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Mi hija Sara 1

Relato enviado por : mario.viajero el 23/11/2011. Lecturas: 67798

etiquetas relato Mi hija Sara 1   Amor filial .
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Resumen
Historia de mi hija y de mi en un fin de semana


Relato
Hola, mi nombre es Elias, y les voy a contar una pequeña historia ocurrida hace un año. Tengo 45 años y soy español. Me casé hace quince años con Anabel. Ella es una mujer de casi mi misma edad, solo un año mayor, y con una hija que cuando nos casamos tenía cuatro años. Anabel es alta, tiene el pelo castaño y unos ojos verdosos. Mide 175 cm. de altura, y tiene unas piernas torneadas y morenas. Le encanta ir a la playa todo el año, aunque solo sea para hacer ejercicio, y así tiene el tipazo que tiene. Las piernas largas y morenas, y unos muslos sin gota de celulitis, fuertes y bien torneados, una cintura estrecha que de espaldas hace que sus caderas atraigan la mirada de los hombres (y mujeres), un culo precioso, duro y que le encanta ser penetrado y unos pechos pequeños, como de deportista, con unos pezones hipersensibles. La conozco desde hace muchos años, antes de que se casara por primera vez. Su marido murió de un accidente de trafico, y al ser amigos y vecinos, la apoyé en todo lo posible y a los dos años de quedar viuda se vino a vivir conmigo. Ella y su hija, que ahora considero mía, se vinieron a mi casa por ser mas grande que la suya. Sara, la hija, tenía únicamente un año escaso al morir su padre, y por tanto casi no lo recuerda.
Era una cría preciosa e inteligente. Era como su madre pero en pequeño; con unos ojazos increíbles y una sonrisa que te ablanda el corazón. Toda nuestra vida era casi perfecta: teníamos trabajo los dos, yo en una oficina y ella en un hospital, salud y dinero suficiente para irnos de vacaciones a donde nos diese la gana y comprar lo que quisiéramos. No eramos ricos, pero vivíamos bien, una familia de clase media alta y sobre todo felices.
Hace un año, Anabel, me dijo que tenía la oportunidad de irse un fin de semana invitada por un laboratorio a Ibiza. Los laboratorios invitan a médicos y a técnicos para que usen sus productos. Era para dos personas pero el problema era la niña. Sara tenía que estudiar por tanto optamos por que se fuese ella sola los dos días y me quedase en casa con la niña. Tengo que decir que en casa eramos bastante liberales. Me refiero a que en casa no cerrábamos las puertas con llave. Excepto nuestros dormitorios, las demás habitaciones no se cerraban con llave, ni el baño siquiera. Anabel no quería que la niña tuviese ese pudor tonto de ocultar el cuerpo a la familia y así la criamos sin ningún tipo de problema. La intimidad era en nuestra habitación, el resto de la casa eran zonas, digamos comunes, y así Sara se acostumbró a vernos en ropa interior e incluso desnudos sin ningún problema.
-No seas tonta, cariño- le dije- tienes que aprovechar el viaje y disfrutarlo. Me quedo con Sara y lo vamos a pasar de muerte,¿verdad Sarita?- Le pregunto.
-Claro papi- me responde.
Tengo que decir que nuestra relación era totalmente de padre e hija. Ella me llamaba y llama papa y yo a ella hija por que así lo sentimos. Sara es mi hija, no importa que no sea de mi misma sangre. El título de madre, padre, hijo o hija hay que ganárselo. Yo no creo en la sangre, creo mas en el roce y en el cariño. A Sara la había adoptado unos años antes legalmente, pero solo lo hicimos por si ocurría algún accidente para quedar mas protegida aunque ella sabía perfectamente quien era su padre biológico y tenía su foto. A mi no me importa ya que tiene derecho a conocer sus raíces y
como yo sabía lo que me quería, y quiere, jamás sentí ningún tipo de celos.
-No se, Elias, me da no se que dejaros solos- me contesta mi mujer.
Creo que la que aun no acepta que Sara y yo somos padre e hija es ella, a pesar de que nosotros dos lo tenemos mas que asumido.
-Mira, te vas a ir este fin de semana por que si no me voy a enfadar- le dije sonriendo-. Sara y yo tenemos planes y tu no nos los vas a fastidiar.
-Eso mamá, no nos vas a fastidiar los planes- aseguró la cría sonriendo- Papá y yo nos vamos al cine y luego me va a invitar a cenar y tendremos una noche estupenda.
