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Mi hermano fue el primero.

Relato enviado por : Narrador el 26/11/2009. Lecturas: 14871

etiquetas relato Mi hermano fue el primero.   Amor filial .
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Resumen

Si, mi hermano Ernesto fue mi primer hombre, y posteriormente en varias ocasiones más, así sucesivamente hasta que me case con mi actual esposo que por casualidad también se llama Ernesto



Relato
No quiero que piensen que soy una loca promiscua, todo lo contrario. Hoy en día soy una mujer profesional felizmente casada, madre de dos niños, amante esposa, pero que no puedo o no quiero decirle que no a mi propio hermano.


Soy la tercera de tres hermanos, Ernesto es el mayor, Julio es el segundo, aunque debería decir que es la segunda, ya que es homosexual de closet. Y yo Marilyn soy la tercera. Nuestra familia es católica, y bastante conservadora. Normalmente en la temporada de carnaval, mis padres nos llevaban al campo o la playa, pero realmente no participábamos de esas fiestas, ya que mi papá decía que eso era cosa del diablo.


Pero cuando terminé mis estudios de secundaria, como salí siendo el más alto honor de todo el colegio, mis padres en premio, me dieron permiso de que fuera a pasar los carnavales en la casa de mi tía Aurora, que vive en la capital del país. Lugar donde mi hermano Ernesto estudiaba para odontólogo, pero vivía en una pensión para estudiantes, por lo que no lo había visto desde que llegué a la ciudad.


Desde el primer día mi tía Aurora, me trató como a una reina, ella y su esposo Miguel no tenían hijos. Aurora es la menor de las hermanas de mi madre, pero en nada se parece a ella, es más se ve casi tan joven como yo, aunque para esa época creo que ella había cumplido los cuarenta años, sale a trotar por las mañanas, mantiene una dieta balanceada, y se cuida un montón.


El primer día que llegué, mi tía me regaló unos cuantos vestidos de ella. Se encerró conmigo en mi habitación y comencé a medírmelos de inmediato, bastante alegre me los fui poniendo todos. Hasta que mi tía me preguntó, si yo nunca me depilaba bajo los brazos, y le dije que no, ya que mi madre decía que eso lo hacía las malas mujeres, por no decir la palabra puta que estaba prohibida en casa, Aurora de inmediato comentó, lo que pasa es que tu madre, mi hermana vive en el siglo pasado, y continuó diciendo yo me depilo por cosa de higiene personal sencillamente.


Luego me preguntó, sí siempre usaba esas pantaletas de vieja. Realmente era mi madre quien me compraba ese modelo, a mí en lo personal no me agradaba, pero por no hacerla sentir mal, no le llevaba la contraria. Cuando le dije eso a mi tía Aurora, ella se estuvo riendo por un buen rato, luego salió de mi habitación y de inmediato regresó con varios paquetes nuevos de ropa íntima. Los cuales también me los regaló en ese momento.
Cuando me pidió que me las midiera a mi me dio algo de vergüenza desnudarme delante de ella, pero mi tía cariñosamente mientras me ayudaba a soltarme el sostén me convenció de que me las pusiera, lo que decidí hacer en ese momento. Cuando me quité el paracaídas de algodón blanco que tenía puesto, mi tía no pudo ocultar su asombro al ver lo peluda que se encontraba mi vulva, hasta exclamó. ¡Coño!, que coño tan peludo.



La verdad que en la manera en que lo dijo me causó bastante gracia, pero de inmediato me dijo. Perdona, pero la verdad es que tu madre también te tiene a ti en el siglo pasado. Acto seguido, Aurora se comenzó a quitar toda la ropa que tenía puesta hasta que terminó tan desnuda como yo, y pude observar bastante asombrada, que su coño se encontraba sin un solo pelo, como si fuera el de una nena.


Me dijo, hay a quien le gusta tener una selva entre las piernas pero a mi no, además es antihigiénico, una suda y se reproducen bacterias y malos olores, yo realmente no salía de mi asombro. Mi tía me agarró la mano y sin decirme nada pasó mis dedos por sobre la piel de su depilado coño, como ves dijo, no tengo ni un solo vello. Su manera de actuar realmente me sorprendió, y al ver mi rostro ella soltó mi mano. De inmediato Aurora me dijo. Ya que te vas a quedar aquí por unas semanas, ¿no te gustaría que te depilase? así de seguro te podrás poner los lindos tangas que te he comprado. Los tangas era otra de las cosas que en casa estaban prohibidas pero por mi madre.


