Hace pocos días recibí en mi casa, la visita de mi hermana y su novia. Sí su novia, y les confieso que cuando me enteré, de la relación entre mi hermana Susana y Yanet, la verdad es que, al principio, me sentí sumamente molesto con mi hermana, hasta que, en esos momentos, mi propia madre me hizo ver lo inmaduro y estúpido de mi manera de actuar, diciéndome. Que ella me aceptaba a mí, sin importarle que yo fuera lo que fuera, siempre y cuando yo fuera feliz
Relato
. Suena como un trabalenguas, pero eso me hizo pensar, que si Susana mi hermana menor era feliz con ese particular estilo de vida, quien era yo para estar juzgándola. Bueno a los pocos meses, tras graduarme de la universidad, conseguí un buen trabajo en otra ciudad, por lo que me tuve que mudar. Así que cuando Susana me llamó preguntándome si ella y su novia podían pasar el fin de semana en mi casa, le dije que sí. Realmente el jueves en la tarde, las fui a buscar a la estación del tren. Lo que más me impresionaba de la relación de ellas dos, es que quien las ve, seguramente piensan que son un par de amigas viajando juntas, ya que ambas se ven tan femeninas, y tan recatadas, que difícilmente podrías imaginarte que son pareja. Pero apenas entraron en mi casa, prácticamente se destaparon. Ya que, tras darse una buena ducha, de inmediato se vistieron y salieron a conocer la ciudad, o, mejor dicho, como me dijo Susana, el ambiente, entiéndase bares, pub, o discotecas. Yo como soy algo adicto al trabajo, no le pude recomendar ningún sitio, salvo uno que otro buen restaurante, pero como no era eso lo que ellas dos buscaban precisamente, me quedé callado. Esa noche o mejor dicho en la madrugada, las sentí llegar a las dos, y al poco rato comencé a escuchar los gemidos de placer, que salían de la habitación, que les preparé. Cosa que, para serles sincero, me excitó. Aunque como se trataba de mi propia hermana, me puse a revisar unos informes hasta que me volvió a dar sueño. En la mañana cuando me levanté me llevo una agradable sorpresa, Ya que tanto Susana, como Yanet, andaban por toda mi casa, en pantis y sostén. Yo por no hacerme el pesado, y evitar quedarme viéndolas a las dos prácticamente desnudas, decidí salir temprano y desayunar en un café cercano a mi trabajo. Aunque el resto del día, no hice otra cosa, que pensar en lo bien que se veían las dos. Cuando regresé a casa, el viernes en la tarde, las dos sumamente arregladas salieron nuevamente. Así que, tras darme una relajante ducha bien fría, cené, y luego me puse a ver una película. Pero a eso de las doce de la noche, llegaron ellas dos, algo bebidas, y riéndose como si planificaran alguna travesura. Yo no les hice mucho caso, y seguí viendo la película, cuando al poco rato, tanto Susana como Yanet, aparecieron en la sala, únicamente con sus pantis y sostén puestos. Y sin más ni más tomaron asiento al lado mío. Lo que me hizo sentirme un poco cortado, ya que yo nada más tenía mi bóxer puesto, y una camiseta. No bien terminaron de tomar asiento, cuando Susana le dio por agarrar el control que se encontraba al lado de Yanet, pegándome sus grandes y llamativas tetas en mi cara. No bien mi hermana agarró el control, fue Yanet la que hizo algo similar, pero con la escusa de agarrar una revista que se encontraba al lado de mi hermana. Y nuevamente sentí otro par de divinas tetas pegadas a mi cuerpo. Yo me comencé a sentir nervioso, cuando Susana, de la manera más indiscreta, me preguntó que desde cuando no tenía sexo. La verdad es que desde que me mudé, ni tan siquiera había pensado en eso, hasta ese momento. Fue Yanet la que me sorprendió, agarrándome el miembro por encima de la tela del bóxer, diciéndome. A ver José no te gustaría que te hiciéramos pasar un buen rato. Yo estaba sorprendido, y a la vez sumamente excitado, al sentir la mano de la novia de mi hermana agarrándome la verga. Sin saber que decir, dirigí la mirada a mi hermana, en el preciso instante en que se inclinó sobre mí, y en un dos por tres, se ha dedicado a mamar mi verga, la que Yanet, ya había sacado. Eso como que fue la gota que colmó el vaso, me olvidé de que Susana era mi hermana, o de que Yanet era su novia. Lo que deseaba era clavar mi verga en cualquiera de ellas dos. Susana sonriendo picara y seductoramente hizo que me recostase sobre el sofá, y tras quitarme la poca ropa que cargaba puesta, colocó su coño sobre mi verga, la que se deslizó divinamente dentro de su vulva. Yanet por su parte colocó su depilado coño sobre mi cara, y yo instintivamente me dediqué a mamárselo, mientras que ella y mi hermana se besaban y acariciaban salvajemente. Yo en más de una ocasión estuve a punto de venirme, pero cuando me encontraba de lo más inspirado, una de ella me ha dado un jalón en los testículos que impido, que me fuera a venir como un pendejo. Esa noche mi hermana y su novia, me hicieron disfrutar de una larga y salvaje sesión de sexo. Yo que en mi vida le había dado por el culo a ninguna de mis novias, esa noche y en gran parte de la madrugada, tanto a mi hermana como a Yanet me las he clavado, tanto por el culo, como por su coño y boca. Ya que después de que finalmente pude venirme, y pensando que ya había terminado todo, fue Susana la que me lavó la verga, y tras secarla se dedicó nuevamente a mamármela, hasta que me la volvió a tonificar. Para luego clavarme a Yanet, mientras ella le daba una tremenda mamada de coño a mi hermana. El sábado tras despertarme, las dos me saludaron y besaron en las mejillas, como si no hubiera sucedido nada extraordinario la noche anterior. Eso si en la noche cuando volvieron a regresar algo bebidas, yo no hice nada por impedir que me volvieran a caer encima. Por lo que cada vez que ellas me dicen que me vienen a visitar, yo procuro alimentarme bastante bien, y hasta tomo una que otra vitamina y reconstituyente, para poder estar en capacidad de poderlas complacer….