La verdad es que Sara cuando sonríe, no le podemos negar nada, sobre todo yo. Me tiene agarrado el corazón y es mi niña, con mayúsculas, y tenemos una complicidad que yo jamás llegué a tener con mi padre ni con mi madre. Además, no puedo tener hijos(que es una cosa que jamás me preocupó) y ella ocupa mi corazón en ese sentido.
-Bien, ya que no me queréis con vosotros, mi iré al cursillo pero si ocurre algo me llamáis, que me vengo enseguida.
Mirando para Sara sonreí y le digo:
-No te preocupes. Si quemamos, inundamos o destruimos la casa serás la primera en enterarte.
Mi hija,partiéndose de risa, la abraza:
-Venga mamá, no te preocupes. Cuidaremos de las plantas y de la casa. Ah, y por papá no te preocupes, no pienso dejarlo un momento solo, así no podrá hacer nada malo.
Con una sonrisa le pego una azotaina en el culo al tiempo que le digo:
-Pero tú,enana,seré yo que te tendré que cuidar, no tú a mí. Además,no vamos a tener mucho tiempo para divertirnos, yo tengo trabajo y tu tienes que estudiar. Se acercan los exámenes ¿ O lo has olvidado?.
-No papá, y si lo hubiese echo, ya te encargas tú de recordármelo- me responde- pero sabes que lo llevo todo al día y voy perfectamente, así que no te creas que te vas a librar de salir al cine conmigo.
Con esa conversación, Anabel, quedó convencida y a los dos días la llevamos al aeropuerto para coger el avión que la llevaría a Ibiza. A pesar de ser muy temprano, Sara quiso venir con nosotros a despedir a su madre y desayunamos juntos en la cafetería del aeropuerto. Cuando llegó al momento de embarcar le dio dos besos a Sara y un abrazo y luego se despidió de mi y al oído me dice:
-No te hagas ninguna paja que cuando vuelva te voy a ordeñar como a una vaquita.
Solo con oír eso se me puso dura. Anabel es una mujer muy sexual, muy caliente, que le encanta el sexo en la mayoría de sus versiones. A mi solo escucharla se me puso dura y tengo que reconocer que tengo un buen aparato(cerca de 21 cm. y bastante ancha, lo suficiente para que le cueste mucho trabajo introducirla en la boca). Por supuesto ella se dio cuenta y sonriendo me dice: -Ay, Elias, que largo se me va a hacer este fin de semana- y con un besazo en los morros se acabó de despedir y embarcó en el avión.
Sara y yo nos volvimos para casa. Nos lleva casi tres cuartos de hora llegar y a las 07:30 h. de un sábado no circulaba nadie por la carretera y el viaje lo hicimos casi completamente solos. Al llegar se había quedado dormida y con cuidado la cogí en brazos y la metí en casa. La llevé a su habitación y la puse con cuidado encima de la cama y la saqué el chándal que llevaba. Ella se dio la vuelta y siguió dormida mientras que yo salia de la habitación. Le eché el último vistazo y cerré la puerta. Mientras iba pensando en la suerte que tenía, una esposa que me ama y una hija que me quiere como si fuese su padre biológico. Hay un dicho que dice que la familia viene impuesta y los amigos los eliges tu, pero tuve la gran suerte de que yo elegí también a mi familia y con esos pensamientos me metí en mi cama desnudándome ya que tanto mi mujer como yo tenemos la costumbre de dormir desnudos y me quedé dormido. A las pocas horas desperté agarrado a mi mujer y en eso recordé que no podía ser ya que la acababa de dejar en el aeropuerto y abrí los ojos. Era Sara que se había metido en mi cama. Le tenía un brazo por encima y me di cuenta de que tenia un empalme en la polla considerable y me separé un poco para que ella no lo notara y me quede observando a esa niña. Jamás me habían atraído las niñas, y mucho menos mi hija, pero en ese momento con lo caliente que estaba la miré como jamás la había mirado. La verdad es que se veía que iba a ser una mujer de bandera. Se notaba que sería alta como la madre y su culito apuntaba hacia mi polla, con el pelo cayéndole sobre los hombros y solo con su braguita puesta era muy hermosa. La respiración era tranquila pues dormía profundamente y le acaricié un hombro desnudo. Que piel tan suave pensé, no tenía una peca ni una mancha en la piel, morena como la madre y al practicar deporte no tenía un gramo de grasa.
