A mis apenas trece años me decidí por disfrutar la verga de un hombre, que mejor que con mi tío borrachín, me sorprendió su enorme miembro.
Relato
Iniciar un relato es complicado, establecer el comienzo de la historia se vuelve difícil.
La mía se vuelve más; no se en que punto mi deseo sexual se originó y se volvió incontrolable. Mis recuerdos me llevan a episodios de cuando tenía como ocho o nueve años, cuando con un primo según él y yo nos poníamos en posición de perrito y ya con la erección nos refregábamos el uno al otro el miembro entre las nalgas, mi primo nunca dijo nada, yo si recuerdo mencionarle que se sentía muy rico y caliente su pene en mi culito; por otra parte, con una prima, de la misma manera en ese despertar sexual llegamos al punto de copular, en mi mente aun recuerdo mi pequeña verga introduciéndose en su virgen puchita, rompiendo su himen, con ella a esa edad la desvirgué también analmente, me gustaba más penetrarla por su culito que por su vagina.
Al cabo de dos años, la familia de mi primo se mudó de la ciudad, mi prima con la que cogí cerca de dos años fue creciendo y ya no volvimos a disque coger. Mi única satisfacción eran mis manos, y por esa época me comenzó a gustar el acariciarme las nalgas, jugar con mis dedos mi culito, dedearme en pocas palabras y venirme rico.
Teniendo aproximadamente trece años, en una mañana lluviosa, escuché los gritos de un tío político (el papá de la prima que mencione anteriormente), el era un alcohólico, para no decir “teporochito”, siempre andaba hasta las manitas de borracho, esa ocasión no era la excepción, por la ventana de mi casa podía ver hasta la entrada de su vivienda, esa mañana todos se habían ido a trabajar, mi mamá y mi tía trabajaban en la ciudad y mi prima se había ido a clases, yo no fui porque no iba a llegar mi maestro, y al principio como buena acción del día, salí de la casa y me dispuse a ayudar a mi tío que se había caido y por lo alcoholizado no se podía levantar del suelo, se resbaló y cayó con el lodo que se formó en la entrada de su casa. Me acerque y pude notar que titiritaba por el rato que ya llevaba mojándose así que como pude lo incorporé y abrí la puerta de su casa, lo llevé a su recamara, lo acosté en su cama y lo cubrí con una sabana.
Me disponía a irme cuando escuché que balbuceaba el nombre de mi tía, que era una puta, que donde estaba; ahí lo iba a dejar, pero ahí una idea cruzó por mi mente como rayo, pensé, esta es la oportunidad de ver un miembro de un adulto, jugarlo, olerlo, besarlo…mamarlo.
Disimulando mis intenciones, trate de cambiar la voz, ya no le decía tío, le repetía si Alonso, lo que digas, le quité la playera mojada que traía, le quité los zapatos y calcetines y luego le comencé a bajar el pantalón, el ni en cuenta, seminconsciente estaba a mi merced, únicamente lo dejé en trusa, su piel estaba fría. Fui a asegurar la puerta, pues se me había olvidado cerrarla y cuando volví comencé a revisar los cajones del closet de mi tía, buscando su ropa interior, las encontré, escogí la que más me gustó, una tanguita de seda negra, con encaje, muy sexi, me quité toda mi ropa para calzarme esa prenda, me quedó perfecta, me ví en el espejo que tenía en su recamara y mis nalguitas que ya para ese entonces eran un poco respingaditas, se me veía fenomenal.
Me metí a la cama con mi tio que dormía y balbuceaba palabras de vez en cuando, me puse de lado, buscando que me abrazara de cucharita, que pensara que tenía abrazada a mi tía. Le repegué mis nalgas y poco a poco mi mano fue buscando meterse debajo de su trusa, su miembro estaba flácido y frío. Como no sentí que se despertara o algo parecido, lo puse boca arriba y lo destapé, ya para ese momento mi cuerpo junto a el ya lo había calentado un poco, le bajé su ropa interior y pude ver su miembro no muy grande, obviamente mucho más grande que el mío, tenía mucho vello púbico pero eso no me desanimo. Lo empecé a juguetear con mi mano y como que quiso reaccionar, así que me acerque a olisquearlo y su olor a orines casi me desanima.
