Desde que era niño, había escuchado unas mil veces, ese refrán que dice. En boca cerrada, no entran moscas. Y la verdad es que, ya aun de adulto, bueno casi. No lo comprendía, hasta que por hablador pasé en una sola noche, por un sin número de experiencias.
Relato
Todo comenzó una tarde en que me encontré con una chica, en la plaza del pueblo. Nos pusimos a charlar, y ya cuando comenzaba a caer la noche, que finalmente la convenzo para que ella me invite a que la acompañase hasta la casa de sus patrones. Resultó ser, que su patrón era un viejo cantante de rancheras, así que apenas llegamos a la casa, en la que por lo que se podía escuchar había una fiesta. Ella y yo, entre besos y caricias, entramos a escondida por la cocina, y luego me llevó a su cuarto, donde me dijo que debía decirle a su patrona, que ya había llegado, pero que mientras la esperaba, me fuera quitando la ropa, y metiendo en su cama.
Ya me había quitado toda mi ropa, e incluso me había metido en su cama, cuando al abrirse la puerta de la habitación, en lugar de aparecer ella, como yo esperaba. Apareció su patrón, acompañado de dos tipos armados, quienes de inmediato me sacaron de la cama, tal y como estaba, impidiendo que agarrase mi ropa, y a empujones esos dos tipos, me hicieron caminar completamente desnudo tal, y como me encontraba, frente a todos los invitados que se encontraban en la fiesta, quienes al verme caminando desnudo entre los dos tipos que me obligaron a salir de la cama completamente desnudo, tratando inútilmente de ocultar mi desnudez, y mi rostro, no hacían otra cosa que reírse o burlarse de mí, no tan solo por andar completamente desnudo, sino que el dueño de la casa les dijo, que me habían atrapado en el cuarto de una de las criadas, poniéndome la ropa de la criada. Luego le escuché decir al dueño de la casa fue. Si pueden no lo maten, yo lo que quiero es que no regresé, asegúrense que no le queden ganas de volver por aquí. Ya habíamos salido de la casa, cuando yo en medio del gran susto que tenía, en lugar de quedarme callado, temiendo que me fueran a matar, seguí habla que te habla, pidiéndole a esos dos tipos esos, que no me fueran a matar, y jurándoles que no regresaría más nunca por esa hacienda, ni por sus alrededores. En una de esas les dije. Que yo haría lo que ellos dos quisieran, pero que por favor no me fueran a matar. En ese justo momento, y apenas terminé de decirles eso, el más gordo de los dos, me dio un fuerte empujón, obligándome a entrar a un almacén que parecía estar abandonado que usaban para guardar el heno. Ya dentro, y mientras yo trataba ponerme de pie, su compañero me dio otro empujón obligándome a entrar en un cuartucho en el que había un catre y un par de sillas. En ese instante, yo no comprendía lo que pasaba. Y realmente temí que me fueran a dar un tiro en ese lugar. Fue cuando en medio de la confusión en que me encontraba, y sin dejar de pedirles que no me fueran a matar. Uno de ellos de manera bien descarada, colocándose tras de mí, me agarró las nalgas diciéndome. Bueno ponte en cuatro, y te perdonamos la vida, pero eso sí, no regreses por esta hacienda. Yo la verdad es que no me esperaba algo así, pero al ver la manera en que el tipo ese, me miraba, y continuaba agarrándome las nalgas, no dude que estuviera hablando en serio. Fue cuando traté de platicar con ellos diciéndoles que yo no era maricón. Entonces, mientras el otro tipo salió de la habitación, el gordo sacando su revólver, y apuntándome todo el tiempo, me dijo, con toda su calma, y fríamente. Para empezar, tú nos dijiste que harías lo que nosotros dos quisiéramos, bueno eso es lo que queremos, así que tienes tres opciones. La primera haces todo lo que mi socio, y yo te digamos, de buena gana, y luego de que te comamos el culo, te dejamos en la carretera. La segunda te puedes negar, y entonces mi socio, y yo te vamos a dar una paliza, rompiéndote la nariz y todos los dientes, apagando uno de tus ojos, y también seguramente te fracturaremos algunas costillas, y como sea al final también te vamos a comer el culo, para luego tirarte en algún puente. Y la tercera, si te defiendes, luego de que te desfiguremos el rostro a patadas, también te vamos a comer el culo, solo que después de asegurarnos que estés muerto, tiraremos tu cuerpo a los cerdos, para que se alimenten. Al escucharlo decirme todo eso, muerto de miedo, no me quedó más remedio, que con todo el dolor, y vergüenza de mi alma, tuve que aceptar, como dijo uno