Me follé a la Directora de mi escuela… ( CON fotos)

Pero me equivoqué apenas me adentré en el monte, justo frente a mi pasó el conserge subiéndose los pantalones, y arreglándose la camisa. Yo la verdad es que pensé que quizás estaría cagando, por lo que en lugar de seguir por la trocha por la que venía el viejo conserge, cambié hacia otra. Y bien no había andado más que un par de pasos, cuando me encontré de espalda a la Directora de la escuela. Ella estaba agachada, con las bragas en los tobilllos, al parecer se encontraba meando, o algo así. Yo la verdad es que seré inocente, o pendejo, pero en ese instante, no asocié al viejo conserge con ella. Yo me quedé paralizado viéndole las nalgas y cuando comenzó a darse la vuelta parte de su coño, hasta que de momento se puso de pie, y al tiempo que se subía las bragas se dio la vuelta, prácticamente topándose conmigo de frente. Ella se me quedó viendo, con una cara de asustada, además se puso roja como un tomate. Mientras que yo como ya había sido descubierto en mi escape, sonreí, y seguí caminando como si no hubiera visto nada.

Apenas di un par de pasos, que la escuché decirme. José tú sabes donde vivo, ¿verdad? Yo me detuve, di la vuelta, y le respondí que si. Ella se me acercó y sin dejar de verme a los ojos, continuó diciendo. Te espero en mi casa a las siete. Quiero que hablemos de lo que has visto. Yo pensaba decirle que no habpia visto nada, pero algo me dijo que mejor me quedase callado. Asentí con la cabeza, y continué mi camino, no sin antes ella decirme. Y no se te ocurra decirle de esto a nadie, o ya sabes lo que te espera, por fugarte de clases.

No fue hasta que ya me había alejado un poco, que fue que me di cuenta, de que seguramente la Directora y el conserge estaban follando en la espesura de aquel monte. Yo la verdad es que no se lo conté a nadie, es más ni a laplaya fui, me dirigí a casa, con el cuento de que me sentía mal. Pero ya a eso de las seis de la tarde, cuando mi mamá salió para sus clases de baile, yo aproveché y me fui a la casa de la Directora.

Ya que no quería que me fuera a expulsar, de la escuela por lo de la fuga. Cuando llegué a su casa, apenas toqué la puerta salió ella a recibirme, y sin que yo se lo preguntase me dijo que su esposo se encontraba de viaje, por negocios. Yo la verdad es que ni pensaba en lo de ella y el conserge, cuando ya dentro de su casa, me ordenó que me sentara en el sofá de la sala. Y de inmediato comenzó a decirme, en un tono muy sumiso. Mira José, yo se que hoy vistes algo, que no debía suceder, pero lo cierto es que sucedió, nos agarraste al conserge y a mi teniendo sexo. Tras la escuela en aquel monte. Yo te imploro por lo que tú más quieras, que no se lo digas a nadie, y ha cambio, yo haré todo lo que tú me ordenes. Sin chistar, y sin reclamarte nada.

En ese instante, quizás por lo jovencito e inexperto que era yo en esos momentos, en lo único que realmente pensé fue en que me subiera las notas de la escuela. Pero cuando ella colocando su mano sobre mi rodilla, me volvió a insistir que en que haría todo lo que yo quisiera, debí haber puesto una cara de tonto, del carajo. Ya que de inmediato me dijo a manera de ejemplo. Si tú quieres que yo ahora mismo me quite toda la ropa, lo hago. Fue cuando yo, seguramente me quedé con la bocota abierta. Pero continuó diciendo, si tú quieres que te agarré la verga, te la agarró y si quieres hasta te la chupo, en fin si no le cuentas a nadie lo que viste hoy tras la escuela, yo te hago lo que tú quieras. Pero por amor de Dios, no quiero que más nadie se entere de lo que sucedió entre el conserge y yo. Además te prometo que no me vuelvo acostar con él. Además el pobre viejo ni quería, yo lo obligué, y casi en ese momento llorando me dijo. Entiendeme, es que mi esposo no me atiende.

Yo la verdad es que ni idea tenía de lo que ella me quería decir con eso, pero lo que si sabía por lo que ella me dijo era que si le pedía que se desnudase, que me lo mamase, o que me dejara metérselo, ella lo haría. Y con eso era algo que yo la verdad jamás había contado. De momento me sentí todo poderoso, y quiese probar si era cierto lo que ella me estaba diciendo. Así que le dije señora Directora, hágalo, quitese la ropa. Ella se me quedó viendo, como diciéndome, ha ya entendistes. Y de inmediato comenzó a desnudarse frente a mi, poco a poco de la manera más seductora que se puedan imaginar. Tan fue así que yo apenas vi sus enormes tetas, como que me enamoré de ella. Y cuando ya completamente sin ropa me puso a mamar su coño, diciéndome que no me preocupase, que el conserge le había dado por el culo. Me sentí único.

Yo la verdad es que hasta esos momentos de mi vida, lo único que había hecho en cuestión de sexo, había sido hacerme la paja casi a diario. Pero cuando esa mujer comenzó a enseñarme todo lo que era el sexo, realmente no podía creer la suerte que había tenido.
No había cosa, que ella no me djera, que yo no hiciera, cuando me ponía a mamar su coño, sus tetas y en ocasiones hasta su culo, yo la verdad es que lo disfrutaba. Cuando abría sus piernas, y yo le enterraba toda mi verga, no podía creer lo afortunado que yo era, y cuando a ella le dio por introducir sus dedos dentro de mi culo, y yo le dije que no. Bastó que me dijera que entonces no volviera, para que yo no tan solo me dejase meter sus dedos, sino que hasta que se pusiera un consolador de goma, y me lo empujase por de tras, sin que yo le dijera más nada.

Al principio pensé que yo era quien daba las ordenes, pero al poco tiempo, me di cuenta de quien realmente era la que mandaba entre nosotros era ella. Su marido, en ocasiones iba saliendo cuando yo iba entrando a la casa, y por la manera de comportarse, aquella sonrisita tonta que me dirigía, supongo que sabía lo que su mujer y yo hacíamos apenas él no estaba presente, aunque en ocasiones, mientras nos revolcábamos en su cama o en la alfombra de la sala, o hasta en el patiotrasero de su casa, sentía que alguien nos observaba, y no dudo que haya sido él.