Me di la vuelta para no molestar ya que me sentía bastante incomodo por mi aparato pero con lo que no contaba era que ella me siguiese y se girase a los pocos minutos y ahora fuese ella la que se agarró a mi. Colocó su brazo por encima de mi y apoyó su mano un mi barriga. Seguía durmiendo y en un momento de locura le agarré la mano y se la coloqué encima de mi polla con cuidado. Ella tenía,como casi todos los niños, un sueño muy pesado y no se enteraba de nada y al notar su mano encima de mi miembro este creció aun mas, algo que no creí posible, y un escalofrío me recorrió todo el cuerpo. Quedé quieto disfrutando de ese momento pero me vino un rayo de lucidez y sintiéndome un cabrón violador y un pésimo padre le separé la mano e intenté levantarme pero ella volvió a colocar su brazo y la mano esta vez fue directamente a mi miembro. Ahora me acojoné ya que pensé que estaba despierta, pero que va, seguía durmiendo y su respiración a si me lo decía. Si me movía corría el riesgo de despertarla y me quedé quieto, sin moverme. No se el tiempo que pasó pero me quedé otra vez adormilado y al poco desperté con una sensación el la polla increíble. Sin abrir los ojos quedé quieto y sentí como una mano recorría mi polla de arriba a abajo.
-Dios,-pensé- mi hija me está haciendo una paja.
No podía ser;ella era una cría de diecinueve años. Que iba a saber de hacer pajas y mucho menos a su padre. Su mano se movía lentamente a lo largo de mi aparato y uno de sus deditos se quedó en la punta del glande acariciándolo y haciendo que el liquido preseminal humedeciese su dedo. Ella retiró la mano muy lentamente y ahí me di cuenta de que no estaba dormida por que noté como sacaba su manita de debajo de las sábanas y se la llevaba a la boca. -Joder, está probando el sabor de mi polla- pensé mientras notaba como chupaba su dedito. Para que la cosa no fuera a mayores hice como si me despertara y me di la vuelta para mirarla. Tenía el dedo indice de la mano izquierda en la boca como un bebe, con la cara tranquila y los ojos cerrados. Le di un beso en la frente muy suave y abrió los ojos.
-Buenos días, papi- me dice sonriendo como solo ella sabe sonreír.
-Buenos días, cariño¿que tal dormiste?-le pregunto.
-Bien, muy bien papá.
-Pues venga, es hora de levantarse, a la ducha pequeñaja – le digo cariñosamente para que se levantase ya que yo no podía por tener la polla dura como una barra.
-Venga papi, déjame un poquito mas, aun es muy pronto y no tenemos nada que hacer- dice mientras se apretuja un poco mas contra mi costado.
A mi me encantaba tenerla así pero me arriesgaba a que me notara la polla y no sabía que hacer. Sara empezó a hacerme cosquillas como hacía de pequeña y me entró pánico de que se diese cuenta de como estaba y le agarré los brazos, pero me di cuenta de que había sido demasiado tarde: Estaba mirando la polla, bueno, mas bien miraba la sábana levantada. -Eh papi,tienes el pene levantado.
Con la cara roja como un pimiento intenté disimular.
-Sara- le digo- ¿tu que sabrás de eso?. -Venga papá,que en la escuela nos dan educación sexual y ya no soy tan niña. La mayoría de mis amigas no son vírgenes. Se que los hombres por la mañana os levantáis con el pene duro.
No sabía donde meterme y ella seguía mirando pero ahora con cara de curiosidad y sus ojos brillaban de una manera especial. -Papá, aunque se que eso es normal¿ te podría pedir un favor?. -Claro cariño- le respondo,queriendo que olvide eso rápidamente- ¿Que quieres?.
-¿Me la puedes enseñar?. Por fa..., por fa...- Me dice con los ojos abiertos como platos. -Venga Sara, sabes que eso no está bien. Soy tu padre y te puedo explicar lo que quieras pero teóricamente, pero esto es pasarse- Le digo con la cara seria.
Ella se da cuenta de que a lo mejor se ha pasado y me dice: -Papi, por favor no te enfades, siempre hemos hablado de todo sin problemas y mamá y tu siempre me decís que si tengo alguna duda os lo pregunte sin ningún tipo de problema. -Si cariño, pero ahora no me estás preguntando nada, lo que me estás pidiendo es que te enseñe lo que tu sabes que no debo. Si se entera tu madre se puede armar la de San Quintín.
-Pero no se lo vamos a decir¿verdad?- pregunta- Y ademas, no hay nada de malo, somos padre e hija.
A mi con el susto se me había bajado de golpe, por tanto ya no había problema ya que desnudos nos veíamos muchas veces en la ducha, por ejemplo. Tal como estaba podía levantarme y así lo hice mientras ella miraba mi entrepierna, pero se llevó una desilusión por que estaba como siempre la había visto. -Ves, no hay nada de particular- le dije- pero no me pidas mas que te la enseñe porque soy tu padre y eso no es natural. -¿Como que no?. Si siempre me decís que el cuerpo es lo mas natural del mundo y que no tenga vergüenza- me responde.
