Mi experiencia con Carlitos

Escribo estas líneas para contarles sobre mi experiencia de infancia realizada con mi gran amigo Carlitos. Hace ya bastantes años que esto que les cuento sucedió, pero casualmente anoche soñé con ello como si lo estuviera viviendo, por ello siento que debo expresarlo y compartirlo con ustedes.
Como dije antes, hace muchos años de esto, lo que parece sorprendente como la memoria puede guardar sucesos tan detallados y sacarlos frescos como si fuera ayer. En aquellos tiempos éramos dos jóvenes de 14 (yo) y 17 (Carlitos) años. Vivíamos uno al frente del otro. Éramos de esos amigos de andar juntos todo el día.
Un día salimos a la finca de mi padre y tuvimos que dormir en la misma cama debido a que no había otra para dormir separados. Esto entre amigos no es ningún problema. Esa noche luego de juegos y de compartir con las demás personas nos fuimos a acostar. Pasamos por el baño cada uno separado y nos pusimos la ropa de dormir. Cerca de la media noche sentí que Carlitos se pegaba a mí por mi espalda hasta estar totalmente pegado. No dije nada pues pensé que lo hacía durmiendo de manera natural. Yo me quede despierto y comencé a notar que su pene se le paraba bien pegado a mi nalga. Me quede quieto pensando ingenuamente que era la erección que normalmente tienen los hombres en las mañanas.
Comenzó a rozarse con mis nalgas de manera tenue y suave cada vez mas pegado. Su pene se puso duro y sentía su forma de tan erecto que estaba. Los movimientos fueron creciendo y le pregunte que pasaba. El me respondió: sabes que me gustas y no me he atrevido a decírtelo. Quede sorprendido no sabía que responder. Le dije gagueando: pero tú no eres gay ¿verdad? Y me respondió: no lo sé, pero sí sé que quiero hacerlo contigo, llámale como tú quieras. Estaba aún más sorprendido de estas declaraciones. No sabía que decir, que hacer.
El continúo sus movimientos, me paso el brazo por mi cintura apretándome más a él. Siguió rozándose conmigo cada vez más fuerte. En un momento dado de su excitación me bajo los short y calzoncillos que tenía y me pego su miembro a mis nalgas, jadeando continuo hasta que hizo un movimiento brusco y se vino. Sentí su leche sobre mis nalgas y su boca besando mi cuello. Se quedó así hasta el amanecer. En varias ocasiones intente subir mi ropa interior pero él no me dejaba.
Al otro día nos levantamos y no tocamos el tema. Paso el día como si nada hasta la hora de regresarnos a la ciudad. Al otro día ya en mi casa nos juntamos nuevamente. Él no me trato el tema y yo no le pregunte nada. Pasamos ese día de igual manera a como lo pasamos los demás. En la tardecita decido ir a bañarme y le digo: vengo en un rato voy a bañarme. Y él me dijo: ok te espero por aquí en la habitación viendo televisión. Saque ropa y me dirigí al baño que estaba contiguo a la habitación con entrada desde uno de los laterales. Entre y comencé a desvestirme hasta quedarme totalmente desnudo. De repente se abre la puerta y entra Carlitos. Yo me tapo como puedo y le pregunto ¿qué hace aquí dentro? El me responde: buscándote a ti.
Me quedo con expresión de pregunta, de saber que quiere. Y el responde a este gesto: quiero que seas mío, quiero una relación contigo, quiero cumplir lo que he soñado y pensado de hacer contigo. Y le digo: ¿y que es? El me responde haciendo recuento de lo sucedido en la finca. Me dice: quiero ser tu novio y tu mi novia. Esto me dejo paralizado, no sabía que responder. El añadió debes aprender y yo te voy a enseñar. Por eso entre al baño. Toma ponte esto y báñate conmigo. Me paso un traje de baño entero de mujer de color lila con tiritas laterales. Me dijo: póntelos. Quería decir que no, pero me venció la curiosidad. Le dije: solo por esta vez y no se lo cuentes a nadie. Me comencé a ponerlos y él me ayudó a ajustarlo. Se separó de mí y dijo: date vueltas. Su expresión era de verdadero placer, añadiendo: esta buenísima. Entramos en la bañera y deje caer el agua sobre mí, el traje de baño se fue mojando y transparentando bastante. El entro, me abrazo y me beso. Este fue el primer beso de mi vida.
Fue un beso largo donde compartimos nuestras lenguas, sobretodo el que tomo la iniciativa de entrarla a mi boca. Seguíamos bajo la ducha mojándonos y el me soltó la tira que se sostenía en mi cuello. La parte de arriba del traje de baño cayo por debajo de mis tetillas. El aprovecho para besármelas y mamarlas. Succionaba fuerte, soltaba, me lamia, me mordisqueaba haciendo que mis pequeños pezones se pararan. Las sensaciones en mi eran impredecibles, nuevas, no podía ni quería detenerlo.