de ellos, de buena gana, lo que ellos me fueran hacer. Así que yo sencillamente, hice lo que me ordenaron, recostándome boca abajo, sobre el catre que había. Así que estando en esa posición, comencé a sentir como las manos de aquel tipo comenzaron acariciar mis nalgas, e introduciendo sus gruesos dedos, mojados con su propia saliva, dentro del hueco de mi culo. Ya había comenzado a meter, y sacar varios de sus dedos juntos, cuando regresó su compañero, trayendo varias botellas de ron. Y aunque al principio, no quise beber, nada más bastó que el gordo me dijera, acuérdate lo que te a va suceder si no colaboras. Eso fue suficiente, para que yo de inmediato, me pusiera a beber a pico de botella, mientras el gordo seguía introduciendo sus dedos dentro de mi culo, y agarrando mis desnudas nalgas. Así que a medida que seguí bebiendo, y dejando que uno de ellos me fuera metiendo sus dedos, su compañero, sencillamente se quitó los pantalones, y se recostó cerca de mí. Para de manera descarada, comenzar a tocarse su propia verga. A todas estas yo seguía sintiendo como gran parte de sus dedos entraban, y salían de entre mis nalgas, hasta que él se detuvo, diciéndome. Todavía te hace falta beber un poco más, y tras yo volver a tomar otro gran trago, él agarró la botella de ron, extrajo sus dedos de mi culo, y lo siguiente que sentí fue el pico de la botella de ron que él me lo introdujo por el culo, vaciando lo que aún quedaba de ron dentro de la botella, dentro de mi culo, diciendo al mismo tiempo. Dicen que así hace más efecto. Lo cierto es que yo sentí algo de ardor dentro de mis tripas, parecido a como cuando uno como mucho pique. Después de eso, al poco rato yo me sentía mucho más mareado, o borracho, tanto que cuando el gordo se puso nuevamente a manosear mis nalgas, no sé cómo se me ocurrió preguntarle ¿Y bueno cuando piensas darme por el culo? En ese momento él, y su amigo, se pusieron a reír, y el gordo dijo. Estaba esperando que me lo pidieras, culito lindo. Y de inmediato se quitó los pantalones, fue cuando dando un vistazo sobre mi hombro pude ver que su verga, era el doble de larga, y el doble de gruesa que la mía. Así que mientras se comenzó a recostar sobre mí, fue separando mis nalgas, y ensalivando su verga, dirigiéndola directo a mi culo, al principio la comenzó a rosar suavemente, contra mi esfínter. Y a los pocos segundos, comencé a sentir, como aquella cosa, a medida que él iba haciendo presión, su verga iba penetrándome. Al principio traté de aguantarme y resistirme al dolor, pero cuando el gordo, me dijo. Relájate, para que lo disfrutes. No lo pensé dos veces, y dejándome llevar por lo que él me decía, haciéndole caso dejé de oponer resistencia a su verga que ya comenzaba a entrar, y salir de mis apretadas nalgas. Ya su verga la tenía bien adentro, y había comenzado a follarme, cuando su compañero mostrándome la suya que estaba bien parada a pocos centímetros de mi cara, y tras obligarme a darme otro gran trago, para luego cachetearme el rostro, varias veces usando su verga, me indicó que me pusiera a mamársela. Razón por la cual, no me quedó más remedio que abrir mi boca, y ponerme a mamar, aun en contra de mi voluntad. Así que a medida que uno de me daba salvajemente por el culo, no me quedó más remedio que mamar, la verga a su compañero. En esos momentos ambos me dieron por el culo, y a los dos les mamé su verga, hasta que se vinieron dentro de mi boca, obligándome en ambas ocasiones a tragar toda su leche. Pero en una de esas, no me acuerdo si fue el gordo o el otro uno de ellos, a medida que me daba por el culo, me ordenó que me hiciera la paja, fue cuando me vine casi de inmediato. Cuando ambos terminaron conmigo, y con mi adolorido culo. Al salir de ese lugar, y a pesar de encontrarme bien borracho, me di cuenta de que ya había oscurecido. Fue cuando les pregunté por mi ropa, sencillamente uno de ellos me dijo. No manches buey, y camina. Así completamente desnudo como me encontraba, me montaron en la parte trasera de una camioneta, y me llevaron hasta fuera de los terrenos de la hacienda, pero antes de que se detuvieran para que yo me bajara de la camioneta se detuvieron, uno de ellos me entregó la botella de ron, diciéndome. Pa que no sienta frio, y ya sabes el patrón ni su hija, no quieren verte más nunca por todo esto. Apenas me bajé, la camioneta arrancó, y de inmediato regresó a la hacienda, mientras que yo completamente desnudo, comencé a caminar sin la menor idea a donde