Me invitan de visita

Aburrido acepte la invitación de un medico amigo a su pueblo de nacimiento, en el me presenta su familia, su esposa, Lilian una mujer desatenta y hasta un poco presumida, eso si tenía un par de piernas maravillosas y como hembra era vergonzosa, era bien atractiva, llamaba la atención como mujer... poco hablaba y tenía dos hijas las cuales atendía, pero no se sacrificaba por ellas. A sus 39 años era un poco indiferente, eso si con sus vecinos y amigos les gustaba impresionarlos con que era la esposa de medico... no me conocía y por eso me aprecio con poca atención... esa noche parece que su marido le contó quien era y los honores que me daban mis títulos y acciones realizadas en el campo medico, por que al otro día me atendió con excesiva afectividad y sonrisas, en verdad ya me había desalentado su proceder poco la considere. Sintió mi proceder en el trato y se mordió los labios al sentirse rechazada. Deseaba perturbar a sus vecinos y amigos con ser mi amiga. Esa mañana su marido sale a recorrer el pueblo con sus hijas, como me sentía cansado no me levante temprano y me quede enredado en las sabanas unos momentos mas..., al salir su marido se acerca a mi habitación diciéndome si me sentía mal o si en algo podía ayudarme, no se por que le dije que una compañía como la suya siempre era bien recibida, sonrió recompensada y se aproxima a mi cama diciéndome que pida lo que quiera y ella tratara de concedérmelo, y que me felicitaba por los meritos que tenía como gastroenterólogo, y yo te felicito dije por tus lindo par de piernas que tiene, creo que son las menores que he visto... se alboroto y se ruborizó, te gustan me dice levantándose la falda mas arriba y casi mostrándome sus calzones y las tengo suave me dice sobándosela con una mano mientras la otra mantenía suspendida a esta falda, eso digo habría que comprobarlo para darlo por echo le respondo y se acerca aún más para que se las manosee...con mis dos manos recorro sus muslos hasta tocarle sus calzones y sus nalgas... oye me dice tan arriba no que estas tienen dueño..., si le digo ¿yo?..., no responde mi esposo... si le digo, pero el no está..., quien te las acaricia ahora estas hermosura de piernas soy yo... mirándola a los ojos... veo que te encantan dice, déjame darle un premio a estas perfectos muslos digo..., me mira y me dice que premio..., la acerco mas y suavemente le recorro con mis labios sus piernas besándoselas y subiendo desde su rodilla hacia arriba por sus muslos llegando hasta su entrepiernas, me mira angustiada y suspirando me dice déjame nos pueden ver..., ¿quién?..., si estamos solos en casa, se moja con su lengua sus labios y se acerca a mi oído diciéndome, eres terriblemente goloso..., la tomo por su espalda a la altura de sus nalgas y atrayéndola le digo, es que eres maravillosa y una mujer así no debe andar sola, siempre debe ser cuidada, tenerla bien saciada o un lobo se puede acercar y comérsela..., besándola en sus labios, no me abre sus labios, me mira entre enojada y sorprendida, nuevamente la acerco a mi boca, entre abre sus labios devolviéndome el beso, eso si bien corto y trata de separarse de la cama..., se lo impido y cae entre mis brazos..., nuevamente me dice cuidado nos pueden ver... no la escucho y la acomodo a mi lado..., estamos solos le digo, tu marido se demorara en volver... abrázame, me mira a los ojos se muerde sus labios y dice..., no se que locura haremos, pero... calla al sentir mi mano en su entrepiernas que apartando su calzón introduce en su vagina un par de dedos.., gime..., no que soy caliente y me vas a desesperar..., no desesperes le digo, acuéstate entre las sabanas a mi lado y yo te consuelo..., me mira sonríe y dice, eres un pilluelo mujeriego libertino, pero simpático, acostando a mi lado entre las sabanas sin calzones, los saca al momento de penetrar las tapas, imagínense mis deseos satisfechos.