Luego volvió a besarme la boca y el cuello. Seguía haciéndolo por los puntos más sensibles que ni yo no había descubierto. Me lamio las orejas, me introdujo su lengua en los oídos y continuo besándome. Se acercó a mi oreja y me dijo: híncate por favor. Yo como un ingenuo le pregunte: cómo? Y me dijo:, agarrándome por los hombros para presionarme a bajar, híncate. Cedi y caí de rodillas frente a él. Él estaba desnudo y su miembro erecto, gigante, musculoso quedando frente a mi cara. Por primera vez veía tan de cerca un pene. Pero no hubo tiempo de detalles, Carlitos, comenzó a empujarlo hacia mi cara rozándolo, frotándolo en mis mejillas y en mis labios. En tono desesperado me dijo: bésalo. Puse mis labios dispuestos a recibir la textura y el olor de su pene y así se lo bese. El al igual que yo estaba circuncidado, recibiendo mis labios el rose de su glande, brilloso, suave y húmedo. El olor era una mezcla fuerte como a cloro y jabón y su sabor salado. Lo bese, lo lamí de abajo arriba.
Él estaba en total excitación, se notaba por sus jadeos y por la tensión de sus músculos cuando le besa esa parte intima. Me pidió que me lo introdujera en la boca y ya sin dudas en mi mente lo introduje, se lo succione y se lo mame. El me penetraba por la boca con un vaivén lento al principio y luego a un ritmo acelerado y animal hasta que se vino derramándose en mi boca. Se quedó con el dentro de mi boca apretado como si nunca quisiera sacarlo de ese hueco húmedo, caliente y acogedor. Tuve que tragarme su derrame para no ahogarme y sé que esto le satisfizo mucho.
Calmado decidió bañarme el, masajeando con el jabón todo mi cuerpo sin dejar escapar ningún orificio. Terminamos el baño y salimos, nos secamos y fui a ponerme mi ropa. El me detuvo y de un bolso que llevaba saco unos pantys de jersey rosados con arandelas tejidas en filas en la parte trasera. Me dijo: póntelas recuerda que tú vas a ser mi novia. Me los puse y me hizo modelárselos haciéndome exclamaciones de halagos por lo bien que me quedaban. Termine de cambiarme y salimos fuera de la habitación. Seguimos compartiendo y de cuando en cuando se me acercaba y me daba una nalgada o me revisaba mis pantys.
En la noche, diría si mas no recuerdo, 8:30 pm nos fuimos a su casa, a su habitación y allí me dijo: espérame aquí vuelvo ahora. Regreso trayéndome ropa de su hermana para dormir. Me dijo: hable con tus padres y les pedí permiso para que vinieras a dormir a mi casa. Estuvieron de acuerdo así que relájate y disfruta. La ropa era una batica cortica de algodón con tiritas en los hombros. Me indico que fuera al baño y me cambiara. Ya a esta altura del juego yo estaba de acuerdo con lo que me pedía. Salí del baño con mi ropa nueva, la bata era casi una camiseta dejaba ver gran parte de mis pantys y mis nalgas. El, desnudo se metió a la cama y me hizo señas levantando la sabana para que metiera junto a él. Lo hice y quedamos pegaditos. El me beso y comenzó a manosearme por todas partes. Duramos un bien rato en este chuleo estimulante y él me dijo: colócate boca abajo que quiero besar tu espalda. Me puse en esa posición, el me subió la bata y el comenzó a besar mi cuelo, a pasar su lengua y hacerme estremecer con tantas áreas sensible que estaba tocando. Comenzó a bajar su lengua por mi columna hasta llegar a mis nalgas. Allí bajo mis pantys y se esmeró con sus besos, sus lamidas y sus mordisqueos. Comenzó a besar mi hoyito, a humedecerlo y prepararlo para él. No paso mucho tiempo cuando me quito por completo los pantys. Puso una almohada debajo de mi cintura para que mi culito quede paradito. Se subió y se recostó sobre mi espalda. Sentía su pene erecto y caliente como volcán rozar y forzar mis nalgas. Muchas embestidas sobre mis nalgas siguieron mientras permanecía encima de mí. Me dijo al oído: quiero quitarte la virginidad asi que relájate. Te va a doler un poco pero te lo hare con todo mi cariño y cuidado. Ábrete de piernas me dijo. Yo accedí. El hizo varios intentos fallidos de penetración. Luego tomo su mano y me lo coloco justo frente a mi hoyito. Mojado y lubricado no habría mucha resistencia sobre todo para un pene tan erecto como el de Carlitos. Fue penetrándome lentamente, yo emitía frases de dolor con cada empuje de él. Le pedía que no lo hiciera pero era un ruego vano frente a las ganas de romperme el cultito que el tenia. De apoco fue entrándolo hasta su base. Allí se quedó, y me dijo: es el culo más rico del mundo. Tu primera penetración, deja que se te dilate el ano para darte duro por esas nalgas. Le dije: por favor dame suave es la primera vez y me duele mucho.
Después de lo que el considero el tiempo de dilatación, comenzó suave pero consistente el mete y saca. Me lo sacaba casi entero y luego lo entraba. Esto no me daba placer solo sentía molestias pero en el transcurso de el vaivén había momentos donde se sentía bien. Estos momentos eran cuando lo tenía bien adentro. Después sentí placer en el roce de su pene con mi ano. Y ya no era tan doloroso. Fue aumentando mi excitación hasta que me vine derramándome en la almohada que tenía abajo. Mis jadeos le indicaron que me venía. Y me pregunto: ¿mi niña te viniste?
El siguió dándome por mi culito hasta que con movimientos bruscos como si quisiera perforarme se vino dentro de mí. Se dejó caer sobre mi espalda, jadeante, cansado, satisfecho y con su pene dentro de mí.
Así perdí mi virginidad entregándosela a mi amigo Carlitos.