Categorias

Relatos Eróticos

Ultimas fotos

Photo
Enviada por narrador

Photo
Enviada por ELCASUAL

Photo
Enviada por rodolfosalinas


 

MI HERMANO DIEGO

Relato enviado por : silviacruz el 06/05/2011. Lecturas: 8000

etiquetas relato MI HERMANO DIEGO   Amor filial .
Descargar en pdf Descarga el relato en pdf
Resumen
Como desvirgué a mi hermano


Relato

Me llamo Luisa y quiero contarles algo que me sucedió cuando tenía 15
años recién cumplidos y mi hermano Diego estaba por cumplir 16. En ese
entonces viviámos en un edificio del barrio de Flores, y en el mismo
vivía Mari, quien tenía l5 años y era mi mejor amiga. Los viernes solía
ir a dormir con ella, porque sus padres salían a bailar o a diferentes
reuniones, y no querían dejarla al sólo cuidado de su abuela, por lo que
insistían a que Mari me invitara.
Recuerdo que un viernes de enero mi amiga se encontraba impaciente
para que fuera a su departamento, me decía que tenía una sorpresa y quería
verla junto a mi. Cuando llegué sus padres ya habían salido y la
abuela al verme nos saludó y se encerró en su cuarto. Yo tenía cierta
curiosidad para saber de que se trataba la sorpresa, pero sabía que Mari
muchas veces exageraba un poco las cosas, esperé que me explicara de qué
se trataba.
Nena vení, vamos a mi dormitorio a ver una película que encontré en el
placard de la pieza de mis padres. La tenían bien escondida, pero la
encontré de pura casualidad.
Yo, para Mari, no era Luisa, sinó nena, o nenita, o su muñeca, nunca me
llamaba por mi nombre. Y en verdad era para ella, como una muñeca, me
peinaba, me pintaba y me vestía con ropa que había usado cuando tenía
mi edad. Le gustaba abrazarme y hacerme dormir cantándome canciones
infantiles, y en verdad, me gustaba tremendamente todo lo que hacía.
La seguí hasta su cuarto y me tiré en la cama esperando que empezara
la función. Me extrañó que cerrara la puerta con llave, pero no hice
comentarios. Se acostó a mi lado y accionó el control remoto y empezó la
película.
Bueno, ya se habrán imaginado de qué se trataba. Dos rubias
espectaculares jugaban totalmente desnudas en una enorme cama, se daban besos y
mimos por todos los rincones de sus cuerpos. Mari apagó la luz del
velador y se quedó mirando la peli mientras me abrazaba. No pasó mucho
tiempo, cuando me dijo, casi en un susurro:
¿Te gusta muñequita?
No sé, nunca ví nada igual.
Yo tampoco, mis padres las deben ver en algún momento que estan solos,
y yo quería verla solo con vos, que eres mi nena.
Noté que me hablaba con cierto nerviosismo y que su piel se humedecía
y que me abrazaba mas fuerte, atrayéndome hacia ella.
Entonces comenzó a besarme suavemente y con una mano me desprendía los
botones de mi pijama de dormir. Cuando lo consiguió, me dijo: Deja que
te lo saque, para poder mimarte, igual que ellas.
Dejé que hiciera, y me encontré en sus brazos con mi pecho totalmente
descubierto, mostrando mis tetitas, poco más grandes que pequeños
limones. Entonces empezó a acariciarme desde mi cabello hasta mi pancita.
Sus manos me acariciaban suavemente y sus besos empezaron a bajar de mi
cara a mi ombligo, y se detenían en los pezones de mis tetitas. Pensé
en resistirme, en pedirle que no lo hiciera, pero en verdad, la
sensación que sentía era extraña y bella, si bien siempre Mari me trataba como
su nena, nunca me había besado como lo estaba haciendo.
Se llenaba su boca con una de mis tetitas y mordía suave muy suave, el
pezón. Su mano izquierda comenzó a introducirse dentro del pantalón
del pijama y acariciaba mi pubis por encima de la bombachita. Entonces
comencé a sentir una sensación que hacía estremecer mi cuerpo, sentí que
mis pezones se pusieron duros para mayor satisfacción de Mari, que los
besaba y acariciaba con su boca y su lengua. Tenía ganas de pedirle que
me abrazara mas fuerte, que siguiera besándome, pero de mi boca no
salió ningún sonido
Sólo empecé a acariciarle sus cabellos y su espalda, esperando que
nunca terminaran sus caricias.
Sí, muñeca, abrazáme, pero deja que te saque el pantalón, que
