La llave del exito de toda mujer esta en medio de las piernas !
Relato
Mi madre era una mujer muy abierta y quizá hasta oportunista, desde que recuerdo siempre me decía que la llave del éxito de toda mujer está en medio de nuestras piernas, ella afirmaba que las mujeres no teníamos que esforzarnos para alcanzar grandes metas o tener dinero, que sólo bastaba dejar que un hombre rico o con influencias nos poseyera para que tuviéramos lo que quisiéramos y hasta donde quisiéramos, ella decía que un hombre siempre haría lo que fuera por el placer de una mujer. Sin embargo nunca escuche esos consejos, yo solía ser trabajadora, emprendedora y honesta en todo sentido, siempre me esforcé en mis estudios hasta que logre obtener un titulo de administradora de empresas, me case y ahora tengo casi treinta años, soy una mujer recta en todo sentido o por lo menos lo era antes de que pasara esto.
En la empresa donde conseguí trabajo ya llevaba cinco años y no era más que una asistente, un puesto mucho por debajo de lo que mi preparación profesional me hacia capaz, todo el tiempo andaba buscando un ascenso pero los jefes inmediatos no lo autorizaban, en una de las últimas veces estaba compitiendo por un buen puesto pero salió con que el jefe decidió poner a otra mujer con menos estudios que yo, hasta ese momento no lo entendía pero en la empresa estaban corriendo rumores que esa tipa sedujo y se entrego al jefe para que la pusiera en ese cargo, yo quise vomitar al sólo imaginar lo que algunas mujeres eran capaces con tal de conseguir sus metas y recordé las palabras de mi madre. Pero yo seguía aferrada a mi ingenuo mundo de rectitud y pensando que sólo con trabajo llegaría lejos en mi vida profesional, sin embargo no paso mucho tiempo en que de nuevo se abrió otra bacante para la que me postule, no obstante el ejecutivo que manejaba esa área era un hombre muy mujeriego, lo conocía desde hace años y todo el tiempo se la pasaba coqueteando a todas las mujeres de la oficina, a muchas les decía indirectas atrevidas pero yo nunca deje que me dijera cosas, incluso hace tiempo tuvimos un percance los dos, esta por demás decir que me desagradaba mucho, aunque no era nada feo, tenía mi edad y poseía un cierto atractivo masculino.
En mi vida personal vivía feliz con mi esposo, aun no tenemos hijos ya que así lo decimos por un tiempo, cada que tenemos intimidad nos protegemos debidamente aunque no descarto la posibilidad de ser madre en un futuro no muy lejano y les diré que uno de mis gustos favoritos es el sexo anal, es algo que como mujer me vuelve loca, ser penetrada por mi culo, mi esposo lo sabe y es a lo que a diario me complace en la cama.
Bueno…Díganme Sandy, como he dicho tengo casi treinta años, soy de 1.75 de altura, delgada y tez morena. La idea principal de permitir que me poseyera fue de una amiga mía que trabaja conmigo, por mucho tiempo me había quejado con ella de no conseguir nada en la empresa y ella me dijo casi lo mismo que mi madre en otros tiempos, que usara mi feminidad para escalar socialmente, ella no me oculto la discreta relación que tenia con Alberto el ejecutivo, ella se acostaba con él de vez en cuando por dinero y me dijo que le gustaba a él, que ese deseo que tenia hacia mí era especial ya que era de las pocas mujeres en la oficina que no le daban entrada, por días enteros lo pensé mucho, no quería traicionar el amor de mi esposo pero creo si necesitaba ese ascenso, mi salió y el de mi esposo juntos no eran del todo suficientes para nuestros gastos aun sin hijos, además que mi ambición personal también influyo, sentía que ya era tiempo de tener algo mejor aunque eso implicara ser infiel.
Así que aunque no del todo convencida pero inicie a buscarlo, las veces que me saludaba ya no era fría con él y eso le gustaba mucho. Me guiñaba el ojo y me daba besos, no era nada nuevo ya que lo hacía con muchas que le gustaba. Y entonces llegó el día en que me poseyó pero ¿saben una cosa? Lejos de que fuera desagradable me gusto, ese desliz la primera vez que un hombre que no era mi esposo mi hizo el amor y honestamente bien que disfrute de ese efímero pero excitante momento.
