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mi amigo Carlitos y su hermana Cecilia

Relato enviado por : omargo el 24/11/2011. Lecturas: 5225

etiquetas relato mi amigo Carlitos y su hermana Cecilia   Amor filial .
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Resumen
se criaron siempre junto y se hicieron más que amigos


Relato
Cuando yo era muy chico, siempre tuve por vecino a Carlitos, de mi misma edad y compañeros desde infantil, (ahora tenemos treinta años cada uno) y por tal causa nos hicimos muy amigos; yo soy Pablo, actualmente casado y con dos hijos.- Siguiendo con la historia, debo decir que fuimos creciendo siempre juntos que parecíamos dos hermanos, nos reuníamos en la escuela y además muchas veces en mi casa o en la cuya; yo era hijo único, mientras que Carlitos tenía una hermanita dos años menor que él y que lo seguía a todas partes, llegando por momentos a ser un estorbo.- Y esto sucedió cuando teniendo alrededor de diez años, un día dijo Carlitos que iba a idear un juego para ver si nos gustaba a los dos; yo le dije que estaba dispuesto a probar y Cecilia la hermana dijo lo mismo; pero Carlitos se apresuró en decir que era solamente un juego para varones y que por lo tanto Cecilia no podría intervenir, solamente mirar; el juego consistía que los dos hombres debíamos sacar el pitulín fuera de los pantalones y empezar a acariciarlo, pero no el propio sino el del amigo; yo saqué mi pitulín y Carlitos lo agarró con muchas ganas y lo empezó a acariciar, enseguida mi pitulín creció un poco y ninguna de los dos sabía a que se debía; y por mi parte le agarré el pitulín a él, pero no me causó nada por lo cual al poco rato lo solté mientras Carlitos seguía acariciando mi pitulín con mucho placer; después de un ratito de acariciarlo y cuando ya no crecía más, Carlitos me preguntó si le podía dar un besito en la punta y le dije que sí; no le dio uno sino muchos besos demostrando que ese jueguito le gustaba al contrario que a mí que no le di ninguna bolilla a su pitulín.- Después de unos días de hacer otros juegos, Carlitos me dijo que quería jugar nuevamente con mi pitulín; como para mi hasta ese momento no significaba nada, lo saqué y el enseguida le dio muchos besitos en la cabecita mientras mi pitulín crecía y crecía; Carlitos lo agarró con su manito y lo empezó a mover, haciendo lo que sería la primera pajita de nuestras vidas; yo aguanté un poco, pero enseguida sentí algo muy lindo, pidiendo a Carlitos que siguiera con sus llegando enseguida a sentir otra satisfacción, convenciéndome que eso sí me gustaba, pero para que Carlitos me lo hiciera a mí; Cecilia quería hacer lo mismo, pero como todavía era muy chica, no la dejamos intervenir por el momento a pesar de sus quejas.- De ahí en adelante, ese fue nuestro juego preferido, nos juntábamos, hacíamos algún juego distinto hasta que Carlitos me pedía que empezáramos nuestro juego particular; entonces yo lo sacaba, el empezaba con darle muchos besos a la cabecita y después hacía el movimiento de la mano, logrando que se fuera poniendo más grande; luego de un rato así, yo sentía una gran gozo y le pedía que parara un poco; él esperaba que yo le dijera para empezar nuevamente y así me hacía dos o tres pajitas que yo gozaba aunque todavía no sabía que era.-
Muchas veces la dejábamos intervenir a Cecilia que me hacía lo mismo que el hermano, o sea que ya tenía dos acariciadores de mi pitulín.- Hacíamos también otros juegos pero no dejábamos pasar mucho tiempo para volver a lo mismo; una vez, en el momento de sentir el gozo, en la cabecita de mi pitulín aparecieron unas gotas de un líquido blancuzco, el que enseguida Carlitos lo pasó por todo mi pitulín sin saber de que se trataba, haciendo lo mismo Cecilia y pasando también todo el líquido por mi hasta entonces pequeño aparatito.-
Cuando llegamos a los doce años, nuestros juegos seguían, pero ya Carlitos daba muestra que le gustaba jugar con los hombres ya que me prefería a mi en lugar de Cecilia que iba creciendo junto a nosotros y empezaba a tomar formas de mujer; por mi parte notaba que mi pitulín iba creciendo y me seguía gustando que mi amiguito me hiciera su juego preferido que después supimos que me estaba haciendo una paja, con la diferencia que una vez que me hizo salir el líquido blancuzco, lo desparramó como de costumbre pero al terminar me preguntó si podía probar el gusto de esa “lechita” como le dio a Carlitos llamarla; obtenido mi consentimiento, pasó su lengua limpiándome todos mi tronco bien y desde ese día, agregó a la pajita una chupadita de pija para limpiarla; al llegar a los catorce años, se decidió y le habló a los padres diciéndoles que a él le gustaban los hombres y que me había elegido a mi como novio oficial.