ME REGALÉ A MIS AMIGAS

Eran ellas, cuatro hermosísimas y muy simpáticas muchachas adolescentes al igual que yo,que hacía tiempo ya, venían calentándome con muy sutiles maneras de hacerlo hasta dejarme en un permanente estado de ardor erótico por ellas que quedé así poseído en un deseo de entregarme a ellas para que con mi cuerpo, hiciesen lo que quisieran hacerme.
Muchos venían comentando cómo ellas me estaban sutilmente erotizando y las censuraban por la manera como me estaban seduciendo hasta límites obscenos casi, arrastrándome a esas maneras donde yo perdía, día a día, mi dignidad de no permitir que sus pies se estableciesen sobre mí.
Yo, jamás les censuré lo que hacían conmigo. Si yo día a día perdía mi dignidad, era porque yo lo permitía, y ellas no tenían culpa ninguna en éso.
Esa tarde que las cuatro vinieron a estudiar a casa, las cuatro llegaron vistiendo unas minifaldas escandalosamente cortitas exhibiendo sus hermosísimas piernazas gordas, estando yo esa tarde en casa solo como ellas ya lo sabían, pues mis padres habían viajado al exterior como les había a ellas comentado esa misma mañana.
Al así verlas, mi calentura bestial por ellas era cosa hasta ridícula por mis maneras de mirarlas y hasta de gemir y suspirar, y ellas...se miraban y cambiaban risitas. Por fin, no pude ya más: así, les hablé:
-"Chicas...ustedes perdonenme, pero yo estoy muy caliente por ustedes...y quiero...quiero...entregarme a ustedes si ustedes quisieran, y si quieren hacerme cualquier cosa, no sé, lo que ustedes quieran hacer con mi cuerpo, yo...me dejo hacer y me entrego a ustedes..." Casi llorando y riéndome timidamente se los dije.
Ellas, que me habían escuchado atentamente y mirándome con una reprimida risita como si ya supieran lo que iba a decirles, se miraron entre las cuatro ahí si, con la más cochina de las risitas. Se estuvieron riendo unos minutos entre ellas sin decir nada, para decirme enseguida:
-"Querés que te agarremos ahora mismo..?"
Mordiéndome los labios, les respondí asintiéndoles con la cabeza. Se miraron, se rieron, y mirando todo en derredor así la soledad de toda la casa donde sólo nosotros allí estábamos, me dijeron:
-"Desnudate!"
Ardiendo en calentura atróz, me desnudaba mientras alguna de ellas, riéndose, bailaba brazos en alto.
Ya completamente desnudo yo, exhibiendo en mi genitalidad una calentuar bestial que me mostraba con una verga inmensamente larga y gruesa y dura que las cuatro largaron exclamaciones de admiración y risas, y una de ellas...pasó su mano bien por mis huevos haciéndome brincar por la cosquilla atróz que sentí. Ya las cuatro se me vinieron encima atrapándome y comenzando una total manoseada por toda mi desnudéz, arrancando de mí gemidos de placer y suspiros y la desesperación de sesntir las avalanchas de cosquillas que entre las cuatro me hacían, y ya, la orgía estaba establecida en esa relación de dominantes ellas, y yo sumiso de todas.
Las cuatro hacían lo que querían conmigo. Aquéllo era un manoseo total de las cuatro,y mi cuerpo vibraba en ese hacer de ellas divirtiéndose con mi desnudéz.
Cuando una de ellas atrapó entre sus manos mi verga y se la metió en la boca empezando a mamarme como energúmena,yo...novato en esas cosas, sentí una electricidad que me recorrió entero, y casi gritaba en un desespero mezclado con placer mayúsculo. Las otras recorrían mi cuerpo deslizándome sus dedos cosquilleándome enteramante, así en esa manera teniéndome, me hicieron llegar al primer orgasmo que lo sentí descargando en la boca de mi amiga una andanada de leche que la muy cochina engullía golosamente lujuriosa, mientras mis gemidos y gritos y suspiros inundaban la casa junto con las risas y carcajadas de ellas.
Comenzaron a hacerme lamerles bien el culo y la concha y los pies, y mi lengua era un prodigio lamiéndolas de pies a todo lo que lamerles me hicieran lamerles. Una tras otra me hacían con ellas follar, y cabalgaban sobre mí haciéndome arder en esa loca manera de cojer como descosidos.
Mi calentura por ellas era monstruosa, y mi resistencia no tenía límites aprovechando las muy cerdas tal cosa, abusando conmigo a sus más completas anchas.
Desnudo y ardiendo, me montaban desnudo paseando sobre mis hombros así andando en mí como si fuera yo caballo de todas, turnándose para montarme.
Mi propia casa, era el lugar donde ellas ultrajaban mi cuerpo. Entonces una de ellas tiene una idea, que ahí mismo, a las risas, la expresa:(continuará)