No me importo que Lilian fuera madre de dos pequeñas que salieron con su padre y fuera este uno de mis amigos, solo deseaba penetrar a esta exquisita mujer y en esos momentos estaba logrando ensamblarle mi pene en su vagina, formábamos de ese momento un solo cuerpo moviéndonos al unísono, éramos dos amantes acoplados jadeando, quejándonos y satisfaciendo nuestros desmedidos deseos de aparearnos y satisfacernos, sobre todo esta hembra que se quejaba por que su macho no la esperaba y se vaciaba cuando ella aún estaba en plena faena de gozo... mas de diez minutos la tuve lloriqueándome y sollozando sus alteradas hormonas, cuando por fin le llegan sus orgasmos me solicita mientras se movían sus caderas voluptuosamente y entregada desvergonzadamente al coito con otro macho no su marido, que me detenga en mis penetraciones mientras goza y se deleita de estos instante de placenteros regodeos de codicioso impaciencias de placeres, gritando sus orgasmos al sentir los dos violentos chorros de semen inundar su matriz y reclamándome que la he poseído en sus días de fertilidad y junto con irrigarla con mi semen la estoy sodomizando y embarazando. Me abraza y beso magnetizada por el coito realizado, solicitándome que no la olvide y que cuando podamos nuevamente la empotre.
Al día siguiente las niñas desean ir en la mañana a la poza a refrescarse y el padre cariñosamente les concede el placer de su compañía, me invita, pero con la pretexto de esperar una llamada muy urgente me quedo en casa en unión de su mujer... creo que no daban la vuelta en la esquina de la calle cuando ambos estábamos acariciándonos y deseándonos para empotrarnos en un extravagante manoseo sexual apeteciéndonos el uno al otro
Que apareamiento sin calzones sentada, mas bien apoyada en la mesa de la cocina con sus piernas abiertas y cruzadas por detrás de mi cuerpo, Lilian chillaba con deleite mis duras empotradas contra su delicada vagina llevándola al pináculo de los placeres del apareamiento, chillando de placer me entregaba sus fluidos que le llegaban con sus orgasmos y a su vez recibía gozosa mis entregas de semen y leche que inundaban su matriz, diciendo, si no me embarazaste ayer, hoy lo lograste estoy preñada por ti. Eres placentero y grato, el unirse contigo en un gozo satisfactorio de unión carnal. Te deseo.
Lilian tenía en su vecina y amiga Rafaela, una señora agradable aunque delgada, sin embargo mostraba unos deliciosos senos y un saliente trasero de 38 años y un hijo de cuatro años, que iba junto a la menor de sus hijas al jardín por la tarde, estaba casada con un chofer de bus que salía de viaje por cinco y a veces por mas días dejándola en mas arrinconado vacío carnal y ella se desesperaba por sentirse amada y penetrada por su marido en su vagina, esto la inquietaba y alteraba encontrando a todos los hombres bueno para la cama, deseando a su marido que no llegaba nunca... y cuando llegaba la crujiera de su camastro se escuchaba hasta la casa de Lilian. Ahora había salido para el extranjero en un tour y no volvería hasta en quince días más y ella apenas pasada una semana estaba ansiosa y desesperada por ser penetrada, conversándole a Lilian sus padecimientos y que buscaría saciarse... Lilian le dice cuidado es peligros, los hombres son muy bueno para comentar sus conquistas y eso te puede dañar, hay que saber elegir... si deseas te presento uno que si sabe callar..., ¿seguro?, dice Rafaela, tan seguro como que se acuesta conmigo y nadie lo sabe ni siquiera tú., contesta Lilian.
No te creo dice Rafaela ¿es cierto?... si y hoy me visitara si deseas te lo envío a tu casa por la tarde, así nadie, ni tu hijo se enterara que has logrado tus satisfacciones carnales que tanto te desesperan.
Al llegar a media tarde me lleva a la casa vecina diciéndome, tengo una vecina y amiga loca por satisfacerse de sus desenfrenos carnales y desea librarse de sus molestias apasionadas dándote el placer de gozarla a plenitud y saciarla de sus hormonas sediciosas y desesperadas por tu pene.
Al entrar en casa está Rafaela vestida con un diminuto peto y una cortita pollera que poco cubrían a la vista de un macho. Lilian me dice... es tuya cómetela y déjala bien saciada como me dejas a mí.
Se retira y tomo a Rafaela de una mano llevándola a su dormitorio... asustada me mira y dice espero que no me hagas doler...