quiero verte en bombachita.
Sí mamita, el pantalón, y dame todas tus caricias.
Todavía no sé de donde salieron esas palabras, nunca la había
llamado mamita, ni le había pedido sus caricias. Pero lo estaba haciendo,
casi como una súplica.
Y así, solo con mi bombacha de nena, dejé que Mari me
acariciara a su antojo. Una de sus manos comenzó a acariciarme mis piernas muy
cerca de mi vagina y las apreté como para evitar que hiciera lo que yo
esperaba. Pero Mari ni siquiera lo intentó. Se sentó en la cama y se
quitó el camisón, dejando al descubierto sus tetas que eran como dos
manzanas adornadas por pezones rosados
¿Nena, te gustan las tetas de tu mamá? ¿No son hermosas?
Son hermosas y grandes, mami.
Amamantate hijita. Vení, tomá tu lechita.
Y sin dudar comencé a chupar una de sus tetas, el pezón dentro
de mi boca se ponía mas duro cada vez, mientras seguía abrazada al
cuerpo desnudo de Mari.
Entonces retiró su pecho de mi boca, y me dio el primer beso en la
boca, ardiente, mojado. Con su lengua obligó a que mis labios se
abrieran y la introdujo buscando la mía. Y no fui menos, la apreté contra mi
cuerpo, abrazándola con fuerza, mientras le devolvía su caricia con mi
lengua, que introduje en su boca.
Todo fue una explosión, sin dejar de besarme, me bajó la
bombacha, y su mano comenzó a acariciar mi conchita, sin que yo ofreciera
resistencia, por el contrario, la ayudé abriendo mis piernas.
¿Viste porque sos mi muñeca? No tenés un pelito y tu piel es muy
suave. Parece terciopelo.
Un estremecimiento recorrió mi cuerpo y Mari lo notó.
Te gustan mis caricias, nena, decíme que te gustan.
Sí, me gustan, seguí mami, no me dejes, acariciame toda que soy
tu muñequita. Dame tu leche que estoy hambrienta.
Puso una teta en mi boca, como si en verdad fuera una madre
amamantando a su hija y su mano siguió acariciando mi conchita. Uno de sus
dedos se introdujo entre los labios vaginales y sentí que me humedecía
por dentro. Buscó mi clítoris y lo masajeó suavemente. No pasó un
minuto cuando el mayor de los placeres hizo que mi cuerpo se estremeciera
y dejando de chupar su pezón, exclamé:
Ahhh, ahhh. Mami me volvés loca, nunca sentí tanto placer. Son
las caricias más hermosas que recibí.
Entonces Mari comenzó a besar mis tetitas, mi ombligo, y bajó
hasta mi pubis, metió su cabeza entre mis piernas y su lengua comenzó a
explorar mi conchita, que se encontraba toda húmeda, pero nada la
detenía. Sentí que la introducía y la sacaba, apretando su cabeza contra
mi pubis, mientras me abrazaba por debajo de mi cintura, como si
tuviera miedo de que me escapara.
Se encontraba con su cuerpo paralelo al mio, teniendo su
abdomén a la altura de mi boca, comencé a besarlo y sin pensar mucho le bajé
la pequeña bombacha, para devolver una a una todas sus caricias. Una de
mis manos se introdujo entre sus piernas y entre a un jardín de suave
vello, encontré lo que buscaba. Tenía su concha una humedad pegajosa, y
frente a mis caricias más se humedecía. Un jugo se deslizaba entre mis
dedos, mientras torpemente, jugueteaba acariciando toda su redondez,
desde su pancita hasta su ano.
Mari, se estremecía y me estremecía. Su lengua estaba jugando en mi
interior, bebiendo todos mi jugos, sin soltarme, abrazada a mi con todas
sus fuerzas. Levantó una de sus piernas y la pasó sobre mí, ofreciéndome
su vagina a la altura de mi boca. Y si ella me lo hacía a mi, porque
no, yo a ella. Y así hice el primer 69 de mi vida.
Empecé besando sus labios vaginales, su entrepierna, mordiendo
suavemente sus gluteos, hasta que decidida, mi lengua buscó entrar en su
vagina, separando el vello que quería impedírmelo. Jugué en su interior,
mientras mi boca saboreaba ese fluido que manaba interminablemente. Quería
penetrarla mas, en busca de lo mas profundo, apretando mi boca contra
su concha, y con mis manos jugaba con sus tetas, que así, en esa
posición, caían sobre mi, como frutas maduras . Mari se estremecía y hacía
que me estremeciera, hasta que empezó a exclamar:
Sí. Sí. Nena, seguí que es lo mas hermoso de los placeres, nunca
sentí tanto. Seguí, mi muñeca, que yo te haré sentir lo mismo.
Claro mamita, te siento en todo mi cuerpo, y empiezo a
estremecerme, tomá mi lengua, como yo toma la tuya.
Ya, Ya, me desmayo, estoy en el paraíso. Ahhh, ahhhh.
Por mi parte, sentí una corriente eléctrica que recorría todo
mi cuerpo, y una explosión se produjo dentro mio. El cuerpo de Mari,
cayó sobre el mio, y así permanecimos en silencio, con nuestras bocas
pegadas a nuestras vaginas, transpiradas, cansadas, pero contentas de
haber descubierto un nuevo mundo, el del placer.
Por fin Mari, se dio vuelta y se puso a mi lado, me abrazó y
besó suavemente.
Dijo: Muñequita espero que hayas sentido lo mismo que yo,
porqué tus caricias me hicieron conocer el cielo.
Sí mamita, yo tambien lo conocí, no una vez, sinó varias veces
y todo por tus caricias.
Mientras el televisor mostraba una pantalla brillante pero
vacía, la película había terminado, y ni siquiera nos dimos cuenta.
Mari se levantó, apagó la tele, no encontraba el control
remoto, y prendió la luz. Se miró en el espejo, se arregló el cabello
desordenado, se dió vuelta hacia mí, y se mostró en todo su esplendor era
bellísima, así totalmente desnuda, con las tetas duras, erguidas, su
cinturita de mujer de 15 años, las largas piernas, y el hermoso cabello
negro que caía sobre sus hombros.
Sentí envidia por tanta hermosura y se lo dije, a lo que me
contestó:
Mi amor, vos también sos muy hermosa, solo que te falta un poco
de tiempo, para igualarme o superarme. No debes sentir envidia, porque
de ahora en adelante, tu mamita te dará todo, y podrás darte cuenta de
lo bella que eres. Vení, mirate en el espejo.
Así lo hice, me coloqué a su lado y me observé con atención. No
era mucho más baja que Mari, solo un poco más delgada, pero la gran
diferencia eran las tetas. Mari se dio cuenta lo que yo pensaba y me abrazó
con fuerza, me besó en la boca y dijo:
Ya crecerán, a mí ya me pasó, pero volvamos a la cama, que
quiero dormir para soñar contigo y con lo que hicimos.
El próximo viernes tardó en llegar, pero Mari me visitó con
cualquier excusa, y cuando estábamos a solas en mi habitación, nos dábamos
besos y caricias, prometiéndonos el mayor de los placeres
Vestida como siempre, con pijama de pantalón y casaca
abotonada, llegué a su departamento y la encontré conversando con sus padres,
quienes ya se encontraban vestidos como para una fiesta.
Mari, y a vos tambien Luisita, nosotros tenemos que ir a una
reunión muy importante, y llegaremos muy tarde, así que no se preocupen
por nosotros. La abuela las cuidará. Hasta mañana niñas. Vean alguna
película y duerman bien.
Apenas se alejaron, la abuela revisó que la puerta estuviera
bien cerrada, y se marchó a su habitación.
Mari me dijo que tenía una película mejor que la anterior y
que no debíamos perder tiempo. Así que nos fuimos a su cuarto, cerrando
la puerta con llave.
Se había puesto un camisón blanco, transparente y muy corto,
que en cada movimiento dejaba ver una bombachita que apenas le cubría el
culito.
La peli trataba de dos hermanos, muy jovencitos, donde el
chico seducía a su hermana. Y que entre besos y caricias, se fueron
desnudando, mostrando él un pene enorme. Ella se lo besó, y se lo introdujo en
la boca, mientras él gritaba de placer, con palabras de todo tipo,
como: Así hermanita, sé mi puta, haceme terminar en tu boca. Chupala y
acariciá mis huevos. Sos mi hermana putita y te lleno la boca con mi
leche.
Y en verdad un chorro de semen se volcó en la boca de la
hermana, la que lo devoró como si fuera el mejor de los elixires.
Mirá si te lo hace tu hermano.
¿Quién, Diego? Nó, jamás. Diego no me haría nada. Es el mejor
de los hermanos. Se nota todo lo que me quiere. Le pido de todo desde
que me ayude en cosas de la escuela y en cualquier cosa que me pase, y
además siempre está leyendo cosas del colegio y vive mas encerrado en su
cuarto, que hasta mamá le pide que salga con sus amigos, cosa que
hace, pero de vez en cuando.