- A los padres en principio no les gustó la noticia, pero luego comprendieron su situación y aprobaron su “noviazgo” conmigo por ser un chico conocido de tantos años y de tan buena familia; a mi me gustaba que Carlitos me hiciera la paja y me chupara la pija (también me lo hacía Cecilia la hermanita, pero ella sin que lo sepan los padres), pero ya notaba que eso no iba siendo suficiente y me estaba faltando algo; entonces cada vez que nos quedábamos solos yo por sobre sus pantalones empezaba a tocarle el culito; Carlitos al principio le rehuía al toqueteo, pero poco a poco le fue gustando hasta que llegó a bajarse los pantalones para que yo le pudiera tocar el culito sin problemas; primero se lo tocaba como una simple caricia, pero luego fui avanzando en mis toqueteos hasta que llegué a introducirle un dedo dentro de su culo; Carlitos de entrada se estremeció al sentirse penetrado pero después me permitía meter no solo un dedo sino dos y a veces hasta tres dedos juntos y el gozaba cuando yo lo hacía; de ese modo iba creciendo cada vez más nuestra relación hasta que un día le propuse que en lugar de meterle los dedos, me gustaría meterle la pija; en principio Carlitos se asustó porque dijo que mi pija ya era muy grande para su culito, pero suavemente lo convencí, hasta que llegó el día esperado en que le iba a poner mi pija en su culito; fue una tarde que yo quedaba solo en casa durante varias horas; allá fuimos con Carlitos que temblaba como una hoja de los nervios de su primera vez; yo le dije que había leído acerca de ese momento y había conseguido un gel para meterle en el culito para evitar cualquier dolor; se bajó los pantalones quedando con el culo al aire; era para mi un hermoso culito y era la primera vez que me iba a meter; primero le dije que me chupara bien la pija para lubricarla bien, y mientras Carlitos hacía su trabajo con su boquita, yo le ponía gel en el culito para lograr una buena lubricación; Carlitos se puso con el culito para arriba y al ver tan rico agujerito, apunté mi pija y de un solo empujón se la clavé hasta el fondo; Carlitos pegó un grito de dolor pero enseguida le empezó a gustar el asunto y nos empezamos a mover a duo, acabándole por primera vez adentro de su culo: esta se hizo común y casa vez que nos encontrábamos Carlitos me chupaba la pija, me hacía una paja y yo le daba por culo haciéndose una rutina.-
Por supuesto que y cada vez que podía agarraba a Cecilia y me hacía hacer lo que mismo que me hacía su hermano, gustándome mucho más porque yo seguía prefiriendo a Cecilia, a pesar de llevarle dos años.-Cuando Cecilia estaba por cumplir sus quince años, me dijo que quería que yo la desvirgara y la hiciera mujer, porque ella quería saber lo que se sentía ser cogida por la concha; yo tenía alguna experiencia con pocas compañeras de clase y le dije a Cecilia que para su cumpleaños de quince, yo me iba a encargar de desvirgarla, con lo que ella quedó muy agradecida.-Para ese entonces Cecilia se había convertido en una hermosa mujercita de lo cual no me había percatado cuando la cogía por el culo en forma rutinaria; ya tenía una muy lindas tetitas bien firmes y duritas, hermosas piernas y además ese lindo culo tan conocido por mi.-
Cecilia cumplió años un sábado en que mis padres viajaban con un matrimonio amigo a un campo donde pasarían el fin de semana, quedando la casa sola para mi y para Cecilia, que le dijo a los padres que sus compañeros de estudio le hacían una reunión en la casa de uno de ellos durante el fin de semana y les dijo que yo iba a estar lo que les dio más confianza a sus padres.-
Ese sábado a las tres de la tarde Cecilia apareció en mi casa sabiendo que ya no estaban mis padres; la verdad que se la veía hermosa; se había puesto un vestido largo de fiesta que realzaba sus curvas¸ cuando la ví nos dimos un fuerte abrazo y por primera vez en nuestras vidas nos dimos un apasionado beso de lengua, con lo que mi pija se paró al instante haciéndosela sentir a Cecilia; ella esbozando una pícara sonrisa me dijo que esperara un momentito que ella enseguida volvía¸ se fue con su elegante vestido y después de unos minutos volvió vestida solamente con un corpiñito celeste y una tanga haciendo juego, pero temblorosa `pr los nervios de lo que iba a pasar; la abracé desde atrás, aferrándome a sus tetitas mientras le hacía sentir mi pija que se acomodaba sobre su culito; mientras íbamos hacia mi pieza le iba bajando la tanguita, llegando a la pieza con su tanga en mis manos; ahí me encargué de sacarle el corpiño dejándola completamente desnuda para mí; la verdad que era la primera vez que la miraba con atención deteniéndome en sus hermosas tetitas, se las empecé a