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Me han dado como a una perra….

Relato enviado por : narrador el 03/03/2011. Lecturas: 12293

etiquetas relato Me han dado como a una perra….   Confesiones .
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Resumen
Lo que me ha pasado recientemente, ni yo misma lo podía creer. Por lo general soy bastante conservadora en cuanto al sexo se refiere, pero reconozco que tampoco soy una Santa. Pero ya van varias ocasiones, en que me han pasado cosas como las que les voy a decir a continuación, pero esta última las supera a todas.



Relato

Lo que me ha pasado recientemente, ni yo misma lo podía creer. Por lo general soy bastante conservadora en cuanto al sexo se refiere, pero reconozco que tampoco soy una Santa. Pero ya van varias ocasiones, en que me han pasado cosas como las que les voy a decir a continuación, pero esta última las supera a todas.


Para serles más exacta el fin de semana pasado, o sea el 27 de febrero de este año, al despertarme me quedé viendo el cuerpo de mi marinovio, que ocasionalmente se queda en mi apartamento, cuando viene de visita a la ciudad. Realmente lo que me llamó la atención fue que su miembro a esa hora de la mañana se encontraba erecto bajo las sábanas, lo que me hizo comprender el término “como tienda de campaña”, y no sé por qué precisamente, pero me entraron unas ganas locas de hacer el amor con él en esos momentos.


Lentamente le quité la sábana, y ante mis ojos quedó su pene completamente erecto, yo deseaba tenerlo por completo dentro de mí, y se me ocurrió despertarlo de una manera original, por lo que primero procurando no despertarlo, me quité mi ropa de dormir, luego con mis dedos jalé suavemente, la piel que parcialmente ocultaba su glande, cuando este estuvo por completo ante mi vista, me dediqué a pasar mi lengua suavemente, desde la base de su tallo hasta la punta de su colorada cabeza, ya entre la tercera y cuarta pasada, levanté la vista y Mario me observaba con una cara de satisfacción única. Yo me encontraba desnuda, arrodillada a un lado de su cuerpo he inclinada sobre su miembro, pasando mi lengua sabrosamente por sobre todo su pene, incluyendo sus testículos.


Él por su parte, por un rato se quedó completamente acostado, con sus manos bajo la cabeza, como disfrutando plenamente de la labor que yo realizaba, pero luego comenzó a pasar su mano derecha por sobre la piel de mi espalda primero y la fue bajando hasta llegar a tocarme las nalgas. De ahí dejé de lamérselo, para darle los buenos días. Momento que él aprovechó para tirárseme encima, por un corto tiempo los dos nos revolcamos en la cama, hasta que Mario me colocó boca arriba, y sujetándome las manos comenzó a lamerme los senos, para ponerse a chupar mis pezones.


Yo instintivamente abrí mis piernas, y él colocó su verga sobre mi vulva, para comenzar a penetrarme, divinamente sentí como su miembro se deslizaba suavemente dentro de mí húmeda vulva, hasta que nuestros cuerpos quedaron por completo unidos. Mario, no es dueño de algo monstruoso o fenomenal, pero lo que tiene sabe muy bien cómo usarlo para hacerme sentir feliz.


Él empezó a sacar y a penetrarme con suavidad, lenta y sabrosamente, a medida que yo comenzaba a mover mis caderas al ritmo que él me marcaba. Así pasamos de una posición a otra, hasta que se colocó tras de mí, y me agarró el coño a medida que penetraba mi vulva, yo me encontraba tan excitada, que sentí un ardiente orgasmo al sentir sus dedos apretándome el clítoris, yo gemía y gritaba de placer a medida que Mario salvajemente me seguía penetrando y sacando casi toda su cosa de mi coño.


Hasta que finalmente se vino dentro de mí, luego los dos nos quedamos quietos casi dormidos, hasta que sonó el reloj despertador, Mario salía ese día de viaje, y habíamos quedado en que yo lo llevaría al aeropuerto. A las diez de la mañana lo dejé en las puertas del terminal aéreo, una por qué no me gustan las despedidas, y otra porque el estacionamiento él lo consideraba excesivamente caro.


