Mi hermana se emborrachó y yo la…

Por lo que cuando mi hermana mayor, regreso a casa durante sus vacaciones universitarias. Desistí de la idea de acostarme con la criada, ya que con mi Lucy mi hermana en casa, eso hubiera sido imposible. Ya que su sola presencia, me lo impedía, para mí era tal y como si mis padres estuviesen en casa. Por lo que decidí olvidarme de eso, y esperar a que se me presentase otra oportunidad, con la  criada. La cual constantemente se me insinuaba de mil, y una maneras distintas. Mostrándome sus paradas nalgas, cuando no era que se quedaba con sus piernas bien abiertas, permitiendo que yo le viera hasta la raja de su peludo coño, tras las casi transparentes pantis que usaba.

Pero la sola presencia de mi hermana, echaba por tierra cualquier plan que yo pudiera preparar. Hasta que llegó el fin de semana, mis viejos se marcharon para la casa de la playa, y mi hermana había salido a bailar con unas amigas. Y lamentablemente la criada, cuando la fui a buscar a su habitación, también había salido, ya que los fines de semana, lo pasa en la casa de sus padres.

Yo me encontraba súper frustrado, tan mal me sentía que en lugar de ponerme a ver el canal porno, me puse a ver una película de violenta acción. Ya estaba terminando la película, cuando sentí que mi hermana regresaba, pensé que era algo temprano, y salí a ver qué sucedía.

En efecto mi hermana estaba de regreso, pero acompañada de dos de sus mejores amigas. Entre las dos la cargaban sujetándola cada una por los brazos, apenas terminé de abrir la puerta, ellas entraron de inmediato, y de igual manera dejaron a Lucy, recostada sobre el sofá de la sala, al tiempo que una de ellas me decía. Lucy  se sintió indispuesta, y por eso decidimos traerla a su casa. Y al mismo tiempo se despidieron, pidiendo que le dijera a mi hermana que las llamase al siguiente día.

Pero justo antes de cerrar la puerta una de ellas sacó de su pequeña cartera, unas pantis, entregándomelas en la mano, me dijo. Ha se me olvidaba esto es de tu hermana, se lo entregas por favor. Las amigas  de mi hermana se marcharon, mientras yo terminaba de cerrar la puerta de la calle. Sosteniendo entre mis dedos la panti de mi hermana, y casi de inmediato deduje que Lucy, no debía cargar nada puesto bajo la falda. Quizás más que todo por curiosidad, me acerqué a mi hermana que se encontraba tirada en el sillón, con sus piernas ligeramente abiertas, y de la manera más discreta que pude, lentamente fui subiendo su corta falda, hasta colocarla sobre su vientre. Para quedarme extasiado viendo su depilado coño.

De inmediato me dije a mi mismo, no loco, mira que es tu hermana mayor, y además está durmiendo una tremenda borrachera, no puedes hacerle eso. Así que de la misma manera, que le subí la falda, se la bajé. Aunque arrepintiéndome mil veces, de hacerlo. Yo comencé a dirigirme a mi habitación, con la panti de mi hermana entre mis dedos, pensando en hacerme una paja, cuando la escuché decirme. Hermanito querido, que haces en este lugar. Yo me di vuelta, guardando de inmediato su panti en el bolsillo de mi pantalón, y le dije Lucy estas en casa, tus amigas te acaban de traer.        

Lucy se paró dando tras pies, me volvió  a ver, y como si yo no existiera comenzó a quitarse la ropa, diciéndome. Hace un calor del carajo, como que me voy a dar a una ducha, antes de acostarme. En cosa de pocos segundos, Lucy se quedó únicamente con su sostén puesto, y comenzó dando tumbos a encaminarse al patio trasero de casa, pero justo antes de llegar al ventanal que da al patio, se detuvo y se me quedó viendo de pies a cabeza, preguntándome. ¿Quieres ducharte con migo?

Yo la verdad es que me quedé en gran parte sorprendido, y me sorprendí más, cuando ella se acercó a mí, mientras que como podía, se terminaba de quitar el sostén, diciéndome. Vamos quítate la ropa y dúchate conmigo, porfa… hermanito.

Yo no lo podía creer, era como que si prácticamente mi hermana me la pusiera en bandeja de plata. No podía despegar mis ojos de su depilado coño, y de sus paradas tetas, al mismo tiempo. Y casi actuando como si yo fuera un autómata, comencé a quitarme la ropa, hasta quedar tan desnudo como lo estaba ella, quien en medio de su gran borrachera, no dejaba de verme de pies a cabeza, para luego decirme. La verdad es que has crecido mucho, desde la última vez que te vi completamente desnudo.