chupar y sus pezones enseguida se endurecieron calentándome más de lo que estaba; era la primera vez que iba a desvirgar a una quinceañera, porque con las que había cogido anteriormente ninguna era virgen; yo también esta nervioso pero iba a tratarla lo más amorosamente posible; Cecilia para demostrarme su entrega entrega total me avisó que hacía quince días que tomaba la píldora anticonceptiva, con lo que me quedé un poco más tranquilo; acerqué mi pija a so conchita y despacio se la empecé a poner y ella a estremecerse; cuando llegué a su himen le avisé que estuviera preparada porque le iba a doler un poco, ella me dijo que siguiera adelante, yo no me hice rogar y entré en Cecilia con todas mis ansias; ella dio un grito de dolor, pero enseguida empezó a acoplar sus movimientos a los míos, y ambos terminamos con lo que mi leche y sus fluidos llenaron por completo su conchita y quedamos los dos llenos de felicidad porque nuestros gozo había sido mutuo; pasamos ese fin de semana cogiendo como desesperados, yo quedé con la pija inflamada de tanto uso y a Cecilia le pasó lo mismo, ya que el culo, a pesar de haber tenido uso anterior le ardió varios días, lo mismo que la conchita.- Siguieron pasando los meses, seguía siendo el “novio” de Carlitos y el amante de Cecilia, hasta que a los veinte años, en nuestro grupo religioso, encontré a Teresita, la que hoy es mi señora y madre de mis dos hijos, que en adelante les cuenta parte de nuestra historia.-
Hola, soy Teresita, la actual esposa de Pablo, de treinta años de edad, igual que mi esposo; cuando nos conocimos, debido a mis convicciones y a los grupos que frecuentaba, era una virgencita que no sabía acerca del sexo; Pablito también lo supo y muy pronto trató de adueñarse de mi virginidad; fue muy largo el camino para los dos; Pablo trataba por todo los medios y con toda suavidad de llevarme a la cama, pero yo también con toda suavidad trataba de escaparme, pero como dice el refrán que “el que la sigue la consigue” me dejé convencer, ansiosa por conocer como era un hombre y sentirme penetrada.-
Cuando me convenció, fue un día que sus padres habían ido a una función de teatro con unos amigos y por lo tanto, se irían alrededor de las seis de la tarde y volverían a las dos o tres de la madrugada, con lo cual tendríamos varias horas la casa a nuestra disposición.- Estuvimos programando ese encuentro varios días, pero cuando llegó el momento mis nervios dijeron que no; yo ya estaba vestida como para ese momento, entonces Pablito, haciendo gala de mucha paciencia y tranquilidad, logró convencerme y de ese modo fuimos hasta su casa.-
Al encontrarnos solos en tan grande casa, me volvieron los nervios y empecé a templar sin parar; esta vez Pablito con sus besos y caricias logró calmarme y mientras me daba besitos en el cuello que me excitaban, empezó a jugar con sus manos, tocando mis partes; lo primero que agarró fueron mis tremendas tetas que eran talla 100, me las amasaba mientras seguía dándome besitos en el cuello y detrás de mis orejitas y además poco a poco me iba sacando la ropa; yo me daba cuenta de su accionar pero estaba deseosa de saber hasta donde pensaba llegar; delos besitos en el cuello pasaron a ver besos de lengua que yo no conocía pero que pablo me enseñó y me gustaron; cuando me dí cuenta, mi amor ya estaba con mi conchita y mi culito en sus manos, mientras mi ropa estaba desparramada por la pieza sin haberme yo dado cuenta; teniéndome de esa forma, me recostó en cama, me hizo abrir bien las piernas y metió su poronga en mi concha, avisándome que me iba a doler un poco; la verdad que el dolor fue intenso; sin que yo me diera cuenta Pablo se había puesto un forro para no dejarme embarazada, por lo que atribuí a eso el intenso dolor; la vez siguiente también me dolió mucho por lo que le dije a Pablo de hacerlo sin forro; el me dijo que no había problema pero que debía tomar unas pastillas anticonceptivas, cosa que hice y desde entonces pudimos coger con mucho gusto y sin dolor.-
Seguimos cogiendo, el me enseñó otras cosas; le gustaba que yo le chupara la pija, le gustaba darme por el culo y en todas sus ideas yo le seguía el ritmo.- Luego de un tiempo de tantas cogidas, decidió hablar con mis padres y decirle que íbamos a ser novios, ellos lo aprobaron y seguimos cogiendo hasta que los dos, de común acuerdo. Decidimos que era hora de tener algún hijo, le dijimos a nuestros padres, nos casamos y dejé de tomar las anticonceptivas hasta que quedé embarazada; hoy tenemos dos hermosos hijos y seguimos cogiendo usando siempre todos mis agujeritos para su disfrute.- Gracias por la atención que le hayan prestado a esta historia.-

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