. Debido a estas visitas mias a su domicilio he debido experimentar las más apasionadas historias que no tienen que ver con antropología, o quizá sí...mmm.. El caso es que una ocasión ël estaba tan metido en su lectura en su estudio que ni cuenta se dió de que me había despedido. Yo salí sigilosamente para no interrumpir su concentración; así llegue hasta el salón principal, y por no querer importunar a su familia, quise salir por atrás, por la puerta de la cocina y, !oh sorpresa!, encuentro a su esposa quebebía un café, sola, y ya en bata de dormir. Me saludó y me ofreció una tazá de café, por educación acepté sin dejar de perturbarme porque, confieso, ellla siempre ha sido la atracción de mis compañeros y mia. Siendo mucho menor que mi profe, se había casado con él más atraída por su fama que le aseguraba una vida más cómoda, pero se veía que no le iba tan bien porque siempre que iba a recoger a su marido no dejaba de mirara los chicos con aire de gata en celo. Bueno, me tocó a mi la suerte de estar cerca y ella, sabiendo que me gustaba, empezó el juego de la seducción el modo absolutamente fiera de l estilo con su marido, formal e intelectual. Al servirme el café, dominando la situacion me dijo:
- Sé que eres el mejor alumno de mi esposo...
-Así es, le respondí.
- Pues no sé si eso sea bueno, me contesto.
-¿!Claro que lo es!, le dije con cierta vehemencia, como queriendo afirmar la preferencia por el profe.
- Pues te diré que demasiado trabajo intelectual, descuida las otras partes de las que estamos hechos...mmm
- Pues, tal vez tenga razón... se lo dije titubeando e intuyendo a dónde iba.
-!Claro que tengo razón!. Me soltó, y acercándose a mi, sin darme tiempo a reaccionar, puso su mano en mi bulto y me dijo:
-!Esto es lo que más se perjudica, porque de tanto pensar, se descuida de lo principal. Así que de la manera más descarada empezo a sobarme mi bulto y mirandome a los ojos, con su modo felico, se acercó a mi y susurró:
-!Ven papito, aprovéchate de esta putita que soy!....!ahhh!. Y enseguida me besó de tal modo que me hizo olvidar la antropología de inmediato y ya prendido me valió madre el resto. Mientras ella me seguía sobando mi verga hasta ponerla dura, yo empecé a morderle y lamerle tus tetas que als tenía divinas, duritas y con sus pezones curitos también. La tomé de sus nalgas, la apreté hacia mi y nos devoramos en el beso más apasionado y lascivo que haya tendio en mi vida....mm....nuestras lenguas se enredaban como si ellas solas fuesen suficientes...y yo seguía apretujándola de sus nalgas... hasta echarle mano en su rajita y seguir su camino hasta encontrarme con su panocha tan mojada y caliente que me despertó lo animal e instintivo en cosas de sexo. Ella me decía: !Cojeme rico papi! !Cojeme!... así que yo la puse sobre la mesa... le abrí sus piernas y empecé a lamerle su coño, a disfrutarlo deliciosamente porque es mi riitual que antes de coger a una mujer debo prenderla y hacerle desear más haciéndole sexo oral. Ella gemía rico... se meneaba transmitiendo asi, de manera voluptuosa su gusto. Yo devorandome rico su coño, frotando su clitoris con mi lengua endemoniada...ricooo...uff.... En esas su marido llamó a su esposa, y ella sin inmutarse le respondió gritando:
-No te preocupes mi amor, sigue leyendo que ya voy a mi habitación a ver las notivcias.
Yo, como dije, ya nada me importaba, así que el efecto de escuchar la voz de mi profe más bien surtió un efecto mas erótico en mi, y no esperé más y de pie yo, ella sobre la mesa, se la clave mi verga duura y venosa y la iba deslizando dentro de su panochita...mientras con las manos le manoseaba sus tetas ricas y metia mis dedos en su boca para que me los lamiera....Así, dandole fuerte, sacudiñendola toda por las embestidas salvajes de mi verga... llegamos al mayor de los orgasmos, sudoando eso si por todos nuestros poros, pero, antes de terminar, ella me dijo,....
-!quiero que acabes en mi boza...quiero sentir tu leche embarrándome toda.
Y cual sería mi sorpresa, que dándose modos, tomó una tasa y la colocó en mi verga.... diciéndome:
-Este es el mayor de mis placeres. Una parte en el cafñe, otra en mi boza y otra parte de tu deliciosa leche en el resto de mi cuerpo!.
Y así fue.... acabé de manera colosal... derramando mi leche tal como ella lo dispusiera. Ya acabado, y luego de que ella misma sintiera que había acabado le pregunté:
-¿y qué harás con mi semen en la taza?
Ella no me respondió, se notaba que aún tenía mi lechita en su boca sin tragársela. Inmediatamente puso café y un poco de crema en taza que contenía mi semen, lo revolvió, buso un dulce que se lo metio a la boca y con voz llena de mi semen y el caramelo me dijo:
- !Ven, sígueme, y mira lo que voy a hacer.
Cual sería mi sorpresa verla que se acercaba cariñosamente a su marido, mi profe, le ofrecía la taza de café que contenía parte de mi semen, e inmediatamente lo besaba cariñosamente. El le respondío como si eso fuese una rutina, le agradeció el cafñe y empezó a bebércelo.
Cuando ella salió del estudio de su marido y me encontró me dijo:
-!Qué rico, le gusta endulzar así el café con crema! LO más rico es que ni se da cuenta que se bebe la lechita de mis amantes y que por mi boca endulzada con un dulce le hago que saborre el semen que me hizo gozar.
Confieso que eso me dejó totalmente asombrado y, no sé por qué, mi verga empezó a endurecerse otra vez y ella, la esposa de mi profesor, mirádome sonriente y coqueta me dijo:
- Ahora es mi mayor placer mamártela detrás de la puerta del estudio donde mi marido lee con tanto afán.
Ambos iniciamos a besarnos con toda pasión, con aun más pasión que la primera vez, mientras nos besamos Armando comenzó a tocarme mi zona intima debajo la falda de mi vestido y como consecuencia a esto de inmediato me moje toda, ¡Quiero hacerte el amor! Me dijo suavemente al oído, -Lo sé y también quiero- le conteste.
Relato erótico enviado por putita golosa el 29 de August de 2010 a las 23:31:22 - Relato porno leído 513621 veces