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Menuda sorpresa la que me llevé…. ( CON fotos)

Relato enviado por : narrador el 14/08/2017. Lecturas: 8818

etiquetas relato Menuda sorpresa la que me llevé…. ( CON fotos)   Confesiones .
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Resumen

Mi esposo Richard, y yo desde hace ya algún tiempo, al ver que no podíamos tener hijos, decidimos vivir de manera un poco más relajada.
Por lo que, después de cierto tiempo una noche en que nos encontrábamos en una fiesta, en casa de unas Menuda sorpresa la que me llevé….



Relato

Mi esposo Richard, y yo desde hace ya algún tiempo, al ver que no podíamos tener hijos, decidimos vivir de manera un poco más relajada.
Por lo que, después de cierto tiempo una noche en que nos encontrábamos en una fiesta, en casa de unas amistades, cuando mi marido y yo, nos enteramos que la dueña de la casa, con el consentimiento de su esposo, se entendía íntimamente con uno de los invitados. Le pregunté qué haría él, si yo algún día, decidiera tener una aventura, con otro hombre que no fueras tú. Mi esposo se me quedó mirando, con una rara expresión en su rostro, y me dijo. No te perdonaría nunca, si no me lo cuentas. Yo lo tomé a broma, y no hablé más del tema, pero a los pocos días, fue Richard quien me preguntó a mí, más o menos lo mismo. Pero diciéndome, qué pensaría yo, si él se acostase con otra mujer. Y mi respuesta fue, lo mismo que tú harías, es decir. No te lo perdonaría, si me llego a enterar por otra persona. Pero si tú me lo cuentas, quizás hasta lo celebremos en la cama.

A la siguiente semana, fui al pueblo donde vive mi madre para visitarla. Sin mi marido, ya que él y ella, la verdad es que no se llevan. La cosa es que llegué el viernes en la tarde, y por lo aburrida que me encontraba, ya estaba viendo como le decía a mi madre, que regresaba a mi casa, al siguiente día. Cuando apareció Hernán, mi primo, y primer hombre con quien me acosté, y perdí mi virginidad. Claro que de eso no hablamos delante de mi madre, pero cuando él me invitó a salir esa noche, la primera en decirme que aceptara fue mi madre, ignorando lo que había sucedido entre mi primo, y yo. Hernán me llevó a comer, y después a bailar, fue cuando se aprovechó para comenzar a recordarme, lo bien que la pasábamos los dos juntos. Y a medida fuimos bailando, y bebiendo. Yo no le impedí a mi primo que comenzara acariciarme, y al poco rato también a besarme. Por lo que cuando me llevó a su casa, no tuve la menor duda de lo que iba a pasar, apenas traspasáramos el portón de la entrada. Con decirles que volví a ver a mi madre, el sábado, y el domingo al mediodía, cuando fui a su casa, para cambiarme de ropa.

Cuando regresé a casa el lunes, en la noche cuando regresó Richard de atender nuestro negocio. Yo estaba tan nerviosa, tanto que él se dio cuenta de que algo me había pasado. Al principio, hasta pensé en no decirle nada en lo absoluto. Pero bastó que él me preguntara de frente, si me había acostado con otro hombre, para que yo le respondiera que sí. En ese instante, con esa rara expresión de satisfacción en su rostro, y agarrándome las manos, mientras nos sentábamos en el sofá de nuestra sala, me dijo. Vez ya pasó lo peor, ahora cuéntame. Yo aunque dudé por un instante en decirle la verdad. Comencé por hablarle de mi primo Hernán, y como cuando éramos adolescente, a cada rato manteníamos sexo. Cosa que Richard pareció no importarle mucho, hasta que le dije que mientras visitaba a mi madre, apareció él y me invitó a salir. Así que después que llegamos a su casa, nos seguimos besando, y quizás por lo mucho que yo había bebido, terminé acostándome nuevamente con mi primo. Richard me comenzó a realizar varias preguntas, y a medida que se las fui respondiendo, él me fue besando, y acariciando, al tiempo que me fue desnudando.

