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Me follé a mis sobrinas

Recaredo Rey Relato enviado por : Recaredo Rey el 10/01/2013. Lecturas: 87576

etiquetas relato Me follé a mis sobrinas   Familiares .
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Resumen
Me quedé al cargo de mis dos sobrinas y no pude evitar follármelas y romperles el culo. Fue una experiencia muy excitante para los tres.


Relato
Hace unas semanas mi hermana me pidió si podía quedarme en su casa para cuidar de sus hijas, puesto que por asuntos de trabajo tenía que pasar unos días fuera de la ciudad. Se separó de su marido hace cinco años y ella sola se encargaba de sus dos hijas: Arianne de 16 años y Cindy de 14. Yo tengo 42 y soy profesor de instituto. Mi hermana me advirtió de que las niñas estaban en una edad muy difícil y eran muy rebeldes, así que me pidió que no les consintiera nada y fuese severo con ellas si tenía que castigarlas.
El primer día, cuando llegaron a casa, les pregunté qué tal les había ido en el instituto.
- Yo me lo he pasado muy bien. Le puse tiza en el sillón al profesor de Matemáticas y se ensució toda la parte de atrás del pantalón. Entonces me ofrecí a limpiarle y le di unas cachetadas en el trasero. ¡Cómo se rieron todos! –me dijo Cindy con descaro.
Me pareció muy mal lo que había hecho y decidí castigarla.
- Le diste unas cachetadas a tu profesor y ahora te las voy a dar yo a ti. Quítate el pantalón y ponte aquí sobre mis piernas. Te voy a dar lo que te mereces.
- Aunque se puso a protestar, consintió en quitarse el pantalón y colocarse sobre mis piernas para recibir el castigo. Llevaba unas braguitas pequeñas con encajes preciosas que le bajé para dejar sus nalgas al aire. Ordené a su hermana que se sentara enfrente para que no perdiese detalle y empecé a azotar a mi sobrina. Lo cierto es que ya no era una niña y tenía un cuerpo precioso. Sus glúteos eran aterciopelados pero yo se los iba a dejar atomatados. Al principio no le daba fuerte y daba la impresión de que disfrutaba con las cachetadas, profiriendo gemidos como de gusto. Me lo corroboró un hilillo de líquido vaginal que se le escapaba del chochito hacia los muslos. La situación me excitó a mí también: una chiquilla adolescente con el culito al aire, mostrándome a muy corta distancia sus agujeros, gimiendo de placer y con su brazo contactando mi entrepierna. No pude evitar que mi verga aumentara de tamaño y se pusiera prácticamente erecta. Cindy se dio cuenta y noté que se movía como intentando llegar con su mano a mi paquete. Tras muchos esfuerzos consiguió acceder a él, bajándome la cremallera para cogerme la verga. Yo la azotaba más fuerte para que cesara en su objetivo, pero ella la buscaba con más ardor y gimiendo con fuerza. Finalmente logró su propósito y liberó mi verga, que se puso a frotar con frenesí. Su hermana no salía de su asombro:
- ¡Me estáis poniendo cachonda a mí también, joder! –exclamó al tiempo que se llevaba la mano a su coño para masturbarse.
La situación se me fue de las manos. Yo tan solo quería dar unos azotes en el culo a mi sobrina por su mal comportamiento en el instituto, pero me di cuenta demasiado tarde de que aquella niña era ya una adolescente muy guapa y atractiva a la que le habían salido pelos en el coño y cuyo orificio anal se ofrecía ante mis ojos como una prohibidísima tentación. Sentir su mano acariciando mi pene de arriba abajo hizo que se despertasen en mí los más bajos instintos y no pude evitar separar sus glúteos para introducirle en su apretado ano mi dedo índice. Cindy no podía evitar retorcerse de placer y excitarse cada vez más, tanto que llegó a mojarme mis pantalones. Ya pensaba que iba yo a mojar los míos cuando Arianne me devolvió a la realidad.
- ¡Bueno, basta ya! Agustín, a la que estás castigando es a mí, a Cindy le estás dando un premio, ¿no ves que está disfrutando como una puta? ¿Y no os da vergüenza lo que estáis haciendo? Uno metiéndole el dedo por el culo a la otra y la otra haciéndole una paja al uno. Eso no está bien, así que las manos quietas ya.