Pero supongamos que los hiciera, ¿te gustaría?
Nunca, no podría, pienso que es mi hermano y no lo imagino de
otra forma.
Está bien, con Diego no, pero con algún chico sí.
Bueno eso es diferente, soy mujer y los chicos me gustan.
En cambio a mí me gustan todos, pero ninguno gusta de mí.
Sí Mari, hay un chico al que le gustas muchísimo.
¿Quién?
Diego, mi hermano. Me lo dijo hace poco. Un dia que fuiste a
visitarme.
A mí tambien me gusta, pero no se anima a buscarme. Espero que
se decida. Sería lindo ser su novia y tenerte a ti a mi lado.
Apenas si pudimos ver el resto de la película, comenzamos con
las caricias y besos y lenguas penetrando nuestros cuerpos, hasta muy
tarde. Ya habíamos pasado el debut y parecía que conocíamos cada
rincón de nuestros cuerpos. Y cansadas, extenuadas, nos quedamos dormidas.
El sábado lo pasé en casa ayudando a mamá en los quehaceres de
la casa, mientras Diego leía un libro de estudio. Al rato se fue a su
cuarto y sólo salió para ir al baño. Vestía solo un calzoncillo tipo
boxer, y llevaba un libro, como que lo seguiría leyendo, mientras hacía lo
que tenía que hacer. Noté escondida en el libro una revista y me
pregunté de qué se trataba. Ya de noche, mamá cansada se fue a dormir y yo me
quedé en el comedor frente al televisor, volvió a pasar Diego con un
libro bajo el brazo y se metió en el baño. No pude contener mi
curiosidad, y en puntas de pié me acerqué a la puerta del baño y me puse a
espiar por el ojo de la cerradura. Bueno lo que ví casi me hace sentar por
la sorpresa, Dieguito, mi hermano se masturbaba contemplando una
revista y lanzando pequeños suspiros. Se sacudía un pene bastante grande,
sólo un poco más pequeño que el del muchacho de la peli. No me podía
desprender del ojo de la cerradura, hasta que Diego cerró los ojos y de
esa pija enorme, brotó un chorro de semen, la leche de Diego.
Tuve miedo que me pescara espiando, así que fui a sentarme
nuevamente en el sillón e hice que miraba la tele.
Diego salió del baño, me saludó y se fue a dormir, yo de
inmediato fui al baño para ver si encontraba algo, pero todo se encontraba
limpio. Luego apagué la tele y me fui a mi cuarto.
Ya en la cama, mientras me acariciaba el clítoris, no dejaba de
pensar en mi hermano y en el hermoso instrumento que tenía. Me lo
imaginé que se lo chupaba, y que me llenaba la boca de leche y que luego se
me tiraba encima y me penetraba hasta el fondo de mi ser, haciéndome
perder la virginidad, que pese a la lengua de Mari no había perdido.
Nó, no puede ser que lo quiera hacer con mi hermano. Estoy loca,
pero seguí acariciando mi conchita y tuve un final feliz, pensando
que la pija de Diego estaba dentro mio.
Desde ese día, lo espié a Diego, en todo momento, y noté que por
lo menos dos veces al día se metía en el baño con un libro y la
revista que tanto lo enloquecía. Y siempre lo mismo, terminaba lanzando un
chorro de esperma, limpiaba y afuera.
Mi mente no dejaba de pensar en Diego y en su pija, estaba
decidida a que fuera mía. Ya no era importante que fuera mi hermano, sólo
quería sentirlo dentro mío, y darle todo el placer que necesitaba.
Pero había un inconveniente, para Diego, yo era la hermanita, la niña que
siempre le pedía ayuda. A la que besaba en la mejilla con cariño.
Pero estaba decidida y buscaría la forma.
Empezó febrero y recibimos la noticia que papá se había
accidentado en Neuquén, y mamá preparó un bolso para ir al lado de su esposo.
Papá era ingeniero y trabajaba para una compañía petrolera allá en el
sur.
Con toda clase de recomendaciones para que nos cuidáramos, que le
hiciera caso a Diego que era mi hermano mayor, que comiéramos bien,
que le había encomendado a la señora que venía de 10 a 15, de lunes a
viernes, que nos hiciera comida para el friser, y no sé cuantas
recomendaciones más.
Me voy a comunicar siempre a las 12, cosa de encontrarlos y saber
que comen bien. Y además no deben preocuparse, lo de papá es un
accidente normal en su trabajo, así que en unos pocos días estaré de vuelta.