me dirigía. Pero estaba tan y tan borracho, que seguí bebiendo, a medida que continué caminando por aquella carretera de tierra. No sé cuánto tiempo pasó, ni cuenta me di pero de repente me encontré frente a un negocio, en el unos cuatro tipos de mi edad, se encontraban bebiendo cerveza en la entrada. Al verme de inmediato se me acercaron, y sin necesidad de que yo dijera nada, uno de ellos me preguntó, que si me habían asaltado, y robado mi ropa. Pero antes de que yo pudiera responder, otro dijo. Y de seguro le comieron el culo también, ya que todavía está chorreando leche. Yo me debí haber quedado callado, y de seguro nada más me hubiera pasado, pero por hablador, de inmediato me puse a contarles, en términos generales todo lo que me había sucedido. No había terminado de contarles todo, cuando uno de ellos me dijo que si quería lavarme las nalgas, podía pasar a la parte trasera del pequeño negocio, lo que hice, y de inmediato me lavé el culo, y las piernas con una manguera. Al regresar donde ellos estaban, seguí contando todo. Fue cuando uno de esos cuatro tipos, me preguntó. Y tú que hiciste cuando te dijeron. O nos das el culo, o te matamos. Yo en medio de mi borrachera, me le quedé viendo, y le dije. No ves que estoy vivo, ya que no tan solo me dieron por el culo los dos, sino que también se las tuve que mamar, y tragarme toda su leche. Yo seguí contando todo, y cuando les dije que me habían metido una botella de ron por el culo, y vaciado lo poco que le quedaba dentro de mis tripas, se pusieron a reír. Fue cuando uno de ellos me preguntó, colocando su mano sobre mi hombro, la que poco a poco fue deslizando por mi espalda, hasta detenerse en mis nalgas. Pero dime la verdad, ¿entonces te gustó que te hicieran todo eso? Y continuó diciéndome, es que te veo tan contento contando todo lo que te hicieron, que me parece que te gustó, que te dieran por el culo. Como ya les he dicho, debí quedarme callado, pero no, en lugar de eso cuando uno de ellos, prendió un cigarrillito de marihuana, y después de que le dio par de jalones, me lo pasó, y yo también le di par de jalones, para de inmediato decirle. Bueno al principio, estaba tan asustado, y tenía tanto miedo, de que me fueran a matar, por lo que al principio no me gustó, pero a medida que fui sintiendo, como me fueron acariciando mis nalgas, y sus dedos metiendo dentro de mi culo, poco a poco como que le fui agarrando el gusto, y cuando me empujó aquella botella por el culo, y derramó lo que le quedaba de ron, dentro de mí. Fui yo mismo quien le preguntó al tipo ese, que cuando pensaba darme por el culo. Y si, cuando comencé a sentir sus manos separando mis nalgas, y como me fue empujando toda su verga entre el hueco de mi culo, me gustó. Yo seguí platicando sin detenerme, y cuando me lo pasaban le daba, uno que otro jalón al cacho de marihuana, yo alegremente seguía diciéndoles como yo movía mis caderas, a medida que el gordo ese me empujaba una, y otra vez toda su gruesa, y larga verga. Así que cuando el que me hizo la pregunta, me dijo. Yo quisiera que nos hicieras un gran favor, ninguno de nosotros cuatro, jamás nos hemos comido un culo, en ese instante sus amigos comenzaron a reírse, y de inmediato el continuó diciéndome. Y ya que a ti por lo visto te ha gustado tanto que te lo hicieran, me preguntaba si no te gustaría dejarnos que te diéramos por el culo los cuatro. Ahora pienso que si me hubiera quedado callado, o por lo menos le hubiera dicho que no, con eso hubiera bastado, y nada más hubiera pasado. Pero en lugar de eso, pensando en lo mucho que me había gustado, que aquellos dos me dieran por el culo, e incluso hasta ponerme a mamar sus vergas, sin pensarlo mucho casi de inmediato, le respondí. Si me gustaría mucho, que los cuatro me dieran por el culo. Al fin y al cabo, aparte de estar desnudo, me encontraba completamente borracho, y con una tremenda nota de marihuana. Y la verdad es que como yo mismo les había contado todo, me pareció que darles el culo a los cuatro, no tenía nada de malo. Por lo que apenas terminé de decirles. Que, si me gustaría mucho, que los cuatro me dieran por el culo. El que me hizo la pregunta, bien contento se puso de pie, al tiempo que con la mano que me tenía agarrada las nalgas, hizo que yo también me parase, diciéndoles. Bueno chicos, para luego es tarde, así que vamos a la parte de atrás. Y sin pérdida de tiempo, los cinco nos dirigimos a tras del negocio. Donde apenas llegamos, uno de ellos agarró unos