Soy casado pero desde hacía bastante tiempo tenía ganas de estar con un hombre y yo mismo sentir lo que siente mi mujer cuando disfruta mi verga por el culo.
Relato
Aunque me consideraba heterosexual y siempre había sido bastante mujeriego, desde que me case y me cojo a mi mujer por el culo y grita pidiéndome verga me había entrado la espinita de que tan placentero sería estar con un hombre.
En mi deseo prefería un macho dominante, que me diera duro que me tratara como a una mujer y me cogiera fuerte, que me hiciera sentir una hembra muy cabrona y me preguntaba que tan bien se gozaría.
Empecé a buscar algún macho que cumpliera mi fantasía y me hiciera hembra muy puta.
Entonces con unos amigos de parrandas nos íbamos a bares, cantinas, gimnasios, etc. Pero sin que mis amigos se dieran cuenta lo que yo buscaba.
Si quería cumplir mi fantasía, tendría que buscar a alguien que de verdad me cogiera y que me dejara el culo bien abierto.
Sin embargo no resultó nada fácil, es más fácil ligarse a una chica que a un güey.
En esa época, yo tenía 41 años, estaba trabajando y en vacaciones un amigo del barrio me pidió que lo ayudara en una escuela de futbol que él tenía los fines de semana.
La paga era poca pero disfrutaba bastante estar al aire libre y disfrutar de la vista.
Yo era su asistente y mi trabajo era solo de apoyo.
Los primeros días todo transcurrió normal, me gustaba quedarme viendo a los padres de los chicos que deseaban que sus hijos fueran tan machines como ellos.
Entre todos no había ninguno que me llamara la atención realmente. Sin embargo, el tercer domingo que fui a trabajar la cosa se puso más interesante.
Llego el papa de un chico nuevo, pude ver al padre de ese chico.
De inmediato me enamoré. Era de tez morena, con el cabello al rape, labios y cejas gruesas y facciones de macho, con la mandíbula cuadrada, un candado perfecto con su vello facial, oscuro como la noche, nariz ancha. Tenía el cuello corto y unos hombros y espalda anchos. Sus brazos eran enormes, sus muslos y pantorrillas eran de igual forma, anchos y gruesos y su culo enorme redondo y paradito. Su voz fuerte y ruda, sobresalía de entre los demás y sus carcajadas no hacían más que confirmar su estatus de macho alfa.
Yo me quedé admirándolo de lejos toda la práctica, fantaseando en cómo se vería desnudo y tomándome por detrás.
Cuando terminó la práctica como era habitual todos los padres se acercaron como de costumbre a hablar con el entrenador para ver que tal había sido el desempeño de sus hijos.
Por tanta gente el macho en cuestión llegó a hablar conmigo. A diferencia de lo que siempre hacía (que era que los mandaba a hablar con el entrenador), me quede hablando con él por un gran rato.
Estaba casado, 43 años.
Yo por supuesto le hablé bellezas del chico, le comenté que a lo que había visto hoy tenían muchísimo potencial y pronto podría entrar en las filas de cualquier equipo de primera.
Yo ahí mismo me propuse a mí mismo que haría todo lo que fuera de mi parte para intentar ligármelo.
A la semana siguiente de nuevo llego. Yo estaba feliz de verlo.
Faltando 20 minutos me le fui a sentar a su lado.
Ya la práctica había finalizado y yo todavía no sabía por dónde insinuármele.
Entonces armándome de valor, le pedí su móvil y anote mi número en sus contactos.
Él, algo extrañado me miro preguntándose para qué diablos había hecho eso.
Yo entonces, dejando que mis ojos hicieran el trabajo, le dije: si algún día tienes ganas de algo, me pones un mensaje y podemos ir a echarnos unas chelas y ver qué pasa.
La semana se fue lenta y nuevamente llego el domingo, ese día me presente como siempre.
Antonio llegó como siempre, se sentó con el resto de los padres, paso muerto de risa contando historias y riéndose a carcajadas.
Yo, estaba seguro, había recibido y entendido el mensaje. Tenía mi número y Si quería algo conmigo, él tendría que dar el siguiente paso.