Era el fin de otro día laboral más, muchos ya se habían retirado pero yo me quede ordenando unos papeles, todas las oficinas ya estaban apagadas por lo que pensé que era la única que quedaba ahí pero antes de retirarme pase al baño, estaba retocándome frente al espejo en el momento que Alberto entró y cerró la puerta con seguro, lo vi en el espejo tenía una mirada prendida. Paso a paso se acercó a mí, yo estaba tensa no sabía qué hacer, mis manos me sudaban.
-¡Hola, sabía que terminaras por ceder a mí, nunca ninguna mujer es tan recta como aparenta sabes!- Alberto me tomo los pezones y me los apretó como si fueran limones para exprimir, me quito mi saco totalmente y sólo trate de tranquilizarme pero no podía, intente pensar en que era mi esposo quien me tocaba pero ni con esto me calmaba, por naturaleza femenina sus toques me iban excitando segundo a segundo. Alberto levanto mi falda e hizo hacia abajo mis bragas, me volteo y me sentó en la lava manos con mis muslos abiertos. Por unos instantes se quedo contemplando mi zona intima y luego introdujo su cabeza entre mis piernas para probarme, el sentir su respiración en mi intimidad me excito mucho y fue más grande el placer al sentir su lengua acariciar mi intimidad, era muy experto con las mujeres.
Inevitablemente me vine y al probar el sabor de mis flujos me miro y me dijo que sabía bien sabrosa. Alberto saco su miembro por su cremallera, se puso un preservativo y al fin había llegado el momento, así sentada en el lava manos volvió a separar mis piernas, coloco su miembro en mi entradita e hizo presión, por el lubricante natural del preservativo no se dificulto y resbalo hacia dentro de mí, me sentía morir de placer al sentir hundirse su miembro cada vez más en mi vagina, era inevitable no gemir de placer.
El vio mi cara de gozo y se prendió mucho más, me sorprendía la potencia que tenia, ni mi esposo mismo me lo había hecho como ahora Alberto me lo estaba haciendo, ambos estábamos cayendo en un éxtasis incontrolable de pasión, se notaba que estaba desquitando todas sus ganas que desde hace tiempo tenia por mí, llegaba momentos en que se detenía como si quisiera acabar pero en breve se reponía y volvía a bombearme, pasaron más de quince minutos antes que terminara, me la saco, se quito el preservativo y se vacio manchándome la falda de esperma, ambos terminamos cesando de gozo pero no estábamos del todo satisfechos, él quería más tanto como yo así que me pare y me lleve a la boca ese miembro aun escurriendo de esperma, poco a poco por el oral fue recobrando fuerza y de nuevo estaba listo para más. Alberto me retranco contra la pared y de un golpe muy fuerte me la metió hasta dentro mi culo, grite al sentir tan terrible bombazo.
Nuevamente me lo estaba haciendo y esta vez con más furia, casi estaba por acabar cuando escuchamos como alguien abrió la puerta y entro una chava de limpieza, aun pudo ver cómo me penetraba, pidió disculpas y salió huyendo. Los dos nos preocupamos, rápidamente nos vestimos y nos fuimos por rumbos separados, luego me dijo que tuvo que sobornar a esa empleada para asegurar su silencio pero sin duda lo mejor para mí que en la siguiente junta que hubo el mismo me ascendió al cargo que por años había buscado tener de administradora y me enfatizo que de esa manera yo iba poder ascender todo lo que quisiera en esta empresa.
Ambos iniciamos a besarnos con toda pasión, con aun más pasión que la primera vez, mientras nos besamos Armando comenzó a tocarme mi zona intima debajo la falda de mi vestido y como consecuencia a esto de inmediato me moje toda, ¡Quiero hacerte el amor! Me dijo suavemente al oído, -Lo sé y también quiero- le conteste.
Relato erótico enviado por putita golosa el 29 de August de 2010 a las 23:31:22 - Relato porno leído 513554 veces