-Y es cierto, pero hay cosas que una niña no debe de ver y una de ellas es a su padre con la po... quiero decir, con el pene erecto.
Ella sonriendo me dice:
-Venga papá, no seas tonto que tengo trece años. Se perfectamente los nombres que tiene el pene y no me voy a asustar ahora.
-No cariño, se que posiblemente no te asustes pero yo a lo mejor si. ¿No te das cuenta que soy tu padre?.- Respondo con la cara seria.
-Bueno papa, si lo eres, pero no tienes mi sangre.
Eso fue para mi como una bofetada. Siempre la traté y la quise como una hija y ahora ella me sale con que no tengo su misma sangre. Me sentó tan mal que por la cara que puse se dio cuenta enseguida y quiso rectificar: -No papi, lo que quise decir es que...
-Se perfectamente lo que has querido decir, Sara- Le digo disgustado y enfadado, y con la misma me fui a la ducha, dejándola a ella en la cama, con una cara como si fuese a echarse a llorar. Llegue a la ducha y abrí el agua caliente mientras pensaba en lo que acababa de ocurrir. Lo que la niña me había dicho me dolió en el corazón y me entraron ganas de llorar. Mientras me enjabonaba se abrió la puerta y entró Sara sentándose en el water. -Papi- me dice- lo siento mucho. Sabes que te quiero, eres mi padre, siempre te has portado como tal y estoy muy orgullosa de ser tu hija. Por favor, perdoname. Se lo que dije pero no era eso lo que quería decir.
Mientras decía eso unas lagrimas iban apareciendo en sus lindos ojos y yo no podía soportar verla llorar y ella lo sabía. Saliendo de la ducha agarré una toalla y me sequé al tiempo que me acercaba a ella. Le levanté la cara por la barbilla y le sequé las lagrimas que estaban cayendo ya con fuerza. -Tranquila mi niña, no te preocupes- le dije-. Mira, vamos a hacer una cosa; tu y yo vamos a olvidar lo que pasó y lo que hablamos. Nos acabamos de levantar y empezamos de nuevo.¿Que te parece?.
-Si papá-me dice secándose los ojos e hipando-pero tu me quieres verdad, me sigues queriendo como a tu niña.
-Cariño, pase lo que pase, tu siempre serás mi niña. Eso fue un mal entendido y como tal lo tomamos. No te preocupes, ya verás como cuando lo recordemos nos vamos a reír de todo esto- le digo- pero creo que será mejor no decirle nada a mamá así no se disgustará¿Vale?.
-Si,gracias por ser tan bueno.
-No lo soy, simplemente te quiero y ahora a la ducha- le digo mientras la pongo en pie y le empujo suavemente a la ducha.
Me quedo en el baño para acabar de ducharme y empezar a afeitarme y mientras la veo por el espejo que se desnuda. Jamás me había fijado en ella y al ver como se baja su braguita y recordar lo de la cama, me empiezo a calentar y la polla recobra vida. Me pego al lavabo para que no se vea ya que la mampara es completamente trasparente y agarro la espuma de afeitar mientras no le quito ojo. Veo como se enjabona el cuerpo y me fijo en sus pechitos que aun no crecieron, solo se le notan los pezones y me imagino que si sale a la madre los tendrá super sensibles. Al darse la vuelta y coger el gel se inclina hacia adelante y deja en todo su esplendor esas nalgas pequeñitas y duras y le puedo ver ese conejito cerrado.
-Joder-pienso-¿que coño estoy pensando?. Es mi hija por Dios. Soy un depravado, que es una niña, coño.
Eso es lo que pensaba pero mi polla seguía dura como estaca y con la toalla alrededor de la cintura parecía una tienda de campaña. En eso miré por el espejo medio empañado y vi a mi niña mirando y la pillé con la mano en lo que parecía se entrepierna. No podía estar seguro ya que estaba de medio lado, pero lo parecía y eso me puso cardíaco. Acabé lo mas rápido posible y salí para cambiarme a mi habitación. A los pocos segundos apareció ella, aun secándose, con el pelo mojado,mientras yo estaba sentado en la cama, acabando de ponerme los calzoncillos.
-Papi,quiero preguntarte algo pero no quiero que te enfades- me dice con la cara seria. -Venga, suelta- le digo mientras me pongo en pie y me aplico el desodorante.
