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Mi cuñada Melisa

Relato enviado por : learcu el 12/04/2013. Lecturas: 10418

etiquetas relato Mi cuñada Melisa   Maduras .
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Resumen
Estaba viviendo algo espectacular casi indescriptible, su excitación había llegado lo más lejos posible, la vagina de Melisa era acariciada con todo el pene.


Relato
Ha pesar de nuestro cuidado mi vecina y cuñada Melisa casada con mi hermano Juan de 38 años igual la edad de ella, con dos hijos de 13 y 9 años. Me dice un día “¡Oye!, ¿hasta cuando vas a golpear mi muro con la cabecera de tu cama cada vez que te visita este chico?”.

Como… creo que te equivocas digo…, “mira perdida dice, te escucho mientras maltratas mi muralla como te quejas de placer cuando te están agitando en tu cama enchufado en tu cuerpo con grandes orgasmos de tu parte”.

La miro y callo que quieres le digo, si mi esposo es gay…, “te demoraste años en descubrir a este frustrado”, “te voy a guardar el secreto, pero quiero probar un adulterio con alguien en pago por las veces que tu hermano me pone los cuernos. Quiero a tu chico en mi cama”.

Días después llega Leo y lo llevo al departamento vecino, le digo esta sabe lo nuestro cállala con un buen apareamiento sobre su cuerpo, anda hazla tuya.

Desde el living mientras vigilo los hijos de esta en el patio que no entren Melisa lloriquea emocionada los orgasmos que le llegan al estar acoplada a mi chico. Sale este y le digo a mi cuñada cumplí ahora silencio, esta desparramada sobre la cama solo me sonríe.

Con mi chico nerviosos tenemos sexo después y concertamos dejar preñada a mi cuñada para así mantenerla en silencio, una semana después es el día clave mi cuñadita está en el mejor día de ovulación y no estaba tomando pastilla por mejorar su ciclo menstrual, la invito a tomarnos unos tragos mientras conversamos sin que se entere que con Leo estamos conspiradores para preñarla.

Cuando ya está mareada hago entrar a Leo y los tres nos acostamos en mi cama manoseamos a Melisa hasta tenerla desesperada, ardiente, fogosa por ser penetrada, como la posee mi macho la pone a lo perrito.

Se coloca sobre la espalda de ella, toma su pene que estaba bien duro, lo apoya en su vagina y moviendo de arriba hacia abajo y viceversa fue separando los labios de la vagina, luego comenzó a penetrar lentamente, una vez que tenía todo mi pene adentro de su vagina empezaba a realizar movimientos suaves, mientras besaba su cuello y nuca, tenía la mano derecha debajo de su cola acariciándola y con mi mano izquierda en la parte del cuellos, ella se había tomado con sus manos por debajo de la cintura de su cuñada Patricia. Estaba viviendo algo espectacular casi indescriptible, su excitación había llegado lo más lejos posible, la vagina de Melisa era acariciada con todo el pene.
Los movimientos de entrada y salida del pene comenzaban a ser mas brusco, La hembra gemía cada vez más fuerte, "Me encanta tu pene le decía” hasta que pude este macho pudo sentir las contracciones en el interior de su vagina, de repente se detuvieron, dándose vuelta sin retirar el pene de adentro de manera que ella recibe sobre su cuerpo a este, flexiono sus rodillas por cada lado de su cuerpo y apoyando sus manos sobre sus pechos comienzo los movimientos de sube y baja con ese maravilloso pene, mientras acariciaba con sus manos sus perfectos senos hasta que no aguante mas y dice " voy a terminar", continua, "Lléname de leche por favor", "Dale ", "Quiero que me la des como a mi cuñadita" y sin que le dijera algo mas después de un Ah...Oh…, Ah, este llena toda su vagina de semen y ella nuevamente volvió a terminar.
Sabíamos que estaba desprotegida por que había dejado las pastillas para regular el ciclo menstrual, tal como le había contado a Patricia. Ahora estaba preñada por el miembro de mi joven amante reproductor que le había llenado su matriz de semen.


Melisa después del sexo se quedo dormida, mientras Patricia y Leo continúan con caricias hasta que logran un enardecido apareamiento. Enloquecidos gritaban de placer y gozo. Luego descansan felices por haber cumplido los objetivos.

Al mes siguiente fueron ambas cuñadas van al consultorio a un control, Patricia con sus seis meses y Melisa en el control le informan que esta embarazada. Casi se muere de impresión y nerviosa busca apoyo en su cuñada, esta le dice que debe estar tranquila solo ellas dos saben que el bebé es de un joven amante semental que tienen, para los demás el bebé es de Juan y punto.

