Mi jovencita amante III

En mis relatos anteriores conté de las aventuras de Lisi de 17 años y yo de 58 y como nos mantuvimos en contacto. Un dia entré al messenger y Lisi estaba “Online”. Le pregunté cuando volvería a verla y me dijo que tal vez esa misma noche ya que se estaba quedando en casa de su abuela quien vive con su hija, o sea con la tía de Lisi, y las escuchó hablar de salir a cierto lugar en el auto de su tía. Y si ambas salían esa noche, ella se quedaría sola y podría irse conmigo ya que ambas estarían fuera tal vez como hora y media. Le dije que tendríamos muy poco tiempo por el tiempo que consumirían los viajes. Entonces le propuse no salir y vernos en la casa de su abuela y así tendríamos mas tiempo. Tras un breve silencio me escribió… “está bien, pero no podemos estar mucho tiempo”. ¡Yes! había convencido a mi chica y el plan estaba en marcha. Dijo que me avisaría por messenger cuando se fueran, tiempo que aproveché para bañarme y prepararme para la “fiesta”.

El sólo hecho de saber que estaría con ella, y además en una situación de riesgo, aumentaba mi morbo y me subía la adrenalina. Existía el peligro de que llegaran antes de lo esperado y me sorprendieran en la casa “chingando” a su “inocente” niña. Considerando nuestras edades, las posibles consecuencias de eso todos las conocemos. Pero como dice el dicho… “cuando la de abajo se para, la de arriba no piensa”. Al poco rato leí en el messenger… “ya se fueron”. Salí en mi auto “volando bajito” y llegué hasta el centro comercial que le queda cerca. Yo no sabía cómo llegar a la casa así que la llamé de mi celular y ella me fué dirigiendo hasta llegar. Habían vecinos cerca pero si eso a ella no le importaba pues mucho menos a mi.

Me estacioné frente a la casa y ella salió a la puerta a recibirme. Me esperaba bañadita con su pelo suelto semi húmedo, vestida con unos pantalones shorts pegaditos y una blusa blanca sin brassier. Calzaba unas modernas sandalias que dejaban ver sus deditos. Todo lo que se hacía y se ponía, por sencillo que fuera se le veía bien. Era como un don natural que hacía lucir codiciable aquel cuerpo joven y sensual. Entramos y cerró la puerta con seguro. El saberme solo con ella en la casa me ponía a mil. Allí frente a la puerta buscó mis labios y nos besabamos mientras mis manos indomables acariciaban su pelo, su espalda y aquellas nalgas que tanta lujuria me despertaban. Ella sintió mi “tranca” en posición de batalla y se separó, me sonrió y tomándome de la mano me dirigió hasta el cuarto.

Me recordó que no podíamos estar mucho tiempo y comenzó a desvestirse. Yo observaba todos sus movimientos y detalles que luego quedarían grabados en mi memoria. Al quitarse el pantalón me di cuenta que no llevaba panties. Y ya completamente desnuda se acostó en la cama boca arriba con las piernas semi abiertas. Me miraba y sonreía como diciéndome “aquí te espero”. Me desvestí y fuí sobre ella. Su cuerpo emanaba erotismo y un olor a hembra, a recién bañada y a juventud. No había mucho tiempo para prolongar los jugueteos, así que luego de besarla y pasar mi mano por su cuerpo y tetas, metí mi cara entre sus piernas y comenzé a mamarle aquella “chocha” preciosa y afeitadita. Abrió completamente sus piernas mientras yo hacía fiesta con mi lengua. Chupaba su clítoris, lamía su culo y ella se me entregaba confiada.

