En las pasadas navidades, en que llevaba algunos regalos para mis clientes. Por haber estado bebiendo durante la última entrega que hice, la verdad es que, en lugar de irme a un hotel para pasar la noche, continué con la idea de llegar a la próxima ciudad, y sencillamente me perdí. Ya que en un descuido, agarré por una carretera que no debía, y tras haber estado conduciendo durante un buen rato, se me ocurrió detenerme en una pequeña y solitaria casa, para pedir orientación.
Relato
Ya había oscurecido, cuando salió un hombre mayor, con cara de muy pocos amigos, pero al explicarle que me había perdido, se sonrió diciéndome que su nombre era Juan, y hasta me invitó a que pasara la noche en su casa. La verdad es que en las condiciones en que yo me encontraba, lo más razonable fue que aceptase. Yo pensaba quedarme durmiendo dentro del auto. Pero Juan insistió en ofrecerme su casa para pasar la noche, colgó una hamaca, para que yo la usara, y por si fuera poco hasta me invitó a comer algo. Al terminar de cenar los dos, Juan sacó una botella de aguardiente, que según me dijo, él mismo lo había destilado. Así que a medida que fuimos charlando de todo un poco, también fuimos bebiendo de ese fuerte aguardiente. Yo la verdad es que ese aguardiente estaba bueno, y fuerte. Tanto que nada más bastaba acercarle un fósforo prendido, para que también se encendiera. Pero después de un buen rato, cuando él me dijo que ya era hora de irse a dormir, como estábamos los dos solos en su casa, despreocupadamente comencé a quitarme casi toda mi ropa. Quedando únicamente en interiores, fue cuando a mí se me ocurrió, mostrarle mi agradecimiento, por lo bien que me había tratado, por lo que tal y como me encontraba, salí de su casa, me dirigí a mi auto, y saqué una de las tantas botellas de ron añejo que llevaba para mis clientes, con el fin de regalársela a Juan. La cosa es que cuando se la di, apenas la vio, de inmediato la abrió, y tras darse un buen trago a pico de botella, me la paso para que yo me diera otro. Así que en lugar de irnos a dormir, él buscó un par de vasos, y un par de taburetes. Salimos al patio trasero de la casa donde seguimos bebiendo, en mi caso tal, y como me encontraba, ósea únicamente en interiores. Si me di cuenta que cuando yo me ponía de pie, para servirme otro trago de ron, que se encontraba sobre una pequeña mesa. Juan se quedaba viendo mis nalgas, lo que al principio no le presté atención. En cierto momento, él se puso de pie, y a pocos pasos se puso a orinar, de frente a mí. Yo en mi vida me había fijado en el miembro de otro hombre, pero esa noche, no sé qué me sucedió, que me quedé viendo fijamente el miembro del viejo, con la boca abierta, y de inmediato comencé a pensar en un sin fin de cosas raras. Lo que de seguro él se dio cuenta, por lo menos, de que me había quedado asombrado, y boquiabierto viendo su miembro mientras orinaba. Por mi parte al poco rato, también me dieron ganas de orinar, pero en lugar de colocarme de frente a él, lo que hice fue, que me retiré un poco más lejos, y dándole la espalda a Juan, no se por qué baje mis interiores, casi hasta mis rodillas, mostrando mis pálidas nalgas a Juan. En todo momento mientras estuve orinando, sentía sus ojos clavados en mis nalgas. Al regresar a su lado, seguimos bebiendo, y hablando de mujeres. Hasta que Juan dijo en broma, o por lo menos así lo pensé yo. Que llevaba tanto tiempo sin acostarse con una mujer, que era capaz de comerse un buen culo, aunque fuera el de un hombre. Yo como ya les comenté, al principio pensé que, lo había dicho en broma. Pero su manera de seguir viendo mi culo, cada vez que me paraba a buscar la botella para servirme otro trago, me hizo pensar que Juan, en realidad hablaba en serio. Fue, cuando me di cuenta de que ya la botella de ron se había terminado, me puse de pie, y me dirigí a mi auto moviendo intencionalmente mis nalgas, para buscar otra botella de ron, al abrir el baúl, además de agarrar otra botella de ron, me acordé de que entre