Tras pensarlo por unos segundos, y además de la insistencia de mi tía Aurora, finalmente accedí. Aurora me pidió que me sentase en la cama que ella regresaría con todo lo necesario para depilarme. Me imaginaba una maquinilla de afeitar para mujer, la crema y hasta pensé en una brocha como la que mi padre usa para afeitarse, y hasta pensé que traería una tijera, pero no fue nada de eso.


Mi tía trajo un envase color dorado, unas toallas pequeñas y más nada. Primero me depiló bajo la axila derecha, roció ese producto que olía a naranjas, y tras unos segundos paso una de las pequeñas toallas dejando completamente sin vello alguno la piel de mi axila. Luego realizó lo mismo con mi axila izquierda, y me entregó la toalla para que yo misma me la pasase, y nuevamente como por arte de magia quedé sin un solo vello.


Luego me pidió que abriese las piernas y comenzó a rociar ese producto sobre los pelos de mi vulva, y luego ella misma comenzó a pasar otra de las toallas sobre mi piel. Nuevamente los vellos desaparecían como por arte de magia, pero además de eso comencé a sentir un sabroso calorcito, no por el producto sino más bien por lo que mi tía me estaba haciendo en esos momentos, jamás ni nunca ninguna otra persona me había tocado en mis partes, pero me sentía tan, no se tan diferente que terminé por acostarme del todo sobre la cama mientras que mi tía continuaba pasando la toalla sobre la piel de mis muslos y de mi coño.


Era algo bien divino, a los pocos segundos sentí sus dedos como los pasaba rozando mi piel, y en ese momento abrí mis ojos y vi el rostro de mi tía muy cerca de mi coño, y le pregunté, ¿tía que haces? Ella me respondió, nada Marilyn, no te asustes, solo me aseguro que no quedó nada. Tanto ella como yo nos vestimos, y me dijo que si deseaba salir a dar un paseo por alguno de los Centros Comerciales que abundan en la ciudad. A pesar de lo agotada que me encontraba por el viaje, acepté gustosa, ella antes de salir me pidió que me dejase maquillar y arreglar mi cabello de manera más exótica, cuando terminó, casi no podía creer que la del espejo fuera yo, parecía que tuviera como unos veintidós, cuando en realidad tenía nada más que dieciocho. Aurora se lo comunicó a su esposo Miguel, él declinó la invitación, luego mi tía me comentó que a él no le gusta salir a esos lugares.


Esa tarde comenzamos por uno de los Centros Comerciales más grandes y lujosos de la ciudad, donde mi tía me compró otras prendas de vestir. Luego fuimos a cenar y por primera vez en mi vida me tomé unas cuantas cervezas. Las que se me subieron rápidamente a la cabeza, de ese restaurante, fuimos a un local que según Aurora era exclusivo para mujeres, pero no esperaba ver el espectáculo que vi, unos cuantos hombres que se fueron quitando la ropa a medida que la mayoría de las mujeres les ponía dinero dentro de sus interiores o pequeños trajes de baño. Mi tía me invitó a que yo también lo hiciera, pero la verdad que de solo pensarlo me moría de vergüenza, además continuamos bebiendo, al punto que me sentí muy mareada y mi tía finalmente me llevó a la casa.


Cuando entré en la habitación sentía un sueño tan sabroso, que ni ganas de quitarme la ropa tenía, pero Aurora sin perder tiempo comenzó a quitarme toda la ropa, en cierto momento sentí sus manos acariciando mis senos, pero me quedé como dormida, hasta que de momento ella comenzó a lamerme el coño, yo me asusté, pero al mismo tiempo sentí algo tan y tan sabroso que en medio de mi borrachera, entre dormida y despierta dejé que Aurora continuase haciendo eso que tan sabrosamente se sentía.


