Me emborrache con mi papá, y él me…

Así fue como nos acostumbramos a beber juntos en casa, charlábamos de las cosas que me habían pasado en la Universidad, de mis novios, y de cómo le iba a él en su negocio. A todas estas mi madre, siempre se molestaba, y mucho cuando nos veía bebiendo, y no paraba de criticarnos, cosa por lo que tanto mi papá como yo por no escucharla, apenas comenzaba a pelear, dejábamos de beber.

Pero cuando mi hermana, fue a dar a luz mi primer sobrino, mi mamá no lo dudó ni por un instante en irse a vivir con ella, por lo menos mientras mi sobrino ya tuviera por lo menos un par de meses, cosa que yo no entendía, como mi cuñado había aceptado de tan buena gana.

Como a los tres días de que mamá se fue a la casa de mi hermana en otra ciudad, nos enteramos mi papá y yo de que finalmente, mi hermana había dado a luz, una nena. La cosa es que como no estaba en casa la peleona de mamá, ni mi papá ni yo lo pensamos mucho para destapar unas cervezas, para celebrar el nacimiento de mi primera sobrina. Y a medida que fuimos celebrando seguimos bebiendo, pero al no estar la vieja en casa, quien era la que nos controlaba, se nos fue la mano.

Yo carga ese día una mini falda, que de por sí, me queda algo corta, pero yo no le presté mucha atención a eso, y a medida que fui bebiendo, fui perdiendo la compostura, como quien dice. Ya que en lugar de quedarme sentada de lo más tranquila, por comodidad comencé a colocar una de mis piernas en el apoya brazos de la butaca en la que yo estaba sentada. Al principio no me di cuenta, pero al rato si me percaté de que mi papá no apartaba su vista de entre mis piernas. Yo no le di importancia a eso, y continúe bebe que bebe, y sentándome como se me antojaba, sin importarme un bledo, si mi papá me veía las pantis o no.

Tanto mi viejo, y yo seguimos bebiendo, y hablando de todo un poco, cuando de momento él me preguntó desde cuando estaba activa sexualmente. Lo cierto es que si, y aunque me costó algo de trabajo admitírselo, le dije la verdad que desde los quince, se sonrió y me dijo. Bueno acuérdate de cuidarte, que por los momentos con una sola nieta nos basta. Y seguimos charlando, de con quien estaba saliendo.

Como mi papá no me quitaba la vista de entre mis piernas, ocasionalmente mientras seguíamos bebiendo, yo con toda la intención las separaba más, y hasta mientras seguía charlando con él, de manera casual yo misma pasaba mis dedos por sobre mi panti. Hasta que de momento me provocó darme una refrescante ducha. Fue cuando le dije que me iba a dar un baño, ya que sentía mucho calor, por lo que él  de inmediato prendió la tv. Pero no sin antes decirme que después de que saliera de la ducha deseaba continuar charlando conmigo.

A medida que me fui duchando, comencé a recordar la manera en que mi papá, mantenía su mirada fija entre mis piernas, lo que me calentó tanto, por lo que en mi mente comencé a pensar como sería el hacerlo con el viejo. Y a medida que me duchaba lo fui pensando, comencé con mis dedos, acariciar mi coño, hasta que disfruté de un corto pero sabroso orgasmo. Al salir de la ducha, no dejé de pensar en eso, y después de secar mi cabello, y mi cuerpo, coloqué la corta, y pequeña toalla alrededor de mis cuerpo. Para luego regresar a la sala, tal y como estaba para seguir bebiendo cerveza con mi papá, a medida que veíamos la tv.            

Yo antes de ir a la sala donde está la tv pasé por la nevera en la cocina, y agarré un par de cervezas, así que apenas regresé a la sala, le di una a mi papá, y la otra para mí. Si la mini me quedaba corta, y permitía que mi papá casi sin dificultad alguna me viera las pantis, la corta toalla que me había puesto, alrededor de mi cuerpo, a la altura de mis seños, prácticamente dejaba ante la vista de mi papá todo mi coño. Yo nuevamente me senté como me dio la gana, sin el más mínimo pudor, prácticamente mostrando de manera bien descarada todo mi coño a mí papá. Así que a medida que seguimos conversando de cosas un poquito más intimas, mi papá nuevamente  no retiraba sus ojos de mi coño. 

Quizás fue la mucha cerveza que bebí, o lo morbosa de la situación, pero comencé a pensar como sería hacerlo con mi propio padre. Fue cuando se me ocurrió hacerle una travesura a mi padre. Por lo que de la manera más despreocupada me levanté y me dirigí a la cocina a buscar otro par de cervezas.

Solo que en lugar de destaparlas en la cocina, se las llevé con las tapas puestas, y al llegar frente a mi padre, le pedí su llavero en el que tiene un destapador, y frente al él destapé su botella y la mía, pero dejando caer al piso las tapas, fue después de darme un trago de cerveza que aun de pie frente a mi papá le dije. Mejor recojo esas tapas de cerveza, del piso, no sea que se nos olviden, y cuando mamá regrese, y las vea nos va a regañar a los dos.

No terminé de decir eso, cuando me di media vuelta, y dándole la espalda a mi papá, separé ligeramente mis piernas, y muy lentamente incliné todo mi torso hacia adelante, hasta que con mi mano izquierda comencé a recoger las dos tapitas de cerveza que intencionalmente segundos antes, yo había dejado caer al piso.

Al inclinarme como lo hice, al momento de comenzar a inclinarme, al mismo tiempo comencé a mostrarle mis desnudas nalgas, y gran parte de mi coño a mi papá. Pero haciéndome la que no me daba cuenta, de lo que sucedía. Pero cuando comencé a incorporarme nuevamente, al terminar de enderezar mi cuerpo, sentí que justo tras de mí se encontraba mi papá, de pie, agarrándome por las caderas, y colocando sus labios muy cerca de mí oreja me dijo. Anita ya tú estás grandecita, para ponerte hacer esas travesuras, sin que tengas que responsabilizarte de las consecuencias.

