mi locuaz compañera de viaje

Mi locuaz compañera de viaje.


Viajo en bus a la capital y llevo de compañera de asiento a una mujer madura de 36 años, habladora como solo ella, me cuenta parte de su vida y de su vida matrimonial me dice que esta casada con una hija de 6 años, fruto de su matrimonio con Ariel de 40 años a quien lleva con una interconsulta médica por los problemas que tiene y que ella está preocupada porque no ha realizado sexo desde hace mas de ocho meses, como vamos pocos pasajeros en el bus ellos se fueron y están sentado mas adelante en primera fila junto a su hija. Erika así se llama esta viajera está preocupada por su marido y también por ella me cuenta, pues haber me dice, eres un joven (tengo 17 años y ocho meses), pero creo que me creerás y me comprenderás por que estoy tan deseosa de sentirme empotrada por un buen pene, al ver tu gran paquete sé que tienes uno de buen calibre que me desesperas, me encantaría sentírtelo dentro de mí y como eres joven te enseñaría como se debe hacer el amor, sonriendo lo dice; en eso pasan ofreciendo mantas para cubrirse por la noche y estamos en el último par de asientos con el baño como compañero de la otra columna de asientos es decir vamos solos al final del bus, mira hacia delante y ve a su marido durmiendo con su hija en los primeros asientos, se tapa con la manta y se acurruca de lado apretando su culo contra mi cuerpo, no soy un experto, pero mi pene se encabritó con el roce, mas aun cuando ella dice le saque la falda para que no se le arrugue, maliciosamente le respondo yo debería sacarme los pantalones por lo mismo, hazlo me dice, solo en calzoncillos rozando el culo de ella solo en calzones realizaron maravillas en mi pene nunca había tenido a este tan tieso, tan largo, se desarrollo ante los refregones que nos daba el bus en sus saltos, no pude contenerme y comencé a rozarla con mi pene fuera de mis calzoncillos, tapados por las mantas, ella no dijo nada cuando lo sintió entre sus piernas, luego me dice oye si no lo sacas de ahí tendrás que hacerme disfrutar de este pues estoy desesperada por una cópula bien ejecutada y se baja sus bragas, mi miembro engrosó mas y se dilato lo que mas pudo, la sentía a ella mojada entre sus piernas esta paro su culo acercándolo mas sus posaderas hacia mi pene y este aprovechando esa humedad se posó suavemente entre estas y comenzó a ingresar en esa gruta enmarañada de pelo.

La hizo vibrar de placer, se revolvía entre las frazadas, pero la sujetaba con mis brazos para que no me moviera demasiado ya que podía sacarme mi pene de su vagina. Alcanzó un enorme orgasmo a los pocos minutos de tenerla penetrada, eyaculó tanto líquido vaginal que parecía que se estaba orinando, mi enorme verga se movía aceleradamente dentro de su vagina, ella se mordía sus manos para no gritar de felicidad y placer, por la humedad entregada por ella yo sentía que mi miembro llegaba hasta sus ovarios, pero ella quería que se la metiera aún más, estaba hecha toda una puta, con sus largas piernas se movía para obligarme a poseerla más duro y más profundo, mis bombeos son ahora más fuertes; en un momento siento que mi pene empieza a palpitar dentro de ella estoy llegando al clímax, le echo un chorro enorme de esperma dentro de sus entrañas, que lo rebalsa, el semen empieza a salir de su interior y moja sus nalgas y sus muslos, jadeábamos en ese momento, jadeábamos como dos animales en coito fuerte posteriormente a mi venida, moviendo todo su cuerpo con cada bombeo mío.

A Erika se le había desordenado su ropa, por entre su blusa asoma un seno, se había trepado sobre la butaca de mi asiento y ahora estaba montado con sus piernas abiertas encima de mí, sentía los pelitos vaginales de su entre piernas por mis piernas, ese cuadro me estimuló sexualmente y sin darme cuenta estaba chupándole el seno y mis manos recorriéndola, en su sexo se había introducido en el interior de ella mi miembro nuevamente. Comenzó un movimiento oscilatorio mordía sus dedos para no gemir, la acomodé a lo perrito mordía su nuca ella movía su cabeza desesperada ante la llegada de sus orgasmos y mi pene vibraba cuando sentía la llegada de su clímax, prontamente vacié mis espermas en sus entrañas inundándola y ensalzándome, mientras por sus piernas fluían nuestros emisiones carnales.