Pero llegó un momento en que era como si una sabrosa corriente eléctrica recorriera todo mi cuerpo que me hacía estremecer de placer, y comencé a mover mis caderas para adelante y para atrás, al tiempo que mi tía continuaba lamiendo dentro de mí. Aurora dejó de pasar su lengua por sobre mi piel y se comenzó a desnudar, para luego volver a colocarse sobre mi cuerpo, sus manos me agarraron el rostro y de manera amorosa comenzó a besarme en la boca, yo realmente me sentía como en un sueño, mi propia tía me estaba besando, y tocando todo mi cuerpo, divinamente como nunca nadie antes lo había hecho.


En mi pueblo tuve un par de novios, pero con el primero terminé por ser demasiado sobrado, es decir, a cada rato quería estar besándome, y tocándome las piernas, pero como no lo dejé quiso terminar conmigo, y la verdad que yo también quería terminar con él, el segundo era todo lo contrario, apenas y si me agarraba las manos, pero cuando le dije que pasaría unas semana en casa de mi tía, me dijo que amor de lejos es amor de pendejos, y terminamos.


Pero volviendo a lo que mi tía me estaba haciendo, les diré que entre beso y beso, sus manos continuaban acariciando mi clítoris y mis senos, lo que me agradaba un montón. Aurora se volvió a cambiar de posición y nuevamente comenzó a pasar su sabrosa lengua por sobre mis labios vaginales, a lo que yo respondí abriendo totalmente mis piernas, en momentos me ponía a pensar que era lo que mi tía estaba haciendo, pero la verdad es que era algo tan sabroso, que no me preocupaba más por ello.


En cierto momento abrí mis ojos y vi su depilado coño frente a frente sobre mi rostro, y se me ocurrió hacerle lo mismo que ella me estaba haciendo, tímidamente comencé a pasar mi lengua por sobre la raja de su vulva, pero a medida que ella me lamía o chupaba la mía yo continuaba haciéndolo con mayor ímpetu, en cierto momento éramos prácticamente como una sola.


Nuevamente sentí esa sabrosa corriente por todo mi cuerpo, y me apretaba al cuerpo de Aurora para sentirla más y más. Cambiamos de posición, pero fue para quedarnos abrazada la una a la otra. A la mañana siguiente cuando me desperté, me encontré completamente desnuda sobre mi cama, mi tía entró a la habitación me dio un beso en la mejilla y tras darme una suave nalgada me dijo. Levántate vaga, que nos vamos las dos para la playa, además no querrás que Miguel te vea así desnuda.


Yo tenía un dolor de cabeza, que de seguro se debía a toda la cerveza, que había tomado la noche anterior. A los pocos minutos yo aun me encontraba desnuda, pero sentada sobre mi cama, cuando entró mi tío Miguel a mi habitación, no me di cuenta de su presencia hasta que vi sus zapatos frente a mí, confusa levanté la mirada y él actuando de la manera más normal me entregó un vaso de agua y un par de pastillas, me dijo. Tomate estos para que te sientas mejor, y luego te vistes para que bajes a desayunar.


Tras tomar el agua con las pastillas y darme una ducha fría, me sentí mucho mejor, me vestí y bajé. Durante el desayuno, yo no sabía a donde mirar, realmente me sentía avergonzada, no tan solo por lo que había pasado entre mi tía Aurora y yo, sino que además su marido el tío Miguel me había visto completamente desnuda, pasando la resaca.


Una vez que Miguel se levantó de la mesa y se fue a trabajar, mi tía Aurora se me acercó y me dijo. Si te sientes mal por lo de anoche, no te preocupes por eso. Fue algo que las dos disfrutamos mucho, o por lo menos eso me pareció a mí, en un futuro si no quieres que se repita sencillamente me lo dices y ya. Yo sonriendo, le respondí que si me había gustado, pero pensaba que eso era malo, y mi tía me dijo. Digna hija de tu madre, Marilyn todas las cosas no son ni enteramente buenas ni malas, va a depender del punto de vista de quien las observa, acuérdate de eso para el futuro.


Pero de inmediato le dije, pero es que también mi tío Miguel me ha visto completamente desnuda, y tú me lo advertiste. Aurora riendo me dijo. A ti se te olvida que Miguel es ginecólogo, y diariamente ve montones de mujeres desnudas, deja de pensar en eso, además la resaca que tenías de seguro era bastante fuerte, por lo que de por si ya es un milagro que te hayas levantado de la cama, ahora deja de pensar tonterías y vete a poner el traje de baño.