De regreso a mi apartamento, me detuve en el Centro Comercial, deseaba comprarme un vestido que había visto anunciado. Luego de la comprar, me puse a caminar viendo tiendas, cuando pasaba a una que vende artículos deportivos, me llamó la atención un aparato que Mario me comentó que pensaba adquirir, por lo que decidí preguntar el precio, con el fin de darle a él una sorpresa a su regreso.


Más que algo para hacer ejercicios, se me asemejaba más a una maquina de tortura moderna, debido a que la persona que la usa, introduce sus pies dentro de unas correas, se recuesta contra una base, la que tiene un eje en su centro, y luego la persona saca un seguro, y gira hasta quedar por completo cabeza abajo y los pies apuntando al cielo o al techo según donde se encuentre, desde luego.


Realmente el precio no era demasiado alto, pero mi curiosidad me llevó a querer colocarme las correas, justo cuando el encargado llegaba, él me detuvo y me indicó que ese nada más era de demostración, y no se encontraba debidamente asegurado, pero que si deseaba probar uno, tenía otro completamente armado y listo para su uso en la tras tienda.


Yo llena de curiosidad, acepté la invitación acompañando al dependiente a donde él me indicaba. Tras ponerme las correas, me acordé que no estaba usando nada debajo de mi ropa. Ya que me choca, el que se me marque la ropa intima, por debajo de la ropa que uso, en un momento me hice una imagen mental de lo que me pudo haber pasado, cuando quedase cabeza abajo, desde luego la corta falda que estaba usando también caería, dejándome desnuda y ante la vista del dependiente de la cintura para abajo.


En ese momento la sola idea morbosa, de que haría él en una situación como esa, me movió a quitar el seguro, y dejar que la fuerza de gravedad hiciera el resto. El hombre de cómo unos treinta y tantos años con porte atlético, vestido como quien va hacer ejercicios en un gimnasio, estaba diciéndome que el fin del aparato era entre otros beneficios, el aumentar la irrigación de la sangre hacía el cerebro y las partes altas… al verme se ha quedado completamente callado en silenció, desde mi particular punto de vista pude apreciar como en segundos, había crecido un tremendo bulto entre sus piernas.


Yo entonces le pregunté de la manera más sensual que pude ¿Qué otras cosas, me puedes demostrar, se pueden hacer en esta máquina? Al mismo tiempo estiré mi brazo derecho, hasta que con mi mano le pude agarrar su prominente bulto.


La verdad, es que de momento me entraron unas ganas locas, porque ese extraño me lo metiese. Sin mucho esfuerzo, le pude bajar el pantalón de ejercicios y el pequeño slip, que estaba usando. Él hombre agarró su miembro con una de sus manos, y lo dirigió directamente a mi coño, el comenzó a penetrarme, en esa extraña posición, y yo a disfrutar de esa nueva manera de hacer el amor, por un buen rato lo sentía entrar y salir de mi húmedo coño, al frente se escuchaba alguno que otro cliente preguntando quien se encargaba de atenderlo, mientras que nosotros dos nos dedicábamos a follar sabrosamente.


La idea de que pudiéramos ser sorprendidos, me excitaba más aun. Yo dejaba escapar uno que otro profundo suspiro, gemía al sentir como me penetraba, cualquiera diría que en el fondo deseaba ser hallada en tan particular situación. En uno de esos sabrosos momentos disfruté de un bien merecido orgasmo, mientras que esperaba que cualquiera atravesara la cortina y nos viera.


Pero nadie nos sorprendió, al momento de venirse, mi temporal amante sacó su miembro de mi coño derramando parte de su semen sobre mi ropa y rostro. Tras lo cual, me ayudó a enderezarme y soltar las correas que sujetaban mis pies, luego sin decirme nada me señaló un pequeño cuarto de baño, donde entré y me asee.


