Cuando Gerardo mi novio, que para esos momentos estábamos por casarnos, a mi hermano menor Luis, al padrino de mi novio Don Pedro, y a sus amigos, se les ocurrió darle una despedida de soltero a Gerardo. Cosa que a mí me molestó mucho, por el montón de cosas, que me han dicho que pasan en esas despedidas de soltero.
Relato
Bueno yo me las arregle para saber cuando y donde sería la condenada despedida de soltero, que le darían a Gerardo, pero cuando escuché, hablando por teléfono a mí hermano, diciéndole a uno de sus amigotes, que gracias a un gay que conocía, contrató a varias fulanas, para que todos pasaran un buen rato, decidí presentarme en la fiesta sin invitación.
Yo no sabía realmente, que era lo que yo iba hacer una vez estuviera en la fiesta, pero la sola idea de que a mi novio lo acostasen con alguna puta de esas, me dio una tremenda rabia. Luego me enteré por otra indiscreción de mi hermano, que la persona que contrató a las putas era un chico gay amiguito mío, así que hablé con él y me dijo que ya todas las putas habían sido contratadas pero que necesitaban una mesera, que no fuera muy quisquillosa y se dejase tocar, además también me dijo, que todas las que fueran a la fiesta, deberían estar únicamente vestidas con ropa íntima de encajes y que para hacer la cosa un poco más caliente y misteriosa, a las chicas les darían antifaces.
Así que convencí a mi amiguito para que me dejase ser la mesera esa noche, aunque al principio no le gusto la idea, finalmente aceptó, por lo que me puse una peluca rubia, y con lentes oscuros, esperé en mi auto, el momento en que comenzaran a llegar las putas, y cuando ellas comenzaron a entrar en la casa del padrino de mi novio, que fue donde se estaba haciendo la fiesta, me colé sin que nadie me reconociera, o se dieran cuenta de quien yo era.
Una vez dentro, al igual que el resto de las cinco tipas que llegaron, me quite mi vestido, y los lentes oscuros, para quedarme con mis pantis y sostén de encaje negro rojo, un liguero que sujetaba mis medias negras de maya, y unos zapatos de punta de aguja bastante altos, muy similar a las que todas ellas tenían puestos, de inmediato por suerte en casa tenía un antifaz en tela de raso de color violeta oscuro, adornado con muchas perlas de fantasía unidas por un cordel dorado, que me regaló mi amiguito gay, y que según él, el antifaz se lo trajeron del carnaval de Venecia.
Ya dentro de la fiesta, quedó bien claro que yo sería la mesera, encargada de repartir las bebidas, y que si alguno de los invitados me pedía que bebiera lo complaciera, ya al fin y al cabo se esperaba que al final de la noche hubiera una orgía. Yo desde luego que no pensaba participar de ninguna manera, pero a medida que fue pasando la noche, uno que otro de los invitados a los que le fui sirviendo, me pedían que los acompañase, y para no llamar la atención también comencé a beber, y a sentir como uno que otro de los presentes me daban agarrones por las nalgas, cosa que me indignaba, pero aun no sabía qué hacer. Hasta que vi como al pobre de Gerardo lo habían emborrachado entre todos, al punto que ya antes de los doce de la noche se había quedado dormido. Yo estaba por marcharme cuando el mismo Don Pedro el padrino de Gerardo me ofreció un trago, y para que no sospechasen me lo tomé, y no bien lo había terminado, cuando otro de los invitados me pidió que también me bebiera otro más.
Sorprendida vi, como ya algunas de las tipas que estaban en la fiesta, o se habían terminado de quitar lo poco que les quedaba puesto, dejándose tocar por todos lados, mientras que a otra la tenían mamando verga, entre varios de los presentes, además casi todas se habían quitado sus antifaces. Fue el momento en que pensé marcharme, pero otro de los invitados me detuvo, insistiendo en ponerse a bailar conmigo, resultó ser mi hermano menor Luis, yo para que no sospechase, cambie mi tono de voz, hasta hable con acento de extranjera, y me puse a bailar con él. Pero a medida que lo íbamos haciendo, Luis comenzó no tan solo a bailar sino que sus dedos comenzaron a acariciar todo mi cuerpo, y sin yo poder evitarlo me ha plantado un tremendo beso al tiempo que no sé como se las arregló para soltar el broche de mi sostén, y hacer que se deslizase hasta el suelo, a medida que continuábamos bailando.