Esa noche Richard a medida que yo seguía contándole todo con lujo de detalles, él me penetraba una y otra vez. Haciendo que sintiera un tremendo placer, al contarle todo lo que sucedió entre mi primo, y yo durante todo el fin de semana. Bueno a partir de eso, yo comencé a tener sexo con otros hombres, pero lo que más me excita, es contárselo a Richard. Incluso la vez que por presentada, un cliente quizás ignorando que yo era la esposa de Richard, me invitó a salir. En esos momentos no le dije nada a mi esposo, y sencillamente quedé en verme, esa noche, con aquel tipo, en el hotel que se alojaba. Apenas nos encontramos, nos dirigimos al bar del hotel, y comenzamos a beber, luego me llevó a bailar, y ya antes de las doce de la noche, entramos a su habitación. Yo sin pérdida de tiempo apenas entré, me comencé a quitar toda la ropa, y una vez que estuve completamente desnuda, me acosté en la cama, deseosa de ser penetrada, pensando nada más en lo que le iba a contar a mi marido. Fue cuando mi acompañante una vez que también terminó de quitarse toda la ropa, y quedar completamente desnudo ante mí, que al darse la vuelta, me di cuenta de aquella enorme cosa que colgaba entre sus piernas. No es que nunca hubiera tenido sexo con hombres de miembros grandes, pero aquello para mí era descomunal. Tanto que la verdad, es que me asusté nada más de verlo, y al pensar que aquel tipo me iba a enterrar todo eso, me asusté más aun, tanto que hasta traté de salir de la cama. Pero no sé si fue por lo asustada que estaba, o por lo mucho que había bebido, que me enredé entre las sabanas, y en lugar de ponerme de pie, me deslicé hasta el piso. Fue cuando él se me acercó, y agarrando aquella enorme cosa con una de sus manos, la colocó frente a mi cara, diciéndome. Qué te parece, si para comenzar me das una buena mamada. Yo no podía salir de mi asombro, viendo aquel enorme glande, prácticamente frente a mi boca. No sé si fue el miedo o qué, lo que hizo que yo abriese mi boca, lo más que yo podía. Ya que además de ser bastante gruesa, era inmensamente larga, y por unos segundos dudé en complacerlo. Por lo que aun sin salir de mi asombro, lo agarré con ambas manos, y en lugar de tratar de introducir aquello dentro de mi boca, me dediqué a lamérselo, pasando lentamente mi lengua a lo largo de aquel largo y grueso tronco. Por un rato me mantuve haciendo eso, hasta que cerrando mis ojos finalmente comencé poco a poco, introduciéndolo dentro de mi boca, su solo colorado glande ocupó rápidamente todo el espacio disponible, yo sentí como comenzó a golpear mi campanilla, pero físicamente no podía seguir tragándome todo aquello. Cosa a la que él por lo visto estaba acostumbrado, ya que no insistió en seguir empujándola. Yo aún estaba en el piso, cuando me dijo, prepara ese coño, para que sepas lo que es realmente bueno. Yo que dé la impresión apenas y podía moverme, vi como él separó mis piernas y dirigió aquello directo a mi coño. Sin salir de mi asombro, vi como aquella tremenda verga me fue penetrando. Yo esperaba que en cualquier momento me lastimase, o por lo menos me doliera un poco. Pero a medida que seguía empujándome todo eso, y sentí como las paredes de mi vulva se fueron estirando, pero hasta un punto que lejos de incomodarme, o sentir alguna molestia, el placer que comencé a disfrutar fue increíble. Por primera vez en toda mi vida, comencé a experimentar algo completamente nuevo. El sentir toda aquella enorme verga dentro de mí, era algo inimaginable. Sin pensarlo mucho, comencé a mover mis caderas, y a pesar de la incómoda posición en que me encontraba, el ver y sentir, como aquello entraba y salía de mi coño, una y otra vez, sin producirme dolor alguno. Hizo que le pidiera que me diera más y más duro.