Yo estaba tan, y tan súper excitado que pienso que nada más de medio tocarme la verga, yo era capaz de acabar, sin llegar a metérsela. Fue cuando Lucy,  me dijo, mientras abría el ventanal que da al patio trasero de casa. Antes que nada, mejor vamos a refrescarnos un poco, y agarrando la manguera del patio, a pesar de su gran borrachera, la logró abrir, y de inmediato comenzó a mojarme con esa agua tan fría, que en cosa de segundos toda mi erección desapareció.  

Luego ella misma se tiró sobre la grama, y dirigió el fuerte chorro de agua sobre todo su cuerpo, en especial dentro de su coño, diciéndome. Ven hermanito ayúdame. Yo a pesar del frio, que sentía por el baño de agua que ella me había dado, me acerqué a su lado sin dejar de ver como introducía el pistero de la manguera dentro de su depilado coño, y como borbotones de agua salían de él.  

Yo me tiré a su lado, y ella abriendo mucho más sus piernas me dijo, quiero que me mames el coño, antes de que me lo llegues a meter. Escuchar eso y hacerlo de inmediato fue prácticamente lo mismo. En mi vida ni tan siquiera había visto o estado tan cerca de un verdadero coño como el de mi hermana, y en ese instante no me iba a poner yo a pensar si eso era bueno o malo, lo que deseaba era metérselo, y si para ello, ella me pedía que le lamiera el culo en ese momento yo era capaz de lamérselo.

Por lo que de inmediato clavé mi rostro sobre su coño, al tiempo que ella con su voz melosamente borracha me dijo, con calma hermanito, con calma. No queremos que te vayas a hogar. Y colocando sus manos sobre mi cabeza, fue guiándome hasta el punto que ella deseaba que yo le mamara, así que a medida que fui chupando su clítoris, Lucy me fue acariciando mi cabellera, mi nuca, y parte de mi espalda y brazos, a medida que entre profundos gemidos de placer fue diciéndome que hacer, y como hacerlo.

El sabor de su coño en mi boca, me tenía loco, el especial aroma que expelía de su vulva, me embriagaba, haciendo que yo chupase, y lamiera todo su coño hasta donde físicamente me era posible. En cierto momento sentí sus profundos gemidos, que junto con sus uñas se clavaban en mi espalda, y parte de mi cuello, al tiempo que un sabroso chorro de sus jugos vaginales chorreaban por mi cara.

Yo seguí mama que mama, mientras ella desfallecía de placer, y ya riéndose por las profundas cosquillas que yo le producía dentro de su coño con mi lengua, me pidió que la penetrase.     

Lucy se encontraba tirada sobre la tierra, manteniendo sus piernas abiertas, y agarrando mí parado miembro, al que guió directo a su húmedo, y lubricado coño, sin soltarlo ni por un segundo, ya una vez que comencé a metérselo, mi mayor temor era el venirme en cosa de segundos, ya que nuevamente me sentía tan y tan excitado, que era lo menos que podía pasarme. Fue cuando ella ya soltando mi verga, y agarrándome por los huevos me los apretó, hasta el punto en que comenzó a dolerme. Yo me olvidé de lo ansioso que estaba, y apenas me soltó, comenzó a mover sus caderas, restregándolas contra mi cuerpo, sentía como su coño envolvía por completo toda mi verga, y era casi como si me la estuviera agarrando. Y cuando nuevamente estuve a punto de venirme, nuevamente mi hermana me dio un fuerte apretón en lo huevos. Haciéndome que me volviera a olvidar de la ansiedad que sentía.

Así estuvimos haciéndolo por un largo rato hasta que ella, nuevamente volvió a disfrutar de otro salvaje orgasmo. Y finalmente dejó que me viniera dentro de su sabroso coño. Esa noche, por varias ocasiones le volví a mamar su coño, al ya no poder volver a pararse mi verga. Al siguiente día, al ella despertarse, y vestirse, pasó por mi habitación, y entrando sin tener en cuenta que yo estaba completamente desnudo, y ella ya lista vestida para salir. Se sentó a mi lado en mi cama, y me dijo. No sabes como quisiera decirle a mamá que no eres gay, eso seguramente al viejo, y a ella los haría muy felices. Sin esperar a que yo dijera algo, Lucy continuó diciéndome. Lo que te pasa hermanito es que eres muy tímido con las chicas. Así que te voy a presentar a un par de ellas, que son medio zorritas. Y les encantan los chicos que como tú sean fáciles de dominar, y hacen lo cualquier cosa que les pidan.

Bueno en otras ocasiones me he vuelto acostar con mi hermana, y hasta con sus dos amigas, pero como que ya he dejado de ser algo tímido con ellas.