Arianne tenía razón. La habíamos puesto cachonda con lo que estábamos haciendo, y no estaba bien meterle el dedo por el culo a mi sobrina, así que lo dejamos, se subió las braguitas y el pantalón y nos fuimos cada uno a nuestros quehaceres.
Por la tarde estaban cada una en su cuarto y yo en el mío cuando apareció Arianne:
- Agustín, necesito que me expliques una cosa de Lengua.
- Lo que necesites, sobrina.
- Verás, es que no sé muy bien lo que significa “cunnilingus”.
- Pues es cuando alguien le chupa a una mujer el coño para satisfacerla sexualmente –le contesté con naturalidad.
- ¿Y eso gusta? A mí nunca me lo han hecho. ¿Me enseñas cómo es, porfa?
- Bueno, eres mi sobrina, no puedo darte una clase práctica.
- ¡Vaya, pero no has tenido reparos en meterle un dedo en el culo a Cindy y que ella te agarrara la polla y se corriera!
- La estaba castigando y se nos ha ido un poco la situación de las manos, eso es todo, pero no ha pasado nada.
- Pues me haces un cunnilingus o le digo a mi madre lo que habéis hecho y que si no llego a intervenir te corres tú también.
- Bueno, voy a hacerte una demostración, pero no vayas a correrte, me avisas antes.
- Vale, yo te aviso.
- Pues desnúdate y échate sobre la cama.
Arianne se quitó la ropa, y cuando estaba completamente desnuda se acostó. Yo iba a proceder a la explicación, pero ella me detuvo y me pidió:
- Desnúdate tú también, por favor, que si no me da mucho corte.
Me desnudé y no pude evitar que la verga creciera desmesuradamente contemplando aquel cuerpo tan bonito con un coñito muy cuidado, depilado y adornado con unos pelos afeitaditos y del mismo color que su larga cabellera morena. Acerqué mi boca a su chochito, separé sus labios vaginales cuidadosamente y le chupeteé toda la rajita. Enseguida se puso completamente mojada y yo gozaba de sus efluvios saboreando un auténtico néctar de lujuria. Como hombre experimentado en estos quehaceres enseñé a mi sobrina todo lo relacionado con tan sabrosa técnica sexual, aplicando mis labios en los suyos vaginales y mi lengua en pleno clítoris, lo que la hacía orgasmar una vez tras otra. Mi polla exudaba ya líquido seminal y tanto estaba gozando chupeteando un coño tan delicioso y acariciando un cuerpo tan tierno y sensual que estuve a punto de eyacular contagiado por los orgasmos de Arianne. Lo habría hecho de no ser por la ¿oportuna? intervención de Cindy, que entró a mi habitación alertada por los lujuriosos gritos orgásmicos de su hermana.
- ¿Aquí que está pasando? Antes me he quedado con el coño ardiendo y ahora estáis los dos haciendo guarrerías.
- No es lo que parece, Cindy –intenté explicarle a mi sobrina pequeña-. Tu hermana quería que le explicara lo que era un cunnilingus y le estoy haciendo una demostración, pero no está pasando nada.
- ¡Ah, vaya, ¿una demostración? Pues yo quiero que me expliques qué es una sodomización y que me hagas una demostración de cómo se le puede romper el culo a una chica –me pidió enérgicamente mientras se quitaba la ropa y se inclinaba hacia delante ofreciéndome su orificio anal para que lo penetrara.
- Cindy, no puedo penetrarte, eres mi sobrina. Una cosa es juguetear, meter un dedo, chupetear un poco, y otra es introduciros mi falo y correrme en vuestro interior. Además, eres muy pequeña aún para ciertas experiencias.
- Pues para experiencia la que te espera cuando le diga a mi madre que me has metido el dedo por el culo, que te he hecho una paja y que estabas chupándole el coño a mi hermana con el rabo tieso y mojado y provocándole un orgasmo detrás de otro. Así que me la metes por detrás y me rompes el culo o le digo a mi madre lo que has hecho.
La amenaza parecía que iba en serio, así que no me quedó más remedio que aceptar, pero lo iba a hacer a mi manera. Le pedí que me la chupara para que recuperara la firmeza y dureza que había perdido con la interrupción, y en tan solo treinta segundos la tenía dura como el pedernal. Volteé a Cindy y le metí mi verga por su agujerito, pero con una violencia tal que le provoqué un fuerte desgarro que la hizo gritar como una puta perra. Pero sin duda esta niña era masoquista y gozaba con ese dolor. Le metí la polla por completo y copulé con ella un buen rato de una forma realmente salvaje, tanto es así que se le mojó el coño con tanto gusto y se le ensangrentó el ano debido a la dureza del coito. Arianne no pudo evitar ponerse cachonda viéndonos a su hermana y a mí y pidió participar en el número.