Imagínate dice Melisa tengo ya 38 años y voy a criar de nuevo, además piensa que este es un chiquillo y me preñó igual, apenas tiene 16 podría ser mi hijo, pero no fue mi semental, mi macho sensual y potente sabe esto tu hermano me mata. Cálmate, Patricia le dice, ese hijo te lo hizo él y en eso debes convencerlo. Mientras sonreía feliz por que de sus adulterios esta no hablaría.

De esto hace dos meses Patricia con sus ocho meses casi no puede satisfacer a su amo y señor de su cuerpo su joven y exaltado amante por su estado de cuidado maternal, recurre a su cuñada quien se había alejado de su amante para satisfacerlo y este no abandonara ese mórbido nido de pasiones y gozos en busca de otras mujeres. Melisa acepta encantada deseaba a este joven semental que por la edad podría ser su hijo pero era un amante con un potente duro y tieso pene que la eternizaba sexualmente consiguiendo alcanzar orgasmos tras orgasmos. Hasta ahora era el único macho que la había sabido saciar gratamente. Si deseaba nuevamente pertenecer a este juvenil macho.

Al día siguiente fui al departamento vecino donde mi cuñada, ahí estaba este manjar juvenil, no lo veía desde cuando me preñó, pero verlo fue que se me mojara mi entrepierna,
Nos desvestimos tocándonos como su fuéramos una pareja de enamorados, su boca fue directamente a mis senos. Las sentí endurecerse y explotar. Me mordía los pezones con rabia, ardor y pasión; sus manos incontenibles bajaron a mi vulva de ahí en un ir y venir infernal entre mi clítoris y mis senos. Estaba ardiendo de lujuria. Ya no podía aguantar más lo deseaba sentir dentro mío. Lo empujé y lo monté mientras permanecía sentado en el suelo. El la acomodó para que entrara en mi vagina y con furia arremetió hacia arriba. Me hizo gemir, retorcerme, saltar, grité mientras lo acunaba en mis entrañas.

Sentí la dureza en mi vagina. Mi vulva comenzó a palpitar. Ya no pude resistirme. Apoyó su cara sobre mi senos y mordiéndolos. Rozó con sus dientes por encima de mis pezones, me besó los senos haciendo que mis pezones se pusieran duros reclamando por más. Empecé a sentirlo como lo había sentido la vez anterior, me dejé llevar y mis brazos abriendo las manos acunándolo. Deseaba tocar su piel, su pecho, meter mi lengua en su boca hasta cansarme. Ardía por sentirme penetrada hasta que ni un jugo quedara dentro de mí.
Acompañé sus embestidas violentas deseando que me llenara toda y que también me vaciara por completo. Lo deseaba con todas mi fuerzas empujaba hacia abajo para que me taladrara sin piedad, chupándome desesperadamente mis pezones, mordiéndolos. Mientras seguía con ese bombeo del infierno nuestras bocas abiertas se encontraron gimiéndole una a la otra. Era una mujer madura entregada a su juvenil macho, desde hoy mi segundo marido.

Estaba por venirse. Me movía mas rápido al zarandearme mi cuerpo hacia arriba, hacia abajo, clavé mis uñas en sus espalda, mordía su hombro por la proximidad de mi orgasmo, llegó este intenso. El respondió mordiéndome mis carnes al tiempo que gemía, casi sin soltarme y dándome a un ritmo vertiginoso. Puso las manos en mi culo y me atrajo hacia él penetrándome con una profundidad que me hizo estallar en un nuevo orgasmo gigante. Aullé desesperada para que no saliera de mi cuerpo y me siguiera bombeando hasta dejarme completamente saciada. Casi ni escuchaba sus jadeos pero sentí su semen hirviendo inundándome toda nuevamente tal como aquella vez que me preño, esto hace dos meses.

Había sellado mi entrega a ese juvenil macho, era su mujer, era su esclava sexual, próximamente sería la madre de uno de sus hijos, a pesar que lo doblaba en edad lo deseaba, era su hembra y lo peor él se dio cuenta de mi entrega, sabía que ahora él era el amo y señor de mi cuerpo.

Patricia tuvo el hijo que tanto deseaba es una beba, ya tiene un mes, pero aún no le devuelvo a Leo, este todavía viene cada dos días a penetrarme con profundidad haciéndome estallar en grandes orgasmos a su vez inundándome con su semen hirviendo a pesar de mis seis meses de gestación con que adorno mi cuerpo.

Mañana estoy de cumpleaños y mis amigas Raquel de 42 años, vendrá acompañada de Ester otra amiga de 46 años casada con 4 hijos ambas mujeres las cuales tiene olvidadas sus maridos en sus casa por las secretarias de su oficina y estas no se revelan.






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