Al salir de la tras tienda, cargué a mi tarjeta de crédito, la compra que había hecho, él personalmente me ayudo a montar en mi auto dicho aparato, y se ofreció a instalarlo en mi casa, sin costo alguno. Al quedar sola en el auto, me pregunté a mi misma que era lo que acababa de hacer, que me había pasado, como les dije soy bastante conservadora en lo sexual, pero en los últimos años de mi vida, a habido contadas ocasiones, en que como que me vuelvo loca por tener sexo, sin importarme donde o con quien sea. Al parecer esa era una de esas ocasiones, en las que se escapaba de mi control, más que las ganas de tener sexo, es una necesidad por tener relaciones sexuales.


Ya eran cerca de las doce del día, cuando me dirigí a ver visitar a una amiga, previamente la había llamado por el celular y habíamos quedado en que yo almorzaría en su casa, pero surgió una situación imprevista con el hijo de una de sus vecinas, por lo que Luisa mi amiga, se ofreció a llevarlos al dispensario médico para que le tomasen unos cuantos puntos de sutura al chico.


Cuando llegué Javier su marido, se encontraba pintando la casa, al verme se detuvo y bajando de la escalera me comentó lo sucedido, pero que de todas maneras el almuerzo se encontraba listo en la cocina, y que si yo lo deseaba podía acompañarlo a él. Por eso de no hacerle un desaire acepté, pero apenas me senté a la mesa y me detuve a ver a Javier, a pesar de lo mucho que lo apreciaba por ser el marido de mi amiga, no entendía que ella había visto en él, digo físicamente hablando, Javier es delgado pero en extremo, bajito, con una insipiente calva en la parte trasera de su cabeza, una nariz que bien podía hacer el papel de Cirano de Beryerak, sin necesitar maquillaje, aparte de eso usaba unos lentes de esos que parecen culo de botella, en fin el pobre no tenía ningún atributo físico como les dije.


Pero en su defensa les puedo decir que es tremendo conversador, simpático, y tremendo amante, aparte de que ama a mi amiga tremendamente. Cuando en cierto momento pasó por mi lado, su fuerte olor a sudor, digamos que impregnó el ambiente, como se encontraba trabajando a pleno sol estaba en extremo sudado sucio, y con manchas de pintura por casi toda su ropa, nuevamente sentí esa gran necesidad. Por unos momentos me lo imagine todo sucio y sudado mamándome el coño, pero procuré de apartar esa loca idea de mi mente, ya que se trataba del esposo de la mejor de mis amigas, y era algo que de seguro ella no me perdonaría jamás en la vida si se llegaba a enterar.


En cierto momento, Javier me dijo que se iba a quitar la camisa debido al calor que tenía, y el verlo semidesnudo de la cintura para arriba, como que hizo que mi necesidad volviera a hacerse presente. En esos momentos me olvide de mi amiga y que él era su esposo, y sencillamente me dispuse a coquetearle de frente. Observé que Javier tiene un pequeño lunar que da la impresión de ser una media luna, en la parte interna de su brazo derecho, y con toda la intención dirigí la conversación al tema de los lunares, él se me acercó para que lo viera con claridad, y su fuerte olor, me estaba volviendo loca, hasta llegué a pensar en saltarle encima, pero me contuve.


En eso levantando mi pierna derecha le hice que pusiera atención a un lunar pequeño que tiene forma casi triangular que tengo en la parte superior de mi muslo derecho, casi a menos de un centímetro de mi vulva. De manera poco menos que indiscreta con mis dedos oculté parcialmente, mi depilada vulva, mientras que le señalaba con el índice de la mano derecha el pequeño triangulo.


Los ojos de Javier parecían que aparte de salirse de sus orbitas estaban a punto de romper los cristales de sus feos anteojos, con voz casi imitando al de una pequeña nena traviesa, le dije que me preocupaba el que fuera hacer canceroso, y él únicamente alcanzó a decir que no lo parecía, ya que se veía bien definido, y tímidamente me preguntó si siempre había sido de ese tamaño, a lo que le respondí que sí, pero que no dejaba de preocuparme, en ese momento tomé su mano y la dirigí directo al lunar, hasta que las yemas de sus dedos tocaron mi piel, preguntándole como lo sentía.