Nos abrazó, nos besó y partió. Tiempo después nos enteramos que
papá estuvo en coma más de una semana, que el accidente fue importante.
Con la tranquilidad de que todo seguía bien, seguí espiando a
Diego, y pensando en un plan para conseguirlo.
Y al fin lo encontré. Le pedí a Mari que me prestara la película
de los hermanos y esperé la noche.
Nena, ¿la vas a ver con tu hermano?
Estás loca. Nunca podría hacerlo. Mentí descaradamente.
Después de cenar, me senté en el sillón del comedor, al lado de
Diego que miraba un partido de fútbol. Esperé que terminara y me
levanté diciendo:
Me voy a mi cuarto a ver una película que me prestó Mari.
¿Es interesante? ¿De que se trata? Preguntó mi hermano.
No sé, me dijo que es muy buena y que la mirara con atención
¿Querés que te acompañe? Por ahí resulta que me gusta.
Bueno, vení que si es de miedo, a tu lado no me asusto tanto.
Más y más mentiras, bueno, pequeñas mentiras.
Diego, como siempre, vestía solo el boxer y yo un camisón de
seda, que no usaba desde los 8 años. Me quedaba un poco corto y ajustado,
lo que hacía que mis tetitas se notaran bastante, y que cuando me
agachaba apenas, la bombacha asomaba, dejando al descubierto mi culito,
ese que enloquecía a Mari.
Llegamos a mi cuarto, al que había preparado con anticipación.
La peli en la video, lista para empezar y en la cabecera de mi cama
las dos almohadas que traje de la pieza de mis padres.
Sólo la luz del velador iluminaba el cuarto, pero Diego no me
había mirado y tampoco se dio por enterado de las almohadas, ni de la
poca luz. Se acostó en mi cama, bien al borde, contra la pared y esperó
que me acostara junto a él, como tantas veces lo hicimos, como dos
buenos hermanos, y leía algún libro hasta que yo me durmiera. Me acosté a
su lado, apoyando mi cabeza en su brazo izquierdo, empezó la película.
Durante un largo rato Diego la miró con atención, varias veces noté
que quiso decirme algo, pero cuando el muchacho empezó a sacarle la ropa
a la que hacía de hermana, intentó desprender su brazo de debajo de mi
cabeza y dijo:
Luisita, no podes mirar esto, no es para vos, apagá el televisor,
mientras voy al baño.
Me resistí como si tuviera un capricho, mientras observaba que el
boxer apenas podía contener la pija que pugnaba por escapar de su
prisión.
Al fin me animé y dije; ¿Para que vás al baño? ¿ Para
encerrarte y masturbarte, como haces siempre?
Qué, acaso me espiás.
Sí, te espio, y no quiero que lo hagas. Mirá lo grande que es,
quiere escaparse del calzoncillo.
Y sin pensarlo mi mano hizo que saliera a la luz, escapando por
su bragueta.
¿Qué hacés? Sos mi hermana, no debes hacer lo que estas
haciendo.
Y vos sos mi hermanito, y no quiero que te masturbes sólo.
Dejá que te ayude, porque no pienso soltarte. Ves que cada vez está mas
grande. Que hermosa que es y no es nada chica. Le gusta que te la
acaricie. Sé bueno, dejá que tu hermana te haga unos mimos.
Diego, me miraba asombrado, y no encontraba palabras para que lo
dejara. Su calentura, por la peli y mi mano, era tan grande, que se
entregó a todas mis caricias. Seguí acariciando su pija, pero noté que el
calzoncillo le molestaba, y en un movimiento rápido se lo bajé hasta
las rodillas y mis caricias se extendieron a sus testículos. Ya Diego
no se defendía, tenía los ojos cerrados y los labios humedecidos. Me
levanté el pequeño camisón y apoye en su pecho mis pequeñas tetitas,
pero con los pezones tan duros, que me provocaban un pequeño dolor. Mis
besos fueron por toda su cara, hasta que lo bese en la boca, y con mi
lengua penetré en busca de la suya.
Había triunfado, mi hermanito era todo mío. Respondía a todas mis
caricias. Me abrazó con fuerza, mientras su lengua luchaba con la mía. Me
desprendí de su abrazo, me incliné hasta alcanzar con mi boca la pija de
mi hermanito, y me la introduje en la boca con desesperación. Me
llegaba a la garganta, y todavía quedaba un buen pedazo afuera. Hice lo
mejor que pude, lo masturbé con mi boca, mientras Diego se estremecía y
gemía. Sólo se oía su voz, pidiendo: Por favor Luisita, seguí, no me
dejes ahora, que estoy acabando. Más, más, que ya voy.