-Mira, te note el pene duro y...- En ese momento me di la vuelta y me empecé a enfadar pero antes de decir nada continuó-. Espera, no digas nada, dejame hablar. Se toda la teoría pero no había visto nunca ninguno al natural y la verdad, me pareció enorme y yo me preguntaba como hace mamá para... eh... caramba, ya sabes.
El enfado se me pasó enseguida al ver a mi hija tan cortada. Ella, que no conocía la vergüenza, por fin se cortaba con algo. Me gustaba verla así, roja como un pimiento y cortada tanto que no sabía como continuar.
-No cariño, no se lo que quieres decir- le digo con media sonrisa al tiempo que me ponía unos vaqueros-.Si me lo explicas a lo mejor te puedo responder.
Ella me mira a la cara y al ver mi sonrisilla se da cuenta que la estoy vacilando y poniéndose en pie se marcha a su habitación toda ofendida diciendo:
-Si no me lo quieres decir, no te preocupes que ya me enteraré por otro lado.
Me echo a reír y me siento bien por fin. La verdad que esa cría me estaba poniendo en apuros pero al final conseguí que se retirase. Mientras acababa de vestir me di cuenta de lo último que dijo: me enteraré por otro lado. Dejé de reírme de repente pensando en esas palabras y sin colocarme la camisa me dirigí a su habitación;esta se encuentra al final del pasillo y al acercarme, vi que la puerta estaba entreabierta y oí unos sollozos. Pensando que lloraba fui a abrir la puerta pero por la rendija vi que mi niña, mi pequeña hijita, se encontraba encima de la cama con la toalla tirada a sus pies y una de sus manos recorría su cuerpo. Me quedé quieto observando como una de sus manos se introducía entre sus piernas mientras la otra tiraba de sus pezoncitos, los cuales se encontraban completamente erectos.
-Joder- pensé- se está masturbando. Mi hija se está haciendo una paja en su habitación a pocos metros de la mía y no sabía que hacer. Opté por marcharme y dejar que acabe pero en ese momento llegó al clímax, su espalda se arqueó y cerró las piernas atrapando su mano entre ellas al tiempo que murmura:
-Si papi, siiiiii, así papá, por dios no pares, hazme gozar.
Casi caigo de culo al oírla. Mi polla se puso tiesa en un momento viendo como se relajaba, como un hilillo de saliva le caía por la comisura de la boca y una sonrisilla aparecía en su boca mientras la mano que tenía en su pezón lo retorcía.
Volví a mi cuarto y me senté en el borde de la cama. No sabía que hacer y cuando estaba pensando en eso entró mi niña.
-Pero papá,¿ aun sigues así?.¿A que esperas para acabar de vestirte?. Tenemos que salir a comer.
La miré y lo único que conseguía ver era la escena que pocos minutos antes había observado en su cama y lo que es peor, estaba terriblemente excitado. Si había algo que me ponía desde siempre era el incesto.
-Papi,¿Que,acabas o no?.
-Sara cariño, no me encuentro bien.¿Te importa si pedimos una pizza y nos quedamos en casa?.
-No papi.¿Quieres que vayamos al médico?.-Me pregunta mientras se acerca con cara de preocupación.
-No te preocupes. Simplemente estoy un poco cansado. Nos quedamos ahora y luego nos vamos al cine, si te parece bien.
-Claro, tonto.- Me responde sonriendo- pero no pediremos nada. Voy a la cocina y hago algo de pasta.
Y allá se fue aun en ropa interior,yo no podía dejar de pensar en los jugos de su coñito resbalando por sus muslos.
Acabé de vestirme y me fui a la cocina por si necesitaba ayuda. Al verla con el delantal puesto y solo con unas braguitas me recordó tanto a su madre que me ponía malo y me fui a ver la tele al salón. Ella acabó y comimos en la cocina. Cuando estábamos a punto de acabar y mientras le cogía un poco de helado para Sara, me dice:
-Bueno, y ahora me vas a responder a la pregunta de antes.
-Cariño mira. Yo quiero responderte a todo lo que tu quieras, pero entiende que esa es un pregunta muy personal para hacérsela a un padre.
En el momento que estaba diciéndole eso, una idea pasó por mi cabeza y al acabar el café le digo:
-Mira Sara, se que estás en la edad de hacer ese tipo de preguntas, aunque me gustaría saber cuantas de tus amigas se lo preguntan a sus padres.
-Papa, ninguna de mis amigas tiene la relación que tengo yo con vosotros.
-Bien cariño, mientras tu colocas esto en el lavavajillas, me voy a acostar para tener fuerzas para la tarde.