Javier tartamudeando, y sudando copiosamente me respondió, que se sentía bien suave, que casi no se notaba al tacto. En ese momento y manteniendo mis piernas bien abiertas, con mi mano izquierda le señalé otro pequeño lunar que tengo en mi otra pierna casi en el mismo lugar que el primero.


Como ya saben por lo general no uso ropa intima, por lo que mi coño quedo por completo abierto ante sus ojos. En ese instante Javier cayó arrodillado ante mí, yo me encontraba sentada en una de las sillas del pequeño comedor que tiene mi amiga en la cocina, como un autómata su rostro se dirigió a los labios de mi vulva y su lengua comenzó a lamerme por completo todo mi coño divinamente.


Luego sus labios se dedicaron a chuparme de manera única mi inflamado clítoris, al punto que me hizo alcanzar un mojado orgasmo el condenado hombrecito, tras lo cual, dejó de mamarme el coño, pero me tomó por el brazo, me levantó con inusitada fuerza de la silla, y me obligó a inclinarme sobre la mesa, a los pocos segundos sentí como su furiosa verga me penetraba el sabrosamente mi mojado coño. A medida que me penetraba y sacaba su miembro de mi vulva, yo movía mis caderas de lado a lado también furiosamente, su fuerte olor a sudor me tenía loca de verdad, yo disfrutaba todas y cada una de sus envestidas, mientras que él me tomaba por las caderas y me apretaba con mayor fuerza contra su cuerpo.


Creo que los dos parecíamos unos salvajes, el con sus bufidos y yo con mis gemidos de placer, hasta que me pareció escuchar la llegada de un auto, de inmediato supuse que era mi amiga, Javier también lo debió de haber escuchado ya que me dio por el coño con mayor saña, hasta que tanto él como yo logramos nuestro objetivo. Rápidamente nos separamos, era cosa de segundos para que Luisa apareciera por la puerta, pero fueron los suficientes para yo bajarme la falda del vestido, y acomodar mi ropa, mientras me sentaba con todo mi coño lleno del semen de Javier, y él desaparecía tras la puerta que conduce al resto de la casa.


Al entrar Luisa, me saludó sin acercarse a mí por suerte, diciendo. No lo vas a creer pero el hijo de la vecina, tras que lo llevo al hospital cuando detuve el auto aquí enfrente me ha vomitado encima, disculpa ya regreso que me voy a cambiar, antes de salir me preguntó por Javier, y le señalé que debía estar dentro de la casa.


Yo no sé como lo hizo el flaco, pero apareció nuevamente cuando Luisa regresaba de cambiarse de ropa, compartí parte de la tarde con mi amiga, y antes de despedirme le pedí que me prestase el baño, donde me asee en el bidé.


Al salir de la casa de Luisa, me di cuenta que ese olor estaba pegado a toda mi ropa, no sé cómo mi amiga no se dio cuenta de ello. Ya de camino a mi casa, me volví a cuestionar lo que me estaba pasando. Al llegar a mi apartamento, lo primero que hice fue darme una buena ducha con todo y ropa, la que luego metí sola en la lavadora.


Ya más tranquila y refrescada, volví a pensar en las cosas que había hecho ese día, y me acordé de que un año atrás más o menos me había pasado algo similar, y que en los años anteriores para esa misma época como que me había vuelto loca por el sexo, sin importarme las consecuencias, lo que me comenzó a preocupar de verdad.


Ya eran como las tres o cuatro de la tarde, cuando de tanto pensar en lo que me pasaba me quedé dormida en mi habitación, al despertarme ya eran cerca de las ocho de la noche, y no pensaba quedarme en casa viendo TV. seguía preocupada por esas ganas locas e incontrolables que me daban por qué me cogieran, pero decidí salir a pasear en mi auto un rato, me puse un vestidito bien sencillo y sandalias. Tratando de no pensar más en eso, pero aunque no lo quería me preocupaba e irremediablemente volvía eso a mi cabeza, o sea que era lo que me había pasado ese día, lo de Mario o sea mi novio era digamos que normal, pero lo que hice con del vendedor y con el esposo de mi mejor amiga, no lo era.


