Historia de cómo desvirgue a mi cuñadita a mitad de una tormenta y a media calle dentro de mi camioneta para después convertirse en mi amante ocasional.
Relato
Esto sucedió hace un par de años, mi nombre es Arturo soy maestro universitario y les contare la historia de cómo desvirgue a mi cuñadita a mitad de una tormenta y a media calle dentro de mi camioneta para después convertirse en mi amante ocasional.
Soy maestro universitario y he tenido una que otra aventura esporádica con mis alumnas, pero definitivamente esto es lo más excitante que me ha pasado. Mi cuñadita se llama Laura, pero de cariño en la familia le dicen Lala, ella es una delicia, 1.60, delgada, de piel morena clara, cabello negro lacio casi hasta la cintura que sirve de marco para una carita de ángel, un par de suculentas piernas, que sirven de prologo para un trasero bien formado pequeño pero firme, con una estrecha cintura, y unos senos pequeños pero muy bien proporcionados con su cuerpo, trae vuelto loco a todo puberto de su salón de clases, la colonia donde vive y a la casa de la cultura donde toma clases de violín.
Todo empezó con mi suegro y el futbol (tengo tres años casado), ya que el me invito al estadio porque mi equipo y el suyo jugarían semifinales y consiguió boletos, a mi mujer entonces se le ocurrió que pasáramos unos días en casa de mis suegros que viven en una ciudad ubicada a unas tres horas de distancia de la ciudad donde vivimos, lo cual me pareció una buena idea ya que por raro que se oiga me llevo muy bien con mis suegros, y sería buena oportunidad para ir al futbol.
Dos días después de que llegamos resulto que mi cuñadita asistiría a la fiesta de quince años de una amiga de la escuela, el día transcurrió normal hasta la hora de arreglarse, mi suegra y mi esposa corrían y hablaban emocionadas como si Laura fuera la quinceañera y no una invitada, en fin con más desgano que otra cosa me fui a asomar a ver por qué tanto alboroto, mi sorpresa fue grande cuando la vi, la pequeña Lala, la bebe, la princesita, la chiquita de la familia lucia simplemente HERMOSA, lo primero que pensé: ¡Qué suerte del cabrón que se la va a levantar! Ella vestida con una falda corta un poco amplia color café y una blusa y un saco beige, en fin, una muñequita. A mí me costaba trabajo dejar de mirarla, pero tuve que apartarme para evitar problemas. Llego un auto para recogerla, resulto que iría con algunas amigas, pero que mi suegro la recogería al regresar de la casa de su hermano.
Siendo las 12:00 de la noche la cuñada de mi suegro llamo a la casa diciendo que los hermanitos se habían pasado de copas y que ninguno estaba en condiciones de manejar y para evitar accidentes hasta las llaves de los coches les había escondido por lo que mi suegro se quedaría a dormir en casa de su hermano, surgió entonces en calidad de tragedia la interrogante de: ¿Quién recogería a la pequeña Lala? Inmediatamente me ofrecí a recogerla (y vaya que por mi mente pasaba la idea de recogérmela), mi suegra y mi mujer que se encontraban viendo por decimoctava ocasión una película exageradamente cursi, llamada “la propuesta” celebraron no solo el hecho de que como galante caballero me ofreciera a recoger a la bebe de la familia, también celebraron el no tener que separarse de la televisión por lo que ni insinuar que alguien me acompañara, en fin me subí a mi camioneta (tengo una van viejita pero muy funcional y espaciosa que tiene aparte de los dos asientos del frente, dos asientos en medio con un pasillo entre los dos y hasta atrás un asiento grande de corrido) y me fui al salón de fiestas a recoger a Lala.
Mientras avanzaba hacia el salón de fiestas comenzó a llover al principio de forma leve, pero comenzó a aumentar rápidamente la intensidad, Cuando llegue al salón la lluvia se encontraba ya bastante fuerte y todo indicaba que aumentaría, marque al celular de Lalita para avisarle y ella salió acompañada de un mesero que “caballerosamente” escolto (mirada libidinosa de por medio) a Lala a la camioneta con un paraguas, subió y comenzamos el “tortuoso” regreso a casa.
