Mi amigo Daniel y mi adorable novia

Mi nombre es Ricardo (30) y la historia que les voy a contar comenzó cuando conocí a Daniel (38) y Lucia (37) una pareja de amigos y con quienes compartí algunas fantasías sexuales.

Todo comenzó por mi deseo de estar en la cama con una mujer mayor, Lucía era perfecta para satisfacer mis deseos, morena, grandes pechos, sexy y según me contaba Daniel en las primeras citas, muy buena cogiendo.

En ese entonces yo estaba de novio con Emilia (28), una hermosa joven, morena, con pechos pequeños pero muy firmes y un trasero espectacular.

Emilia era hermosa, pero un tanto conservadora, criada en una familia de clase alta con muchas restricciones en cuanto al sexo y la lujuria.

Vivíamos en un departamento sin embargo, luego de 3 años de relación por motivos de trabajo, la trasladaron a una ciudad cercana y me quedé viviendo solo y obviamente sin el sexo que tanto disfrutaba con mi mujer.

Daniel y Lucía comenzaron a visitarme y empezamos a estrechar nuestros lazos, hablando de sexo y fantasías.

Al poco tiempo hicimos un trío, veíamos películas XXX, nos tomamos fotos, a Daniel le encantaba ver a su mujer gozar conmigo, etc, todo lo que se puede hacer en esas condiciones.

Lucía comenzó a aumentar mi morbo preguntándome si estaba seguro que Emilia no estaba cogiendo con alguien más, ella también vivía sola y podría haber hecho cualquier locura sin que yo me enterara.

Aunque estaba seguro, averigüé con un amigo que trabaja en su empresa si había algún rumor al respecto, el me confirmó que nada aunque habían varios candidatos que constantemente la invitaban a salir y a tomar un trago después del trabajo, pero ella se negaba.

Cada vez que estaba con Lucía, ella me preguntaba si me gustaría ver a mi mujer cogiendo con otro hombre, luego de muchas preguntas contesté que si.

La verdad me excitaba muchísimo pero no lo creía posible porque Emilia era muy conservadora, sólo había tenido 3 hombres en su vida, un compañero de carrera que la desvirginó en la Universidad, obviamente yo que soy su novio y un tercero del cual ella siempre se había arrepentido porque fue una relación ocasional en el estacionamiento de una disco.

Nunca se había perdonado haberse entregado tan fácilmente.

Esto ultimo me daba una luz de esperanza, poco a poco Lucía empezó a plantearme la idea que Daniel la seduzca y la hiciera suya.

Yo sabía que el estaba bien dotado (tenía un pene más grueso aunque del mismo largo que el mío) y que su experiencia podía influir mucho.

Así pasaron los meses con mi morbo y mis fantasías en aumento, lamentablemente mis amigos se fueron a vivir a otra ciudad y nunca pudimos concretar esta fantasía.

Han pasado algunos meses, Emilia regreso a vivir conmigo y casualmente me encontré con Daniel quien me contó que estaría en la ciudad por 2 semanas.

Mi excitación comenzó a aumentar, de sólo pensar que tal vez esta era mi oportunidad para ver a mi mujer con otro.

Hablamos del tema sin rodeos, le propuse salir con Emilia el fin de semana a bailar salsa, tomar algunos tragos y que dependería de el si la podía seducir.

Aceptó encantado.

El siguiente paso era convencer a mi mujer por lo que toda esa semana le hablé de mis fantasías y noté que poco a poco ella iba enganchándose con el tema.

El sábado ya estaba todo listo, le conté de Daniel, le expliqué que quería verla bailar con el, de forma sensual que con eso me bastaba.

Intimamente sabía que si ella caía en los brazos de el y con unos tragos de más, el la haría su mujer.

Nos juntamos en una salsoteca, pedimos unos tragos, lo curioso es que yo no bailo salsa, asi es que se la pasaron toda la noche bailando y yo en el bar.

