mi barrio

Me gusta mi barrio, no es una maravilla, pero es de mi agrado hay una plazuelita, con tres árboles debajo de dos de ellos hay asientos para tres personas muy disputados, una rosas que se defienden con sus espinas de los depredadores humanos, una enredadera en una esquina y un pequeño cuadrado de pasto también muy disputado por esta bajo sombra de un árbol, juegos para los niños columpios, resbalines, una escala atravesada sobre dos apoyos para los amantes de colgarse.
Salgo a trotar y más que trotar camino rápido observando lo que sucede en las calles y sus alrededores. Hay dos señoras que siempre responden mis saludos, yo saludo a todos, pero estas dos señoras me responden siempre, una de ellas es una delgada mujer, pero sus senos se les nota, sus aureolas de los pezones si su camiseta es delgada se distinguen lo que me demuestra que estos senos son duros y firmes, su trasero no es muy grande, pero es de sonrisa agradable..., la otra llama la atención sus senos voluminosos al igual que su trasero, sus piernas largas y un pelo castaño agradable que se mueven con el viento y unos precioso ojos color de miel. Ambas parece que son amigas por que a veces las veo dialogando.
Bien a lo mío, un día pasaba por la casa de una de ellas, la mas delgada y me llama solicitándome ayuda para bajar unas cajas, sobre una mesa puso una silla y ahí deseaba encaramarse, le dije mejor me subo yo usted puede caerse, oye me dice primero nada de usted, me llamo Diana, segundo ¿sabes que cajas voy a bajar?, yo sí..., y se sube al hacerlo me muestra sus piernas al subirse su delgada falda al alzar la rodilla mostrando sus calzones, mi pene a esa vista pego un brinco en mis short de tenis, menos mal que ella no lo noto, pero al encaramarse en la silla me dice que la afirme fuerte por que no quiere caerse, levanto mi vista y ¡Oh! que vista, esas piernas vista en su extensión y sus calzones en totalidad y se veía escapando por sus extremos los vellos vaginales que se notaban desde abajo abundantes. Mi pene llegaba a dolerme de lo tieso que se puso y como engrueso..., a mis 16 años estaba excitadísimo admirando la entrepiernas de esta dama de unos treinta años, madre de dos chicos de unos diez y siete años en esos momentos en la escuela, sentía envidia del marido que podía sobar y manosear esas piernas y jugar con sus dedos con esas vellosidades. En eso ella me dice recíbeme esta caja, la atrapo y ella se tambalea en su silla para que no caiga la afirmo por su trasero, mi mano se metió por entre sus glúteos afirmándola..., me mira y dice cuidado mueve tu mano, esa zona tiene dueño aunque hace días que no se esmera en su uso..., debe ser un ciego le digo, porque lo que soy yo, no dejaría que esta hermosa mujer, esta afrodita, ni siquiera mirara para los lados, sería solo mía y de nadie más..., además romántico el muñeco me dice. ¿Qué edad tienes?..., 16 digo, pero se distinguir una belleza..., aunque la bella ¿tenga 31 año?, y me mira arremangándose el vestido para bajar..., al hacerlo me muestra sus bien formadas aunque delgadas piernas y su calzón blanco. Al tomarla por su cintura para bajarla digo, ¿en verdad el miserable de tu marido te tiene sin caricias?, a de ser muy tonto yo estaría todos los minutos que estoy en casa abrazándote, adulándote, disfrutándote..., oye que sabes tú de manipular a una mujer.
La ayudo a bajar, se queda mirándome en verdad deseas abrazarme y disfrutarme, ¿te excito como hembra...?, eres joven y a mi siempre me han gustado los muchachos jóvenes y si son mancebos más... y me abraza diciéndome aprovecha hoy deseo ser complaciente contigo..., abrázame..., apúrate en una hora más debo ir a buscar a mis hijos en el colegio.