Al ratito, me subí sobre su pecho con una pierna a cada lado para que me lo mamara y así lo hizo. Pero la noté un poco incómoda y me moví acostándome boca arriba. Ella se acomodó entre mis piernas y volvió a mamármelo ya en una posición mas cómoda. La veía como se metía mi “maceta” en su boca y lo disfrutaba. Entonces se trepó sobre mí de frente y se “clavó” comenzando con unos movimientos hacia atrás y hacia adelante, estaba super caliente. Movida por el placer se inclinaba hacia atrás pero en esa postura mi “maceta” se le salía. Volvía a metérselo y al volver los movimientos volvía a salirse. Entonces sin sacarlo me senté sobre la cama y la pegué a mí. Ella puso sus brazos alrededor de mi cuello y quedó de frente a mí, sentada y clavada, con sus tetas de frente y las piernas a los lados.

En ésta nueva postura ya no se salía y ella dejando ir hacia atrás su cabeza, disfrutaba de aquella clavada que ella misma se proporcionaba, donde su propio peso hacía que bajara hasta hacer contacto con mi pubis y mi ”maceta” le entrara completa, mientras yo mordisqueaba sus pezones. Yo la abrazaba, la besaba, acariciaba su espalda y agarraba sus nalgas. Bajaba mi dedo por entremedio de sus nalgas y estimulaba su culito que se movía al compás de sus movimientos, mientras ella gemía entregada al placer. Luego cambiamos de posición y la puse en cuatro. Ella se acomodó con las piernas bien abiertas ofreciéndome aquel banquete de agujeros.

Me situé detrás de ella agarrándola por sus caderas y lo acomodaba en su agujero frontal cuando sorpresivamente me lo agarró y se lo puso en el culo. La puta estaba caliente de verdad. Pues si ella insistía yo no me oponía, así que por el culo la clavé. En ésta ocasión, distinto a las veces anteriores, ella estaba tomado iniciativas y eso me gustaba. Mientras le daba por el culo le acariciaba la espalda, le estimulaba su clítoris, le agarraba las tetas. Y ella con mi “maceta” adentro, gemía y culeaba disfrutándolo al máximo. Entonces cambió de posición y se acostó boca arriba con las piernas abiertas. Yo me acomodé entre sus piernas y la clavé por su “chocha” chorreante de flujos.

Me apoyé con mis brazos a sus lados pero no me acosté completo sobre ella, y eso me permitía ver como entraba y salía mi “maceta” de aquella cueva rasurada y candente. Seguí con mi mete y saca y ella me acompañaba con sus propios movimientos. Mamaba sus tetas y le sonreía y ella me devolvía la sonrisa reflejando en su rostro el placer. Noté un leve incremento en sus movimientos y supe que estaba cerca su orgasmo. Levantó sus piernas en el aire bien abiertas mientras sus gemidos aumentaban de volumen. Yo tomé sus piernas y las puse sobre mis hombros y me incliné hacia adelante, su “chocha” y culo quedaron empinados. Aceleró su respiración y yo aceleré mis movimientos. Entonces agarrada de mis brazos soltó un profundo gemido y varias contracciones que la dejaron relajada.

Acababa de venirse, pero aún faltaba yo que también lo tenía cerca. Ella lo sabía y permaneció en la misma posición esperando por mí. Sentí la leche venir y la clavaba frenético. Con un profundo gemido sentí como me vaciaba dentro de mi joven y preciosa niña amante y quedé tendido sobre ella. Después de varios minutos de descanso notamos que el tiempo había corrido y que debía irme lo antes posible. Mientras nos vestíamos, miré alrededor del cuarto y noté que las cosas que habían como que no iban a tono con el modernismo y personalidad de ella. Entonces le pregunté si ese era su cuarto y me dijo… “No, éste es el de mi abuela”. ¡La muy morbosa putita me llevó a tener nuestra aventura sexual en la cama de la abuela!... jajaja. Pues ya vestido me fuí no sin antes darnos un beso de despedida bien rico en la boca.

Al otro dia la encontré nuevamente en el messenger y le pregunté si todo había estado bien y me dijo… “Sí, todo bien, como a los 10 minutos de tu irte llegó mi tía”. Y yo me dije… ¡Uff!... que cerca estuvo esa…