Era el momento que esperaba, ni loca lo iba a dejar. Tenía su
pija en mi boca esperando ese momento. y al fin llegó. La enorme cabezota
se estremeció y lanzó una gran cantidad de leche, que por más que
quisiera tragarla, se escurría por entre las comisuras de mi boca. Seguí
chupando y lamiendo, hasta que casi no quedaron rastros de semen. Quería
que siguiera saliendo para seguir probando ese elixir maravilloso.
En ningún momento, ese hermoso instrumento declinó, al contrario,
se mantuvo erguida y dura, esperando mas besos, que yo estaba dispuesta
a darle.
Chiquito ¿Te gustó? ¿Querés que siga?
Sí Luisa, hacé lo que quieras. Mi cabeza no piensa mas que en lo
que me estás haciendo.
Bueno, mi nene, te voy a hacer que seas feliz, que conozcas el
cielo, pero tambien acariciame y dame tus besos, que los necesito.
Demostráme todo lo que me querés.
Ya no me la introduje en la boca, comencé mordiendo con mis labios
sus huevos, cubiertos por una pelambre oscura, subís por el tronco y
le besaba la cabezota, mientras esperaba que mi hermani-to devolviera
mis caricias. Me había colocado de tal manera que hiciéramos un 69.
Levanté una de mis piernas y me monté sobre su cuerpo, ofreciendo mi
conchita de muñeca, para que la llenara de besos y que su lengua la penetrara,
para hacerme sentir un orgasmo inolvidable. Seguí besando y mordiendo
la pija de mis sueños y no sé porqué, empecé a jugar con mis dedos en
su ano. Me introduje un poco más entre sus piernas y le lamí el culo,
y mi dedo penetró un poquito. Santo remedio, Diego despertó y comenzó
a lamer mi conchita con desesperación. Lo calmé, y le pedí que con la
lengua me penetrara y que no abandonara mi clítoris. Tuve que
indicarle donde estaba.
No encuentro palabras para contar lo que pasó. Le besé todo su
miembro, y mi dedo le penetraba el culo, entrando y saliendo. Todo en
forma automática, ´porqué era tanto el placer que la lengua de Diego me
brindaba, que ya había tenido varios pequeños orgasmos. Y allí fui yo
la que pedía desesperadamente: No me dejes mi nene, seguí, seguí, que
estoy acabando, y lo quiero hacer en tu boca
Sí nena, acabá en mi boca, que yo lo hago en la tuya.
Y así entre súplicas y gemidos, acabé en un orgasmo como nunca
había tenido. Interminable, intenso, hermoso. Había tocado el paraíso. Y
Diego con un estremecimiento brutal, llenó mi boca con tanta cantidad
de leche que no pude tragarla toda, se me escapaba por todos lados,
pero igual la tomé toda ella, chupando todos los rincones, hasta la última
gota. El seguía haciendo lo mismo, su lengua me limpiaba mis fluidos,
y los tomaba con placer.
No sé cuanto tiempo permanecimos en esa posición. Hasta que
rendida me acosté a su lado. Me rodeó con su brazo izquierdo y me besó con
ternura. Permaneció en silencio, solo me miraba, como si no me
conociera.
Sabés que me hiciste gozar a lo loco, fue el mayor placer de mi
vida, y espero que hayas sentido lo mismo.
Me apretó contra él, y me dijo: Sí, fue de lo mas hermoso que
pude sentir, pero estoy asombrado de todo lo que sabés, como aprendiste
tanto.
Bueno, fue con Mari, y no hace mucho. Mirábamos una película y
empezamos a jugar, mejor dicho, ella empezó y como no me desagradó, le
hice lo mismo. No pienses mal, solo fue un juego, me gusta la suavidad y
su belleza. Me hace sentir como una muñeca.
Que es lo que dice que soy, su muñeca. Pero tanto a ella como a mi, nos
gustan los chicos, y el que más le gusta sos vos.
Está bien, ella me gusta, pero vos sos mi hermana y lo que
hicimos no se debe hacer. Te imaginas si nuestros padres se enteraran.
Sí, soy tu hermana, pero en estos momentos eres mi nene, mi
nenito, al que quiero comerlo todo, antes que ninguna mujer te toque.
Quiero cojerte la primera, y espero que pienses lo mismo, porqué , si bien
somos hermanos, el placer que nos brindamos es mayor, por el solo
hecho de lo prohibido. Y nuestros padres nunca se enterarán, todo depende
de nosotros. No debes olvidar que pasamos muchas horas solos. Papá
trabaja siempre lejos, y mamá ni tiene tiempo para ella, se va temprano y
si le sobra un minuto, pasa para comer algo, y vuelve siempre después
de las 8 de la noche.