Le masajee su miembro al mismo tiempo que me acerque a su rostro para ver su reacción y nada, no se despertaba, lo tuve frente a mi rostro y le comencé a besar su cuello, subí por su barbilla y entonces le di un ligero beso a sus labios, seguía sin reaccionar él, con más confianza le acaricié su rostro y me fundí un beso apasionado, su aliento mezclado con el alcohol me alocó intensamente, con frenesí pero con sutileza lo masturbaba, luego de un rato de mis besos hacia Alonso, bajé desesperadamente hacia su verga, no me importó ya nada su olor, comencé por besarle sus testículos, grandes los tenía y creo que eso lo estimuló más porque de inmediato comenzó a crecer y a crecer, era una cosa enorme, mi boca por un lado besaba sus huevos y mi mano por la otra subía y bajaba por su falo, el glande aparecía y desaparecía de su prepucio, comenzó a salir líquido seminal muy viscoso, con un olor fuerte, pero excitante. Por fín me decidí y en un movimiento rápido intenté meter todo su miembro en mi boca y ni siquiera llegue a meter la mitad, de verdad era enorme o mi boca aún era muy pequeña.
Le quité con mi boca todo el sabor salado que tenia su glande, me desquició esa rica verga en mi boca, ahora el líquido seminal que salía era delicioso, resbalaba por mis comisuras, disfruté como nunca lo he vuelto a hacer de un miembro viril. Su pene estaba venoso, duro y viscoso, muy rico. Ya con mi mano completamente batida, me comencé a dedear mi hoyito, lo metía y sacaba con facilidad, con ese lubricante natural que producía mi tío. Entonces estando ya en esa situación, lo acomodé a la orilla de la cama, me bajé la tanguita a media pierna, abrí mis nalgas con mis manos y me empecé a puntear con su verga en mi culito, muy rico y caliente sentía su herramienta rozar mi esfinter, la lubricación era exquisita y ya con mi mente nublada por el placer, fui introduciendo muy, pero muy lentamente la enorme cabeza de su verga en mi hoyito, me costó muchísimo que entrara, fueron varios intentos y dolor en los que sentía que me iba a reventar algo, pero por fin después de un rato logré que entrara, cuando lo logré, tuve mi gran primer orgasmo, mis piernas temblaban de lo rico que me estaba viniendo, me sentía completamente abierta, ya había encontrado el placer que tanto había buscado, sin exagerar, le medía fácilmente como 20 ó 22 centimetros de largo todo su miembro, pero lo que más me encantó fue lo grueso y venoso que estaba, cerca de 14 ó 15 de grueso, por eso mi tía no se quejaba de su borrachera, con esa cosa la tenia contenta.
Seguí sentándome en un vaivén erótico en ese fierro hasta que por fin logró entrar todo, me vine nuevamente, no podía creer que en tan pocos minutos estaba eyaculando otra vez. De pronto sentí que Alfonso me tomó por la cintura, se me heló la sangre, pensé que había despertado y se me iba a armar, pero no despertó completamente, me jaló hacia el y me comenzó a morder mi espalda, nos giramos y quedé completamente abajo yo de él, no se si estaba conciente o nó pero comenzó a follarme con mucha fuerza, mis grititos se convirtieron en gemidos y me volví a venir sobre las sabanas, inmediatamente también lo sentí explotar en mi interior, sentí su palpitación y lo caliente de su leche preñándome, y eso fue todo, quedó inconsciente encima de mí, como pude lo quite de encima, dejándome todo abierto mi culito, palpitando y lleno de leche y sangre.
Me puse mis pantalones encima de la tanguita, mi playera y me fui a casa, me di un baño y limpie mi cuerpo. Tenía mucho dolor de mis caderas y sobretodo de mi hoyito, a partir de entonces y cada que se presta la oportunidad, aprovecho y me cojo a mi tio el borrachito. Lo amo.