La abrazo con una mano y la otra recoge su falda hasta más arriba de su cintura... ¡que haces!, me dice. Pero no saca mis manos y me permite manosear sus piernas en sus nalgas. Mis manos estaban sueltas y acarician ese montón de vellosidades por sobre el calzón, ella gime diciéndome... mi marido me tiene olvidada, pero debo serle fiel, saca tu mano, no obedezco y ahora por debajo del calzón manoseo sus vellosidades, suspira angustiada, déjame me susurra entre suspiros, eres un chico y yo soy madura para ti, no..., le digo no lo creas y miento diciéndole hace meses que deseo ser tu macho..., me mira embobada y me dice ¿te la puedes?, si le digo..., veamos me dice, llevándome a su dormitorio... allí me saca la polera que llevaba y baja mis short de tenis, me deja en calzoncillos, pero un calzoncillo que parecía carpa de circo con lo dilatado y extendido de mi pene..., ahora tú me dice desnúdame..., le desabrocho el cierre del vestido y este cae al suelo, esta solo con su corpiño y calzón le saco sus corpiño soltando su seguro que me cuesta y mientras lo saco ella me besa mi pecho y mi cuello, al sacárselo y caer este al suelo sigo con su calzón y me arrodillo a besar su mata de vellosidades que cubre su vagina..., gime y se estremece meneándose y dice méteme la lengua en mi vagina..., sigo sus ordenes y a mi lengua sale a su encuentro un palito duro..., mi clítoris gime aprésamelo, mis labios lo atrapan y muerdo suavemente, Diana era una culebra como se revolvía al atraparle su clítoris... lo sobo por un par de minutos y Diana me llena la boca con los fluidos que escapan de su vagina al tiempo que gime mis orgasmos eres un maestro, dice y apretaba mi cabeza contra su vagina casi ahogándome, luego sin fuerzas cae atravesada en la cama, no la dejo recuperarse y la monto a lo misionero sacándome el calzoncillo y clavo mi pene rígido, extendido y grueso en su vagina, al entrar en contacto con sus carnes vaginales mi pene se resbala hasta clavarse mas de la mitad en su cueva vaginal, debido a su húmeda vagina, la mujer chilla y comienza un delicioso meneo y cada movimiento mas profundo se clavaba mi pene, muévete me dice y ella inicia un movimiento que ayudo en un entra y saca de mi pene en su matriz, estamos unos diez minutos agitándonos y sacudiendo como había visto a los perros en el parque y de pronto ella gime, me abraza, me muerde y se tiesa diciéndome soy tuya..., mis orgasmos eres magnífico, soy tu mujer..., se meneaba desesperada, fogosa, ardiente, gozadora apasionada y carnalmente satisfecha dice soy tu puta, ahora dame tu leche y me zarandea un par de minutos cuando sin darme cuenta mi pene comienza a descargar en su vagina mi caliente esperma con sus espermios llenándole de mi leche..., ella gime ¡ah..., oh..., ah! que delicia ahora eres mi macho semental, cuando mi marido me deje esperando te llamaré y tu me llenaras con tu leche y saciaras mis ímpetus de gozo y placer carnal. Eres divino ahora a lavarnos debo ir a buscar mis hijos al colegio... Te llamaré me dice al despedirnos...
Pasan los días y un viernes me cita en su casa, voy feliz sabía lo que me esperaba con ella, pero al llegar ¡oh!, mi sorpresa..., esta acompañada de su amiga la señora que la acompaña casi todas las mañanas cuando llevan los chicos al colegio..., me la presenta ella es Noelia si Noelia una mujer de senos voluminosos al igual que su trasero, sus piernas largas y un pelo castaño agradable que se mueven con el viento y unos precioso ojos color de miel y hoy vestía un vestido de delgada tela traslucía sus sujetadores blanco de encajes y su diminuto calzón también blanco de encajes y su falda una mini, pero mini apenas cubría su calzón. Diana se acerca a mi persona y me dice fíjate que Noelia tiene un problema en casa, su marido pasa mas arriba del ómnibus que maneja que arriba de ella y esta que se entrega a cualquier macho de desesperada, yo le he dicho que la solución la tienes tú mi machito... recompénsala y ajústala renovando sus deseos carnales en su cuerpo, ella si lo desea y esta desesperada esperándote..., ahí está mi dormitorio arréglala y acuérdala de sus encantos... es tuya.
Al entrar al dormitorio Noelia me dice te contaré que mi marido me cambio por un bus prefiere trabajar en ese vehículo a estar conmigo un fin de semana con la excusa de que nos falta dinero... ¿Cómo me veo con este vestido?, me lo prestó la flaca Diana, es de cuando ella estaba embarazada...... Bien contare después este encuentro.