Cuando cursaba la secundaria arrastraba la fama de mi madre en el barrio.
Ella, lo decían todos, era de no hacerse rogar demasiado a la hora de bajarse la bombacha.
Madre soltera con 32 años trabajando en una fábrica 10 horas por día me daba a mí una independencia absoluta para callejear todo el día.
Aunque no resultó fácil por mi estilo de vida había llegado a esta edad virgen, por lo menos en lo referido a mis orificios.
En lo que respecta a las intenciones varias veces me habían propuesto cogerme y me había negado. Es cierto, sí, que desde los doce o trece años sabía bien que era el sexo por lo que me habían dicho y por ver a mi madre bien ensartada en casa por algún compañero de trabajo o vecino que la visitaba... o para ser exacto que se la venía a coger.
El barrio en que vivíamos era bastante humilde con muchos chicos y chicas adolescentes que habitualmente andaban recorriendo el barrio con sus juegos,
A dos cuadras de casa había un terreno grande, como de una manzana de superficie, en donde había una cancha de fútbol y a un costado unos matorrales y un pequeño cañaveral.
Yo. Tres veces a la semana iba a una maestra particular a las cinco de la tarde y para ello debía pasar por el terreno que les comente. En la canchita siempre habían chicos jugando al futbol y cada vez que pasaba me gritaban procacidades, yo me hacía la desentendida pero los miraba disimuladamente.
Un Martes nublado de otoño volvía de la maestra particular y habían 5 chicos sentados alrededor de la pelota Solo conocía al Goyo, un chico de mi edad que había ido toda la primaria al colegio conmigo.
Goyo se acercó a mí mientras pasaba y me saludo:
-Hola Dolo como andas.
-Bien, le dije y tu
-estamos con los chicos charlando un rato ¿quieres venir?
Lo pensé un momento y considere las opciones: irme a casa a esperar a mi madre que llegaba muy tarde o charlar con Goyo y sus amigos
Me decidí por lo segundo evaluando que Goyo siempre había sido un buen amigo,
Fui con Goyo y me salude con los otros chicos que al ser del barrio también conocía algunos más y a otros menos-
Charlamos de conocidos, del barrio y de otras tonterías y nos reíamos mucho,
Realmente la pasaba bien con esos chicos aunque decían chistes de doble sentido que también me hacían sonreír.
Como a las 7, ya estaba oscuro, uno de los chicos al que le decían el negro dijo que tenía que ir a hacer pis a los matorrales y los otros cuatros dijeron que también iban, corrieron los cinco para ese lado y yo me quede parada esperándolos, desde donde estaban, unos 20 metros se reían y me gritaban que fuera a ayudarlos. Yo no fui pero los miraba. Goyo se me acercó y me dijo:
- dale ¿te dejas?
- ¿qué? le dije yo entendiendo pero no queriendo entender.
- ven. Vamos para allá así te cogemos me dijo sin más vuelta
Me quede perpleja y no sabía que contestar.
Al fin ensaye tartamudeando -¿cómo que me quieren coger?
- Dolo queremos darte pija... vamos para allá.
- pe... pero no... Como se te ocurre…
Los otros 4 se acercaron y me empezaron a pedir también.
Yo no decía nada pero me di vuelta para protestar y atrás estaba el negro con su pija afuera y parada. Me quede mirando sin poder creerlo.
Sentí una mano que me manoseaba por arriba del vestido las nalgas y no sabía qué hacer en ese momento.
Luego si iba a saber que no me iba a ir de ahí cerradita como cuando llegue.
-Dale. me dijo Goyo. Por lo menos charlemos un rato más.
-Bueno, dije yo -pero después me voy.
Volvimos a sentarnos en la penumbra del anochecer, el Negro se sentó a mi lado, del otro lado Martín y enfrente el Goyo y Daniel, El negro se había metido el choto dentro del pantalón pero seguía con la bragueta abierta.