Yo estaba a punto de decirle que se detuviera, cuando apareció nuevamente Don Pedro, ofreciéndome que bebiera a pico de botella, con la idea de que después de que lo hiciera, me marcharía sin llamar la atención. Pero a medida que me estaba empinando la botella de ron, sentí la boca de mi hermano, sobre mis pezones, chupándolos y mordisqueándolos divinamente, al tiempo que también sentí como una de sus manos, se deslizó suavemente dentro de mis pantaletas, agarrando mi coño y apretando mi clítoris, sin que yo pudiera ofrecer resistencia alguna, mientras que con su otro brazo me mantenía bien sujeta contra su cuerpo, y podía sentir contra mí cuerpo aun por encima de la tela de su pantalón, lo duro y caliente de su erecto miembro. El hecho de que quien me estuviera haciendo todo eso fuera Luis mi hermano menor, me produjo un raro sentimiento de morbo, por una parte deseaba que se detuviera y me dejase marchar inmediatamente, pero por otra parte deseaba secretamente que continuase, ya que al fin y al cabo, supuestamente él no sabía que se trataba de mí.
Por su parte Don Pedro mantenía la botella entre mis labios, en cierta manera obligándome a seguir bebiendo. Hasta que no sé como terminamos, justo al lado de donde se encontraba Gerardo pasando la borrachera, Luis dejó de chupar mis inflamados y sensibles pezones, retiró su mano de mi coño, y casi de inmediato, me quitó las pantis, quedándome únicamente con mis medias negras de maya y el liguero que las sujetaba, al tiempo que prácticamente me recostó al lado de mi novio, quien por el estado en que se encontraba, parecía que no se enteraba de nada en lo absoluto de lo que pasaba a su alrededor.
Yo en esos momentos, ni idea tenía de lo que estaba por pasarme, así que cuando Luis me abrió las piernas y comenzó descaradamente a toquetear todo mi coño con sus dedos, desee intensamente que me empujase toda su verga, la que ya había comenzado a sacar de su pantalón. Yo estaba toda mojada, completamente espatarrada, con mis piernas bien abiertas disfrutando de lo que mi hermano me hacía, cuando al levantar la vista vi frente a mis ojos la verga de Don Pedro, dirigiéndose directamente hacia mis labios.
En ese instante no pensé en tan siquiera rechazarlo, me encontraba tan excitada y borracha que apenas estuvo a unos pocos centímetros de mi boca, la abrí, saqué mi lengua y con mucho placer me dediqué a lamérsela. Fue en ese preciso instante en que sentí como el tieso y caliente miembro de mi hermano, penetraba sabrosamente mi coño. Sus manos no dejaban de acariciar, apretar, y pellizcar mis senos y pezones de manera constante, hasta que de momento le escuché llamar a mi novio Gerardo, despertándolo y diciéndole, cuñado aquí tienes un culito para que sepas lo que es bueno antes de que te cases con Daniela.
El solo escuchar todo eso me produjo tremendo pánico, no tan solo porque Gerardo se pudiera despertar y reconocerme, aunque aun tenia la peluca rubia y el antifaz violeta, sino por el que realmente me fuera a dar el por el culo, cosa que jamás en mi vida había hecho. Pero en esos mismos instantes Don Pedro de manera ociosa agarró la botella de ron, y dejó que el liquido corriera por sobre su verga hasta llegar a mi boca. Yo respondí de inmediato abriendo más mi boca y recibiendo su verga dentro al tiempo que me tragaba el ron que por su verga escurría.
Ya me había, en cierta manera, olvidado de que Gerardo se encontraba tras de mí cuando sentí entre mis nalgas sus dedos, completamente mojado en saliva, explorando mi hueco. Al cabo de unos pocos segundos sentí dolorosa y sabrosamente como mi futuro esposo me enterraba divinamente toda su verga, al punto que hasta varias lagrimas se me saltaron, al tiempo que contuve las ganas de morder la verga de Don Pedro.
Gerardo puede que hubiera estado bien borracho cuando lo vi tirado apenas llegué, pero en esos instantes no dejaba de meter y sacar toda su verga dentro de mi adolorido culito, al mismo tiempo que Luis hacía lo mismo con mi acalorado coño, y Don Pedro casi me estaba ahogando con su verga dentro de mi boca. Yo no es que lo haya pasado del todo mal, lo cierto es que al poco rato comencé a disfrutar de lo que los tres me estaban haciendo, hasta de mamar la verga del padrino de mi novio. Me movía como toda una puta, y cuando Don Pedro finalmente se vino dentro de mi boca y parte de su semen cayó sobre mis labios y barbilla, con mi propia lengua y dedos los recogí y me los chupé hasta que no dejé ni una sola gota de su leche sobre mi rostro.
Luis continuó clavándome deliciosamente todo su duro miembro, hasta esos momentos, yo ignoraba lo divino que mi hermano menor hacía el amor. Lo sacaba casi del todo para volver una y otra vez a clavármelo sin misericordia alguna, mientras que yo disfrutaba de todo lo que me estaba sucediendo. Hasta que de momento, Gerardo extrajo su verga de mi culo, y de manera violenta, me obligó a que me lo metiera dentro de mi boca y continuase mamándoselo, hasta que se vino, y al igual que me pasó con Don Pedro su padrino, terminé por tragarme todo.