-Sin dejar que respondiese, me fui a la habitación pensando en lo que iba a hacer, si no me estaría pasando. Pero al estar tan caliente decidí que sí, lo iba a hacer. Esperé unos minutos y agarrando uno de los CDs que Anabel y yo teníamos me fui al salón donde se encontraba ella.
-Bien, espero no arrepentirme- le digo- toma y tendrás la respuesta que quieres. Me voy a dormir, no me despiertes que ya pongo yo el despertador.
Me miró extrañada y cogió el CD. Yo me fui y cerré la puerta con un poquito de fuera para que se enterara y volví para ver que hacía. En ese momento estaba metiendo el CD en el reproductor y se acostó en el sofá dándole al play. Vio como su madre se despojaba de la ropa en nuestra habitación y se metía en cama y a los pocos segundos aparecí yo completamente desnudo y la polla tiesa. Sara levantó la cabeza y miró al pasillo, me escondí en el baño y se aseguró de que mi puerta estaba cerrada. Volvió al sofá y volvió a darle al play para ver como me acercaba a la cama y Anabel me agarraba la polla.
- Ven aquí cariño, ven que te voy a hacer una cosita que te gusta mucho – me dice al tiempo que se lleva la polla a la boca.
Al tenerla tan gorda, no le entraba toda en la boca, pero solo la forma que tiene de chuparla me pone malo y por lo que veía a Sara también. Acababa de meter su manita entre la braga y su coñito y empezaba a acariciarse. Yo, a estas alturas estaba completamente empalmado viendo el espectáculo de mi hija masturbándose mirando como su madre me chupaba la polla.
-Aaahhh papi,me gusta,sigue así- murmuraba mi pequeña al tiempo que se quitaba las bragas para frotarse mas fuerte. En ese momento la madre se estaba poniendo a cuatro patas y yo acercándome por detrás se la enchufaba con fuerza por su coño al tiempo que ella resoplaba.
-Así Elias, así, dame fuerte como sabes que a mi me gusta, dame cabrón hasta el fondo.
Sara al oír a su madre paró un momento la mano viendo como toda la polla entraba en su coño y cuando vio que su madre se corría abrió las piernas al máximo y castigando su clítoris su fue ella también. Me fui hasta la puerta de mi cuarto y abriendo la puerta la volví a cerrar para que me oyese y volví sobre mis pasos al salón. Al llegar vi como sus bragas se encontraban en su sitio y el video no estaba colocado y acercándome la mire a los ojos y le pregunté.
-¿ Que cariño, ya sabes como funciona eso?.
-Si papi- me responde a la vez que se tapaba con una manta- y es sorprendente.
- Bueno,si tienes alguna pregunta mas es mejor que la hagas ahora- le digo.
-No, creo que no. Bueno, si. Me puedes decir si se siente muy diferente de hacerlo uno mismo a hacerlo con otra persona.
Joder con la cría, tiraba a matar y con trece años.
Bueno cariño, solo te puedo decir que es como comparar una hamburguesa con un solomillo. Las dos cosas se comen pero son completamente diferentes.
Se echó a reír y diciéndome que lo entiende perfectamente, se levanta para dirigirse al baño y cierra la puerta. Mientras yo sacaba el cd del reproductor y me lo llevo a mi cuarto y a los pocos segundos se acerca mi niña para pedirme un favor:
-Papi,¿Te importa que hoy no salgamos?, es que estoy bastante cansada.
La miré y sonriendo le digo que sin problemas, que no se preocupe. Nos fuimos a ver la tele y me llamó un vecino para ver si quería tomar algo.
-Sara,¿te importa que baje a tomar algo al bar?.
Para nada papi. Yo voy a descansar un poco,aquí tirada.
-Bien,estoy en el café de abajo, por si quieres algo- le digo al tiempo que me levanto.
Salgo a la calle y mientras tomaba algo recordaba cuando tenía quince años y me escondía de mis padres para pajearme y se me ocurrió que a lo mejor mi niña hacía lo mismo, y así disculpándome con mi amigo a los quince minutos estaba delante de la puerta de mi casa abriéndola sin hacer ruido y entrando en casa. No se escuchaba nada y caminé sigilosamente hasta el salón. No estaba allí y me dirigí a su cuarto y tampoco se encontraba en ella. Al ir hacia el baño oí como Anabel gemía en alto y me detuve. Mi habitación, pensé y me dirigí a mi cuarto sin hacer ruido. Abrí y me encontré a mi hija pajeándose con fuerza mientras visionaba de nuevo el cd que había dejado en la mesilla. Desnuda y tocándose me dije que esa era la oportunidad y no pensaba dejarla marchar. Me desnudé y con la polla tiesa me acerqué a la cama. Al estar la puerta detrás del cabecero no me vio entrar y pude acercarme hasta estar a su lado. No estaba mirando la tele, pero con los gemidos le llegaba para excitarse y cuando creí que estaba a punto de venirse, me agaché e hice algo que a su madre la vuelve loca: Agarré un pezón con dos dedos mientras el otro lo agarraba con la boca y mordisqueaba dándole al mismo tiempo unos lametones.