Ese día lo pasamos de lo mejor en la playa, alguna que otra insinuación de mi tía con respecto a los muchos hombres que nos miraban descaradamente, al regresar a la casa mi tía recibió una llamada telefónica de mi hermano Ernesto, y luego me comunicó que pasaría a cenar. Durante la cena, me di cuenta lo mucho que mi hermano había cambiado, se veía más maduro, pero además tenía una manera de mirarme tan particular que hasta me puse nerviosa en cierto momento, luego de cenar compartió un rato con nosotras y Miguel, habló de sus estudios de odontología un rato y finalmente se despidió, no sin antes darme un fuerte abrazo y un beso entre la mejilla y mi boca.


Durante el resto de la semana, mi tía y yo compartimos la mayor parte del tiempo. Pero el viernes al medio día su esposo Miguel nos dio una sorpresa, trajo a casa un par de disfraces de bailarinas brasileras, con todas las cosas necesarias como pelucas zapatos de tacón alto y unas bellas máscaras, además de las entradas para un baile que se iba a dar en uno de los más lujosos hoteles de la ciudad, así como la reservación de una habitación en dicho hotel, para que una vez terminado el baile no tuviéramos que regresar a la casa manejando a esas altas horas de la noche. Hasta ese momento pensé que él nos acompañaría, pero mi tía me comentó luego que Miguel tenía otros planes para él.


Aurora y yo nos fuimos al hotel a eso de las tres de la tarde, y pasamos parte del resto del día metidas en la piscina. Luego de cenar nos fuimos a la habitación y nos cambiamos de ropa. Para mi era como un sueño, el que fuera a ir a un baile de disfraces, por unos instantes pensé que dirían mis padres, pero cuando mi tía me dijo que bajáramos al salón, realmente no pensé más en ellos y sus perjuicios tontos.


Les digo eso pero en cierto momento dudé en bajar, ya que mi disfraz era sencillamente un muy pequeño tanga, más pequeño que los que me había puesto para ir a la playa y la piscina, adornos de pedrería y unas pocas pero llamativas plumas colocadas sobre mis pezones, una abundante peluca de color anaranjada, los zapatos de aguja que al principio se me hizo difícil el dominar. Pero como tenía puesta una bella mascara decorada, que me cubría de la nariz y los pómulos, hasta la frente, me atreví a ir al baile así vestida, segura de que nadie me reconocería.


Desde que Aurora y yo llegamos al baile, fuimos el centro de atención de la mayoría de los hombres, y de bastantes mujeres. Durante el baile en más de una ocasión sentí las manos de una que otra persona acariciando mis nalgas, pero entre tanta gente y lo que estaba bebiendo, al rato dejé de preocuparme por eso. Cada hombre con el que bailaba, me apretaban sabrosamente contra su cuerpo.


Mi tía por su parte se había encontrado al parecer con una amiga, que vestía un largo y llamativo traje de lentejuelas que hacía resaltar su cuerpo, guantes de terciopelo bastante largos, con una abundante cabellera negra, y una mascara bellamente decorada que le cubría todo el rostro. Las dos bailaban y bebían juntas en todo momento, y hasta las vi besándose delante de todo el mundo como si más nadie existiese en el salón de baile.


Entre baile y baile me he llevado la sorpresa de la noche, uno de los que me ha sacado a bailar fue Ernesto. Realmente no esperaba encontrármelo en ese lugar, su disfraz no era nada del otro mundo, sencillamente estaba disfrazado de saca muelas, con una bata blanca bastante manchada como si fuera sangre, y unos cuantos alicates en los bolsillos, además de una jeringa inmensa.


Desde que comenzó a bailar conmigo, no me soltó y comenzó a enamorarme descaradamente, al rato me llevó a uno de los jardines donde comenzó a besarme, al principio, yo pensaba jugarle una broma a mi hermano, pero a medida que continuó besándome fui sintiendo un deseo incontenible de estar con él.