El salón se encontraba lejísimos de la casa de mis suegros, y con la tormenta el tráfico a pesar de la hora ya había colapsado, por lo que el avance era extremadamente lento, en unos 15 minutos habíamos avanzado unos ¡¡¡100 metros aproximadamente!!!, como decimos en México nos movíamos a vuelta de rueda, un niño en triciclo iría más rápido que nosotros, mientras afuera parecía que el diluvio universal se había desatado. Varios de los vehículos comenzaron a detenerse por la intensidad de la tormenta, así que al ver que no nos moveríamos, e incluso sería peligroso hacerlo decidí orillar la camioneta y detenerme como los demás, así que para no estorbar a los valientes tercos que seguían avanzando me salí de la avenida principal que parecía un río, y me estacione en una pequeña calle afuera de una escuela.
encerrados en la camioneta me di cuenta que mi pequeña cuñada traía aliento alcohólico y a leguas se notaba que estaba algo tomada, aunque no completamente borracha, por lo que le dije en tono burlón A- ¿Cómo que te pasaste de jarabes no crees? Ella me sonrió y me dijo L– no le digas a mi mama por favor, si me cacha me va a castigar hasta que el sol se enfríe. A- JAJAJA no exageres L- no en serio, deberías de ver cómo me amenaza cada que salgo. A- jejeje ¡así as de ser! – no seas malo, es la primera vez que tomo. A- ¿consejos? L- no en serio te juro que es la primera vez que tomo- decía con la carita de inocente, como perrito pidiendo ser adoptado. Me puse entonces en una postura de papá regañón y muy en tono de burla comencé a “regañarla” aunque más bien eso era un chantaje, A- está bien, está bien, no diré nada en tu casa y es más te voy a ayudar a cubrir ese aliento, ¡que no te pases se nota a un kilómetro! L-por eso me caes bien cuñadito- grito Lala efusivamente y se me abalanzo, yo gire la cabeza hacia ella un tanto sorprendido, cuando ella me planto un enorme bezo, supongo que intento besarme en la mejilla pero al girar yo la cabeza nuestros labios chocaron, a ella no pareció importarle mucho y al contrario me tomo de las mejillas y me beso profundamente, yo la tome de la cintura y correspondí su beso, a ella pareció agradarle porque no se separó ni hizo siquiera el intento de separarse, sentado en el asiento como estaba, la jale hacia mí la senté arriba de mis piernas, como pude baje mi mano y jale la palanca del asiento para recórrelo lo más atrás posible y darnos un poco de espacio.
Ella se encontraba encima de mi con sus piernas abiertas a cada lado de mí, comenzamos un delicioso faje, lento al principio, fui acelerando el ritmo cuidando de no tocar sus senos o su trasero para no asustarla al principio y dándome gusto con sus piernas, sin embargo al ver que no lo impedía ni se molestaba acelere un poco el ritmo y mis manos fueron subiendo cada vez más en sus piernas, mi pene quería liberarse del pantalón, lo pedía a gritos, me dolía, como pude me lo acomode para que no me lastimara dentro del pantalón mientras ella se me restregaba lo que me estaba llevando directo a las nubes, la pequeña Lalita encontró rápido el gusto por frotar su vaginita por mi pene, por supuesto con la ropa puesta, moviéndose hacia atrás y adelante mientras me hacía alucinar junto con ella, por fin mis manos se metieron por dentro de su falda, mientras nos besábamos recorría ese hermoso par de piernas y llegaba hasta su trasero, la situación estaba muy candente por lo que pensé “lánzate con todo”, la levante un poco y con el pretexto de que me estaba lastimando me desabroche el pantalón y como pude me saque el pene de su apretada prisión, ella alcanzo a suspirar y decir como un susurro “eso no”, pero no la deje que se moviera, ella tuvo un instante de lucidez e intento separarse de mí, pero yo la tranquilice diciéndole con tono de broma, “tranquila traes esto puesto” y le jale un poco sus calzoncitos, eso la tranquilizo, para ella el hecho de tener sus pantaletas en su lugar le daba confianza como si se tratara de un seguro en contra de ser cogida o una barrera impenetrable, “Tranquila, por favor es que me está lastimando, veraz que no hay problema” le dije, fue todo lo que necesite decir, y retomamos esa deliciosa sesión de faje, en mi mente comenzó a circular la idea no solo de cogérmela, sino incluso correrme dentro de esa vaginita después de desvirgarla, idea que comenzó a volverme loco.