-Diosssss... papi. ¿Que me haces?- suspiraba al tiempo que su mano se movía con fuerza como si quisiese arrancarse el clítoris- me gusta, me corrooo, me voyyyyy...
Y así fue. Se vino de una manera maravillosa. Sí,es cierto que estaba muy excitado pero sobre todo estaba muy contento por el placer que le estaba proporcionando a mi hija. Abrió sus ojos y me miró con felicidad y le digo:
-¿Que cariño, solo con esto,has notado alguna diferencia al hacerlo tu sola?.
-Buff- resopla- no puedo imaginar como será al completo.
Me pongo de pie y es cuando observa que estoy desnudo y mirando la polla, y sin sacar la mano de su conejito, comienza a acariciarse casi sin darse cuenta. Con la cara seria le pregunto:
-Solo te lo voy a preguntar una vez y me respondas lo que me respondas no volveremos a hablar de ello y por supuesto, a tu madre ni palabra, ni a tus amigas ni a nadie. Jamás, me oyes, jamás.
Y cogiendo aire le digo:
-¿De verdad quieres saber lo que se siente con otra persona?.
Una sonrisa asoma a su cara y me dice:
-Si papi, si, por supuesto. Y no te preocupes, jamás diré nada a nadie y no volveremos a hablar de esto.
Acercándome a ella le acaricié la cabeza y le dije:
-¿Sabes que eres mi hija, lo tienes claro, verdad cariño?.
-Lo se, papá, claro que lo se. Y también se que eres la mejor persona para enseñarme- me dice mirándome a los ojos y sonriendo tímidamente.
Bien,ven conmigo a la ducha- le digo agarrándola por la mano y conduciéndola al baño. La metí en la bañera y comencé a lavarla. Era algo que había echo muchas veces en estos años pero nunca de esa manera. La limpié con cuidado y con la esponja le froté el cuerpo parándome en sus pechitos y cu conejito; ahí la acaricié con cuidado y amor. Verla apoyada en la pared al tiempo que la acariciaba, con los ojos cerrados y su carita tan preciosa me dieron ganas de llorar, pero no de pena, si no de amor. Creedme si os digo que jamás creí que darle placer a mi hija me iba a hacer sentir tan bien. Siempre supuse que los que hacían esto eran degenerados, pero ver a mi niña disfrutar de algo que ella misma me había pedido era algo que me llenaba de una forma que nunca creí que fuese posible. A los pocos minutos empezó a jadear un poco mas fuerte y paré para secarla.
- No pares papá, por favor, no me dejes ahora- me dice con la cara roja como la grana.
-Tranquila chiquilla, tranquila, que lo único que hemos hecho ha sido empezar- le respondo- ahora sal que termino de secarte.
Sacándola de la bañera, le frote el cuerpo con la toalla. Para cuando acabé, me quedé un rato admirando ese cuerpo de adolescente-mujer, esas tetitas que apenas resaltaban sobre su cuerpo y ese culito duro y respingón, y besándola en el cuello la acompañé al dormitorio de nuevo. La tendí sobre la cama y le dije:
-No quiero que hables, solo que sientas.
Empecé a acariciar sus mejillas y acercándome la besé en los labios, empecé muy suave ya que quería que sintiese toda mi boca y mi lengua. Con mis manos acaricié sus pezones haciéndola jadear. No podía dejar de mirarle la cara, era algo que jamás hubiese imaginado: follar con mi hija. Aunque en el fondo, para mi, no estaba follando; ¿que padre no le da placer a su hija, pudiéndolo hacer?,¿que padre no hace que su hija se sienta bien, sobre todo cuando es ella la que lo pide?. Con una mano la fui acercando a su coñito, acariciando su pubis, casi limpio de vello, y note que estaba completamente empapada.
-Venga papi- me dice con voz melosa- eso lo se hacer yo también, hazme algo que yo no pueda...