Ya serían cerca de las diez de la noche, cuando antes de dirigirme a mi apartamento, se me antojó tomar una cerveza, por lo que entré a un negocio con la idea de comprar un par de latas y llevármelas a casa, pero al entrar el sitio resultaba tan acogedor que decidí tomármelas en ese lugar, por lo le pedí al mesero que mejor me la llevase a la mesa.


Ya estaba por terminármela, cuando entraron unos cinco jóvenes, al parecer celebraban que habían ganado un partido de no sé qué. Desde que llegaron, no hacían otra cosa que hablar del juego, y mirarme. De momento uno de ellos se levantó con dirección al baño, al regresar se detuvo en mi mesa con el fin de buscarme conversación, ya que estaba sola no vi nada malo en charlar un rato con el chico, quien posteriormente me invitó a su mesa, y me presentó a sus amigos.


Por unos momentos mi mente voló, es decir que me puse a soñar despierta, pensando cómo sería el poder acostarme con todos esos chicos a la vez, me visualicé acostada sobre una de las mesas, con mi vestido todo abierto y con todos ellos sobre mi cuerpo.


Pero como ya les dije normalmente soy muy conservadora con lo que se refiere al sexo, y quizás el miedo a lo que pudiera pasar, evitó que actuase como una loca. Por su parte los chicos no dejaban de hacer veladas insinuaciones, sobre mi persona, y hasta alguno que otro chiste subido de color y de muy mal gusto.


Finalmente decidí retirarme, ya que su conversación mayormente giraba en torno al sexo. Tras pagar lo que yo había consumido, decidí salir del local y dirigirme a mi auto lo más pronto posible. Pero al sentarme tras el volante, me puse nuevamente a pensar en lo que pudo haberme pasado si me hubiera quedado tomándome otra cerveza, y me imaginaba como los cinco chicos terminaban por tener relaciones conmigo a un mismo tiempo, me di cuenta que eso es algo así, como una especie de fantasía que he tenido, desde que era adolescente, pero por el miedo a lo que me pudiera pasar, siempre me negué a mi misma a tan siquiera a pensar en eso seriamente.


Mientras me encontraba sentada dentro de mi auto, casi sin darme cuenta mientras fantaseaba en mi mente, como sería hacer eso con esos cinco chicos a la vez, comencé a pasar mis dedos por sobre mi vulva y clítoris. No fue hasta que me di cuenta de lo que hacía, de inmediato dejé de hacerlo. Justo en ese momento los chicos salieron, estaban por montarse en una vieja camioneta de carga, de esas que son completamente cerradas, de carga color blanca, y sin detenerme a pensarlo mucho abrí la puerta de mi auto y me quedé con mis piernas bien abiertas, lo suficiente como para que cualquiera de ellos se diera cuenta de que no tenía nada puesto bajo mi vestido.


Uno de ellos abrió la puerta trasera de su vehículo, y comenzaron a entrar, pero el último se fijo en mi, y de inmediato alertó a sus compañeros los que de inmediato salieron del vehículo y se dirigieron a donde estaba parado mi auto, de manera agradable uno de ellos preguntó si tenía algún problema con el auto a lo que le respondí que no, pero cerrando mis piernas, y ellos automáticamente lucieron desencantados, hasta que les repetí que mi auto no tenía problemas, que la del problema era yo por sentirme sola y sin nadie con quien hablar, o hacer otra cosa.