Mi pene se frotaba en contra de su conchita mientras que yo con toda confianza recorría todo su cuerpecito con mis manos, lamentablemente solo podía tocar sus senos por encima de la ropa, mientras nos besábamos descontroladamente, Lala comenzó a tomarle gusto a frotar su conchita contra mi pene y comenzó a aclarar desenfrenadamente, la tome de las nalgas y le ayude a acelerar el ritmo, hasta que el primer orgasmo de su vida empezó a llegar con una fuerza increíble corriéndose encima de mí. Apretó todo su delicioso cuerpecito contra mí, presionando con fuerza sus piernas sobre las mías y levantándose un poco, actuando por puro instinto aproveche el momento y antes de que se relajara aproveche para hacer a un lado mojadísima pantaleta (No había necesidad de romper esa barrera, con hacerla a un lado era suficiente) y meterle la cabeza de mi pene en su rajita, ella dio un salto, pero yo la sujete de la cadera y no se pudo zafar, “no, eso no, no me la metas” solo dijo mientras se le iba el aire con muy poca convicción, a lo que solo le contesté: “tu tranquila” y presionándola hacia abajo le metí la mitad de mi pene rompiendo para siempre su virginidad.
La hermosa Lalita, emitió un ruidito como si se tratara de un grito ahogado, me miro con ojos llorosos, pero no dijo ni una palabra y como si no pudiera hacer nada solo se quedó quieta, comencé a moverme despacio hacia arriba y abajo despacio deteniéndola de la cintura e impulsándome con mis piernas lo que era bastante cansado, pero delicioso, la punta de mi pene se sentía increíble, de verdad quería quedarme ahí dentro de ella para siempre, pero ¿si tener la mitad de mi verga dentro de Lalita era deliciosa, metérsela toda sería el paraíso?, evidentemente era urgente responder esa pregunta, así que cada lenta embestida se la metía un poquito más, ella acomodo sus piernas a mi costado montada encima de mí, lo que involuntariamente me abrió el camino para penetrarla más profundo, hasta que mi pene se perdió completamente en esa grutita de placer, la resistencia de sus piernitas cedió y Lalita cayo completamente montada sobre mi penetrada hasta el fondo, su carita morena reflejaba una mezcla de dolor, placer e incredulidad, era francamente increíble, lo único que lamentaba era no poder ver la penetración ya que su falda me lo impedía y no podía subirla porque mis manos estaban ocupadas en sujetar firmonamente a Lalita de la cintura, no sea que intentara escapar, ya con toda mi verga ensartada plenamente dentro de Lalita, y recargado en el asiento reinicie el movimiento de entra-sale lenta pero decididamente, el interior ardiente de mi pequeña cuñadita con su estreches me transportaba al paraíso una y otra vez, su cuevita recién estrenada y por lo tanto realmente estrecha provocaba en mi pene todo tipo de agradables sentimientos, yo movía ese pequeño y delgado cuerpecito a mi antojo, ella apoyo sus manos en el respaldo del asiento inclinada para adelante quedando sus pequeños y deliciosos senos muy cerca de mi cara, mientras yo seguía moviéndome lentamente dentro de Lalita, erróneamente pensé que me los ofrecía así que libere su cadera e intente masajearle los senos, pero ella inmediatamente se cubrió con su brazo izquierdo, así que decidí no intentarlo más, después de todo no podía arriesgar el premio mayor, es decir estar cogiéndomela y eyacularle dentro, solo por masajearle los senos o incluso chuparlos por muy tentador que eso fuera.
