Los ojos de Celia se fijaron en esta protuberancia baja las ropas luego queda prendada mirándome mi pene como se queja cuando trato de penetrarla…, salvaje espera, dice…, comenzando un delicioso meneo con sus caderas, para luego ella ayuda a mi pene entrar en su vagina…,
Relato
Beto
Por mas de tres años que no veía a Beto, desde que murió su mujer, este hombre maduro de 50 años con dos hijos que están a cargo de la abuela y lo encuentro el supermercado trabajando en limpieza, le digo tu vales mas que para esto, el me responde así es la vida recuerda que estoy emparejado y debo llevar dinero a casa, mi mujer también trabaja aquí es la de la frutería, era una mujer bajita, pero con un culazo y unos senos que paraba cualquier pene, tenía 32 años y una hija cuidada por su madre ya que ella trabajaba y tenía a beto por las noches eso sí vivían en una cabaña en el patio de la casa de la madre.
Como tenía que esperar para descargar mi camioneta a que se fueran los clientes converse un rato con Beto mientras aseaba el piso. Contándome los detalles de su vida su operación por daños a un testículo que por último se lo sacaron y como había encontrado esta pareja, eso si esta era una mujer fogosa ardiente y le exigía sexo por lo menos cada semana y con gran pasión deseaba ser saciada a veces el no lograba saciarla y esta se enfurecía insatisfecha.
Me comentó que uno de sus jefes andaba molestando a su mujer Celia, y esta esa molestia a ella no la incomodaba, mas la molestaba la faltaba de dinero y lo que mas la molestaba era su pasión por el sexo, Beto había sido operado de un testículo y desde entonces perdió capacidad amatoria con su mujer y me dice que esta hembra es de las que no soporta una semana sin sexo y ahora el lo hacía mas por cumplir que por deseos, me cuenta que hace un mes atrás fueron a una fiesta de parejas, en donde sus parejas se intercambiaban para que así su mujer se descargara de sus pasiones y él exigirse ante otra hembra, por mi parte no resulto y ella me dice que no fue lo mismo y que no se satisfizo como esperaba, me dice que cualquier día e pondría los cuernos, si no supero mi enfermedad, en verdad mi enfermedad esta superada lo que no supero son mis pasiones…, mire a la esposa de este una mujer baja, pero de un cuerpo que tenía ese esplendoroso cuerpo, le dije, si deseas te ayudo, si es por dinero dile que cuanto quiere y dejamos afuera al jefe… claro que si tu estas de acuerdo amigo.
Este loco conversó con su mujer y me dice antes de retirarme, necesitamos para pagar las deudas, dice que es mía toda la noche por 25000 y te diré me dice Beto que no me enojaré, nosotros como te conté que tenemos que jugar a las cambiadas de hembras con otras parejas para saciarla…, lo miré extrañado, pero callé eran ellos no yo quienes podían perder. Continua, prefiero que un amigo me la sacie, pero debes asegurarme que la dejaras satisfecha, Tenía 18 años me había apareado con otras mujeres maduras casadas con hijos y ninguna me había reclamado, por lo que me consideraba apto para saciarle a mi amigo su mujer.
Finalizada la descarga cierra el supermercado y vamos a su cabaña, Beto se baja en el bar de la esquina y dice en una hora mas llego por casa tienen una hora…, y entra en el bar, seguimos a la casa de Celia y entramos en ella…, en verdad Celia era una hembra fogosa, ardiente y enardecida por el sexo, apenas entramos saco sus ropas quedando a mi vista desnuda solo cubierta por su delgado calzón que dejaba escapar por un costado algunos pelos castaño de su maraña vaginal de pelos, no soy frívolo y el ver una hembra de buen cuerpo desnudo excito mi pene y este levanto carpa de circo en mis pantalones, se había alborotado y estaba tieso duro extendido pidiendo ser complacido y cada vez engrosaba mas su glande deformándose por sus músculos y venas que lo recorrían.