De seguro el mismo deseo que él debía sentir por mi, pero sin saber en ese momento que se trataba de su propia hermana, me preguntó mi nombre y se me ocurrió decirle que Luisa, a medida que charlábamos ocasionalmente, me dio su verdadero nombre, me dijo que era estudiante y todo lo demás, y hasta me dijo que sería capaz de casarse conmigo en ese mismo instante.


Yo por mi parte le dije que era casada, y que mi esposo estaba de viaje en esos momentos. Pero entre beso y beso, y sus suaves caricias, por poco si lo dejo en ese mismo jardín ante la vista de casi todo el mundo, me hubiera hecho suya. Le dije que si lo deseaba podíamos ir a mi habitación por eso de poder seguir charlando sin tanta interrupción, y de inmediato aceptó.


Al llegar a la habitación, solo le dije que no me quitaría la máscara por nada, y que de él insistir daría por terminada la relación. Ernesto ni lo pensó y de inmediato me dijo que sería como yo quisiera. Apenas nos sentamos en la cama continuamos besándonos apasionadamente, él me acariciaba todo mi cuerpo y realmente no me di cuenta cuando soltó los broches de mi disfraz, la cosa es que en cierto momento yo me encontraba prácticamente desnuda por completo entre sus brazos.


Ernesto se mantuvo vestido todo ese tiempo, en cierto momento colocó su mano sobre mi coño, y comenzó a frotarlo sabrosamente, tanto que desee que me hiciera su mujer en ese mismo instante. Yo me recosté sobre la cama abriendo por completo mis piernas, y él se me fue colocando encima mientras que abría su bata y luego se bajaba la cremallera de su pantalón.


Realmente no llegué a ver su pene, pero si lo sentí sabrosamente entrando por mi vagina, en un instante recordé que le había dicho que era casada, y se daría cuenta de que era virgen, pero la verdad poco me importó lo que fuera a pensar, deseaba intensamente que me hiciera suya. A medida que me penetraba lentamente se encontró con mi himen, pero suavemente fue introduciendo y sacando su miembro de mi cuerpo hasta que la evidencia de mi virginidad se rompió.


Sentí un ligero ardor, pero esa sensación tan y tan sabrosa de estar entre sus brazos era algo que no tiene comparación. Mi hermano continuó introduciendo y sacando su miembro de mi cuerpo, mientras que de cuando en cuando me chupaba los pezones divinamente. Yo por mi parte movía mis caderas como una loca, para adelante y para a tras buscando un mayor placer de ser posible del que sentía en esos instantes.


Sus manos me apretaban sabrosamente contra su cuerpo, hasta el punto en que los dos parecíamos un solo cuerpo. Sus movimientos se aceleraron divinamente, y esa extraña sensación de cómo una corriente eléctrica que me recorría todo mi cuerpo la volví a sentir, pero con mucha más fuerza que cuando estaba con mi tía Aurora. El por su parte también alcanzó su éxtasis, al rato nuestros cuerpo se quedaron quietos uno encima del otro.


Nos dimos unos cuantos besos más, pero cuando creo que íbamos a continuar sentimos que abrían la puerta de la habitación. Era mi tía y su amiga, Ernesto ya se había levantado y arreglado la ropa, mientras que yo me quedé acostada en la cama, mi tía no dijo nada de seguro había reconocido a mi hermano. Tanto ella como su amiga, no se habían quitado las máscaras, por lo que no creo que él la haya reconocido, las dos se hicieron a un lado para dejarlo salir, no sin antes darme un apasionado beso frente a ellas, y entregarme una tarjeta con su dirección y teléfono.


Mi tía me preguntó si ya me había lavado, y le dije que no, dejó a su amiga en la habitación y me condujo al baño, donde me quité la peluca y la máscara, ella sacó de su neceser un frasco de ducha vaginal y me lo entregó, mientras que me decía, la verdad es que tú eres una caja de sorpresas Marilyn, mira que acostarte con tu propio hermano, yo como excusa le dije que él se había quitado la máscara luego que habíamos terminado, lo que no era nada cierto, y creo que ella lo sabía. Por unos instantes se quedó en silencio y comenzó ayudarme a lavarme, pasando sabrosamente sus dedos por sobre mi coño. Al terminar me dijo que si yo lo deseaba me podía quedar para jugar con ella y su amiga.