Pasaron 3 semanas más y no sucedió nada. Honestamente yo ya me había olvidado del asunto.
Las cosas dieron un giro de 180 grados el jueves de la siguiente semana. Yo acababa de tomar una ducha y en mi cuarto me preparaba para ir a hacer un mandado que mi esposa me había pedido.
En eso me entró un SMS, y decía: voy para el bulevar (un bar/restaurante muy conocido de la ciudad) por si te quieres echar una chela conmigo…
Yo no me lo creía, lo leía y leía una y otra vez pensando que estaba soñando.
Le respondí entonces: te veo ahí en 20 minutos.
El no respondió. Yo cancelé mis planes y en 15 minutos yo ya estaba sentado en la barra del bar tomándome una jarra de cerveza.
Antonio llegó 15 minutos después, se sentó a mi lado y se pidió una jarra y el almuerzo.
Me saludó con un fuerte apretón de manos y mirándome a los ojos con confianza y con una sonrisa de complicidad.
Estuvimos ahí sentados por 40 minutos comiendo y nuevamente hablando de todo un poco.
¿Me había invitado aquí solo para hablar tonterías o para no comer solo?
¿Tendría que insinuarle más directamente que quería algo con él?…
Todas estas preguntas invadían mi mente en ese momento mientras discutíamos acerca del campeonato de primera división…
Cuando terminamos de comer y pagamos salimos del local.
En mis adentros me encontraba un poco cabreado, había cancelado actividades importantes y al final no había conseguido lo que yo quería.
Me había dispuesto a no intentarlo más, si él quería algo tendría que ser el que se mandara.
- ¿Viniste en carro?
Me preguntó poniéndose sus lentes oscuros
No, jejeje, yo no tengo carro
Ok, perfecto… te vienes conmigo entonces
Me imagino que tienes que volver al trabajo, si te voy a atrasar no te preocupes, yo agarro el autobús
¿Y para que viniste entonces?
Me preguntó bastante extrañado
Olvida lo que acabo de decir, donde tienes el carro – le dije sonriendo más que nunca
Nos subimos en su carro y el empezó a manejar. De camino la conversación se puso más interesante.
Sabes que es gracioso, que yo te veo aquí y jamás pensaría que eres maricón.
Para ser honesto, lo que pasa es que no soy 100% maricon.
¿Cómo? Entonces?
Si vamos a ponernos etiquetas yo me catalogaría bisexual.
- Jajaja … bisexual? O sea que te gustan las mujeres y te gusta la verga?
Pues es cierto… de hecho nunca he estado con otro hombre
¿En serio? ¿Ósea que la mía va a ser la primera verga que te vas a comer?
Así es, espero hacerlo bien – le dije intentando disimular la alegría que me había dado escucharle decir eso.
- Te va a encantar, te lo prometo – me dijo poniendo su mano en mi muslo.
El volviéndome a ver con su mirada sexy, me tomó la mano y la puso sobre su paquete.
Ya vez como no es broma, me dijo; te va a encantar mi verga
Yo entonces empecé a masajeársela por encima del pantalón. Se la sentía dura y grande.
- Ayyy que ricooo cabrón – dijo visiblemente excitado
- ¿te gusta papi?
- Ay, es que cuando te la meta a la boca te la voy a dejar llena de leche.
Yo le seguí masajeando el paquete con más holgura.
- Espérate jotito que me vas a hacer venirme y ensuciar el calzoncillo. Ya casi llegamos.
El entonces estaciono el carro al lado de la calle frente a su casa. No había nadie.
Él entonces se abrió el cinturón y se bajó el pantalón y calzoncillo blanco a medio muslo, dejando al aire su miembro erecto.
Era una verga de macho alfa perfecto. Moreno, oscuro, grueso, con el prepucio a medio retirar y con el glande mojado. Le media unos 17 centímetros y los vellos los llevaba cuidadosamente recortados.
Yo me quede como bobo admirando su hermosa herramienta. No me creía mi suerte.
