Sí mi hermana mayor y yo descubrimos eso, después de que su novio terminó con ella, no por otra chica, sino por un chico. Y yo terminé con mi novia, al encontrarla en su casa, acostada, con el que era, hasta esos momentos, mi mejor amigo.Al hablar mi hermana y yo descubrimos que disfrutamos del mismo placer.
Relato
Tanto Elena como yo nos encontrábamos sumamente deprimidos, ella llorando a cada rato como una Magdalena, mientras que yo me la pase todo el día recordando el sin número de veces que le pedí que se acostase conmigo, y la muy puta me respondía que ella quería llegar virgen a nuestra noche de bodas.
Desde el viernes bien temprano, nuestros padres se desentendieron de nuestros problemas y se habían marchado a pasar el fin de semana en nuestra casa de la playa. Yo ni ganas de salir tenía, pero ya en la noche, si me provocó tomarme unas cervezas, mientras que mi hermana, se la había pasado deambulando todo el día por la casa, llora que llora, ni tan siquiera se había vestido, cargaba únicamente su corta camisola de dormir.
En cierto momento ignorando lo que a ella le había pasado, me le acerqué, y le invité a que se tomase una cerveza, la que sin mucho esfuerzo de mi parte aceptó, Elena se la tomó bien rápido y mantuvo tranquila, hasta que se me ocurrió preguntarle que le pasaba, por qué no se había vestido, y por qué lloraba tanto. Fue cuando se destapó el chorro, y abrazándome comenzó a llorar nuevamente, mientras que me contaba lo que le había sucedido. Yo en medio de todo traté de calmarla y hasta le dije que en lugar de llorar debía estar feliz, que se imaginase que se hubiera casado con ese tipo, y un día al llegar a la casa, encontrase que alguien lo tenía bien clavado por el culo.
No sé si fue lo que lo dije o la manera en que lo hice, pero Elena comenzó a reírse, al tiempo que con su camisón se limpiaba las lagrimas. Momento en que accidentalmente vi sus hermosas y firmes tetas bien paradas, coronadas por esos llamativos y oscuros pezones, que en todo momento atraían mi vista, procuré que Elena no se diera cuenta, de que sus tetas se encontraban prácticamente al aire. De inmediato abrí otro par de botellas de cerveza, y sin tan siquiera preguntarle se la entregué, tanto ella como yo nos las bebimos en un dos por tres, y de la misma manera las siguientes, mientras apenas decíamos alguna barbaridad, de su ex novio, nos poníamos a reír. Yo en medio de todo no podía despegar mis ojos de sus tetas. Fue cuando ella me preguntó que me pasaba a mí, y al decírselo, me aplicó la misma medicina, es decir, me dijo. Qué bueno que terminaste con ella, imagínate si Lupe conociera a los de la Asociación de Transportistas, y llegas a la casa y encuentras esa larga fila de choferes haciendo turno para acostarse con ella.
Realmente no le vi la gracia al chiste, pero por no hacerla sentir mal, me reí. Al tiempo que volvía abrir otro par de cervezas, y le entregaba una a mi hermana. Quizás fueron las cervezas que ya Elena se había tomado, pero apenas terminó de beber la que le había dado, estando a mi lado, se acomodó en el sofá, pero su corto camisón de dormir se le terminó de abrir por completo, a lo que ella pareció no prestarle la menor atención, permitiendo que mis ojos se clavasen ya no tan solo en sus firmes y paradas tetas sino que también en su peludo coño.
Para mí se me hizo bien difícil el disimular que no la veía, hasta que la misma Elena me preguntó directamente ¿Es que no te gusta lo que ves? Se me hizo un taco en la garganta, de lo excitado que me encontraba, y finalmente le respondí, eso es lo malo que me gusta mucho lo que estoy viendo. Elena se echó a reír, y me comentó, pero tú tienes la ventaja de que me estás viendo, mientras que yo me tengo que conformarme con imaginarme lo que debe haber bajo tu pantalón. Eso fue como si me hubiera dado una orden directa, y de inmediato sin perder tiempo alguno que me quité no tan solo los pantalones, sino que también los interiores, la camisa, hasta los zapatos y las medias, ante la atenta mirada de mi hermana mayor. Elena se terminó de quitar el camisón de dormir y tras tirarlo a un lado, sin necesidad de decirnos nada, nos abrazamos, y comenzamos a besarnos, como si fuéramos marido y mujer. En mi mente me decía a mí mismo, mira desgraciado que es tu hermana mayor, pero al mismo tiempo yo mismo me respondía, pero es que está de rechupete, como voy a dejar pasar algo así. Elena por su parte, me repetía una y otra vez de manera bien sensual, hermanito, que pensarían los viejos si nos ven ahora, de seguro dirían que tú y yo somos un par de sinvergüenzas, así que te parece si vamos a mi cuarto, hacer sinvergüencerías.