Como dicen para buen entendedor pocas palabras bastan, y de inmediato el mayor del grupo, se me acercó diciéndome, al tiempo que me estiraba su manos para ayudarme a salir de mi auto, si lo desea puede acompañarnos, me dijo vamos a charlar un rato en el estacionamiento y tomarnos algo de vino, ya que el negocio va a cerrar, sin perder nada de tiempo salí de mi auto y los acompañé a su camioneta, cuando abrieron la puerta trasera, me di cuenta de que no tenía asientos, en su lugar solo tenía una gran cantidad de cojines regados por todo el piso de la camioneta, lo que me llamó la atención, y me invitaron a subir, al hacerlo de seguro se dieron cuenta de que no estaba usando nada de ropa intima, y antes de que me viniera a dar cuenta, los cinco ya se encontraban sobre mi cuerpo, en cosa de segundos me han prácticamente arrancado el pequeño vestido, dejándome por completo desnuda, al tiempo que uno de ellos cerraba la puerta del vehículo.


Realmente me asusté y hasta traté de gritar pero me taparon la boca, mientras el vehículo arrancaba a toda velocidad. Inútilmente forcejeaba, tratando de zafarme de mis captores. A medida que la camioneta transitaba por las calles, cuatro de ellos me tenían sujeta contra el piso del vehículo, y discutían entre ellos que cosas harían conmigo. Uno propuso llevarme a la playa y en ese lugar como decían darme “pa bajo”, o sea mantener relaciones sexuales conmigo, pero los demás no eran partidarios del sitio, en lo que si todo los cinco estaban de acuerdo era en metérmelo, a como diera lugar.


Tratando aun de soltarme, le di una patada a uno de ellos en el muslo, de inmediato me ha soltado una soberana bofetada, que casi me dejó sin sentido. Cuando volví a tener plena conciencia de lo que pasaba frente a mi cara vi la reluciente hoja de una navaja a pocos centímetros de mi rostro, luego uno de ellos me dijo, sí no quieres que te corte la cara pórtate bien.


Por lo que dejé de forcejear, ante el temor de que me fueran a desfigurar el rostro. Entre los cinco volvieron a discutir que hacían conmigo, cuando el mayor o el líder del grupo, les dijo. Lo que hagamos tenemos que hacerlo aquí adentro, nada de salir de la ciudad. Sentí que la camioneta dio unas cuantas vueltas, para finalmente detenerse, y entrar en retroceso en algún lugar.


Nuevamente el líder tomó la palabra y dijo, a esta nos la vamos a coger, pero con calma, así que primero me toca a mí, y luego veremos quien sigue, así que pónganse de acuerdo entre ustedes fuera de la camioneta, mientras que yo lo hago. Al abrir la puerta apenas y pude ver una pared, y cuando los cuatro chicos restantes salieron me quedé a solas con él.


Debido a la escasa luz no puedo describirlo físicamente, pero si me di cuenta de que únicamente se bajó los pantalones hasta las rodillas, tras lo cual se me vino encima, diciéndome. Bueno querías hablar y algo más, bueno abre las piernas para ese algo más. Me sentí muy mal conmigo misma por lo que me estaba a punto de suceder, pero a medida que él comenzó a penetrarme, la verdad que esos sentimientos de culpa contra mi propia persona cambiaron radicalmente, dejé de actuar hipócritamente, de lamentarme de lo que me estaba por pasar y me dediqué a disfrutar por completo de la situación, ya que al fin y al cabo eso lo había deseado íntimamente.


A medida que él me clavaba su verga dentro de mi coño, comencé a decirle al oído que invitase a sus amigos para que todos jodieran conmigo a la vez. Él se quedó en silencio, pero de momento llamó a sus cuatro compañeros y les dijo lo que yo le había dicho al oído. Ellos al principio no le creyeron, pero cuando yo misma se los comuniqué casi se les cae la boca de sorpresa, uno a uno como locos, fueron nuevamente entrando dentro de la camioneta y quitándose parte de sus ropas, mientras que el menor sacó su verga y la colocó frente a mi cara, yo sin perder tiempo me he puesto a mamársela, el que me estaba dando por el coño se levantó, permitiendo que otro de sus amigos colocase su verga entre mis nalgas, pero sin llegar a introducírmela de inmediato por el culo, nuevamente él me volvió a penetrar sabrosamente por el coño mientras que a los dos restantes les agarré sus vergas con mis manos.