¿Te gusta puto? ¿Te gusta mi vergota?
- Me encanta cabron.
- Entonces ven y chúpamela.
Y poniendo su mano detrás de mi cabeza, con fuerza y rudeza me la guio hasta su verga dura y la cual con todo el gusto tragué hasta que no me cupo más.
Él exhalando fuerte iba guiando el ritmo de la mamada con su mano.
A veces hacia fuerza para que yo tragara más y yo conteniendo las arcadas me la tragaba toda por un segundo pero luego tenía que sacármela.
Él me decía cochinadas mientras yo más holgadamente le mamaba el pito.
Así chiquito, ushhh, cométela toda puto, ¿querías verga de macho? Pues traga entonces puto.
Yo me sentía en el cielo, su pene me sabía a gloria, gemía mientras se la chupaba e intentaba hacer contacto visual pero él no me dejaba y con su mano me volvía a empujar la cabeza obligando a tragármela entera.
El entonces empezó a mover sus caderas metiéndomela a la boca, mientras yo solo habría mi garganta para soportar sus embestidas.
Cinco minutos después de haber empezado y aumentado el ritmo de sus caderas me dijo; Arghh me vengo… trágate la leche puto y mientras soltaba sus espesos chorros de leche caliente me decía – TOMALA CABRÓN, TOMALA CULERO, TOMALA TODITA PAPI –
Y yo saboreando el jugo de sus huevos obedientemente me tome hasta la última gota.
Luego el me soltó la cabeza y yo termine por besársela tiernamente mientras iba perdiendo su dureza, le chupe cada uno de sus huevos y me levanté para encontrármelo con la cabeza echada hacia atrás y los ojos cerrados exhalando fuertemente, recuperándose de su orgasmo.
- ¡Qué bárbaro cabrón! – me dijo aun sin abrir los ojos.
- Jejeje, ¿te gustó? Le pregunte.
- Y todavía lo preguntas… Jajaja… ¿en serio es la primera vez que te comes una? – me preguntó recomponiéndose y subiéndose el pantalón.
- Así es… ¿es la primera vez que estoy con un hombre?
- Sí, pero no será la última. Esa boquita es mía de hoy en adelante… ¿me oyes?
- Por supuesto que sí, cuando quieras nada más me dices la hora y el lugar.
- Así me gusta puto – me respondió.
Luego de esto arrancó el coche y me dejo cerca de la parada. Me despedí de él con un fuerte apretón de manos y se marchó.
De camino a casa no podía borrar la sonrisa de mi cara.
En mi boca aun podía saborear su enorme verga y el sabor de su semen y en mis pantalones llevaba una erección de campeonato.
Llegue a casa y encontré a mi esposa con tan solo unos baby doll que apenas tapaban sus nalgas y la empecé a besar, fue una de las primeras y mejores cogidas que le di, que ella misma se sorprendió de lo caliente que llegue esa tarde y la deje más feliz que nunca.
El siguiente domingo como de costumbre, Antonio llego a la práctica. Yo no perdí un segundo para irle a hacer conversación. Apenas tuve la oportunidad le propuse irnos a los baños por una mamadita rápida.
Cuando me cogía a mi esposa solo bastaba fantasear con mi macho para darle unas tremendas cogidas y sacarle los mejores orgasmos.
Ese domingo, a eso de las 2 de la tarde me entró otro SMS: Buenas noticias, tengo la casa sola por 4 horas. Paso por ti en 20 minutos.
Yo le respondí: ok junto con la dirección de mí casa.
Me duche rápidamente, lavándome bien el culo, en lugar de ponerme un boxer, decidí ponerme un cachetero de mi esposa y tomé un par de condones y el lubricante y salí afuera a esperarlo.
Él llego a los 5 minutos vestido con sus tenis deportivos, el pantalón corto y una playera azul. Me subí a su coche y partimos a su casa.
De camino me comentó que su esposa se había ido junto con los niños a casa de su madre y él había puesto una excusa para no ir.
Me comentó también que desde aquel día a cada rato se acordaba de mí y de inmediato de le paraba. Yo tomé esto como el mejor de los cumplidos.