Los ojos de Celia se fijaron en esta protuberancia baja las ropas y queda prendada mirándome mi pene y su cabezota…, me mira y dice no sé si me podrás meter tamaño pene y esa ridícula cabezota me va a partir en dos, lo tienes de animal y no de un adolescente…, me lleva a la cama donde nos acomodamos y trata de acomodarse mi miembro en la entrada de su vagina…, como se queja cuando trato de penetrarla…, salvaje espera, dice…, comenzando un delicioso meneo con sus caderas, para luego ella ayuda a mi pene entrar en su vagina…, grandes quejido y gruñidos al entrar este en su canal vaginal, meneaba su pelvis ayudando a mi pene a penetrarla, Dios decía me estas destrozando mi sexo… ¡ah…ah…, pero es rico…oh!
Dos minutos después estaba metido mi pene en las profundidades de su vientre, ella lo sentía hasta la boca de su estómago clavarse…gemía, llorisqueaba y se meneaba deliciosamente diciéndome destrózame animal, destrózame soy tuya…, comenzó un alegre juego con su cuerpo vagina y yo mientras me apoderaba de esos maravillosos senos chupando sus pezones, como gruñía y se satisfacía esta hembra… tuya…tuya me decía en mis oídos. Mientras la penetraba con desesperación en un delicioso apareamiento, unos diez minutos después Celia reclama llora, solloza con la llegada de sus orgasmos mientras baña mis testículos con el líquido vaciado en su máxima excitación entregándose como mi hembra reconociéndome como su amo y señor de su cuerpo. Mientras vaciaba mis chorros de leche en su matriz inundándola con mi semen.
Media hora a lo menos había transcurrido de placenteros movimientos y quejidos de placer en dicha cama, Celia me dice debemos encontrarnos mas seguidos macho mío, amo a Beto, pro tu me sacias, seré tuya cuantas veces quieras.
Cuando llega Beto estaba despidiéndome y Celia tenía una agradable y placentera sonrisa en sus labios que para Beto no paso desapercibida. Su mujer estaba satisfecha.
Quince días después vuelvo al supermercado, no veo a Beto me acerco a Celia y esta feliz me recibe, pregunto por su hombre y me dice que ahora trabaja como nochero y ordenador de la bodega, le pagan mejor me dice…, espero que me llevaras a casa cuando cerremos, me mira a los ojos y me dice te necesito.
Que noche, la llevo a casa y ella apenas entra me tira sus brazos al cuello y me recuesta en su cama, ahí ambos nos desnudamos acariciándonos nuestros cuerpos. Quince minutos más tarde ambos tartamudeábamos palabras cariñosas y nos besábamos con desesperación, la penetro con mi grueso tieso y alargado miembro de un golpe, gime ante la entrada de esa desproporcionada cabezota en su vulva, entre quejidos, suspiros y gemidos de deleite y satisfacción ella comienza ese delicioso movimientos de su pelvis que nos lleva a ambos al borde de la enajenación amatoria, posteriormente entre gritos y deleites de placer ambos nos regamos con nuestros efluvios inundándole su matriz escapando esos líquidos por su vulva a sus muslos… como me abrazaba y me cruzaba con sus piernas por mi trasero para que la clavara mas fuerte y no me retirara…, con ansiosos gemidos, crispadas exhalaciones ella me entrega sus orgasmos mordiéndome suavemente mis prominencias del oído al tiempo que me susurra quiero un bebé tuyo.
Periódicamente paso por ese pueblo en busca de mercaderías y entregas en el negocio donde trabajan mis amigos, por supuesto Beto sigue trabajando de noche y Celia me agasaja y corteja mis pasadas acompañándome un par de horas en su cama antes de continuar mi viaje.
Ambos iniciamos a besarnos con toda pasión, con aun más pasión que la primera vez, mientras nos besamos Armando comenzó a tocarme mi zona intima debajo la falda de mi vestido y como consecuencia a esto de inmediato me moje toda, ¡Quiero hacerte el amor! Me dijo suavemente al oído, -Lo sé y también quiero- le conteste.
Relato erótico enviado por putita golosa el 29 de August de 2010 a las 23:31:22 - Relato porno leído 513555 veces