Me vestí de mi hermana para que mi amigo me cogiera

Omar y yo éramos amigos desde la primaria y a él le gustaba mi hermana Marisol, que estaba por cumplir 32 cuando nosotros teníamos 15.
En una ocasión, estábamos haciendo un trabajo de la escuela cuando se le acabó la batería a la laptop de Omar. Recordé que Marisol tenía una laptop de la misma marca y le dije a Omar que iría por el cargador a su cuarto, pero en eso llamaron por teléfono a la casa. Cómo estábamos solos, Omar se ofreció a ir por el cargador y yo lo dejé. Pero cuando fui a buscar a mi amigo al cuarto de mi hermana, lo encontré masturbándose con un brassier de ella.
Me excitó mucho ver su verga dura así que le dije ¿sabes que muchos dicen que me parezco bastante a mi hermana?, me puse una peluca que ella usó en un concurso y me puse su ropa interior, una tanga, medias con liguero y un top que rellené. Me puse una falda suya y una blusa de tirantes y le dije a Omar ¿Quieres imaginarte cómo se siente cogerse a mi hermana? Él me besaba en la boca mientras me abrazaba y apretaba mis nalgas, las frotaba como loco y me decía “Marisol, no sabes cómo te deseo”, yo le pegaba mi muslo mientras nos besábamos para sentir su paquete creciendo bajo el pantalón del colegio, que era de una tela muy delgada.
Ya no podía resistir y me puse de espaldas para que frotara su bulto duro en mis nalgas. Omar me empezó a acariciar las piernas y subió la falda poco a poco para repegarme más su verga. Empezó a empujármela entre las nalgas, aún sin quitarse el pantalón, a lo que yo sólo atiné a decirle: ¿Quieres que me coma todo ese bultote?
Desesperado, Omar se sacó la verga y comenzó a empujármela entre las nalgas, incluso sin importarle que estuviera el hilo de la tanga en su camino; moví la tanga para abrirle paso entre mi culitos y Omar comenzó a entrar. Me lastimaba un poco por lo rápido que había Sido todo, pero luego de algunos segundos, el ritmo de sus embestidas me causaron tal excitación que mi ano lo dejaba pasar sin problemas. Omar entraba y salía de mí frenéticamente y yo le pedía más: más verga, corazón, dame así rico, papi, ¿te gusta cómo me la como?, ¿te gusta cómo aprieto? Él me decía: sí, mi amor, no sabes desde cuándo deseaba cogerte así, darte por todo tu culo, hace mucho que quería que este culo fuera mío. Yo le pedía que me dijera Marisol y así lo hacía él: oh, Marisol, qué ricas nalgas tienes, te comes mi verga bien rico. En eso Omar se vino, me dio un jalón muy fuerte con sus manos en mi cintura y me dejó ir sus mecos en todo mi ano.
Esa fue la primera de varias veces en que me volví Marisol para él. Cada vez que él quería, simplemente me decía: quiero ver a tu hermana hoy, y yo sabía que era hora de vestirme y entregarme a mi amigo para su disfrute y el mío.