Llegamos a su casa, entramos y el cerró con llave. Me llevó hasta la sala y yo me senté en el sofá.
Él fue a la cocina y regresó con una cerveza. Se quitó los tenis, el pantalón y calzoncillo y se sentó al lado mío.
Yo me quede mirándolo a los ojos por un segundo, enamorado de lo macho que era.
¿Qué estas esperando puto?… mamamela – me dijo, al mismo tiempo que me ponía su mano en la nuca y me guiaba hacia su verga.
Yo empecé a comérmela, despacio. A diferencia de la vez anterior, este tipo me dejaba llevar mi propio ritmo.
En menos de un minuto ya estaba tan tiesa como el otro día. Le chupaba sus ingles, le mamaba los huevos, besaba su pubis, olfateaba y llenaba mis sentidos de sus feromonas.
Teníamos 4 horas para disfrutar juntos, yo quería sacarle provecho a cada minuto. Mientras seguía mamando con calma, me detuve, lo mire seductoramente a los ojos y le dije; quiero que me la metas, quiero que me hagas sentir hembra.
Mis palabras lo calentaron, sus pupilas se dilataron y me dijo – hay putito… no te imaginas en el lío que te acabas de meter – y dándome una nalgada me tomó de la mano y me llevo hasta su recamara.
Ahí se quitó la camisa y los calcetines quedando completamente desnudo.
Yo maravillado por tal visión, le dije: - Ay papi… ¿cómo haces para ser tan macho? Y abrazándolo, empecé a besarle el pecho y los pezones, mientras que mi mano masturbaba su tiesa verga.
Eso es algo con lo que se nace y no se puede enseñar, me dijo al oído; así que si quieres que te haga hembra vas a tener que portarte como una y de un empujón me tiro a la cama.
Él me miraba serio, masturbándose lenta pero firmemente, subiendo y bajando su mano sobre su verga.
Yo me sentía como la mujer más sucia y mi ano, latía y se dilataba sabiendo lo que le esperaba.
Antonio saco del armario una falda súper corta de colegiala (más tarde me confesaría que su esposa la usaba de vez en cuando).
Yo me desnudé quedando solamente en el cachetero.
El al verme así, de inmediato lo calentó más. Bufando como toro sentado en la cama me miraba con deseo, meneándose su dura verga.
Me puse la faldita, que no alcanzaba a cubrirme todo el culo y de forma discreta lo meneaba intentando provocarlo.
- hayyy no putita, esa no es forma de comportarse para una dama…
Y tomándome de la cintura, me acomodo en su regazo y me dio nalgadas fuertes que hasta el día de hoy me han dado.
Hay papi no tan duro - le dije hablando en serio, quejándome genuinamente por el dolor.
Él, jalándome del pelo me dijo.
Pórtate como una hembra caliente, ¿así cómo vas aguantar que te meta la verga en tu culito?
Y tomándome de las piernas me tiro hacia la cama. Se levantó con la verga aún más tiesa, apuntando al techo. Me miraba con deseo, miraba mi culo y se lamia los labios.
Ponte de perrito y enséñame el culo.
Yo de inmediato le hice caso y con mis manos me separe las nalgas enseñándole mi hoyito.
- mmmm chiquita, no me mentías cuando dijiste que eras virgen – me decía mientras me miraba de cerca y con su pulgar presionaba mi botón.
- Yo lo veo muy cerradito bebe, no creo que aguantes esta casota – decía meneando su verga.
Yo pensando que hablaba en serio le dije.
Te prometo que si entra, yo traje lubricante, si lo hacemos despacito de seguro que hacemos que entre.
Él entonces busco en mi pantalón el lubricante y me lo dio.
Haber chiquita, lubrícate bien el culo porque cuando te la meta no te la voy a sacar hasta venirme.
Se sentó en el sillón de enfrente mirando como mis dedos lubricaban mi ano. Yo gemía como mi esposa cada vez que lo hacía y mordiéndome el labio inferior lo miraba a los ojos provocándolo.