Los jugos de su corrida producto de su primer orgasmo eran un excelente lubricante, que me permitían moverme con cierta libertad, pero la estreches de Lalita, el limitado espacio, y por supuesto el no poder cambiar de pose por el temor a que se me escapara la paloma eran un impedimento para acelerar el ritmo. Lo cual en retrospectiva fue bueno, ya que de poder acelerar hubiera eyaculado en ese momento, así que la limitante se convirtió en una ventaja porque me permitió disfrutar más el placer de cogerme a esa hermosa flaquita más de tiempo, así que fui aumentando el ritmo de la cogida poco a poco, de repente la pequeña Lalita me sorprendió cuando comenzó a emitir pequeños gemidos y a moverse, subiendo y bajando de mi pene una y otra vez, ya no era solo yo el que llevaba el ritmo, ella subía y bajaba y se movía hacia adelante y atrás así ensartada como estaba por mi pene, su hermosa carita reflejaba sin lugar a dudas el placer que estaba sintiendo, entonces no solo yo estaba disfrutando (sé que le dolió cuando la penetre y rompí su himen, pero en ese momento mi cuñadita ya no demostraba sentir ningún dolor), mis manos entonces tuvieron mayor libertad, por lo que aproveche para recorrer el cuerpo de Lalita nuevamente aunque sea por encima de la ropa, recorrí cada centímetro de sus piernas, y mientras ella me cabalgaba metí mis manos por debajo de su fada acariciándole los muslos y su pequeño pero bien formado trasero, así estuvimos un buen rato, intente besarla, pero ella lo evitaba, no había problema, lo mejor ya lo tenía.
Afuera la tormenta continuaba con mucha fuerza aún, por supuesto los vidrios estaban empañados y se iluminaban cada que algún valiente continuaba su camino en medio del diluvio, la camioneta se balanceaba de lado a lado, pero con las luces apagadas, la lluvia y estacionados fuera de una escuela como estábamos difícilmente alguien nos notaria, atrás de nosotros se estaciono un vehículo, pero tenía las luces apagadas, así que si los tripulantes notaron algo no lo sé, y la verdad como que no me importaba mucho que digamos, yo seguía disfrutando del cuerpecito de mi pequeña cuñada acercándome a mi meta improvisada de correrme en su interior.
El ritmo de las envestidas que le daba iba en aumento, poco a poco aceleraba mis movimientos, sorprendentemente ella respondió igual y comenzó a moverse más rápido, con sus rodillas apoyadas en el asiento, se restregaba en mi como lo había hecho antes, pero sin estar penetrada, y aun así había conseguido un orgasmo, era obvio que obtendría otro, a su ritmo se aceleraba cada vez más, yo sentía mi corazón latir a mil por hora, y comencé a sentir ganas de correrme, sabía que sería una corrida monumental por el grado de excitación que tenía, y por la estreches de mi cuñadita, esto sumado al hecho de estar consciente de haberla desvirgado en una camioneta, a media calle y en medio de una tormenta, pero debía resistir, yo quería que durara o más posible y mi prioridad era que ella obtuviera su orgasmo, ya que eso acabaría con cualquier defensa o lucidez que tuviera mi cuñadita, además de que si conseguía que tuviera otro orgasmo, aumentarían las probabilidades de repetir la experiencia y yo podría libremente correrme en su vaginita estrecha como tanto deseaba.