Esa noche perdí la cuenta del sinnúmero de orgasmos que disfruté, ya que él parecía incansable. Cuando salí del hotel, no me di cuenta, hasta que regresé a casa, de que caminaba de manera algo diferente. Cuando comencé a contarle a Richard, todo lo sucedido, su único comentario fue. Da gracias, de que no te quiso dar por el culo. Cosa que si hizo Richard, a medida que yo le fui contando todo.
amistades, cuando mi marido y yo, nos enteramos que la dueña de la casa, con el consentimiento de su esposo, se entendía íntimamente con uno de los invitados. Le pregunté qué haría él, si yo algún día, decidiera tener una aventura, con otro hombre que no fueras tú. Mi esposo se me quedó mirando, con una rara expresión en su rostro, y me dijo. No te perdonaría nunca, si no me lo cuentas. Yo lo tomé a broma, y no hablé más del tema, pero a los pocos días, fue Richard quien me preguntó a mí, más o menos lo mismo. Pero diciéndome, qué pensaría yo, si él se acostase con otra mujer. Y mi respuesta fue, lo mismo que tú harías, es decir. No te lo perdonaría, si me llego a enterar por otra persona. Pero si tú me lo cuentas, quizás hasta lo celebremos en la cama.

A la siguiente semana, fui al pueblo donde vive mi madre para visitarla. Sin mi marido, ya que él y ella, la verdad es que no se llevan. La cosa es que llegué el viernes en la tarde, y por lo aburrida que me encontraba, ya estaba viendo como le decía a mi madre, que regresaba a mi casa, al siguiente día. Cuando apareció Hernán, mi primo, y primer hombre con quien me acosté, y perdí mi virginidad. Claro que de eso no hablamos delante de mi madre, pero cuando él me invitó a salir esa noche, la primera en decirme que aceptara fue mi madre, ignorando lo que había sucedido entre mi primo, y yo. Hernán me llevó a comer, y después a bailar, fue cuando se aprovechó para comenzar a recordarme, lo bien que la pasábamos los dos juntos. Y a medida fuimos bailando, y bebiendo. Yo no le impedí a mi primo que comenzara acariciarme, y al poco rato también a besarme. Por lo que cuando me llevó a su casa, no tuve la menor duda de lo que iba a pasar, apenas traspasáramos el portón de la entrada. Con decirles que volví a ver a mi madre, el sábado, y el domingo al mediodía, cuando fui a su casa, para cambiarme de ropa.

Cuando regresé a casa el lunes, en la noche cuando regresó Richard de atender nuestro negocio. Yo estaba tan nerviosa, tanto que él se dio cuenta de que algo me había pasado. Al principio, hasta pensé en no decirle nada en lo absoluto. Pero bastó que él me preguntara de frente, si me había acostado con otro hombre, para que yo le respondiera que sí. En ese instante, con esa rara expresión de satisfacción en su rostro, y agarrándome las manos, mientras nos sentábamos en el sofá de nuestra sala, me dijo. Vez ya pasó lo peor, ahora cuéntame. Yo aunque dudé por un instante en decirle la verdad. Comencé por hablarle de mi primo Hernán, y como cuando éramos adolescente, a cada rato manteníamos sexo. Cosa que Richard pareció no importarle mucho, hasta que le dije que mientras visitaba a mi madre, apareció él y me invitó a salir. Así que después que llegamos a su casa, nos seguimos besando, y quizás por lo mucho que yo había bebido, terminé acostándome nuevamente con mi primo. Richard me comenzó a realizar varias preguntas, y a medida que se las fui respondiendo, él me fue besando, y acariciando, al tiempo que me fue desnudando.