Al correr la noche, el comenzó a atreverse más, le decía cosas al oido y le acercaba su bulto a su hermoso trasero.

Yo notaba que ella no se incomodaba, al contrario, le levantaba la cola para sentir su verga.

Pasaron unas horas, y ya con varios tragos en el cuerpo Daniel me hizo una señal, la tenía lista, me sugirió que nos fuéramos a otro lugar.

Yo propuse nuestra casa, allí estaríamos cómodos y nadie nos molestaría.

Al llegar mi esposa fue a su cuarto, imagino que a prepararse la conchita, mientras nosotros pusimos música y preparamos unos tragos para seguir nuestra fantasía.

Daniel me pidió que me mantuviera en un segundo plano, así disfrutaría ver como se gozaba a mi mujer.

Cuando Emilia regresó, la invitó a bailar una música lenta que especialmente había escogido.

Mi mujer algo bebida aceptó de inmediato dejándose tocar y besar delante de mí.

Yo estaba a mil, mi verga a punto de estallar.

De pronto veo las manos de Daniel levantar la falda de mi mujer y pude ver que ella no llevaba calzón, la muy puta se lo había quitado.

Daniel tenía razón, ya era suya.

Rápidamente le bajó la falda dejando expuesto su lindo culo y su semirasurada conchita.

Me senté en un sillón, cuando escucho a Daniel que me dice: “quiero que veas como me gozo a tu mujer”.

El muy cabrón había sacado su pene y puso las manos de mi mujer a masturbarlo, debo reconocer que era mas grande que la mía y que ella se notaba muy interesada.

Por sus gemidos pude notar que estaba gozando, la recostó sobre el sillón, le abrió las piernas y empezó a lamer su coño rosadito, pude ver sus contracciones y lo húmeda que estaba.

Nunca la había visto asi conmigo, pero me exitaba mucho.

Daniel tomó sus piernas y las puso sobre sus hombros, clavándose dentro del coño de mi mujer, sus embestidas eran suaves al principio porque ella manisfestaba algo de dolor pero al final era muy intenso y ella sólo atinaba a decir cógeme duro, asiiiiiii, ahhhhhh.

Emilia tuvo al menos 2 orgasmos, conmigo nunca tuvo más de uno.

Sin embargo Daniel no había acabado.

Recordé que Lucia me había dicho que el podía coger por horas sin acabar, pero finalmente eyaculaba al menos ¼ de litro de semen.

Como era experimentado, rápidamente notó que el culo de mi mujer era virgen, me dijo que me tomara otro trago, porque ahora venía la mejor parte.

En ese momento supe que la iba de desflorar, no podía estar más excitado al pensar que ella le entregaría su culo, algo que a mí siempre me había negado.

Vi como la dilató con sus dedos y cuando estuvo lista, colocó un poco de vaselina en su pene y suavemente la penetró.

Mi mujer gritó, pero de placer, le pidió que la clavara despacio y pude ver como poco a poco le iba entrando ese enorme pene de al menos 21 cms.

Yo ya había acabado dos veces pero estaba masturbando otra vez.

No podía creer lo puta que había sido mi mujer, pero por otro lado me encantaba verla siendo penetrada asi.

Luego de varias embestidas, Daniel le llenó su agujerito con semen, cuando sacó su pene y pude ver su orificio dilatado y lleno de leche.

Así entonces terminó aquella sesión.

Esa noche dormí en el cuarto de invitados y los dejé a ambos dormir en nuestra cama.

Por la mañana podía escuchar como el se la cogía y los gemidos cada vez que ella lograba un orgasmo.

Han pasado 3 meses de aquella noche y he llamado a Daniel y Lucía para invitarlos a nuestro matrimonio, no habrá despedida de soltera, porque Daniel me ha pedido pasar esa noche con mi futura esposa.

Acepté y tendré que disfrutar a mi esposa un poco adolorida en la noche de bodas……………