cartones y los puso sobre la tierra. Por lo que de inmediato yo me recosté sobre ellos, boca abajo, ofreciéndole mis nalgas, al primero que quisiera usarlas. Así que casi de inmediato, comencé a sentir como aquel chico, que me tenía las nalgas agarradas, tras bajarse los pantalones, se colocó sobre mí, y tras ensalivar su verga, me la fue empujando por mi culo, divinamente. Ya tenía un corto rato moviendo mis caderas, cuando al levantar la vista, otro de los chicos, colocó su parada verga frente a mi boca. Y tras él enjuagarla con algo de cerveza, de inmediato me puse a mamársela. El resto de la noche, y creo que gran parte de la madrugada, fui dándole el culo a los cuatro, cuando no era que les mamaba sus vergas, hasta que ya no pude más. Y me quedé completamente rendido, o por lo menos eso es lo poco que recuerdo. Cuando me vine despertando, me encontraba dentro de una pequeña habitación, acostado sobre una especie de petate. Al lado tenía un baño, es decir un lavamanos, el inodoro, y una ducha. Yo tenía un gran dolor de cabeza, seguramente por lo mucho que había bebido, así que aun dando tumbos, me di una ducha, me lavé, y saqué de mi cuerpo todo lo que aquellos cuatro chicos, me habían dejado dentro de mi culo. Pero me sentía aun tan mareado, que sin preocuparme por donde me encontraba, me volví a recostar, hasta quedarme nuevamente dormido. No fue hasta que un hombre mayor me despertó. Diciéndome, que yo llevaba ya mucho tiempo durmiendo, por lo que cuando finalmente me desperté, él me dijo que había estado dormido prácticamente desde el sábado en la madrugada, y que ya era la tarde del día domingo. El tipo era el dueño del pequeño negocio, y después de que los cuatro chicos se marcharon, me encontró tirado, sobre un cartón, boca abajo en la parte de atrás del negocio. En ese momento él dejó de hablar, se puso de pie, y se dirigió al baño, mientras que yo sin levantarme lo fui observando, como sacó su verga y se puso a orinar prácticamente frente a mí. Yo me quedé viendo su verga, y cuando vi que después de orinar se la lavo, en el lavamanos, lo único que se me ocurrió hacer en agradecimiento fue preguntarle, si no le gustaría que le mamase su verga. El viejo se me quedó mirando, se sonrió, y con su verga entre las manos se fue acercándose a mí. Lo cierto es que ya no estaba borracho, ni drogado, pero como ya les dije, fue lo único que se me ocurrió hacer, en agradecimiento. Por lo que apenas tuve su verga dentro de mi boca, comencé a mamársela con tanto gusto, que cuando él me dijo, que le gustaría darme por el culo, yo no lo dudé ni por un instante, y sacando su verga de mi boca, de inmediato le ofrecí mis nalgas. Así que fui sintiendo como la cabeza de su verga se fue abriendo paso dentro de mis nalgas, y como fue atravesando el hueco de mi culo, para yo de inmediato ponerme a mover mis caderas, sabrosamente. Bueno, el viejo aparte de que me comió el culo, posteriormente también le volví a mamar su verga. Después de eso el viejo me regaló una vieja camisa, así como un pantalón, y me dio unas chancletas, para luego en su camioneta llevarme hasta mi pueblo. Donde me dejó cerca de mi casa diciéndome, ya sabes cuándo gustes puedes pasar por el negocio. Mi única preocupación en esos momentos, era que nadie se enterase de todo lo que me había pasado. Cuando llegué a mi casa, mis padres se encontraban en una actividad de la iglesia, Así que mientras me daba otro baño, y me vestía, me puse a pensar en todo lo que me había sucedido, y llegué a la conclusión, de que yo no soy maricón, solo que me gusta, y mucho que me den por el culo......
Entramos al cuarto y empezó todo, él me tomó por detrás y empezó a tocar mis nalgas y me susurraba cosas al oído: ¡eres una puta q aprenderá de mí!, ¡eres mi perra! Y yo se lo confirmaba le dije q seria su perra, el me volteo y quedamos frente a frente, y acercó su boca a la mía, pero mas q besarme su lengua paseaba por mi boca.
Relato erótico enviado por Putitacachonda el 29 de December de 2009 a las 23:34:17 - Relato porno leído 140700 veces
Aventuras en Paris
Jesús y Pablo marcharon a Paris para poder vender el video. Dejaron a sus tres amigos en una casa que habían alquilado en un pueblo muy pequeño en Huesca. Los dos habían quedado con Pierre, un ejecutivo muy interesado en esta clase de material.
Relato erótico enviado por mena55 el 24 de August de 2008 a las 13:55:00 - Relato porno leído 114289 veces
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