Sin dejar de besárnoslos tendimos sobre el sofá, y sentí como Elena agarrando mi erecta verga, comenzó a restregarla contra su coño, y en cosa de segundos, sentí como la penetraba sabrosamente, como mi verga se iba metiendo dentro de su mojado y caliente coño. Yo me encontraba súper excitado, y a medida que continuábamos besándonos, yo seguía metiendo y sacando mi verga de su coño, al tiempo que Elena no dejaba de mover sus caderas, y gemir placenteramente en todo momento.
Yo no podía creer que me estuviera tirando a mi propia hermana, sin dejar de mamar sus sabrosas tetas golosamente. Sentía el húmedo y caliente coño de Elena, apretando mi verga una y otra vez, hasta que la misma Elena me propuso o mejor dicho me ordenó, que cambiásemos de posición. A lo que yo gustosamente obedecí, por lo que mi hermana se dio la vuelta, colocándose boca abajo, y tras levantar sus preciosas nalgas, yo acerqué mi verga a sus nalgas, pero una de sus manos, me agarró la verga, y la dirigió nuevamente dentro de su coño.
Realmente no pasó mucho rato, cuando ya no pudiendo aguantarnos más ni ella ni yo, disfrutamos de un erótico y morboso éxtasis. Para quedarnos los dos tirados sobre el sofá, por un largo rato, hasta que Elena se levantó diciéndome que deseaba asearse. Mientras que yo me quedé recostado, pensando en lo que había pasado entre mi hermana y yo. A lo lejos escuché el chorro de la ducha, y después de unos minutos, nuevamente Elena se encontraba frente a mí, pero con una pequeña toalla húmeda entre sus dedos, con la que dedicó a limpiar mi verga.
Sin que yo hiciera nada en lo absoluto, no sé si fue la manera suave y juguetona en que Elena me agarró la verga, que a los pocos segundos vi como se me volvía a parar, y que de momento ella sin más ni más se la ha metido dentro de su boca, para comenzar a chupármela de manera divina. Jamás pensé que mi hermana mayor me la llegase a mamar, y menos de la manera tan deliciosa como lo estaba haciendo. Yo me quedé recostado sobre la cama con mis ojos cerrados disfrutando del placer que ella me proporcionaba, cuando comencé a sentir que ella sin dejar de mamar mi verga se movía sobre mi cuerpo, por lo que abrí los ojos y frente a mi cara encuentro su peludo coño, prácticamente sobre mi boca.
De momento sobre mis labios tenía su coño, y al principio de manera algo tímida, comencé a pasar mi lengua por el centro de su raja, Elena separó más sus piernas sin dejar de mamar mi verga, y mi lengua fue penetrándola, hasta que prácticamente todo mi rostro lo tenía entre sus piernas. Con mis brazos la sujeté por sus caderas y a medida que ella me continuaba entre mamando y mordisqueando sabrosamente, yo me di a la terea de chupar su clítoris, como un desesperado. No hubo espacio de su coño y de su culo que mi lengua no explorase, a medida que más se la mamaba ella con mayor fuerza me la chupaba. Hasta que de momento sentí en todo mi rostro un cálido chorro de algo que salía de su coño, Elena estaba como poseída, y con mayor fuerza chupaba mi verga, hasta que de momento yo nuevamente me vine completamente dentro de su boca, pero la manera en que ella a pesar de haber acabado completamente, mi hermana continuaba chupa que chupa, produciéndome una gran cosquilla, por lo que de manera incontrolable comencé a reír. Elena se trago todo mi semen, mientras que yo quedé todo mojado por sus fluidos vaginales. Tras lo cual, tal y como nos encontrábamos, nos acostamos juntos, en su cama.
A la mañana siguiente, me sentí algo avergonzado, Elena se había levantado primero que yo, y al despertarme la escuché decirme que el desayuno estaba listo. Así que aun medio atolondrado, alcancé a ponerme una toalla alrededor de mi cintura, y dirigirme al comedor, para encontrarme con Elena completamente desnuda, sirviéndome el desayuno. Al verme se me acercó y de inmediato me plantó tremendo beso en la boca, y eso nada más bastó para que todas las tonterías que me encontraba preguntándome a mí mismo, de cómo me había atrevido hacer todas esas cosas con mi hermana, desaparecieran de mi mente. Y de inmediato olvidándome del desayuno, continuamos besándonos, y lentamente nos tiramos al piso de la cocina, donde nuevamente ambos disfrutamos de otro arrebatador encuentro.
Elena y yo continuamos teniendo sexo cada vez que se nos presenta la ocasión, aun con nuestros padres en casa, o ella o yo nos escurrimos en la habitación del otro, para ya en la madrugada regresar a mi cama. Ahora lo que más he disfrutado, ha sido darle por el culo a Elena, y que conste que no fue por idea mía, mi hermana fue la que me lo propuso, un día en que se le presentó la regla.
Relato erótico enviado por Anonymous el 14 de December de 2007 a las 13:35:08 - Relato porno leído 786351 veces
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Por eso dedica 30 segundos a valorar Mi hermana mayor y yo disfrutamos del mismo placer….
narrador
te lo agradecerá.
Comentarios enviados para este relato
katebrown
(18 de October de 2022 a las 19:48) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF
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