Mi debut

Aunque nunca fue un tipo fornido ni tenia músculos o era de muchos vellos, sino mas que todo era delgado, con poco vello facial, manos finas, y un cuerpo que no ostentaba gran masculinidad, siempre tuve éxito con las mujeres, y particularmente con las que estaban de novias o casadas, era como un fetiche para mi el poder conquistarlas y cojerlas, lo que mas morbo me daba era cojerlas sabiendo que no tomaban anticonceptivos y lo hacia sin usar forros, así estuve con muchas mujeres.

Pero era Paula la que particularmente me quitaba el sueño, era una amiga que comenzó a trabajar conmigo, en ese entonces yo tenía 20 años, así que la veía a diario y durante muchas horas, éramos muy amigos, nos abrazábamos en forma continua, y yo desfallecía. Era mas alta que yo, cerca de 1,77 (yo mido 1,68), era morocha, tenia un cuerpo en forma de guitarra, delgada de arriba con un par de buenas tetas, una pequeña cintura y grandes caderas, coronadas de un hermoso y gran culo y unas piernas increíbles. Despertaba suspiros a quien la viese.

Nuestra relación era fantástica, nos contábamos y hablábamos de todo, fui mil veces a su casa, siendo que ella se caso de muy joven, a los 17, así que conocía a su marido que era mas alto que ella, fornido, del tipo de hombre que tiene cara de canchero, de ganador porque tiene seguridad sobre su aspecto de hombre viril.

Chateabamos mucho, y por la gran confianza que nos teníamos yo siempre le decía gatito o cosas similares, pero como era lógico, su marido una de tantas veces vio uno de los Chat y como yo me refería a ella, esto ocasionó discusiones en su pareja y que yo comenzara a ser visto por su marido de mala manera.

Y uno de tantos fines de semana fui a su casa, me atendió el marido, y ella no estaba, así que me quede charlando un rato con el, y fue allí cuando me cuestiono sobre la relación que tenia con su mujer, yo trate de explicarle, de justificar lo injustificable, no podía decirle abiertamente que moría por culiarme a su mujer. Y mientras me reclamaba comenzó a molestarse cada vez mas, hasta el punto en el que me levante y quise ir de la casa, fue en ese momento que me agarro del brazo y me dio una gran cachetada, a lo que yo solo puede emitir un quejido de dolor y me quede paralizado y cara de pánico. Y el no conforme con eso me agarro mas fuerte, diciéndome que ningún puto lo iba a avergonzar, que su mujer era suya y que yo con mi cuerpo que no parecía de hombre no podía soñar en hacerle competencia, a todo esto yo solo miraba con miedo y en silencio y el continuaba hablando, y su furia no decrecía y no me bajaba de puto y cosas así, y diciendo esto termino por decir que el a los putos se los pasaba por la pija y yo no iba a ser la excepción, mi pánico era mayúsculo y a continuación me bajo los pantalones y puso contra el sillón bajándose el los pantalones y a mis protestas recibí otra cachetada.

Escupió sobre mi ano y metió sus dedos y yo me quejaba por el dolor, sin importarle comenzó con la tarea de penetrarme con su pija y por el dolor que sentía, se adivinaba que era grande.

Me taladraba la cola y sus manos estaban en mis caderas y decía cosas como que siempre se dio cuenta que yo era un puto y que resulte tener mejor hoyo que su mujer, me cojio hasta que se vino dentro mío y emitió un gemido, saco su pija todavía dura y me dijo: puto chupala y sácale las gotas de leche que quedan, yo en ese punto solo hacia caso, así que se la chupe totalmente y deje limpia.

Se subió el pantalón y me dijo que era mejor puta que su mujer y que me iba a culiar de nuevo, y me dijo que me vaya.

Yo me iba a casa, sintiéndome totalmente humillado, saber que fui violado, viendo la gran diferencia entre lo masculino que el se veía ante mi y sin saber ni poder contarle a nadie.

Los siguientes días comencé a tomar distancia de Paula, mi deseo por ella había desaparecido y comencé a pensar que era muy bella pero que en la intimidad no era tan buena puta como dijo su marido.

Paso casi una semana hasta que recibí una llamada de su marido (Ezequiel), me saludo diciendo: Hola putito, veni a casa a la tarde que quiero vaciarme en ese culo de nuevo, y yo solo respondí, voy a tratar de ir, a lo que el respondió que no era un pedido sino una orden.
Esa tarde me poseyó en la misma cama donde se la culio mil veces a Paula.
Fui muchos años su amante. Me hacía usar las tangas de su mujer y mis gustos cambiaron totalmente, no volví a fijarme en mujeres y si bien él fue mi macho titular, comencé a acostarme con muchos otros hombres. Pasaron más de 10 años y desde que él me hizo hembra, nunca más volví a ser activo o tener algún contacto con mujeres.