Luis en lugar de venirse dentro de mi coño, sacó su verga y de manera viciosa regó todo su semen sobre mi desnudo cuerpo, dejándome tirada, con mis pierna bien abiertas, sobre los almohadones al lado de mi novio, quien una vez que terminó de venirse, se volvió a tirar a mi lado quedándose completamente dormido.
Como pude me levanté, y a pesar de lo borracha que me encontraba, me dirigí a un baño, me medio lave, pero al salir sin mediar palabra uno de los invitados me puso a mamar mientras que el otro, dueño de una inmensa verga, sin reparo alguno me la metió tanto por mi coño como por mi culo. El sentir esa monstruosidad dentro de mí, contrario al dolor que me produjo Gerardo cuando me empujo su verga por primera vez, comencé a mover mis nalgas como si en ello me fuera la vida, al tiempo que me deleitaba mamando la verga del otro tipo.
Cuando ellos terminaron conmigo, me quedé tirada en el suelo, y algo que jamás en mi vida pensé realizar pasó, una de las mujeres que estaba observándome, se me tiró encima y me obligó a que mamase su coño, mientras otra, un poco más pequeña que yo comenzó a lamer todo mi coño, hasta dejarme completa cansada de los varios orgasmos que me hizo alcanzar. Al despertar ya había comenzado amanecer, a mi alrededor estaban la mayoría de los invitados, y de las mujeres que llevaron a la despedida de soltero, durmiendo la borrachera de la noche anterior, yo como pude recogí mi ropa, y me di cuenta de que a Gerardo le habían pintado la cara, lo que a pesar del miedo que tenía de que me fueran a descubrir, me causo gracia.
Me puse mi vestido y justo antes de salir de la casa, me quité el antifaz la peluca rubia y los dejé tirados a un lado en el jardín de la casa de Don Pedro. Al llegar a casa me bañe, descansé y llamé a mi trabajo diciéndoles que tenía un catarro tan fuerte que no permitía ir a trabajar, por lo que me quedé descansando el resto del día en casa. Ya en la noche, me levanté a comer algo, y cuál no sería mi sorpresa, al encontrar en la cocina de casa, a Luis que entre sus manos mantenía agarrada la peluca y el antifaz color violeta.
Realmente me puse bien nerviosa, traté de no darme por enterada de lo que el carga entre sus dedos, hasta que me dijo de frente y sin rodeos. A ver Daniela piensas que no te reconocí anoche, desde que estabas en el auto me di cuenta de cuales eran tus intenciones. Yo me puse pálida, como un papel, sin saber que decir o hacer, hasta que él tomándome de la mano me condujo a mi habitación y me dijo, hermanita si no quieres que les cuente a todos los que has hecho, vas a tener que complacerme, en todo lo que yo te pida. Traté de preguntarle que si se había vuelto loco, y solamente me dijo. Tú no sabes mentir, y cuando frente a Gerardo yo diga lo que sucedió, tú te pondrás a llorar como una Magdalena, y de seguro le pedirás que te perdone, ¿pero sabes una cosa? Él no lo va hacer. Así que ya sabes o me complaces o adiós boda.
Luis se bajó el pantalón y señalando su verga con la punta de su boca, sin decir más palabras, supe que deseaba que se lo mamase. Ya estaba por arrodillarme cuando lo escuché decirme, pero quítate la bata, que después quiero probar tu apretado culito.
Ya Gerardo y yo nos casamos, y nuestra vida íntima es tremendamente satisfactoria, ya que desde la noche de bodas, apenas me insinuó que me dejase dar por el culo, se lo permití, aparte de que me manó mi coño y yo le mamé su verga a él. En cuanto a Luis me hermano, ocasionalmente aprovecha cuando Gerardo se encuentra de viaje, para visitarme, y entre mi hermano y yo disfrutamos de la delicia de lo prohibido.
Relato erótico enviado por Anonymous el 14 de December de 2007 a las 13:35:08 - Relato porno leído 783538 veces
Si te ha gustado Me colé en la despedida de soltero de mi novio y…. vótalo y deja tus comentarios ya que esto anima a los escritores a seguir publicando sus obras.
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narrador
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Comentarios enviados para este relato
Broncolp
(9 de November de 2010 a las 21:03) dice:
Es d lo mejor q he leido hasta ahora. Pero no le as sido infiel a tu wey? sofia1234
(9 de January de 2011 a las 14:18) dice:
yo quiero un hermano asi fefito
(28 de October de 2010 a las 18:23) dice:
Muy bueeno!!!! valeska
(23 de October de 2010 a las 08:43) dice:
exelente katebrown
(18 de October de 2022 a las 20:52) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF alf45
(10 de October de 2010 a las 09:43) dice:
y cuándo me la mamas a mí
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