- Hermanita, no sabía que te gustara tanto sufrir de esa manera, ¿me dejas que te azote con mi cinturón?
- Hazlo, por favor, no tengas piedad y castígame por lo puta que soy.
Arianne se puso a azotar con saña el frágil cuerpo de su hermana pequeña mientras yo seguía follándole el culo. La sorpresa fue mayor cuando empezó a darme a mí también, lo que lejos de enfadarme hizo que me pusiese más cachondo. Realmente estaba disfrutando mientras culeaba a mi sobrina pequeña y recibía los azotes de la mayor. Ver el sadismo reflejado en el rostro de Arianne me excitaba enormemente, y ello unido al movimiento de sus tetas moviéndose como flanes a cada golpe dado con el cinturón.
- ¡Ari, qué gustooooo! ¡Dame más fuerte, destrózame el cuerpo a correazos! –gritaba Cindy a su hermana mientras yo seguía destrozándole el culo por dentro. Después de un buen rato de coito anal, correazos y orgasmos múltiples, acabé por eyacular, inundando de semen el recto de la perra que me estaba follando. Arianne soltó el cinturón y sacó mi polla del culo de su hermana para saborearla.
- ¡Mmmmmmmmm, qué rica está, tan gorda y con esta salsa tan sabrosa!
La muy putilla me hizo una mamada riquísima, y como no perdí la erección aprovechó para metérsela directamente y sin permiso en su mojadísimo coño. Yo intenté disuadirla:
- No está bien esto, Arianne, una cosa es meterla por detrás y otra cosa follarte el chochito. Soy tu tío.
- Cállate y dame fuerte, quiero notar bien tu polla dentro de mi vagina.
- Bueno, te la meto un poco y me corro fuera, que una cosa es copular superficialmente y otra meterla hasta el fondo y llenarte la vagina de semen.
Pero con la calentura y el clímax que habíamos alcanzado la polla entró por completo y el coito con Arianne fue extremadamente excitante. Mientras cabalgábamos, Cindy tuvo la ocurrencia, aprovechando que su hermana estaba a cuatro patas y tenía libre el orificio anal, de meterle por el culo el cinturón con el que había sido castigada por ella.
- ¿Notas cómo te estoy metiendo el cinturón, so puta? Te lo voy a meter entero y quiero que luego cuando salgamos te lo pongas, recuerdes este momento y te corras como una perra.
Y así fue como lo hizo, le metió el cinturón hasta la hebilla y luego tiró con fuerza. El desgarro y la quemazón tuvieron que ser brutales y además coincidió con el orgasmo final de Arianne y mi propia eyaculación. No fui capaz de sacarla, así que le inundé de leche su apretadita y sabrosísima vagina. Ahora fue Cindy la que sacó mi polla del chocho de su hermana, se colocó debajo y se puso a chuparla como si fuese una piruleta. Lo que no esperaba era que Arianne se puso por detrás para meterme el mismo cinturón por mi orificio anal.
- Será muy excitante ponerme el cinturón que ha estado dentro de tu culo, Agustín. Así seguro que me corro cuando lo piense.
La muy cabroncilla consiguió meterme el cinturón por completo. Yo notaba cómo iba penetrando poco a poco y ciertamente me excité muchísimo, cómo llegó hasta el final del recto y entraba hasta los intestinos. Cuando tiró hacia fuera sentí cómo se me desgarraba el ano por dentro y la quemazón que me produjo, pero sólo con ver la cara de satisfacción de Arianne y la de Cindy después de dejarme la verga reluciente eso fue suficiente para mí. Yo quiero mucho a mis sobrinas y ante todo quiero que estén contentas y bien satisfechas. Desde ese día procuro estar más tiempo con ellas y ayudarlas en lo que necesiten. Saben que pueden contar conmigo… y con mi polla.

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Comentarios enviados para este relato
katebrown (18 de October de 2022 a las 21:43) dice: SEX? GOODGIRLS.CF

katebrown (18 de October de 2022 a las 19:16) dice: SEX? GOODGIRLS.CF

Saury (10 de January de 2013 a las 07:35) dice: Muy buen relato me gustaria follarme a tus sobrinas


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