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Mi casera y su vecina

Relato enviado por : learcu el 16/08/2015. Lecturas: 7385

etiquetas relato Mi casera y su vecina   Maduras .
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Resumen
Eloisa una mujer viuda de 52 años arrienda una habitación con baño para estudiante ayudándose así en sus gastos de menudencias para mantenerse con los gastos de su peluquería y bagatelas de su gusto para destacarse en su bien mantenido cuerpo y belleza.


Relato
Cuatro años estudio Leo en ese instituto y cuatro años vivió en esa casa teniendo como su mujer a esa maravillosa hembra que no le negaba su cuerpo, el hijo de Eloisa al último no se oponía a que ambos compartieran su lecho de amor y él mismo traía a su vecina una mujer mayor de 40 años a su cama y esa casa se llenaba de gemidos apasionados por las extraordinarias veladas de pasión y sexualidad que ambos machos desarrollaban. ( leer Mi casera).

Tengo suerte y encuentro trabajo en esta ciudad, además Martín el hijo de Eloisa se va a un instituto militar a sus estudios de oficial militar, lo que me deja libre esa casa para ser su señor dueño de casa y a su vez amo absoluto de la señora de esa casa, a la cual empotro para liberarla de las tensiones de sus impaciencias sensuales.

Ya llevo un año siendo dueño y señor de esta casa y de su propietaria esclavizada a mis necesidades de apareamiento. Cada semana a lo menos 5 veces ella satisface mis ansias y me llena de placer y gozo…, lo malo es que la vecina al verse sin su vecino y amante Martín clava sus ojos en mí, necesita darse sus satisfacciones cumpliendo sus anhelos y satisfacer así sus necesidades carnales voluptuosas, las cuales su marido no sabe cumplirlas y cuando las cumple lo hace mal, dejándola desesperada y ardiente por lo que ella se desespera mirando para el lado buscando un demoledor amante.

Un día Eloisa está enferma y solicita ayuda a Maruja su vecina hoy con 43 años, esta viene a colaborar y de pasada aprovecha de provocarme y excitarme mostrándose dispuesta a mantener un ajustado encuentro con mi persona, me mostraba provocativamente sus piernas y se agachaba mostrándome sus senos que se veían duros y apetitosos…, cuando Eloisa se duerme una siesta ella ardorosamente excitada entra a mi dormitorio y sin decir palabras se desnuda sacándose su blusa y deja sus pechos al aire restregándomelos en mi cara.

No aguanto mas provocaciones y la cojo acomodándola en mi cama a mi lado, luego le saco su ropa y saco la mía y así desnudos la disfruto, acomodo mi pene entre sus piernas y salvajemente con furia trato de empotrar a esta dama…, como gime y se revuelca en la cama, pero no me aparta…, mas aún me abraza y cruza sus piernas por la parte posterior de mi cuerpo para que no escape y pueda introducirme dentro de ella en un delicioso apareamiento. Como se entregaba esa mujer al apareamiento llegaba a levantar sus caderas para que la penetrasen mas profundamente, rayaba en la locura sus apasionadas entregas a su joven semental, gemía y sollozaba tratando de entregarse deseaba esas entregas y necesitaba de sus orgasmos y por último se abrazaba con desesperación al cuerpo apretándome en su apasionada entrega sexual.


Me acomodé entre sus pechos y comencé a chuparlos. Su piel blanca, y sus pezones grandes y rosados estaban exquisitos. El tamaño de sus senos es increíble... Ella se puso un poco indignada al comienzo, pero luego sentirse manoseada y acariciada por un hombre la desespera, me permite seguir acariciando sus dos mamas, pero a la vez, frotar mi erecta verga contra sus nalgas. Bajando por su cuerpo hasta llegar a su maraña de vellos, entonces cojo y abro sus piernas me sumerjo entre ella chupando su sexo hasta lograr que su clítoris saliera al encuentro de mi lengua. Se queja… que haces…, oh…, rico…, déjame…, pero comienza inconcientemente a mover sus caderas, se esta entregando a mis caricias. Me tomas mi pene entre tus manos y queda maravillada con aquel pene duro y palpitante en el que las hinchadas venas dibujaban su contorno, era primera vez que tenia y veía un pene entre sus manos lo volvió a agarrar, esta vez lo apretaba con ambas manos contra su cuerpo, apreciaba su dureza entre sus muslos, apenas abarcaba con sus manos este miembro y también concebía sus palpitaciones. Completamente desnuda le agarre sus nalgas y acomodándome detrás de ella comencé a penetrarla en la posición de perrito. Su excesiva lubricación, me dejó entrar hasta el fondo. Colocado detrás de ella, le comencé a enterrar mi verga, la que poco a poco se fue perdiendo por esa estrecha vagina. Cuando la tuve metida hasta la mitad adentro de la estrecha cavidad, ella gimiendo de placer y dolor se revolcaba tratando de sacarse mi miembro de su vagina, mientras mi pene la desentrañaba y se meneaba en su vagina, miraba sus manos empuñadas agarradas excitadas al cubrecama, por primera vez la tenía penetrada en su sexo, gritaba de placer, dolor y vergüenza. No pasaron ni tres minutos cuando conseguí que ella se bambolearse y contornearse buscando saciarse con un monstruoso orgasmo que al llegar por primera vez la dejó agotada y desintegrada entregando su cuerpo para que este macho, su nuevo macho continuara siendo amo y señor de su excitación, gocé a esta mujer madura en esa posición, ella solo gemía y suspiraba ayees de placer, acompañándome en mis movimientos apasionados vehementes e impetuosos con que le desgarraba su vagina flagela y golpeada, no aguanté más y comencé a llenarle su vientre con mi tibio semen que quedó casi todo dentro en su matriz y muy poco salió fuera de su sexo. Recibía por primera vez mi leche en su vientre y sentía como esa leche tibia recorría sus recónditos partes sexuales inexploradas, que placer, el dolor ya no lo sentía, solo una flacidez al placer de un apareamiento bien culminado en su vientre y un gozo inmenso de haber refugiado por primera vez en sus entrañas a este miembro masculino. Sentía ella como mis ríos de esperma inundaban su vagina para luego rebotar y salir pos sus piernas camino a las sabanas era excitante sentirse gozada y satisfacer a un esquivo semental. Desde hoy buscaría siempre a este macho su amo y señor de sus entrañas, no le importaba que fuera un mozo de la mitad de su edad y que tuviera casi la edad de sus hijos, era un macho que sabía excitarla y que la satisfacía a su satisfacción, gusto y agrado, deleitándola hasta llegar ella a sus orgasmos que tanto le costaba satisfacerse y gozaba con este macho encima como no gozaba con su marido quien no sabía satisfacerla. Que placer…este macho si la sabía satisfacer y desde hoy era su amo.


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Comentarios enviados para este relato
katebrown (18 de October de 2022 a las 20:55) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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