Su voz había sonado muy singular, casi felina. Me desnude precipitadamente y corrí a montarla. Mi pene se encontraba a punto de estallar.
Relato
Así amigos míos fue como el verano pasado lo pase con mi ardiente tía, dejo a la elección de pensar si es verdad o no, desde luego yo sí sé que fue verdad, y lo que más me gusta de todo esto es que a finales de este mes volveré a pasar mis vacaciones a su casa…., como estaré ocupado atendiéndole como ella se merece, se los cuento hoy.
Empezaré a contar los acontecimientos por motivos de trabajo a mis 19 años, fui a la ciudad en que mi tío mayor de mi padre vive y trabaja como jefe de guardia nocturna en una gran empresa.
Mi tía era una mujer atractiva, no una belleza, pero tampoco resultaba fea. Poseía unas hermosas tetas, grandes y redondas, y un cuerpo no demasiado delgado.
Al anochecer nos fuimos con mi primo de de doce años hijo de la tía quien tiene dos hijos este y una beba de 9 años, a la cama.
Hasta entonces yo nunca me había fijado en ella; pero, a partir de aquella noche, todo cambio de repente. Estábamos mi primo y yo en la cama dispuestos a dormir, cuando entro mi tía a darnos las buenas noches. La luz estaba apagada y no pude ver claro; pero me dio la impresión de que ella no llevaba nada debajo del camisón; mi primo pide un vaso de agua y ella lo trae…
Al rato reapareció y, efectivamente, no llevaba nada debajo del camisón transparente. Se le veían las tetas, que resultaban grandes con unos pezones que destacaban muchísimo; y al andar le daban unos saltos, como se mecían
Como tampoco llevaba bragas pude verle el pubis, que se hallaba bastante poblado de vello. Esto me produjo una fuerte impresión, pues nunca antes la había visto desnuda. Fue mi tía, en aquel momento, la mujer mas maravillosa que había contemplado en toda mi vida. A mi me atraen las mujeres maduras, me encantan si son casadas, ahora si ellas tienen hijos me excitan…, la tía cumplía las tres y aun más se me había mostrado sin querer desnuda a través de esa bata transparente.
No podía dormir pensando en ese cuerpo, pensaba como sería besar ese pubis poblado de vellos recorrer esos senos con mis manos, desesperado fui al baño a refrescarme y a darme el gusto con un consolador manoseo de mis genitales… Pero al pasar por la entre abierta puerta del dormitorio de mi tía, quien estaba sola ya que mi tío por trabajar de guardia nocturno no llegaba hasta eso de las 6:30 horas, siento gemidos y suspiros de placer…, abrí mas la puerta y vi un espectáculo maravilloso, sin taparse por las sabanas mi tía tenía el dedo metido en su vagina y con la otra mano se acariciaba las tetas. Cuando se dio cuenta de mi presencia, se quedo completamente quieta. No dijo ni una sola palabra.
Pensé que había llegado el momento.
Yo estaba por fin junto a ella; y no podía desaprovechar la oportunidad que se me presentaba. Así que me metí en la cama encima de ella. Comencé a besar sus tetas y a acariciar los pezones. Llorisqueaba y gemía entre asustada y ardiente de deseos de ser apareada La tenía completamente dispuesta a cohabitar conmigo.
Fue en aquel momento cuando ella tomó iniciativa. Se abrió de piernas, me cogió el pene crecido, grueso y firme suavemente y lo colocó a la entrada de su sexo. Lentamente fue metiéndosela hasta que yo no pude más. No tardé mucho en eyacular, pues estaba terriblemente excitado.
Llegamos juntos al orgasmo; y fue verdaderamente maravilloso. Yo no podía imaginar que el placer resultase tan intenso.
Descansamos un poco; y cuando yo estaba repuesto me propuso copular de otra manera diferente. Se puso en cuatro patas a lo perrita caliente excitada, dándome a mí la espalda y con las piernas abiertas. Agarrado de esas maravillosas tetas y se la metí hasta el fondo chocando mis testículos con sus labios vaginales. Mientras con mis manos le iba acariciando las tetas, cosa que le dio a ella más placer. Como gemía y suspiraba entre cortada, mientras saboreaba mis besos girando la cabeza para que nuestros labios se unieran, estaba totalmente perturbada mientras recibía mis duras estocadas en su matriz.