los muchos obsequios que llevaba, había algunas prendas íntimas femeninas, que les llevaba de regalo, a las secretarias de mis clientes. Así que agarré una de esas bolsas, y me las traje junto con el ron. Cuando regresé donde Juan, él se encontraba de pie, y le di la botella. Y le dije que deseaba mostrarle algo, para que me diera su sincera opinión, sobre uno de los obsequios que pensaba regalar. Así que sin darle mayor explicación, entré a su casa, y tras quitarme rápidamente mis interiores. Me puse un set de ropa íntima femenina, que consistía en unas pantis, un sostén, y una corta bata semitransparentes para dormir. Y una vez así vestido, regresé donde Juan. Él se me quedó viendo, con la boca abierta, bastante asombrado. Hasta que le pregunté con un tono de voz femenino, que le parecían esas prendas, para regalárselas a unas secretarias. De inmediato, se dio otro trago de ron, mientras que yo me acerqué a él, diciéndole que tocase la tela, para que viera que era de buena calidad. Y si en efecto tocó la tela, pero casi de inmediato también comenzó a tocar mis nalgas. Y de momento, Juan me abrazó entre sus brazos, me dijo. Si tú quieres, podemos pasar a mi cuarto para poder ver mejor como te quedan. Sin soltarme las nalgas, los dos nos dirigimos a su cama, y apenas llegamos, Juan me dijo. Acuéstate, que lo que me provoca es darte bien duro por ese culo. Yo sin pensarlo dos veces, le obedecí. Me tendí sobre su cama, bajé un poco las pantis, y con mis manos separé mis nalgas, las que levanté ligeramente, Casi de inmediato fui sintiendo la dura y caliente cabeza de su verga, seguramente mojada con su propia saliva, la que pasaba entre mis nalgas, y lentamente como comenzó a presionarla contra mi abierto culo. Yo a medida que él me fue penetrando, comencé a sentir ese fuerte dolor, pero al mismo tiempo, en medio de mi borrachera, me dije a mi mismo mentalmente. Bueno, que te pase esto, por maricón. Pero de la misma manera, al poco rato, cuando ya tenía toda su verga dentro de mí, y Juan comenzó a meterla y sacarla, el placer que comencé a sentir fue algo extraordinario. Algo que yo no pensé, que me fuera a gustar tanto. Casi de inmediato comencé a mover mis caderas, al tiempo que aquel viejo continuaba metiendo, y sacando su sabrosa verga de mí apretado culo. Yo mismo no podía creer, que le estuviera dando el culo a ese tipo, y que además yo lo disfrutara tanto. Así mientras Juan continuaba metiendo y sacando toda su verga de entre mis nalgas, yo no dejaba de mover mis nalgas, y de gemir intensamente, a medida que le pedía que me diera más, y más duro. Él por su parte, además de estar clavándome por completo toda su rica verga, me abrazaba con fuerza contra su cuerpo, y me mordisqueaba el cuello, y las orejas, diciéndome que mi culo era el más rico, que se había comido en toda su vida. Lo que a la vez hacía que yo moviera con más placer mis nalgas. Y sintiera una, y otra vez como me penetraba divinamente, mientras me abrazaba contra su cuerpo. La verdad es que no sé cuánto tiempo estuvo Juan dándome sabrosamente por el culo, lo que sí sé es que cuando se comenzó a venir, sacó su verga de entre mis nalgas, y hábilmente me la colocó dentro de mi boca. Por lo que yo, de inmediato, sin que él me dijera nada, me dediqué a mamársela, por lo que me tragué gustoso, hasta su última gota de leche. Aun con su verga dentro de mi boca, me costó trabajo el aceptar, que yo estuviera voluntariamente haciendo todo eso. Por un momento pensé que el haber mezclado ese aguardiente, con el ron añejo, me había afectado de esa manera. Al Juan sacar su verga de mi boca, me dijo. Si quieres limpiarte, pasa al baño, y lo haces. En el pequeño baño, además de la ducha, el lavamanos, y el inodoro. Había una manguera con la que por un buen raro estuve lavando todo mi culo. Aunque al salir, él me entregó una toalla, y tras secarme, voluntariamente me volví a poner las pantis, el sostén y la bata. Y sin dejar de hablar como una mujer. Lleno de curiosidad le pregunté a