¡Métemela mi amor! Qué ahora ya soy tu esposa

Muy estimados amigos y amigas lectores de estos relatos eróticos, ahora con su permiso yo voy a compartir con ustedes mi hermosa primera experiencia de sexo y desfloración que tuve con mi recién esposo en mi luna de miel apenas hace un mes. En donde yo le entregue el tesoro más preciado de nosotras las mujeres, mi vaginita virgen a mi recién amado esposo Octavio. Espero les agrade esta mi historia real y también sus opiniones a la misma.

Mi nombre es Rosa María, tengo 25 años de edad, soy de piel blanca, pelo negro y ojos color café claro, poseo unos labios muy sensuales los cuales los decoro con labial rojo intenso. Mi cuerpo es esbelto con una buena figura pues realizo mucho ejercicio, así como también gozo de senos hermosos y piernas bien torneadas y sexys. Pero a pesar que soy bonita me he dado a respetar gracias a la buena educación de mis padres hasta el día de hoy. Y por último les mencionare que soy profesora de inglés y mi recién marido es un ejecutivo exitoso. Mi actual esposo que me desvirgo es un hombre de 27 años de edad, muy guapo, pelo medio rubio, ojos azules y con un cuerpo muy atlético y sensual. Lo más encantador de él es su hermoso pene de 22 cm de largo, muy suavecito que me dio un increíble placer y me seguirá dando cada vez que me haga el amor por mi rica vagina.

Con mi novio y actual esposo ya llevaba un año completo de la relación amorosa con él hasta que me enamore tanto que decidí ser su esposa, desde que él se convirtió en mi pareja siempre se me había declarado que quería hacer el amor antes del matrimonio, más porque había escuchado los consejos de moralidad de mis padres y además lo quería solo para mí, por ello sospeche que si me acostaba con él antes de la boda posiblemente me dejaría, por ello y otras razones nunca me anime a entregarle mi preciada virginidad que conservaba hasta mis 25 años antes de tiempo. Él siempre era y sigue siendo muy romántica, detallista y dulce por ello lo amo con toda mi alma, además si le permitía que me manoseara sólo hasta un límite que yo le ponía, nomás le permitía que me masturbara por encima de la ropa sin desnudarme ni quitarme nada. La ocasión más reciente que deje que me excitara que por cierto si me moleste un poco pues casi logra penetrarme sucedió dos semanas antes de nuestra boda al terminar una cena con mi familia, esa noche había bebido algunas copas y por ello estaba algo ebria lo que aprovecho él sin dudarlo, mientras mi familia seguía con la cena yo y él ya muy calientes nos retiramos a mi recamara, él no espero ni un segundo, levanto la falda de mi vestido y me puso detrás para mamarme el culo, yo estaba muy excitada sí que deje que prosiguiera más él muy atrevido ni me di cuente como se saco su pene y me lo puso en la entrada de mi culo virgen, yo aunque estaba ebria y deseosa de sexo al sentir su pene en mis nalgas rápidamente lo reprendí, me vestí saliendo muy enojada de la habitación.
Desde esa día anduve enojada con él dos días enteros pero él con su acostumbrada ternura me pidió disculpas casi hasta de rodillas y como lo amaba tanto lo perdone con la condición de que no me volviera a hacer esas cosas hasta que estuviéramos casados tanto por lo civil y la iglesia, además no faltaba más que dos semanas para nuestra soñada boda. De esta manera continuamos con todos los preparativos y el envió de invitaciones a casi todas nuestras amistades de ambas familias, de la mía y la de él. Así que al fin después de un año entero de espera llego el día domingo de nuestra boda, todo fue muy romántico y yo con mi vestido blanco de novia, maquillaje y fragancias me hice ver más hermosa que una princesa (sin presumir), Todo fue muy romántico, la cena y él baile que sin duda desde ahí comenzó nuestra calentura de desear intensamente hacer el amor pero aun no llegaba la noche, primero tuvimos que recibir y festejar con todos los invitados. Por fortuna todo fue perfecto hasta que por fin nos quedamos solos en nuestra casa, él muy romántico decoro nuestra cama con rosas, velas y música romántica todo quedo perfecto.

Al entrar a la habitación nos mirábamos con mucho deseo y pasión más todavía ninguno de los dos tomaba la iniciativa, yo tuve que empezar, lentamente subí mi vestido blanco dejando a su entera vista mis hermosas piernas de mujer, poco a poco fui retirando mis medias una a una y le dije ¡Hazme el amor mi vida que ya soy tu esposa! El de inmediato me beso el cuello con tanta pasión que gemía muy lentamente, poco a poco me acostó en la cama con mis piernas abiertas iniciando a mamarme mi zona vaginal virgen aun, ¡umm, umm! No paraba de sentir un indescriptible placer mientras jugaba con su legua con mi clítoris. Me estaba comiendo el coño por primera vez en mi vida un hombre, con mirada tierna me dijo ¡Que linda vagina tienes mi amor! Ya no soporte más y gritando con lujuria le dije ¡Ya cariño métemela hasta el fondo desflórame por favor! El se poso encima de mí y lentamente me la metió con todo su amor, sentí un leve dolor pero sin duda alguna el placer fue mucho mayor, así estuvimos haciendo el amor mientras él me decía palabras de amor al odio mirándome a los ojos con toda su pasión mientras seguía penetrándome.
Fue muy hermoso mi querido estreno de mi noche de bodas.