El Negro me dijo sin tapujos
-Te Gusta la pija que tengo.
Mire para abajo y dije en voz muy baja. -la tienes grande.
Todos escucharon y se rieron. Yo estaba avergonzada pero al mismo tiempo tenía grabada la poronga del negro en mi cabeza.
Empezaron a preguntarme cosas.
-Te cogieron muchas veces
-No nunca
-Chupaste pijas
.No
-¿Te pajeas?
-a veces
-¿Viste alguna vez coger?
-Si
El negro se acercó y me dijo..
-Vamos dale vamos para atrás de las cañas.
Yo miraba para abajo pero no contestaba.
-Aunque sea haceme una paja porfa estoy con mucha leche
El Negro se levantó y se sacó la verga delante de mi cara los demás reían y me decían dale déjate
Me levanté para irme pero el negro me apoyó por atras y me fue empujando lentamente para el matorral. yo no decía nada, los demás miraban y esperaban.
El negro me decía en el oído
-¿a ver si sos tan putita como tu mami?
No me gusto eso que dijo pero debo admitir que no era la primera vez que escuchaba sobre la reputación de mi madre.
Me dejé llevar... El negro iba manoseándome mientras me decía
-¿te vas a dejar?
- Sí. Le dije -¿me van a dar entre todos?
-¿Te importa?
No dije nada mientras llegábamos a la parte más oculta de los matorrales entre las cañas,
allí el negro me dijo chúpame la pija.me arrodille y me la trague todita.
Los demás chicos ya estaban también ahí mirando y me decían cosas ciertamente ofensivas
Ya estaba yo muy caliente y absolutamente entregada sin pensar que estaba por ser perforada por cinco chicos calientes.
El negro la tenía ya muy dura y me hacía abrir la boca mucho para que me entrara su pija.
Sentí a uno de los chicos que me levanto el vestido por atrás y me bajó la bombacha comenzando a tocarme y meterme el dedo en mi concha.
El Negro me preguntó quién quería yo que me coja primero le pedí casi sin mirarlo que fuera él.
¿Queres que te clave esta garcha putota?
-Sí. Le dije,
El que estaba atrás que no sé quién era porque estaba oscuro me pego una palmada en las nalgas y le dejó el lugar al negro que me dijo en el oído
-Si te clavamos por la concha te podemos preñar porque no tengo forros por eso te voy a abrir bien el culito
Me dio mucho miedo pero no dije nada ya no podía dar marcha atrás.
El negro me escupió el culo mientras lo demás miraban empezó a dedearme y me dolía un poco, Goyo se dio cuenta y se puso debajo de mis piernas y comenzó a lamerme la concha.
Sentí la pijota del Negro en la puerta de mi culo y solo dije por favor métemela despacio sé que duele.
-¿Cómo sabes? me pregunto el Negro
-Por mi mama. la he visto llorando por una verga en su cola.
No termine de decir eso que el negro comenzó a presionar la cabeza de su pija en mi culo
Grite cuando entro la primer parte decía que me dolía mucho pero no pedía que me la sacara el negro empujaba como un caballo y yo sentía que mi cola se abría como una flor.
Comencé a lloriquear y preguntaba si faltaba mucho
El negro seguía clavándome y me decía
-¿Te gusta cómo te rajo el orto? te vas a parecer a la putita de tu mamita
Supe que estaba toda adentro cuando todo el cuerpo del negro se apoyó sobre mi espalda y me empezó a bombear duro
Me estuvo atendiendo durante 10 o 15 minutos y me lleno el culito de su leche caliente.
Luego los otros cuatro chicos me sirvieron también llenándome el culo cada uno de ellos
Les aseguro que me dejaron la cola ardida
A partir de esa tarde era habitual que los chicos me llevaran a lugares apartados para cogerme, y yo, sumisa y generosa me dejaba como lo hacía mi mama.