Pasaban los minutos y el ritmo se aceleraba los gemidos de Lalita sin convertirse en gritos subían de tono y sus movimientos de cadera se aceleraban cada vez más, en ese momento comencé a preocuparme, ya no aguantaría mucho a ese ritmo y ella aceleraba más y más sus movimientos, mi pene estallaría en cualquier momento en un torrente de leche, tuve que hacer uso de toda mi fuerza de voluntad para no correrme, pero estaba llegando a mi limite, cuando de repente sentí como Lalita comenzaba a apretarme con sus piernitas nuevamente y a acelerar el ritmo, lo sabía, la tenía completamente, mi cuñadita comenzó a correrse con gran fuerza, no sé cómo le hizo pero no grito, solo apretó el asiento con sus manos y recargo la cabeza clavándola en el respaldo junto a la mía, su orgasmo llego con gran fuerza salpicándome con sus jugos, Lala había tenido su orgasmo, ahora me tocaba a mí.
Aun no sé cómo es que no me corrí en ese momento, lo resistí, y por mi mente paso como un relámpago la morbosa idea de que ella la pequeña y tierna Lalita no solo recibiera dentro mi leche, sino que además estuviera plenamente consciente de ello y de lo que le podía pasar, por lo que la enderece empujándola de los senos medio adormilada por su orgasmo y por supuesto sin dejar de estar ensartada por mi pene, comencé a bombearla fuerte, le metí las manos acariciándole sus piernas por debajo de la falda, le sobe sus firmes nalgas y subí mis manos subiéndole la falda dejando al descubierto su vaginita, la cual pude admirar por primera vez aunque sea de forma parcial, su piel morenita clara lo era un poco más en su vaginita que estaba completamente lampiña, era todo un espectáculo y eso que no la veía completa porque ahí estaba mi pene entrando y saliendo, el espectáculo mejoraba al ver como se movían sus labios con la entrada y salida de mi pene que cada vez ganaba más velocidad, ella medio reacciono, yo comencé a gemir, lo que le dio una idea de lo que venía, no dijo nada solo abrió sus hermosos ojos muy grandes cuando en una enorme oleada de placer, deteniéndola de la cintura para evitar que se moviera eyacule con fuerza un torrente de semen en su delicioso interior, cada chorro, cada gota fue un placer inexplicable, mientras lo hacia la vi fijamente a los ojos, ella también me miro con cara un poco de sorprendida pero ni dijo nada ni hiso nada más que cerrar los ojos, mi objetivo estaba cumplido, cuando salió la última gota parecido desmayarse (no lo hizo) encima de mí, mi pene comenzó a perder su dureza dentro ella pero no se lo saque, me recargue plácidamente en el respaldo del asiento mientras ella con sus piernitas en cada lado quedaba acostada sobre de mí, mi pene poco a poco fue quedando flácido en su interior, por unos minutos me quede dormido, pero reaccione y supe que era hora de moverse, por lo que me incorpore y como pude la moví porque estaba completamente dormida y la acomode en el asiento del copiloto, así que ante ese panorama me senté en del lado del conductor gire la cabeza y vi a mi pequeña cuñadita Lalita…
A mis 12 años, con unas chavas de 12 13 y 14, algo nuevo para mi, mi iniciacion hacia el sexo, practicamente una orgia con ellas y con mis amigos, simplemente algo que recordare por el resto de mis dias.
Relato erótico enviado por Anonymous el 08 de June de 2004 a las 09:55:40 - Relato porno leído 466339 veces
La lleve a su recamara dentro los aposentos de la iglesia, ella repetía que era una locura pero también ya estaba caliente, lo note por su humedad que tenía ya en su vagina, ella me dijo que nunca había estado con un hombre y que no sabía ni como se hacía el sexo más yo le dije, “No te preocupes mamacita yo te guio” le subí totalmente su vestido y le abrí sus sexys piernas.
Relato erótico enviado por reycolegial el 07 de September de 2009 a las 16:44:00 - Relato porno leído 201658 veces
Soy jardinero en una mansión hace muchos años, los chicos crecieron con migo pero llego el día que Lucrecia la mayor se convirtió en mujer..-
Relato erótico enviado por felipepan el 15 de June de 2012 a las 00:27:20 - Relato porno leído 192794 veces
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Comentarios enviados para este relato
katebrown
(18 de October de 2022 a las 20:21) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF
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