Yo fui aguantando sin eyacular todo lo que más pude, deseando que durara mucho aquel goce hasta la eternidad. Pero llegó el momento y me descargue. Resultó un orgasmo prolongado y satisfactorio. Ella jadeaba y gemía de placer; mientras, yo creía que me desmayaba de calentura. Fue algo que desde luego no se puede narrar y hay que vivirlo, con esta maravillosa hembra. Sentir como mi leche tibia inundaba su matriz y luego esa leche escurría por sus muslos. Luego vuelvo a mi cama a descansar y dormir al día siguiente ya estaba en casa mi tío y ella me sirve el desayuno y manosea mi pene al servirme. Diciéndome en mis oídos a la noche te espero.
Recuerdo que esa noche mis primos se quedaron en casa de sus abuelos, mi tío no volvería hasta el día siguiente. Mi tía me recibió en su dormitorio llevando una lencería erótica que había comprado en una boutique,
Prontamente, ella se tendió en la cama con las piernas abiertas. La tanga de seda negra que medio cubría sus ingles disponía de una abertura que dejaba al descubierto un panorama de su vagina inmenso. Por otra parte, la vellosidad que tanto me había excitado en su cuerpo desnudo, aparecía como rizada. Esta mujer deseaba nuevamente ser adúltera infiel.
Su voz había sonado muy singular, casi felina. Me desnude precipitadamente y corrí a montarla. Mi pene se encontraba a punto de estallar.
Besé esa hermosa vagina, absorbí e intenté mordisquear, hasta que me di cuenta de que necesitaba controlar la respiración como si estuviera buceando. Sobre todo cuando mi tía se cerró de muslos, incorporó la parte superior de su cuerpo y me sujetó la cabeza con sus manos... Estaba en pleno orgasmo, chorreaba como si se meara. Aún no la penetraba y estaba en plena labor de satisfacerse.
Casi nunca había apareado así a una mujer, cabalgándome con tanta fuerza. Sus grandes tetas quedaban casi a la altura de mi boca. La cogí por las caderas, me alcé un poco para intensificar la clavada y, a la vez, me entregué a chupar los gordos pezones. Un bebé hambriento no lo hubiera hecho con tanta dedicación, a la vez que mi pene chapoteaba en el interior de un matriz que intentaba cerrarse, pero le resultaba imposible al contener tantos caldos.
Los cosquilleos prosiguieron, pero dentro de su vientre, mi glánde trataba de clavarla en su matriz lo más profundo. No tengo muchos pelos; sin embargo, todos se erizaron. Ella había dejado que la apareara; y cuando entendió que mi empalamiento le aseguraba una penetración prolongada, me agarró con sus labios vaginales mi pene y como tiraba de ellos, luego gira, se colocó dándome la espalda y se fue agachando hasta quedar en cuatro patas.
Cuando abrí los ojos, la vi y estábamos de frente al espejo del armario. Su reflejo era la de una mujer entusiasmadísima recibiendo mis duras penetraciones en su vientre. Me deslice para abrazarla. Con una lencería tan sexy, el desnudo de su cuerpo resultaba excepcional, la tenía clavada a lo perrito y ella gimió adolorida ante la dura penetración y no paramos, ella de quejarse y yo de incrementar mis movimientos carnales al tener a una mujer madura, casada con hijos ensartada dándome un festín con su sexo, esta mujer de 32 años gemía y gemía diciéndome soy tuya, eres mi macho…, esto es sexo no como me lo da tu tío, dame más… inúndame con tu semen. Estremeciéndose y temblando con las llegadas de sus orgasmos, mientras musitaba tuya…, tuya. Prontamente le anego su matriz con mi semen y ella solloza feliz diciéndome este es semen rico, calentito, y de chorros potentes… ¡Ah, Ah, Ah!.
Nos relajamos en la cama abrazados y nos dormimos.
Ahora cada fin de semana que puedo visito a este tío, en verdad el no me interesa, pero su ardiente señora, mi tía adúltera infiel conmigo, su sobrino si me interesa y no descansaré de aparearme con ella hasta fecundarla. Me enajenaba fecundar mujeres maduras casadas con hijos.