Ah, me olvidaba, espero no te masturbes mas, no quiero tu leche tirada
por el piso, me gusta demasiado como para que la tires.
Sí, profesora, estoy de acuerdo en todo. Prometo portarme como un
buen chico. Y no quiero hablar mas del asunto, solo quiero en este
momento, besarte las tetitas, que están al alcance de mi boca. Y que con
tanta sorpresa ni siquiera las besé.
Todavía tenés ganas. Creí que estabas vencido, pero te advierto
que en este juego, todo está permitido.
Entonces Diego comenzó a besarme las tetitas, mordía con
delicadesa mis pezones, que rapidamente se pusieron duros. Y todo comenzó
nuevamente. Sus manos no se quedaron quietas, por el contrario, recorrían
mi cuerpo desde mis rodillas hasta mi pancita, sin detenerse en ningún
lugar preciso. Tanto entre mis pernas, como mi conchita, mientras
seguía con sus besos. Ví que nuevamente su pija empezaba una erección y se
la acaricié para que terminara de ponerse tan dura como al principio.
Mientras la mano de Diego se detuvo en mi conchita y la penetraba con
sus dedos muy suavemente, como buscando el camino del mayor de los
placeres. Uno de sus dedos humedecido por mis fluidos fue penetrando en mi
culito, hasta que sentí que el placer me llamaba.
Diego, colocate entre mis piernas y jugá con la puntita de tu
pija en la puerta de mi conchita, pero no me penetrés, solo llevala con
tu mano para que me acaricie, como hacías con tu lengua.
Y así fue, se arrodillo y me colocó la cabeza de la pija entre
los labios de mi vagina. Lo ayudé con mis manos a que hiciera el
movimiento que yo quería. Solo su cabezota dentro mio, moviéndose de arriba
hacia abajo y de abajo hacia arriba. Los ojos de Diego me miraban con
hambre, su cara mostraba su deseo de penetrarme. Y yo cada vez me
calentaba más. Me iba a coger a mi hermanito, y no quería que fuera algo
rápido, saborearlo de a pequeños tragos, y que él hiciera lo mismo. Lo dejé
jugar un rato largo, lo que me produjo pequeños orgasmos, y cuando ví
que el pobre no podía más, le dije: Vení, dejala allí adentro y echate
sobre mí. Así lo hizo. Y ahora despacio, muy despacio, penetrame de a
poquito. Sé que semejante pija me va a hacer doler.
No contestó, solo obedeció. Empezó con un pequeño vaivén,
penetrando en mi cuerpo, de a poquito, con delicadeza, hasta que chocó con la
resistencia de mi virginidad. Siguió moviéndose, pero ya no me
penetraba. Entonces apoyé mis manos en su cola y lo obligue a que rompiera
todo a su paso y que llegara hasta lo más hondo de mi cuerpo. Lancé un
gemido de dolor, cosa que lo detuvo por un momento, pero mis manos lo
empujaban para que siguiera.
Entonces, comenzó a penetrarme hasta el fondo, llegaba a lo más hondo y
salía, y lo volvía a hacer una y mil veces mas. El dolor pasó y dio
paso al placer, el me penetraba y yo iba a su encuentro, gritándole:¡Si
nene! Así, más al fondo, frotá tu cuerpo con el mío, quiero que sentir
que tu cuerpo acaricie mi clítoris. Dejáme que te coja, quiero que
dejes tu virginidad dentro mío. Así hermanito, dejá toda tu leche dentro
de mi conchita, que luego te la voy a dar como premio para que te la
bebas toda. Sí mi amorcito, me estas dando el mayor placer, el de
tomarte. Un poco más que me voy y quiero hacerlo junto con vos. Terminemos
juntos. Siento la enorme cabeza de tu pija que me desgarra por dentro.
Abrazame mas fuerte, matame, pero no salgas de adentro mío. Yahh, yahh,
me voy, no puedo aguantar mas.
Yo tambien acabo, vamos juntos. Si, no puedo más. Ya estoy. Si,
acabé, toma toda mi leche nena.
Si grande fue mi orgasmo anterior, este lo superaba ampliamente.
Parecía que me orinaba de tanto que llenaba mi conchita. La cabeza de
la pija se sacudía dentro mío, dejando todo su semen, allá, en el fondo,
en lo más profundo. Creo que me desmayé, porqué me desperté con la
cabeza de Diego entre mis piernas, bebiendo todos los fluidos de mi
cuerpo, incluido su propio semen. Lo hacía con placer, igual que yo lo
hice con él. Cuando terminó de lamer, se tiró a mi lado, y solo dijo: Es
la locura.
Y sí era una locura, pero una locura que recién empezaba.
Me había cojido a mi hermano, le había quitado su virginidad, y le
había dado la mía,