Después de un minuto de estar haciendo esto le dije:
Creo que ya estoy listo papi.
El tomo un condón de su mesa de noche y cuando se lo iba a poner yo lo detuve.
Tome un poco de lubricante y se lo embarré en el trozo de verga caliente.
Él aprovecho y metió su lengua en mi boca, en un beso lleno de pasión y calentura.
Luego, se puso el condón y yo nuevamente le embarré su miembro de lubricante.
Me puse de perrito con el culo levantado.
Antonio me subió la falda y me puso su verga en mi culo cerradito. Tomó una almohada y la puso en mi cabeza, y tomándome de las caderas me dijo – ahora vas a sentir como es que cogemos los machos y de un solo empujón me la clavo entera hasta el fondo.
Yo, sintiendo un dolor inmenso y pegando un alarido, intenté zafarme pero él no me dejó.
Me empezó a bombear con fuerza, sacándola y metiéndola.
Yo le rogaba entre gritos y lágrimas que fuera despacio, pero él no hacía caso y más me la metía, me estaba culiando como el me prometió.
Mentiría si les digo cuanto tiempo duró cogiéndome en esa posición. El dolor era intenso, yo intentaba relajar mi culo pero de nada servía, yo lloraba silenciosamente mientras él me cogía con su pene tieso y me trataba como una puta.
¿Querías vega, puto?… toma verga cabrón – me decía al oído mientras con maestría me la clavaba sin compasión.
Vas a ser mía, y de nadie más putito – me decía calmándome mientras me nalgueaba.
Vas a saber lo que es un hombre de verdad, vas a quedar enamorado de mi verga, puto.
Empezó a bombearme con más fuerza y eso me empezó a gustar bastante. Aumentaba la intensidad del mete y saca de su verga en mi culito, yo gemía como niña del placer, y el solo me gritaba.
Eso gime más, pide más verga putita, quería sentirte hembra? Pues ya eres mi hembra.
Y eso hice y así siguió cogiéndome el culo y yo gritaba - soy tuya papi, soy tu puta papi, hazme tu hembra, siii papi dame verga, hazme puto haaayy que rico me coges cabron, que puta soy papi.
Él entonces me la sacó y me dio vuelta.
Puse mis piernas sobre sus hombros y nuevamente de un golpe me la clavo hasta el fondo.
Yo gemía y gemía disfrutando cada una de sus embestidas, en una mezcla extraña de dolor / placer - Que ricoooo papiiiii sigue, sigue no paressss ahhhhh- decía yo suplicándole que siguiera metiéndomela toda, yo lo abrazaba con mis piernas, lo jalaba hacia mi para sentir su verga hasta dentro de mi culo.
Él seguía taladrándome ahora en forma pausada, ya no sentía tanta molestia y más bien, me gustaba la sensación, tenía yo la minifalda en mi cintura me sentía su nena, por fin disfrutaba un macho haciéndome su puta.
Después de un rato sin quererlo yo mismo me estaba moviendo con cadencia para sentir más a fondo su rica verga, yo mismo me ensartaba toda la verga.
Separando mis piernas, me aferraba a su culo con ellas, mientras mis manos arañaban su enorme espalada - Papi dame más, rómpeme mi culito, mmm ahhhhhh soy tuyo- se lo decía de la forma más afeminada posible, me volví una gata en celo, me volvi una hembra recibiendo verga así como tanto lo había deseado.
Soy tu macho putita que no se te olvide, me agarro la cara para que lo viera a los ojos.
Siiiiiiiiiiiiiiiiii papi soy tuyo, mi culo es tuyo, tú me rompiste mi virgo y ahora mi culo es solo tuyo papi haaayyy que rico me coges, me matas de placer papi.
Él agarraba mis caderas con fuerza y empujándome toda la verga hasta el fondo me hacia sentir su hombría, su cuerpo chocaba con mis nalgas, mi hoyo hacia plop plop plop haciéndome pujar y gemir, por fin me sentía la hembra, la puta de un macho y que macho el que estaba estrenando mi culo, haaay papi, dame verga papi y el seguía cogiéndome con rudeza haciéndome la puta más feliz.
