Mi entrevista con el Decano y mi Consejero.... ( CON fotos)

No es que yo sea pendeja, y no supiera lo que estaba sucediendo, es más contaba con lo que de cosas que me había enterado, para poder seguir estudiando.

Así que apenas llegué bien cerca de las 10 de la noche, al lujoso edificio donde vive mi consejero. La manera en que me vio el portero, y la burlona sonrisa que tenía al abrirme la puerta y decirme, pase señorita. Confirmó lo que ya yo pensaba, que seguramente no era la primera, ni la última de las estudiantes, que necesitaba apoyo económico para terminar su carrera.

No bien entré, por la forma en que me habló el consejero, supe de inmediato lo que me esperaba, al decirme, al tiempo que se agarraba su espesa barba. Puedes ir quitándote la ropa, para que te pongas más cómoda.

Yo sin más ni más, comencé a desvestirme, ante la mirada de él, y el Decano que llegó casi pisándome los talones. Ya estando en bragas y sostén, de la manera más descarada, que ambos pudieron hacerlo, sacaron sus vergas del pantalón, y colocándose cada uno a un lado mío, ni siquiera hizo falta que me dijera que deseaban que se las mamase. Cosa que comencé hacer de inmediato, al tiempo que el Decano, le dijo al Consejero. Por lo visto has encontrado, a otra joven que se hace merecedora de nuestra beca.

De estar mamando sus respectivas verga de manera alternada, a ellos les dio por jugar con mi cuerpo, y el Decano, usando un bate de beisbol, a manera de consolador, tras quitarme las bragas y llevárselas a su nariz para olerlas, comenzó a introducirlo dentro de mi coño. Así que mientras continuaba mama que mama la verga del Consejero, el Decano de asuntos económicos, se deleitaba introduciéndome la parte más gruesa del bate, dentro de mi coño, sin que yo opusiera la menor resistencia.

Ya en esos momentos, las pepas de éxtasis, que me había tomado antes de entrar a aquel apartamento, habían comenzado hacerme efecto. Por lo que con la sola idea de disfrutar el momento, a los dos los ayudé a desvestirse. Y una vez que tanto ellos dos como yo estábamos desnudos, seguí mamado sus vergas, hasta que mi Consejero, me pidió que les diera un beso negro. Bueno quizás en otras circunstancias me hubiera negado, pero con lo volada que andaba yo por las pepas de éxtasis, no lo dudé ni por un segundo, y casi de inmediato me dedique a ir introduciendo mi lengua, y besando con mis labios sus enormes culos.

Después de eso a medida que yo disfrutaba la manera en que uno de ellos dos me penetraba, continué mama que mama. El resto de la noche, me la pasé restregando mi cuerpo contra el de alguno de ellos dos, mientras el otro se tomaba un aire.

No es que yo sea puta, ni nada parecido, pero cuando una tiene una necesidad, y tienes con que resolver, sería bien tonto de mi parte, el no aprovechar lo que Dios me dio. Esa noche vine saliendo del apartamento del Consejero, con mi carta de aprobación de la beca, sin necesidad de someter ningún papel. Yo estaba tan y tan feliz por haberlo logrado, que cuando llegué a la planta baja, y aquel portero se me volvió a quedar viendo, con ganas de saltarme encima.

Nada más me bastó acercarme a él y levanto mi falda preguntarle, sabe usted de alguien que a esta hora me pueda hacer un pequeño gran favor. Sus ojos brillaron de alegría, sin hablar me tomó de la mano y me llevó hasta la recepción del edificio.

Ya dentro cerró la puerta, y mientras yo aun bien excitada y contenta, me iba quitando la ropa, él se fue desvistiendo completamente. Nuevamente me dediqué no tan solo a mamar, sino que al condenado conserje al parecer le apasiona el sexo anal, ya que desde un principio, tras haberle mamado su verga por un buen rato, el resto de la madrugada estuvo dándome sabrosamente por el culo sin parar….