Por aquello de hacerla sentir bien acepté, su amiga estaba de pie frente a la cama cuando volví a la habitación, y mi tía me acostó boca arriba, de inmediato tanto ella como su amiga comenzaron acariciar mi cuerpo desnudo, y me hicieron el blanco de todo tipo de caricias y besos. A los pocos segundos ya me encontraba más que excitada, y deseosa de que continuasen con el juego. La amiga de mi tía se debió quitar la máscara ya que comenzó a pasar su lengua por sobre mi coño sabrosamente, mientras que mi tía me acariciaba y chupaba los pezones.


Yo me mantenía completamente acostada, con las piernas bien abiertas y disfrutando plenamente de todas las atenciones que le brindaban a mi cuerpo. Hasta que sentí que la amiga de mi tía se comenzaba a colocar sobre mí, en cierto momento sentí que algo duro y caliente me penetraba el coño, por unos segundos llegué a pensar que se trataría de un sabroso consolador, como uno que mi tía me había mostrado en su casa, pero cuando abrí los ojos me encuentro frente a frente con la cara de Miguel.


Esa noche fue algo inolvidable para mi completamente llena de sorpresas. Mi tía y yo junto a su esposo la pasamos de lo mejor, jamás pensé que esa exuberante mujer fuera Miguel, su disfraz era perfecto, bajo el traje llevaba unos senos que parecían ser de verdad, al igual que sus prominentes y llamativas nalgas.


Cuando regresé a mi casa, extrañé los juegos que mantenía con mi tía, pero lo que más echaba de menos era las caricias y besos de mi propio hermano. Pero como al fin de semana siguiente se presentó en la casa un viernes en la noche, mis padres se alegraron mucho de verlo, durante la cena casi no le dirigí la palabra, pero al levantarnos de la mesa, aparte, en el pasillo me dijo, como no me has llamado ni me fuiste a visitar vine a verte, luego que los viejos se acuesten te espero en la casa de atrás.


La casa de atrás era propiedad de mis padres, y ocasionalmente la alquilaban a los veraneantes, pero esos días se encontraba vacía. Confundida y llena de mucho miedo, no me atreví a desobedecerle, cuando llegué de inmediato me dijo, tu disfraz era muy bueno pero se te pasó una cosa, yo estudio odontología y reconocería tus dientes en cualquier lugar del mundo así como los de mi tía y los del mismo Miguel.


Sin esperar a que yo dijera nada me tomó entre sus brazos y me ha dado un ardiente y largo beso, a partir de ese instante me volví a entregar por completo en los brazos de mi hermano. Con una habilidad inusitada, me despojó de la larga camiseta que yo usaba para dormir, quedando nuevamente desnuda ante él. Realmente estaba llena de vergüenza, a diferencia de la primera ocasión en que yo pensaba que no me había reconocido. Pero luego de ese sabroso beso, se arrodilló ante mí, y comenzó a pasar su lengua por sobre mi coño, de manera tal que casi me orino encima de lo sabroso que se sentía.


Al rato me condujo entre sus fuertes brazos al sofá de la sala, y sin mucho esfuerzo me ha penetrado. Desde esa noche cada fin de semana que mi hermano podía venía de visita a la casa, y desde luego que manteníamos nuestros encuentros en secreto. Durante mis años de estudios en la universidad, prácticamente me fui a vivir con él, ya se había radicado en la ciudad, y a mis padres les pareció lo más adecuado. Y prácticamente hasta el mismo día de mi boda manteníamos relaciones, y desde luego que posteriormente también, el también se ha casado, pero eso no evita que tanto él como yo nos sigamos viéndonos sin que nadie llegue a sospechar nada.

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Si te ha gustado Mi hermano fue el primero. vótalo y deja tus comentarios ya que esto anima a los escritores a seguir publicando sus obras.

Por eso dedica 30 segundos a valorar Mi hermano fue el primero.. Narrador te lo agradecerá.


Comentarios enviados para este relato
lobocalientee (2 de February de 2011 a las 02:01) dice: MI VIDA COMO NO ERES MI HERMANITA QUE BUEN RELATO

katebrown (18 de October de 2022 a las 20:11) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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