Esa noche Richard a medida que yo seguía contándole todo con lujo de detalles, él me penetraba una y otra vez. Haciendo que sintiera un tremendo placer, al contarle todo lo que sucedió entre mi primo, y yo durante todo el fin de semana. Bueno a partir de eso, yo comencé a tener sexo con otros hombres, pero lo que más me excita, es contárselo a Richard. Incluso la vez que por presentada, un cliente quizás ignorando que yo era la esposa de Richard, me invitó a salir. En esos momentos no le dije nada a mi esposo, y sencillamente quedé en verme, esa noche, con aquel tipo, en el hotel que se alojaba. Apenas nos encontramos, nos dirigimos al bar del hotel, y comenzamos a beber, luego me llevó a bailar, y ya antes de las doce de la noche, entramos a su habitación. Yo sin pérdida de tiempo apenas entré, me comencé a quitar toda la ropa, y una vez que estuve completamente desnuda, me acosté en la cama, deseosa de ser penetrada, pensando nada más en lo que le iba a contar a mi marido. Fue cuando mi acompañante una vez que también terminó de quitarse toda la ropa, y quedar completamente desnudo ante mí, que al darse la vuelta, me di cuenta de aquella enorme cosa que colgaba entre sus piernas. No es que nunca hubiera tenido sexo con hombres de miembros grandes, pero aquello para mí era descomunal. Tanto que la verdad, es que me asusté nada más de verlo, y al pensar que aquel tipo me iba a enterrar todo eso, me asusté más aun, tanto que hasta traté de salir de la cama. Pero no sé si fue por lo asustada que estaba, o por lo mucho que había bebido, que me enredé entre las sabanas, y en lugar de ponerme de pie, me deslicé hasta el piso. Fue cuando él se me acercó, y agarrando aquella enorme cosa con una de sus manos, la colocó frente a mi cara, diciéndome. Qué te parece, si para comenzar me das una buena mamada. Yo no podía salir de mi asombro, viendo aquel enorme glande, prácticamente frente a mi boca. No sé si fue el miedo o qué, lo que hizo que yo abriese mi boca, lo más que yo podía. Ya que además de ser bastante gruesa, era inmensamente larga, y por unos segundos dudé en complacerlo. Por lo que aun sin salir de mi asombro, lo agarré con ambas manos, y en lugar de tratar de introducir aquello dentro de mi boca, me dediqué a lamérselo, pasando lentamente mi lengua a lo largo de aquel largo y grueso tronco. Por un rato me mantuve haciendo eso, hasta que cerrando mis ojos finalmente comencé poco a poco, introduciéndolo dentro de mi boca, su solo colorado glande ocupó rápidamente todo el espacio disponible, yo sentí como comenzó a golpear mi campanilla, pero físicamente no podía seguir tragándome todo aquello. Cosa a la que él por lo visto estaba acostumbrado, ya que no insistió en seguir empujándola. Yo aún estaba en el piso, cuando me dijo, prepara ese coño, para que sepas lo que es realmente bueno. Yo que dé la impresión apenas y podía moverme, vi como él separó mis piernas y dirigió aquello directo a mi coño. Sin salir de mi asombro, vi como aquella tremenda verga me fue penetrando. Yo esperaba que en cualquier momento me lastimase, o por lo menos me doliera un poco. Pero a medida que seguía empujándome todo eso, y sentí como las paredes de mi vulva se fueron estirando, pero hasta un punto que lejos de incomodarme, o sentir alguna molestia, el placer que comencé a disfrutar fue increíble. Por primera vez en toda mi vida, comencé a experimentar algo completamente nuevo. El sentir toda aquella enorme verga dentro de mí, era algo inimaginable. Sin pensarlo mucho, comencé a mover mis caderas, y a pesar de la incómoda posición en que me encontraba, el ver y sentir, como aquello entraba y salía de mi coño, una y otra vez, sin producirme dolor alguno. Hizo que le pidiera que me diera más y más duro.

Esa noche perdí la cuenta del sinnúmero de orgasmos que disfruté, ya que él parecía incansable. Cuando salí del hotel, no me di cuenta, hasta que regresé a casa, de que caminaba de manera algo diferente. Cuando comencé a contarle a Richard, todo lo sucedido, su único comentario fue. Da gracias, de que no te quiso dar por el culo. Cosa que si hizo Richard, a medida que yo le fui contando todo.


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Si te ha gustado Menuda sorpresa la que me llevé…. ( CON fotos) vótalo y deja tus comentarios ya que esto anima a los escritores a seguir publicando sus obras.

Por eso dedica 30 segundos a valorar Menuda sorpresa la que me llevé…. ( CON fotos). narrador te lo agradecerá.


Comentarios enviados para este relato
katebrown (18 de October de 2022 a las 22:07) dice: SEX? GOODGIRLS.CF

katebrown (18 de October de 2022 a las 19:36) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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