Cansados nos dormimos un par de horas, me despertó unas lamidas en mi pene Erika me mamaba mi miembro con desesperación obteniendo como premio que este se empinara elevándose a su máxima firmeza y dureza. No lo desaprovechó y acoplándome con sus piernas abiertas me monto como una experta jineta mientras se meneaba con desesperación y aprovechaba los saltos del bus para insertárselo más profundamente consiguiéndole gemidos de sus labios y me besaba con desesperación ante la llegada de una nueva culminación de su voracidad lujuriosa entregándome su cuerpo de mujer adultera mientras clamaba en mis oídos… soy tuya, eres mi amo y señor, soy tu esclava…, mientras mi pene vaciaba en el interior cerca de sus ovarios litros de semen…, cuanto deseaba estos ataques sexuales, estaba desesperadas por ellos ahora tu me apaciguaste. Como premio seré tuya por toda mi vida cuando me necesites estaré a tu destreza amatoria.

Llegando a la capital buscó ella un hostería y contrató dos piezas en una dormiría ella y su hija en la otra los dos hombres, Durante el día hicimos nuestros trámites y por el anochecer nos encontramos en esta comunicándome ella que su marido quedó esa noche en el hospital por exámenes.

Que noche, apenas se durmió su hija ella se pasó a mi pieza, imagínense lo que perseguía, Eran mis primeros encuentros sexuales y me dominaban por mas de una hora nos entregamos a los juegos eróticos finalizando con un apareamiento extraordinario en donde ocupe ambos agujeros de esa vehemente mujer, me monto a lo jinete, luego me ofreció su culo para que se lo destrozara según sus palabras, a continuación cuando lloraba de placer al ser poseída la abrí de piernas y le ensarte su vulva ingresando mi miembro como dueño y señor de esa posesión mientras ella gemía y lloraba desesperada clavándome sus uñas en mi espalda antes las contorsiones de sus orgasmos entregándose a mí como su dueño, amo y nuevo marido suspirándome en mis oídos eres lo máximo, eres dueño de mi cuerpo, es tuyo agotándose de sus néctares lujuriosos los cuales junto a mis emisiones carnales se desbordaban de sus entrañas escurriendo por sus piernas hasta la cama.

Al día siguiente le entregaron a su esposo y con un diagnóstico de diabético y que debería cuidarse para recuperarse o no volvería a ser un semental según el médico, a ella poco le importaba ya que me dijo tengo mi nuevo semental y amo, mi nuevo marido que me destroza en la cama.

Esa noche dormimos nuevamente en la pozada y ella me fue a buscar a medianoche cuando su hija se durmió y su marido roncaba feliz, me llevó a una nueva pieza que había arrendado y en ella nuevamente me exigió ser rematada sexualmente por mi pene, me lo lamió, besó, acarició luego se lo introdujo en su matriz y me sacudió al ritmo de sus meneos de cadera que la llevaron nuevamente a saciar sus encantos afrodisíacos y eróticos dejándome como un trapo estrujado con sus desaguisados encuentros de apareamiento carnales.

Volvimos a nuestra ciudad y llevamos cinco meses de exquisita convivencia erótica adultera y ella como premio está embarazada de tanto semen recibido en su matriz de este semental.

Hoy cumplimos diez meses de apareamiento erótico adultero, ella lleva en su seno un embarazo de siete meses, a pesar de ello es una gelatina moviéndose en la cama cuando es penetrada por mi miembro, aclamándome como su macho, su estupendo marido dice.
Luego me comenta que a pesar de nuestro cuidado de no levantar sospechas su concuñada la esposa del hermano mayor de su marido, Ana de 40 años sospecha y vas a tener que callarla a razón de empotrarla a ella y hacerla feliz en la cama pues su marido hace tiempo que trabaja en las minas del norte y viene una vez cada dos meses esta unos días y se va, a veces sin unión de apareamiento dejándola babosa por un anhelante y esperado coito que no llega, a pesar de sus dos hijos de tu edad, uno tiene 14 y el otro 17 años, tu los conoces, me dice.