Juan, que si le había gustado. El viejo se sonrió, y me dijo. Lo importante es que haya gustado a ti cariño. Y tras decirme eso, me tomó entre sus brazos, y me plantó tremendo beso, introduciendo su lengua dentro de mi boca. Yo simplemente me metí en su cama, y al sentir su abrazo me quedé totalmente dormido entre sus brazos. Solo que en la mañana, al despertarme sentí que Juan nuevamente comenzaba a darme por el culo. Pero yo, ya no estaba borracho, pero de igual manera comencé a mover mis nalgas, y ha gemir de placer, a medida que fui sintiendo, como su dura verga atravesaba mi esfínter. Durante esa segunda vez, Juan se vino completamente dentro de mi culo. No bien terminó de sacar toda su verga de mi culo, mientras orinaba y se lavaba su verga, me indicó me volviera a lavar en el pequeño baño. Solo que apenas salí, lo encontré acariciando su verga, por lo que sin necesidad de que me dijera nada, me dediqué a mamársela, hasta volví hacer que se viniera dentro de mi boca. El resto del día me la pasé durmiendo, a pierna suelta con mis nalgas al aire. Cuando me desperté encontré algo de comer en la cocina, pero Juan no se encontraba por todo eso, por lo que de momento me dieron ganas de ponerme a barrer, y lavar el reguero que tenía en la cocina. No bien había terminado de lavar los platos y limpiar la cocina, cuando sentí que él regresó. Yo me volví a poner las pantis, el sostén, y la pequeña bata, para recibirlo. Cuando apareció en compañía de varios tipos. A los que por órdenes de él comencé a servirles, algo de beber. Yo en medio de todo me sentía raro, vestido de mujer, pero a la vez muy contento, con todas mis nalgas por fuera, mientras que los recién llegados no dejaban de mirar mi culo. Bastó nada más que Juan me dijera que me pusiera en cuatro, para que frente a todos, él comenzara a darme salvajemente por el culo, sin que yo me opusiera. De eso a que el resto de los presentes, me hicieran lo mismo, no pasó mucho rato, ya que a medida que unos me daban por el culo, a los otros comencé a mamar sus vergas. Yo creo que cuando terminaron con mi culo, me lo dejaron más abierto, que la entrada a un túnel de ferrocarril. Cuando me desperté al siguiente día, me di una buena ducha, y sin decir nada, busqué toda mi ropa para vestirme, pero ya completamente vestido, y antes de despedirme, le di una buena mamada al miembro de Juan. Les diré que desde esa fecha, procuro pasar por casa de Juan cada vez que puedo, y tengo la oportunidad de así hacerlo.....
Entramos al cuarto y empezó todo, él me tomó por detrás y empezó a tocar mis nalgas y me susurraba cosas al oído: ¡eres una puta q aprenderá de mí!, ¡eres mi perra! Y yo se lo confirmaba le dije q seria su perra, el me volteo y quedamos frente a frente, y acercó su boca a la mía, pero mas q besarme su lengua paseaba por mi boca.
Relato erótico enviado por Putitacachonda el 29 de December de 2009 a las 23:34:17 - Relato porno leído 140527 veces
Aventuras en Paris
Jesús y Pablo marcharon a Paris para poder vender el video. Dejaron a sus tres amigos en una casa que habían alquilado en un pueblo muy pequeño en Huesca. Los dos habían quedado con Pierre, un ejecutivo muy interesado en esta clase de material.
Relato erótico enviado por mena55 el 24 de August de 2008 a las 13:55:00 - Relato porno leído 114142 veces
Si te ha gustado Me perdí, y encontré un gran placer... vótalo y deja tus comentarios ya que esto anima a los escritores a seguir publicando sus obras.
Por eso dedica 30 segundos a valorar Me perdí, y encontré un gran placer....
narrador
te lo agradecerá.
Comentarios enviados para este relato
katebrown
(18 de October de 2022 a las 22:25) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF katebrown
(18 de October de 2022 a las 20:00) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF
Registrate
y se el primero en realizar un comentario sobre el relato Me perdí, y encontré un gran placer....
Vota el relato el relato "Me perdí, y encontré un gran placer..." o agrégalo a tus favoritos