Yo solo gritaba, gemía, gozaba, nunca pensé que se pudiera disfrutar tanto una verga por el culo, con razón mi mujer gritaba y me pedía más verga.
Antonio me besaba el cuello y las orejas, me decía cosas sucias y yo le respondía gimiendo más duro y pidiéndole que me preñara.
El entonces aumentando el ritmo, me empezó a coger más duro y de repente, sacando su verga de mi culo, se quitó el condón, se sentó sobre mi pecho y dándole 3 jalones a su verga, me lleno la cara de leche, de néctar de macho.
Se quedó ahí sentado por un minuto, recuperándose del intenso orgasmo mientras mis manos acariciaban todo su sudado cuerpo.
Cuando por fin reacciono, me miró a los ojos y sonriendo me dijo - QUE CULO MAS RICO TIENES CABRON! Que putita eres para ser tu primera vez.
Yo le respondí diciendo; Gracias Toño, Gracias por cumplir mi sueño de sentirme mujer de un macho como tú, Gracias por metérmela tan rico papi. No te imaginas lo feliz que me has hecho, POR FIN UN BUEN MACHO ME HIZO LA HEMBRA QUE DESEABA SER.
Él entonces me guiñó un ojo y me metió la verga en la boca para que le limpiara los restos de semen, cosa que gustosamente hice.
Luego se levantó y dándome la mano me ayudo a levantarme.
El culo me dolía pero no dije nada.
Vamos a bañarnos y luego te voy a dejar a tu casa, me dijo.
En fin, nos metimos en la ducha, ninguno dijo nada mientras nos bañábamos, yo observaba el cuerpo desnudo de mi macho, observaba su pene por primera vez en estado flácido y me excitaba mucho la situación.
Él salió antes que yo, así que aproveche para lavarme bien el culo.
Salí y me vestí. Ya Toño me estaba esperando afuera. Nos subimos en su coche y nos dirigimos a mi casa.
¿Entonces? ¿Qué tal? – me pregunto con su mirada pícara, sabiendo de una vez la respuesta.
- Ufff … eres todo un macho en la cama… tu mujer debe ser la hembra más feliz del mundo
- Jajaja … la próxima semana, sin falta te voy a coger de nuevo, acuérdate que ya eres mi mujer, mi hembra, mi puta, ese culo es mío y de nadie más.
Si papi, soy todo tuyo, mi culo es tuyo y tú eres mi macho.
Esa tarde por fin fui la hembra de un verdadero macho como yo siempre lo había deseado.
Al llegar a casa me esperaba mi esposa como siempre con ganas de comerse mi verga y tener una noche de pasión y sexo, se la metí por su hermoso culito y le di una tremenda cogida, de la misma forma en que unos minutos antes, Antonio, mi macho y dueño de mi culo me había cogido.
Mi esposa cada vez estaba más sorprendida y feliz por la forma más apasionada e intensa de cómo me la cogía, la verdad es que me la cogía como mi macho me cogía a mí.
Yo estoy muy feliz siendo un buen marido con mi esposa y al mismo tiempo soy la hembra y puta de un macho que llena totalmente mi culo con su gran verga.
Mi culo está buscando otra verga y deseoso de que me nalgueen; carlos1212@live.com.mx
Entramos al cuarto y empezó todo, él me tomó por detrás y empezó a tocar mis nalgas y me susurraba cosas al oído: ¡eres una puta q aprenderá de mí!, ¡eres mi perra! Y yo se lo confirmaba le dije q seria su perra, el me volteo y quedamos frente a frente, y acercó su boca a la mía, pero mas q besarme su lengua paseaba por mi boca.
Relato erótico enviado por Putitacachonda el 29 de December de 2009 a las 23:34:17 - Relato porno leído 140417 veces
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Jesús y Pablo marcharon a Paris para poder vender el video. Dejaron a sus tres amigos en una casa que habían alquilado en un pueblo muy pequeño en Huesca. Los dos habían quedado con Pierre, un ejecutivo muy interesado en esta clase de material.
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