Rafaela me dice no creas que soy una mujer fácil, pero mi marido no está para saciarme y aun mas es poco adicto al sexo, para él el acto es sagrado solo para tener hijos y no para consolar a su mujer desesperada, fogosa, ardiente, gozadora apasionada y carnalmente vulnerable… si soy una mujer casi trastornada por el placer de ser poseída, sobre todo en la posición de perrito con almohadones bajo mis caderas, todo esto es tabú para mi marido y a mi me enloquecen…, imagínate que a mis 38 años con casi ocho de años de casada apenas tengo un hijo, cuando me gustaría tener a lo menos tres, pero mi marido es poco amigo del sexo.
Es Rafaela una adorable hembra su exuberante cuerpazo, es alta, pelo largo castaño, tetas enormes y un culazo tremendo que dan ganas de tocarlo nada más verlo, eso si delgada, por desgracia mal comprendida y saciada por su marido llevándola a un cataclismo carnal en sus excitaciones, arrebatos y frenesíes sensuales. Claro que voy a sacar ganancias de esa rareza del marido.
Se recuesta en la cama con sus piernas recogidas abriéndose al máximo mostrándome su pubis. El pelo del pubis era mas oscuro tirando a negro o castaño oscuro, se dibujaba una línea de unos dos dedos de grosor que recorría todo mi monte de Venus como un pequeñísimo erizo, sus labios mayores estaban rasurados y solamente quedaba algo de esa franja peluda al inicio del capuchón de su clítoris. Esa visión de su vulva con el depilado corto pero dejando ver que era una mujer hecha y derecha, apetecible, desesperada por sentirse acoplada por un apareamiento, le gustaba y parecía de lo más sensual esperándome que la dominara clavándole mi miembro en su vagina para poder descargarse de sus desesperados deseos carnales…
Nos besamos con pasión al tiempo que la acogía entre mis brazos. Noté como temblaba sintiéndose protegida por mí.
La tenía completamente entregada a mí, estaba seguro que aquella mujer madura deseaba que la hiciera mía, que la saciara hasta decir basta. Me hice con su cuello haciéndola ronronear como una gatita mientras ella alargaba su mano en busca de mi pene.
Así pues tumbada boca arriba con las piernas bien abiertas se colocó en posición ofreciéndome su cálido sexo a escasos centímetros de mi pene. No tardé un segundo en notar como sus labios vaginales se hacían con mi enhiesto miembro empezando a apresarlo con ganas. Comprobé con gran satisfacción como Rafaela ya estaba completamente empapada. Aquella mujer era una auténtica bomba en la cama, no entendía como el tonto de su marido no la satisfacía.
Me encarame obre ella y ella echó su cuerpo hacia adelante clavándose mi implacable miembro hasta el fondo. Como reclamaba alborozada al ser empalada Rafaela se meneaba desesperada su trasero se movía a veces lentos otras veces con rapidez, la empotraba y esta desesperada mujer me apareaba desesperadamente con todas sus fuerzas, sus caderas se agitaban lujuriosamente, estaba loca de placer, gemía y gritaba, me acariciaba, besaba..., de pronto se incorporó echando la cabeza hacia atrás y explotó llenando mi instrumento con sus abundantes jugos y enloquecida me abrazaba con lujuria deseando que llenara su vientre con mis leches y semen... Los suspiros de satisfacción de ella rebotaban contra la pared, pronto sentí como iba descargando una y otra vez invadiendo su estupenda vagina con mi espeso líquido seminal. Fueron dos interminables disparos hasta que caí derrotado en sus brazos. Me miró de forma maliciosa, segura de haberme conquistado con sus encantos susurrándome, te espero mañana por la tarde para recrearnos nuevamente. Si deseas vuelvo a la noche y nos recreamos mientras duerme tu niña. Me observa y luego me dice eso significa que no te puedes ir hasta pasada media mañana por lo deberás guardar tu vehículo en mi patio
Así lo hacemos y que noche, era una mujer casi trastornada por el placer de ser poseída, era casi una ninfomaníaca sobre todo en la posición de perrito con almohadones bajo las caderas, como se estremecía desvergonzada, escandalosa era como se meneaba, se apareaba desesperadamente con todas sus fuerzas meneando su trasero hasta lograr la cúspide de sus orgasmos y llevar a mí al gozo de los apareamientos.