Durante un corto rato al tiempo que mamaba, me daban por el coño y masturbaba a los restantes, mientras que el que me tenía puesta su verga entre mis nalgas se las arreglaba para comenzar a introducírmela por mi ano, lo que realmente me dolió bastante al principio, pero cuando finalmente me penetró totalmente y me apretó contra su cuerpo lo disfruté una enormidad.


No sé cuanto tiempo permanecimos dentro de la camioneta, pero la cosa es que entre los cinco por un buen rato me estuvieron dando y dando verga por cada orificio que se podía de mi cuerpo. Lo que más sorpresa me causó a mí y desde luego creo que también a ellos, era que actuaba como si estuviera poseída, no dejaba de pedir que me siguieran dando por todos lados, una vez que alguno de ellos se venía dentro de mí cuerpo, yo misma me pasaba mi vestido y me limpiaba ligeramente, lista para recibir al próximo.


Cuando dejaron de darme por el coño, me puse a mamárselos con el fin de sencillamente sentirlos en mi boca, y una vez erectos nuevamente o les ofrecía mis nalgas o mi inflamado coño. Así pasamos gran parte de la noche, el solo hecho de estar siendo follada por todos esos chicos, me hacía disfrutar de unos tremendos orgasmos, como nunca en mi perra vida los había gozado, en toda esa noche me pude satisfacer toda, aunque reconozco que actuaba como una adicta en busca de su dosis.


Finalmente tanto ellos como yo quedamos sumamente agotados, fue cuando me comencé a preocupar por lo que pudiera pasarme. El más joven abrió la puerta trasera de la camioneta, y tirando mi vestido fuera de la camioneta, me dejó bajar. De inmediato la camioneta arrancó, y me di cuenta que me encontraba desnuda del todo en el estacionamiento de donde me había subido a la camioneta, mi auto se encontraba a pocos pasos de mí, en el oscuro terreno me puse mi pequeño vestido todo sucio por la tierra y húmedo por el sudor, semen de ellos y mis flujos vaginales.


Adolorida pero bastante satisfecha, me introduje en mi auto, cerré las puertas y ventanas, y decidí reposar un poco antes de ir a mi apartamento. Cuando desperté ya estaba amaneciendo, me vi en el espejo retrovisor y realmente parecía una un desastre, tanto en mi cabello todo despeinado y mi rostro en el que se me había corrido todo el maquillaje, había rastro de semen seco.


De inmediato me dirigí apartamento, cuando pase frente al guardia de seguridad, este se me quedó viendo sorprendido, y hasta me preguntó si me había pasado algo, a lo que le respondí con una picara sonrisa que sí. Al llegar, me quite el vestido y lo metí a la lavadora, luego me di un buen baño en la tina con agua caliente por espacio de casi dos horas, durante todo ese tiempo aparte de que reflexioné en lo que me había pasado en el transcurso del día anterior, por un largo rato acaricié mi vulva y clítoris mientras recordaba todas las locuras que había hecho.


Realmente no me sentía violada, aunque no les voy a negar que si temí por mi vida, por unos momentos. Pero luego de eso no he vuelto a sentir esa loca e incontrolable necesidad que antes sentía por el sexo. Esa loca fantasía, de ser el centro de atención de un grupo de hombres se me había cumplido, en gran parte. Ahora nada más pienso, como sería hacer eso mismo, pero con mujeres como yo.

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Si te ha gustado Me han dado como a una perra…. vótalo y deja tus comentarios ya que esto anima a los escritores a seguir publicando sus obras.

Por eso dedica 30 segundos a valorar Me han dado como a una perra….. narrador te lo agradecerá.


Comentarios enviados para este relato
sexoadictovenezuela (4 de March de 2011 a las 01:03) dice: Dios mio mi vida como me hubiera gustado ser el de seguridad y echarte el ultimo de esa aventura para cerrar con broche de oro blanco en tu boquita.

katebrown (18 de October de 2022 a las 20:10) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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