De inmediato, y bruscamente yo volví a dar media vuelta, quedando mi padre y yo frente a frente, pero debido a lo rápido que me moví, la pequeña toalla que yo cargaba ceñida a mi cuerpo se desprendió, y se deslizó hasta el piso de la sala, dejándome total y completamente desnuda, entre los brazos de mi padre. Quien sin decir más nada, me observó de pies a cabeza, y antes de que yo pudiera decir algo, me ha plantado un tremendo y sabroso beso de lengua en mi boca, introduciendo su lengua hábilmente, dentro de mi boca. Al mismo tiempo que sus diestras manos continuaron acariciando todo mi desnudo cuerpo.

La verdad es que en gran medida me sorprendió la acción de mi papá, no esperaba que él fuera a responder de esa forma, no por lo menos de manera tan rápida. Yo por mi parte casi de forma automática, lo abracé y dejé que nuestras lenguas siguieran jugando, hasta que él separó su cuerpo del mío, y sin soltarme me recostó sobre el sofá en el que él había estado sentado.

Ya recostada sobre el sofá, mi papá me continuó besando, y acariciando por todas partes, lentamente de estar besando mis labios, su lengua se deslizó hasta mis paradas tetas, a las que se dedicó sabrosamente a besarlas y chuparlas, divinamente por un rato, mientras que yo disfrutaba del placer de ser el centro de toda su atención. Mi respiración comenzó acelerarse, cuando volví a sentir que su lengua nuevamente se deslizó un poco más abajo, deteniéndose por unos breves pero sabrosos segundos, sobre mi ombligo, produciéndome unas ricas cosquillas, como nunca antes nadie me las había producido, al punto que casi me orino, pero de la risa.

Yo estuve a punto de orinarme, pero casi de inmediato su lengua continuó deslizándose más abajo, hasta que su rostro, boca y sabrosa lengua se detuvieron sobre mi coño. sus labios comenzaron a chupar los labios mayores de mi vagina, y luego con sus dedos, los fue separando hasta que con su boca comenzó a mamar deliciosamente todo mi coño. a medida que mi padre, continuaba chupando, lamiendo y mordisqueando todo mi coño, en especial mi clítoris, todo mi cuerpo vibraba cada vez que sentía su lengua, labios, o dientes que entraban en contacto con cualquier parte de mi vulva, yo disfruté de una serie de múltiples húmedos orgasmos, como nunca antes otra persona me los hubiera provocado, por lo que de manera instintiva y de forma casi automática, coloqué mis manos sobre la cabeza de mi padre, y restregué un sin número de veces sus rostro contra mi coño, hasta que ya no pude más.  

Cuando mi papá retiró su cara de mi coño, yo estaba que no cabía en mí cuerpo, de lo feliz que me sentía. Fue cuando lo vi como con toda su calma, se fue quitando la camisa, luego soltó la hebilla de su pantalón, para írselo bajando junto con sus interiores al mismo tiempo. Y fue cuando vi como dicen en la tv. En vivo y a todo color. Su tremenda, y parada verga, apuntado al techo de la casa.           

Mi papá se reclinó sobre mí, yo separé un poco más mis piernas, y comencé a sentir como su fabulosa verga comenzó a penetrar divinamente, mi mojado coño. Quizás piensen que exagero, pero desde ese instante comprendí porque mi mamá cela tanto a mi padre, y no es precisamente porque sea muy bonito.

El placer que mi papá me estaba proporcionando, para mi había sido completamente desconocido hasta ese instante, y no es que nunca hubiera tenido relaciones con ningún chico. Solo que algunos de ellos apenas me penetran se viene en un dos por tres, y se disculpan luego diciéndome, que estaban tan ansiosos, y sobreexcitados por acostarse conmigo, que cuando finalmente pudieron hacerlo, no pudieron controlarse.

Otros sin embargo, aunque no se venían de manera tan, y tan rápida, como que les falta sabor, no se pero con papá, disfruté como una loca. Esa noche, no descansamos lo hicimos en diferentes posiciones, hasta que tanto él como yo nos quedamos dormidos.  Al despertar al día siguiente, no podía creer que mi padre y yo hubiéramos tenido sexo, y menos de la manera que lo hicimos. Pero al darme cuenta, él ya no estaba en el sofá, yo me levanté y por aquello de no ser una desvergonzada, me puse la pequeña toalla y me fui lo más rápido que pude a ducharme. Pensando una, y otra vez, como mi padre había podido ser capaz de acostarse conmigo. Y yo de provocarlo.

Al salir de la ducha, me lo encontré en el pasillo, me vio de pies a cabeza, y con una sonrisa me preguntó cómo había dormido. Yo la verdad es que no sabía ni que responderle, hasta que él mismo me dijo. No te sientas mal por lo de anoche, los dos la pasamos bien. Ahora cuando tú no quieras que yo te toque con decirme no, basta. De la misma manera si en alguna ocasión, tú tienes deseos de pasar un buen rato con tu viejo, y yo te digo que no, eso debe bastar, ¿entendiste? La verdad es que si, y al responderle, casi de inmediato me tomó entre sus brazos y comenzó a besarme de manera ardiente y desenfrenada. Yo estuve a punto de decirle que no, pero la verdad es que yo también deseaba volver acostarme con mi papá.

Ya mi mamá regresó a casa, pero a pesar de eso, ocasionalmente mi padre y yo mantenemos nuestros encuentros sin levantar la menor sospecha…