Otros relatos eroticos Amor filial

me folle a mi hijo de 17 años

Categoria: Amor filial
Me folle a mi hijo de 17 años
Relato erótico enviado por Anonymous el 09 de April de 2007 a las 18:39:16 - Relato porno leído 1367721 veces

minetras me hacia la dormida

Categoria: Amor filial
Lo que pasa mientras aparento estar dormida... es un secreto de hermanos, ahora tambien lo sabeis vosotros...
Relato erótico enviado por bichitita7 el 07 de December de 2004 a las 17:07:30 - Relato porno leído 1118906 veces
ESTE ES EL RELATO 100% REAL Y 1000% CALIENTE DE COMO MI PEQUEÑA PRIMA Y YO HEMOS PASADO GRANDES MOMENTOS DE AMOR INCESTUOSO CALIENTE Y PROHIBIDO
Relato erótico enviado por elgoloso el 21 de May de 2008 a las 22:00:00 - Relato porno leído 1037434 veces

traumatico incesto

Categoria: Amor filial
Cogí a mi hijo, aún no podemos superarlo.
Relato erótico enviado por martita el 02 de July de 2004 a las 14:39:38 - Relato porno leído 975751 veces

una historia de incesto

Categoria: Amor filial
una historia de incesto
Relato erótico enviado por Anonymous el 14 de December de 2007 a las 13:35:08 - Relato porno leído 770337 veces
Si te ha gustado MI HERMANO DIEGO vótalo y deja tus comentarios ya que esto anima a los escritores a seguir publicando sus obras.

Por eso dedica 30 segundos a valorar MI HERMANO DIEGO. silviacruz te lo agradecerá.


Comentarios enviados para este relato
carlos007 (8 de May de 2011 a las 18:03) dice: q buen relato mi putita t djo mi msn carlosbobniza@hotmail.com

sevas13 (6 de May de 2011 a las 22:39) dice: Espectacular!!! Muy bueno!!!!

katebrown (18 de October de 2022 a las 19:55) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


Registrate y se el primero en realizar un comentario sobre el relato MI HERMANO DIEGO.
Vota el relato el relato "MI HERMANO DIEGO" o agrégalo a tus favoritos
Votos del Relato

Puntuación Promedio: 4
votos: 1

No puedes votar porque no estás registrado