En ese momento aproveché para coger uno de los vibradores de mi mujer, lo había puesto a mano y era uno de los mas pequeños pero a Anabel el que mas le gustaba. Pequeñito, rosado y con fuerza, fue apoyarlo en su clítoris y abriendo los ojos como platos me dice:
-Papiiiiiii... Dios,¿ pero que me haces?, jamás he sentido nada igual, por favor no pares.
Todo su cuerpo se arqueaba como si buscase el roce mas intenso con el aparato pero yo no pensaba dejarla y lo separaba de su coñito para no hacerla daño ni que se viniese demasiado pronto, ya que aunque se trataba de que disfrutase, yo también necesitaba desahogarme, sobre todo tal como estaba ahora.
Mirando su cara vi que disfrutaba muchísimo y decidí que la próxima vez le iba a regalar un aparatito de estos para ella y que lo disfrutara ella sola. Cuando creí que estaba lista, separé el vibrador y cogiendo sus tobillos con mis manos, metí la cabeza en su coño, que realmente estaba empapado como pocos había visto.
-Cuando crezca, va a ser una putita de cuidado- pensé sonriendo, y me apliqué a darle todo el placer que pude con mi lengua y mi boca. Lamí, chupé y mordisqueé al tiempo que mis manos masajeaban sus pezones, haciéndolo igual que a su madre; y por lo visto tenían los mismos gustos, se corrió como una fuente, mojándome la cara con sus jugos y con unos espasmos que nunca le vi a nadie, excepto en las pelis porno, pero jamás al natural y en ese momento no pude aguantar mas y levantándome me pajeé encima de ella y no tardé ni cinco segundos en llenarla la barriga y pecho de lefa calentita. Jamás había tenido una corrida como esa, con tal cantidad de leche, parecía que le había tirado una tarta de merengue encima y en ese momento abrió los ojos, que hasta ahora los tenía cerrados, y se vio manchado y mojada, y me vio a mi jadeando por la gran corrida y con la polla aun dura entre mis manos.
-Papa, nunca creí que se sintiese esto. Es increíble, pero yo quería notarte dentro. Saber lo que siente mama cuando hacéis el amor, aunque reconozco que esto es asombroso.
-No te preocupes que ahora viene que lo estabas deseando- y así con la misma me coloqué entre sus piernas y apuntando con la polla a su coñito aún virgen, aunque le quedaban segundos, la fui acercando y apoyando el glande la metí poco a poco para causarle el menor daño posible.
-Cariño- le digo- te va a doler un poco, pero intenta relajarte y ya veras como en unos minutos el dolor se convertirá en placer.
La fui introduciendo poco a poco sin condón ya que como dije antes soy estéril y no había ningún tipo de problema. Llegué a su himen, pero mi polla es muy gruesa e iba despacito, no quería que fuese traumático para ella y me detuve para que se acostumbrara al grosor.
-¿Duele cariño?.
-Si papa, mucho, pero por favor no pares- me responde.
-Tengo que hacerlo niña. No tenemos prisa y veras que dentro de poco la tienes dentro enterita.
Me sonríe, pero noto como su cara se contrae por el dolor y estuve a punto de quitarla pero ella con un movimiento de cadera instintivo se la metió toda de una vez y con un grito me dice:
-Ni se te ocurra quitarla, papá, ni se te ocurra- tenía la espalda completamente recta y mi pollón dentro. Joder con la niña. La primera vez que lo hice con su madre, le costó mas acostumbrarse a ella y esta cría en un momento se la tragó toda. Me quedé completamente quieto, esperando que se acostumbrara al intruso que por primera vez tenía dentro y al mirarla a los ojos solo tuve que acariciar con una mano sus tetitas al tiempo que con la otra le rocé el clítoris, y se corrió. Si las anteriores habían sido abundantes esta fue espectacular. Mojó las sabanas y mis huevos, e incorporándose me abrazó mientras temblaba como una hoja al viento. Incliné la cabeza y la besé mientras se recostaba nuevamente diciéndome:
-No puedo mas, papi, estoy rota y me duele todo, pero soy la persona mas feliz del mundo.
Pensé en seguir follándola, pero no lo hice. Estaba rota y aun era una niña. No quise que le doliese mas, y saliendo de dentro con mi polla tan dura como jamás la tuve, la dejé descansar, poniéndome a limpiarla un poco. Aun nos quedaba día y medio antes de que regresase mi mujer y el segundo polvo(que habría segundo y puede que tercero) sería mucho mejor que este, por lo menos para mi.

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Por eso dedica 30 segundos a valorar Mi hija Sara 1. mario.viajero te lo agradecerá.


Comentarios enviados para este relato
katebrown (18 de October de 2022 a las 21:07) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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